121458.fb2 Cetaganda (на испанском) - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 18

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15

A la altura de los ojos de Miles, la cubierta floreciу en un bosque de botas rojas cuando el escuadrуn de Benin entrу en la habitaciуn, desarmу y arrestу a los soldados de Kety, y finalmente los sacу de allн con las manos sobre la cabeza. Kety y Naru se fueron con ellos, apretados como dos lonchas de jamуn entre hombres de ojos duros que no parecнan interesados en escuchar explicaciones.

Kety gruсу y la procesiуn se detuvo un momento frente a uno de los enviados de Barrayar. Miles oyу la voz de Kety, frнa como el hielo:

— Felicidades, lord Vorpatril, espero que pueda usted sobrevivir a su victoria.

— Ajб? — dijo Ivan.

Ah, dйjenlo tranquilo. Era demasiado difнcil tratar de explicarle a Kety su confusiуn con respecto a la pequeсa cadena de mando de Miles. Tal vez Benin sн lo veнa claro. Una palabra severa del sargento del escuadrуn y los hombres empujaron a los prisioneros hacia el corredor.

Cuatro botas negras y brillantes se desprendieron de la multitud y se pararon frente a la nariz de Miles. Hablando de explicaciones…

Miles torciу la cabeza y levantу la vista hacia el paisaje extraсo y distorsionado de las caras de Ivan y el coronel Vorreedi. Sentнa el suelo fresco bajo la mejilla y no podнa moverse. De todos modos, no tenнa ganas de levantarse.

Ivan se inclinу. Miles vio la cabeza al revйs en el aire y oyу decir en tono tenso y preocupado:

Estбs bien?

— P-p-picana… No es-es… nada.

— Bien — dijo Ivan y lo levantу tirбndole del uniforme.

Miles colgу un momento, temblando y retorciйndose como un pez en un anzuelo, hasta que recuperу un equilibrio inestable. Se apoyу en Ivan porque no podнa sostenerse por sн mismo. Su primo le puso una mano bajo el codo para ayudarlo. No hizo comentarios.

El coronel Vorreedi mirу a Miles de arriba abajo:

— Voy a dejar que el embajador presente la protesta correspondiente por este tratamiento, teniente. — La expresiуn distante del coronel sugerнa que en realidad pensaba que el hombre de la picana se habнa quedado corto con sus agresiones-. Vorob'yev va a necesitar toda la municiуn disponible. Creo que usted ha creado el incidente diplomбtico mбs extraordinario de toda su carrera diplomбtica.

— Ah, coronel — suspirу Miles-, pre-predigo que no tras-trascenderб nada de este incidente. Espere y ve-verб.

El ghemcoronel Benin estaba inclinбndose frente a las haut Pel y Nadina en el otro extremo de la habitaciуn mientras les ofrecнa sillas-flotantes, pantallas de fuerza, ropas y asistentes ghemladies. Arrestбndolas en el estilo en que estaban acostumbradas?

Miles dirigiу una mirada a Vorreedi.

— Ivan le… le ha contado algo, seсor?

— Eso espero — dijo Vorreedi con una voz cargada de amenazas.

Ivan asintiу. Pero despuйs de un momento agregу:

— Mmm… lo que pude… Teniendo en cuenta las circunstancias.

Es decir, con los espнas cetagandanos dando vuelta alrededor, supuso Miles. Todo, Ivan? Lo mнo todavнa estб intacto?

— Admito que sigo sin poder asimilarlo del todo… — dijo Vorreedi.

— Q-quй pasу c-cuando me fui del Criadero Estrella? — le preguntу Miles a Ivan.

— Me despertй y no estabas. Creo que fue el peor momento de mi vida… sabнa que te habнas ido en alguna de esas misiones locas que tanto te gustan, sin уrdenes, sin apoyo.

— Ah, pero tъ eras mi apoyo, tъ has sido mi retaguardia, Ivan — murmurу Miles y se ganу una mirada furiosa-. Una retaguardia muy competente, como acabas de demostrar…

— Sн, una retaguardia en tu estilo favorito… inconsciente en el suelo, sin posibilidad de poner algo de sentido comъn en los procedimientos. Viniste a que te mataran o algo peor, y todo el mundo me hubiera echado la culpa a mн. Lo ъltimo que me dijo tнa Cordelia cuando salimos de Barrayar fue: «Y trata de que no se meta en lнos, lo harбs, Ivan?"

Miles oнa con toda precisiуn las cadencias cansadas e irritables de la condesa Vorkosigan en la parodia de Ivan.

— Y… bueno, en cuanto comprendн lo que estaba pasando, me escapй de las hautladies…

— Cуmo…?

— Por Dios, Miles, son como mamб multiplicada por ocho. ЎAj! Y la haut Rian insistiу en que fuera a ver al ghemcoronel Benin, cosa que yo pensaba hacer de todos modos… Йl sн que tiene la cabeza en su sitio… — Benin caminу despacio hacia el grupo, posiblemente atraнdo por el sonido de su nombre en labios de Ivan-. Me escuchу, por suerte. Yo dirнa que entendнa mejor que yo todas las tonterнas que le soltй.

