123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 102

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Manos desconocidas levantaron a Harry con brusquedad del suelo. Antes de poderlos detener, alguien hurgó en sus bolsillos y sacó la varita de endrino. Harry se apretó la cara, que le dol´ıa terriblemente. Parec´ıa irreconocible bajo sus dedos, tirante, hinchada e inflamada, como si hubiera sufrido una violenta reacción alérgica. Sus ojos se hab´ıan reducido a ranuras por las que apenas pod´ıa ver; sus gafas se cayeron cuando lo sacaron atado de la tienda: todo lo que pod´ıa apreciar eran las borrosas formas de cuatro o cinco personas arrastrando también a Ron y Hermione fuera, que forcejeaban.

“¡Apartaros... de... ella!” gritó Ron. Hubo el inconfundible sonido de pu˜nos golpeando carne: Ron gru˜nó de dolor y Hermione gritó:

“¡No! ¡Dejadlo en paz, dejadlo en paz!”

“A tu novio le van a hacer cosas peores que estas si está en mi lista.” dijo la voz horriblemente familiar y rasposa. “Una chica deliciosa... qué bocado... me encanta la suavidad de su piel...”

El estómago de Harry se revolvió. Supo quién era, Fenrir Greyback, el hombre lobo al que se le permit´ıa llevar ropas de mort´ıfago a cambio de contratar su salvajismo.

“¡Registrad la tienda!” dijo otra voz.

Harry fue arrojado de cabeza al suelo. Un golpe sordo le contó que hab´ıan tirado a Ron a su lado. Pudieron o´ır pasos y estrépito; estaban tirando sillas dentro de la tienda mientras buscaban.

“Ahora, veamos a quiénes tenemos” dijo la voz de Greyback con deleite por encima de sus cabezas, y a Harry lo giraron hasta quedar boca arriba. El rayo de luz de una varita cayó en su cara y Greyback se rió.

“Necesitaré cerveza de mantequilla para lavar a este. ¿Qué te ha pasado, feo?”

Harry no contestó de inmediato.

“He dicho” repitió Greyback, y Harry recibió un golpe en el diafragma que lo hizo doblarse de dolor. “¿Qué te pasó?”

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CAPÍTULO 23. LA MANSI ÓN DE LOS MALFOY

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“Picado” farfulló Harry. “Me picaron.”

“S´ı, lo parece” dijo una segunda voz.

“¿Cómo te llamas?” gru˜no Greyback.

“Dudley” dijo Harry.

“¿Y tu nombre?”

“Yo... Vernon. Vernon Dudley”

“Comprueba la lista, Scabior” dijo Greyback, y Harry lo oyó moverse lateralmente para bajar la vista hacia Ron. “¿Y qué hay de ti, pelirrojo?”

“Stan Shunpike” dijo Ron.

“¡Y un cuerno!” dijo el hombre llamado Scabior. “Conocemos a Stan Shunpike, ha hecho algunas cosas para nosotros.”

Hubo otro golpe sordo.

“Soy Barny” dijo Ron, y Harry pudo notar que su voz estaba llena de sangre. “Barny Weasley”

“¿Un Weasley?” dijo Greyback con voz rasposa. “As´ı que estás emparentado con esos traidores de sangre incluso si no eres un sangre sucia. Y finalmente, tu peque˜na y guapa amiga...” el deleite de su voz le puso la carne de gallina a Harry.

“Calma, Greyback” dijo Scabior por encima de las mofas de los otros.

“Oh, todav´ıa no la voy a morder. Veremos si es un poco más rápida que Barny en recordar su nombre. ¿Quién eres, ni˜na?”

“Penelope Clearwater” dijo Hermione. Sonaba aterrorizada, pero convincente.

“¿Cuál es tu estatus de sangre?”

“De sangre mezclada” dijo Hermione.

“Bastante fácil de comprobar” dijo Scabior. “Pero todos estos parecen tener edad de estar en Hogwarts...”

“Nos hemos ido” dijo Ron.

“¿As´ı que os habéis ido, eh, pelirrojo?” dijo Scabior. “¿Y decidisteis ir de camping?

¿Y pensasteis, que para re´ıros, pod´ıais usar el nombre del Se˜nor Tenebroso?”

“No para re´ırnos” dijo Ron. “Un accidente.”

“¿Accidente?” hubo más risas burlonas.

“¿Sabes quién sol´ıa usar el nombre del Se˜nor Tenebroso, Weasley?” gru˜nó Greyback.

“La Orden del Fénix. ¿Te dice algo?”

“No.”

“Bueno, no le muestran el debido respeto al Se˜nor Tenebroso, as´ı que el nombre se ha hecho Tabú. Unos pocos miembros de la Orden han sido rastreados de esa forma. Ya veremos. ¡Atadlos con los otros dos prisioneros!”

Alguien levantó a Harry por el pelo, lo arrastró un corto espacio, lo empujó hasta dejarlo sentado y empezó a atarlo espalda contra espalda con otra gente. Harry todav´ıa estaba medio ciego, apenas capaz de ver nada a través de sus hinchados ojos. Cuando por fin el hombre que los ataba se marchó, Harry le susurró a los otros prisioneros: CAPÍTULO 23. LA MANSI ÓN DE LOS MALFOY

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“¿Alguien todav´ıa tiene varita?”

“No” dijeron Ron y Hermione a cada lado.

“Esto es todo culpa m´ıa. Dije el nombre. Lo siento...”

“¿Harry?”

Era una voz nueva pero conocida, y ven´ıa directamente de detrás de Harry, de la persona atada a la izquierda de Hermione.

“¿Dean?”

“¡Eres tú! ¡Si se enteran de a quién han cogido...! Son Merodeadores, sólo están buscando a gente haciendo novillos para sacar dinero...”