122717.fb2
Muchas personas han contribuido en la redacción de este libro, con consejos, con apoyo, o con los frutos de sus investigaciones, algunos a sabiendas y otros sin darse cuenta. Entre otros, quisiera dar personalmente las gracias:
Al doctor Keith Campbell, del Instituto Roslin, el cocreador de Dolly, por haberme explicado con gran paciencia el proceso de clonación.
A Steve Jones, escritor y profesor de genética del Laboratorio Galton del University College London, por sus brillantes ideas.
A Jason Carmel, estudiante de medicina, por sus soberbias e infatigables investigaciones sobre la clonación, el ADN, los telómeros, las autopsias y el proceso de envejecimiento.
A Arthur Kopit, por su amistad y por sus contribuciones y sugerencias literarias.
A los doctores Paul Skolnick, Daniel Lieberman y Stephen Ludwig, por compartir generosamente conmigo sus conocimientos médicos.
A Malcolm Gladwell y Lawrence Wright, por sus artículos en el New Yorker, que aportaron un material básico, y a Gina Kolata, reportera científica del New York Times, por el material de su innovador libro, Clone.
A Larry Lieberman y Trisha Harper por sus informes sobre el terreno acerca de Arizona.
A Gilly y Harry Lventis, por su amable compañía y por su gentil hospitalidad en Barbados.
A Catherine Mullally, por el material acerca de la cultura gullah.
A Stephanie Hughley, por sus consejos sobre viajes, y a Nancy y Caesar Banks, por recibirme en su acogedor Weekender Lodge en Sapelo Island, Georgia.
A Linda Lake, investigadora del New York Times, por su ayuda.
A Joe Lelyveld, director ejecutivo del New York Times, por haberme concedido un permiso de excedencia, y a Martin Gottlieb, subdirector de la sección de cultura, por hacer posible que me lo tomara.
A Peter y Susan Osnos, por sus sabios consejos. A Kathy Robbins, mi agente, por sus impagables consejos y por sus comentarios literarios.
A Neil Nyren, de Penguin Putnam Inc., por la firmeza y la brillantez con que corrigió el manuscrito.
A Liza Darnton, por sus sensatos comentarios acerca del original.
Y, naturalmente, a Nina Darnton, por proporcionarme absolutamente de todo, desde sugerencias acerca del argumento y los personajes, hasta cambios en la trama, pasando por el apoyo físico y espiritual.