Benin asintiу.

— Es que yo estaba monitoreando las actividades inusuales que se detectaban alrededor del Criadero Estrella… — Alrededor, no dentro. Por supuesto-. Mis investigaciones me habнan hecho sospechar que pasaba algo con uno o varios de los hautgobernadores, asн que habнa preparado algunos escuadrones y los tenнa en уrbita, en estado de alerta.

— Vamos, ghemcoronel, escuadrones… _ironizу Ivan-. Hay tres naves imperiales de guerra ahн afuera.

Benin sonriу levemente y se encogiу de hombros.

— El ghemgeneral Chi-Chilian no sabe nada, creo yo — interrumpiу Miles-. Pero tal vez u-usted qui-quiera interrogarlo sobre las actividades de su esposa, la haut Vio.

— Ya lo hemos detenido — le asegurу Benin.

Detenido, no arrestado. De acuerdo. Benin parecнa estar al corriente por ahora. Pero se habrнa dado cuenta de que todos los gobernadores estaban en el asunto? O habнa elegido a Kety como ъnico chivo expiatorio? Asunto interno de Cetaganda, se recordу Miles. No era trabajo suyo enderezar el gobierno cetagandano aunque la idea le resultara tentadora. Su deber se limitaba a sacar a Barrayar del atolladero. Sonriу mirando la burbuja blanca que protegнa a la Gran Llave.

Nadina y Pel consultaban a un grupo de hombres de Benin; en lugar de tratar de bajar la pantalla de fuerza, estaban haciendo arreglos para transportar la silla y su precioso contenido hasta el Criadero Estrella.

Vorreedi mirу a Miles con amargura.

— Una cosa que lord Vorpatril no me explicу satisfactoriamente, teniente Vorkosigan, es la razуn por la que usted no nos contу el incidente inicial a pesar de la importancia del objeto que habнa caнdo en sus manos…

— Kety estaba tratando de involucrar a Barrayar, seсor. Necesitaba pruebas para demostrar que…

Vorreedi fue inexorable.

— Sus razones personales, seсor…

— Ah. — Miles pensу en fingir que aъn seguнa afectado por el daсo de la picana y quedarse sin habla. No, lбstima… Lo cierto era que sus motivos personales eran oscuros incluso para йl. Por quй habнa querido hacerlo? Por quй querнa estar al mando antes de que la complejidad de los hechos hubiera convertido a la supervivencia en el asunto prioritario? Ah, sн… un puesto en una nave. Era eso.

Esta vez no, muchacho. Frases antiguas pero evocativas como control del daсo le pasaron por la cabeza.

— En realidad, seсor, al principio no sabнa que se trataba de la Gran Llave. No la reconocн. Pero cuando la haut Rian se puso en contacto conmigo, los hechos pasaron con suma rapidez de lo aparentemente trivial a lo extremadamente delicado. Cuando me di cuenta de la profundidad y la complejidad del complot del hautgobernador, ya era demasiado tarde.

— Demasiado tarde para quй? — preguntу Vorreedi con brusquedad.

Miles no necesitу fingir una sonrisa enferma: aъn tenнa todo el cuerpo dolorido.

Pero al parecer, Vorreedi se habнa convencido de que Miles no era un agente encubierto al mando de Simon Illyan, despuйs de todo.

Eso es lo que tъ quieres que crean, recuerdas? Miles mirу la cara del ghemcoronel Benin, que escuchaba, fascinado, un poco separado del grupo.

— Usted me habrнa sacado de la investigaciуn, seсor. Es asн y usted lo sabe. En el agujero de gusano, todos creen que soy un invбlido con un cуmodo puesto de correo al que he llegado por enchufe. La idea de que tal vez sirva para tareas mбs importantes es algo que el teniente lord Vorkosigan no hubiera tenido la oportunidad de probar en circunstancias normales.

Frente al mundo en general, cierto. Pero Illyan sabнa el papel que habнa desempeсado Miles en el Centro Hegen y en otros lugares, y el primer ministro, lord Vorkosigan, padre de Miles, tambiйn lo sabнa y el emperador Gregor, y todos los que tenнan importancia en el gobierno de Barrayar. Hasta Ivan conocнa su extraordinario йxito como agente secreto. En realidad, los ъnicos que seguнan ignorбndolo eran… los que йl acababa de vencer. Los cetagandanos.

Entonces para quй has hecho todo esto? Para brillar a los ojos de la haut Rian? Sуlo para eso? O estabas pensando en otro pъblico?

El ghemcoronel Benin descifrу lentamente el parlamento de Miles.

— Usted querнa ser un hйroe, no es eso?

— Tanto que no le importaba de quй imperio? Le daba lo mismo ser hйroe de Cetaganda que de Barrayar? — agregу lord Vorreedi en voz baja.

— Acabo de servir al imperio de Cetaganda, eso es cierto. — Miles ensayу una reverencia temblorosa en direcciуn a Benin-. Pero mi principal objetivo era Barrayar. El hautgobernador Kety tenнa planes muy desagradables para Barrayar. Y yo los desbaratй.

— Ah, sн? — dijo Ivan-. Y dуnde habrнais acabado tъ y esos planes si no hubiera aparecido yo?

— Ah. — Miles sonriу-. Pero yo ya habнa ganado. Kety no lo sabнa, eso es todo. Lo ъnico que seguнa siendo dudoso era mi supervivencia personal.

— Entonces — dijo Ivan, exasperado-, por quй no entras en Seguridad de Cetaganda, eh, primito? Tal vez el ghemcoronel Benin te dй algъn puesto en una nave.

Mierda, Ivan lo conocнa demasiado.

— Poco probable — dijo Miles, como amargura-. Soy demasiado bajo.

Las cejas del ghemcoronel Benin se torcieron un poco sobre su frente ancha.

— En realidad — siguiу diciendo Miles-, la ъnica instituciуn que me aceptу como agente, si es que fui agente de alguien, es el Criadero Estrella, no el imperio. No servн al imperio de Cetaganda, servн a las haut. Pregъnteles a ellas. — Hizo un gesto hacia Pel y Nadina, que estaban a punto de salir de la habitaciуn mientras las asistentes giraban a su alrededor tratando de hacerlas sentir mбs cуmodas.

— Mmmm. — El ghemcoronel Benin pareciу desinflarse un poco.

Palabras mбgicas. Las faldas de una hautconsorte eran una fortificaciуn mбs fuerte de lo que Miles hubiera pensado hacнa tres semanas.

Maniobrada por hombres con rayos tractores de mano, la burbuja de la haut Nadina se levantу en el aire y saliу de la habitaciуn. Benin le dirigiу una mirada, se volviу hacia Miles y abriу la mano frente a su pecho en un principio de reverencia.

— De todos modos, teniente lord Vorkosigan, mi Seсor Celestial, el emperador haut Fletchir Giaja, me ha pedido que lo lleve a su presencia. Ahora.

Miles era muy capaz de reconocer una orden imperial cuando la oнa. Suspirу e hizo una reverencia en honor de la orden de Benin.

— Por supuesto… Ah… — Dirigiу una mirada a Ivan y a un Vorreedi sъbitamente inquieto. No estaba del todo seguro de que quisiera testigos de la entrevista. Tampoco estaba seguro de que prefiriese estar solo.

— Sus… amigos pueden acompaсarlo — aceptу Benin-. Con la salvedad de que no tienen permiso para hablar a menos que se les invite a hacerlo.

Invitaciуn que, si se hacнa, sуlo podнa provenir de labios del Seсor Celestial. Vorreedi asintiу, satisfecho en parte. Ivan empezу a practicar su truco de la invisibilidad.

Los soldados de Benin condujeron y escoltaron al grupo barrayarйs sin arrestarlos, por supuesto: un arresto de enviados galбcticos habrнa violado el protocolo diplomбtico. Sostenido por Ivan, Miles se encontrу junto a la haut Nadina en el umbral.

— Quй joven tan agradable — comentу Nadina en tono bajo y bien modulado mientras hacнa un gesto hacia Benin, que caminaba por el corredor dirigiendo a sus tropas-. Tan bien vestido… ese hombre entiende la forma correcta de hacer las cosas… Tenemos que hacer algo por йl, no te parece, Pel?

— Claro, claro — dijo Pel y saliу por la puerta.

Despuйs de un largo trayecto por la gran nave, llegaron al transbordador de Seguridad cetagandana. Benin no habнa perdido de vista a Miles en ningъn momento. Parecнa tan frнo y alerta como siempre, pero habнa cierto tono secreto… cierta complacencia que atravesaba el maquillaje facial.

Seguramente, el arresto de su comandante por alta traiciуn habнa dado una satisfacciуn suprema a Benin. El ъnico punto alto de una carrera no muy destacada. Miles hubiera apostado dуlares betaneses contra arena a que Naru era el hombre que habнa asignado al decoroso y aseado Benin la tarea de cerrar el caso de la muerte de Ba Lura, es decir, le habнa asignado un fracaso.

— A propуsito, general Benin — se atreviу a decir Miles-, le felicito por haber resuelto un asesinato tan complicado.

Benin parpadeу.

— Coronel Benin — corrigiу.

— Eso es lo que usted cree. — Miles flotу hacia adelante y se acomodу en el asiento mбs agradable que encontrу, junto a una ventana.

— No creo que haya visto esta cбmara de audiencias en toda mi vida — le susurrу el coronel Vorreedi a Miles mientras miraba todo a su alrededor-. No se usa para ceremonias diplomбticas ni pъblicas.

No habнan ido a parar a un pabellуn sino a un edificio bajo y cerrado en el cuadrante norte del Jardнn Celestial. Los tres barrayareses habнan pasado una hora en una antecбmara tratando de descansar el cuerpo mientras por dentro crecнa la tensiуn. Los atendнa una docena de ghemguardias amables y solнcitos, que se ocupaban de todas sus necesidades fнsicas, pero se negaban a atender cualquier pedido de comunicaciуn con el exterior. Benin se habнa marchado con las haut Pel y Nadina. En vista de la compaснa cetagandana que los rodeaba, Miles no habнa informado a Vorreedi. Se habнa limitado a intercambiar algunas frases en voz baja con su superior.

La habitaciуn le recordaba a Miles la Cбmara Estrella: sencilla, adornos superfluos, deliberadamente serena, de sonidos bajos, pintada en tonos frescos de azul. Las voces tenнan una cualidad sorda que sugerнa que la habitaciуn estaba encerrada en un cono de silencio. Los dibujos del suelo traicionaban la presencia de una gran mesa para comuconsola y asientos que se elevaban en caso de reuniones importantes. Por ahora, sin embargo, todos estaban de pie.

Habнa otro huйsped esperando y Miles levantу las cejas, sorprendido. Ahн estaba lord Yenaro, de pie junto a un ghemguardia de uniforme rojo terracota. Yenaro parecнa pбlido; unas ojeras violбceas y oscuras le rodeaban los ojos, como si no hubiera dormido en tres dнas. Llevaba la misma ropa negra que le habнa visto Miles. en la exposiciуn de bioestйtica, pero ahora aparecнa toda arrugada y ajada. El ghemlord abriу mucho los ojos cuando vio a Miles y a Ivan. Volviу la cabeza y tratу de no mirarles. Miles le hizo un gesto alegre con el brazo y consiguiу que Yenaro le devolviera el saludo de mala gana. El gesto le provocу un terrible dolor de cabeza entre las cejas.

Pero entonces, empezaron a pasar cosas, mejor dicho a llegar personas, y Miles se olvidу al instante del dolor.

Primero entrу el ghemcoronel Benin, que se instalу y despidiу a los guardias. Lo seguнan las haut Pel, Nadina y Rian en sus sillas flotantes, con las pantallas desconectadas. Las tres se acomodaron a un costado de la habitaciуn. Nadina habнa escondido el extremo cortado del cabello entre el vestido. Era la ropa que Pel le habнa entregado: no se habнa cambiado. Todas habнan estado encerradas informando a los hombres y seguramente la reuniуn habнa transcurrido en el nivel mбs alto posible, porque poco despuйs entrу una figura conocida y los guardias se apostaron en el corredor exterior.

De cerca, el emperador haut Fletchir Giaja parecнa mбs alto y mбs delgado que cuando Miles lo habнa visto de lejos en las ceremonias fъnebres. Tambiйn parecнa mбs viejo, a pesar del cabello negro. Por el momento, llevaba ropa informal, siempre dentro de los estбndares imperiales: apenas una media docena de capas de tela blanca sobre la malla masculina holgada, pero el blanco era cegador, como correspondнa a su papel como primer afectado por la tragedia de la muerte de la emperatriz.

A Miles no le asustaban los emperadores, pero Yenaro casi se tambaleу como si fuera a desmayarse y hasta Benin se movнa con extrema formalidad frente a Fletchir. Miles se habнa criado como hermano adoptivo del emperador Gregor y en algъn lugar de su mente el tйrmino emperador estaba relacionado con una definiciуn como alguien con quien lugar al escondite. En el contexto de Cetaganda, esas suposiciones podнan ser algo asн como un campo psicolуgico minado. Ocho planetas y mayor que papб, se recordу Miles, tratando de inculcarse una deferencia apropiada frente a la ilusiуn de poder que pretendнa suscitar la parafernalia imperial. En un extremo de la habitaciуn, una silla se elevу del suelo para recibir lo que Gregor hubiera llamado sardуnicamente El Culo Imperial. Miles se mordiу los labios.

Por lo visto, iba a ser una audiencia muy privada, porque Giaja dirigiу una indicaciуn a Benin para que se acercara y le hablу en voz baja. Benin despidiу al guardia de Yenaro. Sin йl, quedaron sуlo los tres barrayareses, las dos consortes planetarias, ademбs de Rian, Benin, el emperador y Yenaro. Nueve, el quуrum tradicional para un juicio.

Bueno, siempre era mejor que enfrentarse a Illyan. Tal vez el haut Fletchir Giaja no solнa utilizar el sarcasmo como arma dialйctica. Pero cualquier pariente de esas mujeres haut tenнa que ser peligroso e inteligente. Miles tragу saliva para ahogar un estallido de explicaciones y balbuceos. Espera que te hablen primero, muchacho.

Rian parecнa pбlida y grave, pero eso no significaba nada: Rian siempre parecнa pбlida y grave. Una ъltima punzada de deseo se convirtiу en una brasa furtiva y pequeсa en el corazуn de Miles, una brasa secreta y enquistada como un tumor. Pero todavнa temнa por ella. Ese miedo le enfriaba el pecho.

Lord Vorkosigan — rompiу el silencio la voz de barнtono de Fletchir Giaja, una voz exquisita.

Miles reprimiу la tentaciуn de mirar a su alrededor: despuйs de todo no habнa ningъn otro lord Vorkosigan presente; dio un paso adelante y se puso en posiciуn de descanso, como en un desfile.

— Seсor.

— Todavнa no… no entiendo cuбl ha sido su papel en los hechos de los ъltimos dнas. Y cуmo llegу a desempeсar ese papel.

— Mi papel era el de chivo expiatorio, seсor; el gobernador Kety me lo concediу. Pero yo no cumplн con el papel que me asignaron.

El emperador frunciу el ceсo frente a esa respuesta no del todo directa.

— Explнquese.

Miles mirу a Rian.

— Todo?

Ella inclinу la cabeza en un gesto casi imperceptible.

Miles cerrу los ojos en una plegaria breve y confusa a cualquier dios que estuviera escuchбndole, los abriу de nuevo y se lanzу una vez mбs a la descripciуn de su primer encuentro con Ba Lura en el vehivaina personal; esta vez, el relato incluнa a la Gran Llave. Por lo menos, la escena tenнa la ventaja de ser la confesiуn que le debнa a Vorreedi, confesiуn extraсa en un lugar donde el jefe de Seguridad tenнa totalmente prohibido reaccionar o hacer comentarios.

Vorreedi, un hombre sorprendente, no dejу traslucir emociуn alguna, excepto por un mъsculo rebelde que le saltaba por encima de la mandнbula.

— En cuanto descubrн a Ba Lura en la rotonda del funeral, degollado — siguiу diciendo Miles-, me di cuenta de que mi desconocido oponente me habнa puesto en la posiciуn lуgicamente imposible de tener que negar una negaciуn. Ahora que me habнan obligado a meter las manos en la llave falsa mediante el truco de Ba Lura, no habнa forma de probar que Barrayar no habнa efectuado el cambio, excepto con el testimonio real del ъnico testigo ocular que ahora estaba frente a mн, en el suelo, muerto. O localizando la Gran Llave verdadera. Y eso fue lo que me propuse. Y si la muerte de Ba Lura no era un suicidio sino un asesinato sumamente complejo que se querнa hacer pasar por suicidio, era evidente que alguien de nivel muy alto en la Seguridad del Jardнn Celestial estaba cooperando con los asesinos. Eso significaba que no me convenнa acercarme a Seguridad Cetagandana y pedir ayuda. Pero despuйs alguien asignу el caso al ghemcoronel Benin, y seguramente le dijo que su carrera se verнa muy beneficiada si se conseguнa un rбpido veredicto de suicidio. Alguien que subestimу completamente las habilidades de Benin como oficial de Seguridad — — y sus ambiciones-. A propуsito, no fue el ghemgeneral. Naru?

Benin asintiу; habнa un leve brillo en su mirada.

— Por la razуn que fuera, Naru decidiу que el ghemcoronel Benin oficiarнa bien de chivo expiatorio. Recurrir a chivos expiatorios se estaba convirtiendo ya en un modus operandi de las operaciones del grupo, como usted sabrб si ya ha interrogado a lord Yenaro… — Miles levantу una ceja y mirу a Benin-. Veo que ha dado con lord Yenaro antes que los agentes de Kety. Creo que a pesar de todo, me alegro.

— Tiene toda la razуn del mundo — le contestу Benin con tranquilidad-. Lo encontramos anoche… a йl y a su alfombra, un objeto muy interesante, por cierto. Su relato fue crucial para que yo respondiera como lo hice cuando llegу la… la sъbita explosiуn de informaciуn y demandas de ayuda por parte de su primo…

— Ya veo. — Miles cambiу el peso del cuerpo de una pierna a la otra: su posiciуn de descanso se estaba torciendo un tanto. Se frotу la cara porque no parecнa el lugar ni el momento mбs adecuado para rascarse entre las piernas.

— Su situaciуn fнsica le exige tomar asiento? — preguntу Benin, repentinamente solнcito.

— No se preocupe. — Miles respirу hondo-. La primera vez que el ghemcoronel Benin me interrogу, tratй de dirigir su atenciуn hacia las sutilezas de la situaciуn. Por suerte, el ghemcoronel es un hombre sagaz y su lealtad a usted — y a la verdad— tuvo mбs peso que las veladas amenazas de Naru.

Benin y Miles intercambiaron miradas francas y llenas de agradecimiento.

— Kety tratу de entregarme al Criadero Estrella con la falsa acusaciуn de Ba Lura — prosiguiу Miles-. Pero por suerte, los tнteres volvieron a rebelarse. Quiero felicitar a la haut Rian por su reacciуn serena frente a una emergencia. No perdiу la cabeza y no se dejу llevar por el pбnico: eso me permitiу seguir adelante con mi plan para limpiar el honor de Barrayar. Ella… ella es una honra para los haut. — Miles la mirу, ansioso, tratando de encontrar alguna seсal de complicidad en esa cara impasible. Dуnde estamos?, pero ella siguiу mirando al frente, atenta y lejana, como si la pantalla de fuerza de la hautburbuja se hubiera incorporado a su piel-. La haut Rian sуlo tuvo una preocupaciуn: el futuro de los haut. No pensу en su propia seguridad ni en su carrera. — Aunque, claro, la definiciуn de el futuro de los haut era discutible-. Yo dirнa que la fallecida Augusta Madre eligiу bien a la Doncella.

— Eso no es algo que le corresponde juzgar a usted, barrayarйs — dijo lentamente el haut Fletchir Giaja.

Miles no supo descifrar si el tono de la frase era divertido o enojado.

— Discъlpeme usted, seсor, pero le aseguro que yo no me ofrecн voluntario para esta misiуn. Me empujaron a ella. Para bien o para mal, mis juicios nos han traнdo hasta aquн.

Giaja pareciу sorprendido, hasta cierto punto atуnito, como si nunca le hubieran devuelto en la cara una de sus amables insinuaciones.

Benin se puso tenso y Vorreedi hizo un gesto de horror con el cuerpo. Ivan suprimiу una sonrisa de apenas un milнmetro y siguiу con su rutina de Hombre Invisible.

El Emperador desviу la conversaciуn hacia otro terreno.

— Y cуmo se vio usted involucrado con lord Yenaro?

— Mmm… desde mi punto de vista, quiere usted decir? — Sin duda Benin ya le habнa presentado el testimonio de Yenaro y era evidente que el Emperador estaba controlando a sus testigos. Con frases cuidadosamente neutrales, Miles describiу las tres ocasiones en que los enviados de Barrayar habнan sido el blanco de las bromas cada vez mбs letales de Yenaro. Insistiу en sus propias teorнas sobre lord X. La cara de Vorreedi cambiу a un color cada vez mбs verdoso cuando Miles narrу el episodio de la alfombra. Miles agregу con cuidado-: En mi opiniуn, que creo probada por el incidente de la bomba de asterzina, lord Yenaro era una vнctima, tanto como yo e Ivan. Ese hombre no es un traidor. — Miles suprimiу por completo el principio de una sonrisa en su propia cara-. No podrнa hacer algo asн, no tiene arrestos suficientes.

Yenaro se retorciу, pero siguiу guardando silencio. Sн, insistamos con la sugerencia de que se nos debe algo de piedad imperial a todos los presentes, asн tal vez haya alguna para el que mбs la necesita.

Benin hizo un gesto a Yenaro que, con una voz inexpresiva, confirmу el relato de Miles. Benin llamу a un guardia y pidiу que se llevaran al ghemlord. Quedaron ocho en el centro del interrogatorio imperial. Seguirнan saliendo uno tras otro hasta que no quedara mбs que uno?

Giaja permaneciу sentado en silencio durante un rato, despuйs hablу en cadencias muy formales y moduladas.

— Creo que con esto es suficiente para juzgar lo que concierne al Estado. Ahora debemos dedicarnos a los haut. Haut Rian, puede usted quedarse con su criatura de Barrayar. Ghemcoronel Benin, por favor, podrнa esperar fuera con el coronel Vorreedi y lord Vorpatril hasta que yo lo llame?

— Sire. — Benin hizo un saludo militar y se llevу a su grupito de barrayareses, todos insatisfechos.

Oscuramente alarmado, Miles interrumpiу:

— Pero… no desea usted que se quede Ivan, Seсor Celestial? Йl lo vio casi todo.

— No — replicу Giaja, tajante.

Bueno, eso era todo. Hasta que Miles e Ivan estuvieran fuera del jardнn Celestial, fuera del imperio y camino a casa, no habrнa lugar mбs seguro que junto al emperador. Miles se resignу con un suspiro. Y despuйs, de pronto, se quedу helado frente al enorme cambio en la atmуsfera de la habitaciуn.

Las miradas femeninas, que antes habнan enfocado el suelo como correspondнa a su condiciуn, se elevaron hacia las caras de los demбs. Sin esperar un permiso, las tres sillas flotantes se acomodaron en cнrculo alrededor de Fletchir Giaja, que se sentу con la cara sъbitamente mбs expresiva: una cara mбs seca, mбs furiosa, mбs irritada que antes. La reserva cristalina de los haut se desvaneciу en una nueva intensidad. Miles se tambaleу.

Pel le dirigiу una mirada.

— Dale una silla, Fletchir — dijo-. El guardia de Kety lo sometiу a sus habituales tratos… ya sabes.

En lugar de ensaсarse con Pel, sн.

— Como quieras, Pel. — El Emperador tocу un control en el apoyabrazos de su silla. Una silla se elevу a los pies de Miles, que se derrumbу en ella, agradecido y mareado.

— Espero que todas hayбis entendido ahora — dijo el haut Fletchir Giaja con mбs rigor— la sabidurнa de nuestros antepasados al decidir que el imperio y los haut tuvieran sуlo una interfaz. Yo. Sуlo un veto. El mнo. Las cuestiones relativas al hautgenoma deben permanecer al margen de la polнtica. De ese modo no caerбn en manos de polнticos que no entienden los propуsitos de los haut. Eso incluye a la mayorнa de nuestros amables ghemlores, como creo que te ha probado el ghemgeneral Naru, Nadina. — Un rayo de ironнa feroz, sutil… Miles empezу a dudar de su primera percepciуn de los asuntos sexuales en Eta Ceta. Y si Fletchir Giaja era haut primero y hombre despuйs… y las consortes eran hauts primero y mujeres despuйs…? Quiйn estaba a cargo en ese lugar, si Fletchir Giaja mismo se reconocнa producto del arte inestimable de su madre?

— Desde luego — asintiу Nadina, con una mueca.

Rian suspirу.

— Quй se puede esperar de un mestizo como Naru? Pero el que sacudiу mi confianza en la visiуn de la Seсora Celestial es el haut Ilsum Kety. Ella dijo muchas veces que la ingenierнa genйtica sуlo es capaz de sembrar y que para seleccionar el grano se necesita la competencia. Pero Kety no era ghem, era haut. El hecho de que tratara de llevar a cabo su plan… me hace pensar que tenemos mucho que hacer antes de pasar a la etapa de selecciуn del grano.

— Lisbet siempre mostrу cierta inclinaciуn por las metбforas primitivas — recordу Nadina con disgusto.

— Pero tenнa razуn en cuanto a la diversidad — dijo Pel.

— En principio — aceptу Giaja-. Pero esta generaciуn no es el momento adecuado. La poblaciуn haut aъn puede expandirse mucho en el espacio que ocupan ahora las clases bajas sin necesidad de conquistar mбs territorio. El imperio se encuentra ahora en un perнodo ineludible de asimilaciуn.

— En las ъltimas dйcadas, las Constelaciones limitaron deliberadamente su expansiуn numйrica para conservar una posiciуn econуmica favorable — observу Nadina, quien sin duda desaprobaba esa idea.

— Tъ ya lo sabes, Fletchir — interrumpiу Pel-, una soluciуn alternativa factible es exigir mбs cruces de Constelaciones por edicto imperial. Una especie de autoimpuesto genйtico. Serнa una decisiуn revolucionaria pero Nadina tiene razуn. Cada dйcada que pasa, las Constelaciones se hacen mбs decadentes y mбs lujosas, innecesariamente lujosas, quiero decir.

— Creнa que el principal objetivo de la ingenierнa genйtica era evitar el desgaste natural de la evoluciуn al azar y reemplazarlo por la eficiencia de la razуn — interrumpiу Miles. Las tres hautmujeres se volvieron a mirarlo, atуnitas, como si una planta hubiera ofrecido una crнtica a una rutina de fertilizaciуn desde la maceta-. Bueno… eso creнa… — terminу Miles en una voz mucho mбs baja.

Fletchir Giaja sonriу, una sonrisa leve, astuta y tormentosa. Un poco tarde, Miles se preguntу por quй lo habнan dejado quedarse por sugerencia/orden de Giaja. Tenнa la desagradable sensaciуn de estar en medio de una conversaciуn con una cantidad de corrientes subterrбneas y cruzadas que tiraban en tres direcciones diferentes al mismo tiempo. Si Giaja pretende transmitir algo, me. gustarнa que usara una comuconsola para enviar el mensaje.

Miles sentнa que todo el cuerpo le latнa siguiendo la dolorosa pulsaciуn de la cabeza. Era mбs de la medianoche de uno de los dнas mбs largos de su corta vida.

— Voy a llevar tu veto al Consejo de Consortes — dijo Rian con lentitud-, pero tienes que ocuparte del asunto de la diversidad, Fletchir. Me refiero a que te ocupes mбs directamente. Si esta generaciуn no es el momento, de todos modos hay que empezar a preparar una soluciуn. Y el mйtodo de la copia de seguridad es demasiado arriesgado: lo que pasу es prueba suficiente.

— Minin — aceptу a medias Fletchir Giaja. Mirу a Miles con dureza-. De todos modos… Pel… cуmo diablos se te ocurriу vaciar el contenido de la Gran Llave por todo el sistema Eta Ceta? Como broma, no me parece divertida.

Pel se mordiу el labio; sus ojos bajaron al suelo en un gesto nada habitual en ella.

Miles dijo con firmeza:

— No fue una broma, seсor. Nos enfrentбbamos a una muerte segura e inminente. La haut Rian habнa dicho que la primera prioridad era recuperar la Gran Llave. Los receptores del mensaje tenнan la Llave, pero no la cerradura; desde su punto de vista de ellos, era una chбchara informбtica sin ningъn valor. No tenнan los bancos genйticos. Pero eso nos aseguraba que usted podrнa recuperarla, tal vez de forma fragmentaria, despuйs de nuestra muerte, y en ese caso, lo que hiciera Kety ya no tenнa importancia.

— El barrayarйs dice la verdad — afirmу Pel.

— La mejor estrategia sigue estas pautas — asegurу Miles-. Hay que conseguir lo que se quiere, la vida tiene menos importancia. — Guardу silencio.

La mirada de Fletchir Giaja parecнa decir que tal vez los bбrbaros de otros planetas no tenнan ningъn derecho a hacer comentarios que pudieran interpretarse como burla a las habilidades de la difunta madre del Emperador, aunque esas habilidades se hubieran dedicado en ъltima instancia al diseсo de un plan en contra del hijo.

Esta gente es imposible. No se puede hablar con ellos. Quiero irme a casa, pensу Miles, cansado.

— Quй va a pasar con el ghemgeneral Naru?

— Serб ejecutado — dijo el Emperador. Habнa que darle crйdito: era evidente que la idea no le causaba mucha alegrнa-. El cuerpo de Seguridad tiene que ser… seguro.

Miles no podнa discutir eso.

— Y el haut Kety? Otra ejecuciуn?

— Se va a retirar inmediatamente. Deberб someterse a una supervisiуn constante por motivos de salud. Si no estб de acuerdo, que se suicide.

— Piensan obligarlo a suicidarse si es necesario?

— Kety es joven. Va a elegir la vida y otros dнas y oportunidades.

— Y los gobernadores?

Giaja frunciу el ceсo con disgusto, mirando a las consortes.

— Podemos concluir el caso cerrando los ojos. Pero no creo que consigan muchos puestos pъblicos en lo que les queda de vida.

— Y… — Miles dirigiу una mirada a las damas-. Y la haut Vio? Quй pasa con ella? Los otros trataron de cometer homicidio. Ella lo consiguiу.

Rian asintiу.

— Le vamos a ofrecer la posibilidad de elegir — dijo con voz inexpresiva-. Reemplazar a Ba Lura, vivir sin sexo, sin pelo y en condiciуn de ba, con el metabolismo alterado, el cuerpo mбs grueso… y volver a una vida en el Jardнn Celestial como tanto deseaba. O un suicidio sin dolor.

— Y quй… quй decidirб?

— El suicidio, espero — dijo Nadina con sinceridad.

Una justicia distinta para cada uno. Ahora que la excitaciуn de la caza habнa desaparecido, Miles sintiу un asco enorme frente a los despojos de la matanza. Y por esto he puesto en peligro mi vida?

— Y la haut Rian? Y yo?

Fletchir Giaja le dirigiу una mirada frнa y distante, a muchos aсos luz de distancia.

— Voy a retirarme a pensar en ese… ese problema.

Despuйs de una breve consulta en voz baja, el Emperador llamу a Benin para que escoltara a Miles, pero, escoltarlo adуnde? A casa, a la embajada o de cabeza a la mazmorra mбs cercana? Habнa mazmorras en el jardнn Celestial?

A casa, segъn parecнa, porque Benin devolviу a Miles a la compaснa de Vorreedi e Ivan, y los llevу a la puerta oeste, donde los esperaba un auto de la embajada de Barrayar. Ahн se detuvieron y el ghemcoronel se dirigiу a Vorreedi.

— No podemos controlar lo que ustedes incluyen en sus informes oficiales, coronel. Pero mi Seсor Celestial… — Benin hizo una pausa para seleccionar un tйrmino conveniente y delicado-. Mi Seсor Celestial espera que no aparezca nada de lo que han visto y oнdo hoy en los rumores sociales de la ciudad.

— Eso puedo prometerlo, creo yo — dijo Vorreedi con sinceridad.

Benin asintiу, satisfecho.

— Puedo contar con su palabra de honor al respecto?

Habнa hecho sus deberes con respecto a las costumbres de Barrayar, entonces. Los tres barrayareses dieron su palabra de honor y Benin los liberу al aire hъmedo de la noche. Faltaban unas dos horas para el amanecer, supuso Miles.

El auto de la embajada estaba en sombras, por suerte. Miles se acomodу en un rincуn; envidiaba a Ivan por su habilidad para hacerse invisible, hubiera querido poder saltarse las ceremonias del dнa siguiente y volver a casa inmediatamente. Pero no. Si habнa llegado hasta aquн, era muy capaz de seguir hasta el amargo final.

Vorreedi habнa llegado mбs allб de la emociуn y ahora viajaba en silencio. Sуlo una vez se dirigiу a Miles en tono frнo.

— Quй diablos creнa usted que estaba haciendo, Vorkosigan?

— Impedн que el imperio de Cetaganda se dividiera en ocho unidades agresivas. Hice fracasar los planes de provocar una guerra entre algunas de esas unidades y Barrayar. Sobrevivн a un intento de asesinato y ayudй a atrapar a tres traidores. No eran traidores a Barrayar, eso lo admito. Ah. Y resolvн un asesinato. Suficiente para un viaje, creo yo.

Vorreedi luchу consigo mismo un momento y despuйs ladrу:

— Es usted agente especial o no?

En una lista de los que necesitaban saberlo… no figuraba el nombre de Vorreedi. No en ese momento. Miles suspirу por dentro.

— Bueno, si no soy un agente especial… me he comportado como si lo fuera, no le parece?

Ivan hizo un gesto de espanto. Vorreedi volviу a sentarse. No hizo ningъn comentario, pero todo su cuerpo irradiaba exasperaciуn. Miles sonriу con amargura en la oscuridad.