123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 108

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Harry golpeó el brazo de Ron para evitar que gritara, y Ron pareció horrorizado ante su error. Se oyeron pasos cruzando el techo arriba, Draco llevando a Griphook ante Bellatrix.

Los enormes ojos con forma de pelota de tenis de Dobby estaban abiertos de par en par, estaba templando de los pies a las orejas. Estaba de vuelta en la casa de sus antiguos amos, y esto claramente le hab´ıa dejado petrificado.

“Harry Potter” chilló con su más fina y temblorosa voz. “Dobby ha venido a rescatar-te.”

“¿Pero como...?”

Un horrendo grito ahogó las palabras de Harry. Hermione estaba siendo torturada de nuevo. Saltó a lo esencial.

“¿Puedes Desaparecerte fuera de esta celda?” preguntó a Dobby, quien asintió, sus orejas aletearon.

“¿Y puedes llevar humanos contigo?”

Dobby asintió de nuevo.

“Vale. Dobby, quiero que cogas a Luna, Dean y al Se˜nor Ollivander, y los lleves a...

los lleves a...”

“La casa de Bill y Fleur” dijo Ron. “¡Shell Cottage a las afueras de Tinworth!”

El elfo asintió por primera vez.

“Y después vuelve,” dijo Harry. “¿Puedes hacerlo, Dobby?”

“Por supuesto, Harry Potter “susurró el peque˜no elfo. Se acercó presuroso hasta el Se˜nor Ollivander, que parec´ıa estar apenas consciente. Tomó una de las manos del fabricante de varitas en una de las suyas, después extendió la otra a Luna y Den, ninguno de los cuales se movieron.

“¡Harry, queremos ayudarte!” susurró Luna.

“No podemos dejarte aqu´ı” dijo Dean.

“¡Marchaos los dos! Os veremos en la casa de Bill y Fleur.”

Mientras Harry hablaba, su cicatriz ardió peor que nunca, y por unos segundos bajó la mirada, no hacia el fabricante de varitas, sino hacia otro hombre que era igual de viejo, CAPÍTULO 23. LA MANSI ÓN DE LOS MALFOY

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igual de delgado, pero re´ıa desde˜nosamente.

“¡Mátame entonces, Voldemort, doy la bienvenida a la muerte! Pero mi muerte no te conseguirá lo que buscas... Hay mucho que no entiendes...”

Sintió la furia de Voldemort, pero cuando Hermione gritó otra vez despertó, volviendo a la celda y al horror de su propio presente.

“¡Vamos!” imploró a Luna y Dean. “¡Vamos! ¡Os seguiremos en seguida!”

Ellos cogieron los dedos extendidos del elfo. Se oyó otro ruidoso crack y Dobby, Luna, Dean y Ollivander se desvanecieron.

“¿Qué fue eso?” gritó Lucius Malfoy sobre sus cabezas. “¿O´ısteis eso? ¿Que fue ese ruido en la celda?”

Harry y Ron se miraron el uno al otro.

“¡Draco... no, llama a Colagusano! ¡Haz que vaya a comprobarlo!”

Unos pasos cruzaron la habitación arriba, después se hizo un silencio. Harry sab´ıa que la gente del salón de dibujo estaba escuchando en busca de más ruidos desde la celda.

“Vamos a tener que intentar abalanzarnos sobre él” le susurró a Ron. No ten´ıan elección. En el momento en que alguien entrara en la habitación y viera la ausencia de los tres prisioneros, estar´ıan perdidos.” Deja las luces encendidas, “a˜nadió Harry, y oyeron los pasos de alguien descendiendo al otro lado de la puerta, retrocedieron contra la pared del otro lado.”

“Quedáos atrás.” les llegó la voz de Colagusano. “Quedáos lejos de la puerta. Voy a entrar.”

La puerta se abrió. Durante una fracción de segundo Colagusano miró al interior de la aparentemente vac´ıa celda, iluminada por tres soles en minuatura que flotaban en medio del aire. Entonces Harry y Ron se lanzaron sobre él. Ron agarró la varita de Colagusano y obligándole a apuntarla hacia arriba.

Harry le estampó una mano en la boca, amortiguando su voz. Lucharon en silencio. La varita de Colagusano emit´ıa chispas, su mano plateada se cerró alrededor de la garganta de Harry.

“¿Qué pasa, Colagusano?” gritó Lucius Malfoy arriba.

“¡Nada!” gritó Ron en respuesta, en una pasable imitación de la voz chillona de Colagusano. “¡Todo bien!.”

Harry a penas pod´ıa respirar.

“¿Vas a matarme?” consiguió decir Harry, intentando apalancar los dedos de metal.

“¿Después de que te salvé la vida? ¡Me debes una, Colagusano!”

Los dedos de plata se aflojaron. Harry no lo hab´ıa esperado. Se liberó atónito, manteniendo la mano sobre la boca de Colagusano. Vio los llorosos ojillos de rata abiertos de miedo y sorpresa. Parec´ıa tan sorprendido como Harry por lo que hab´ıa hecho, ante ese diminuto y misericordioso impulso que le hab´ıa traicionado, y volvió a estrangularle más poderosamente, como para compensar ese momento de debilidad.

“Y necesitamos esto” susurró Ron, arrancándole a Colagusano la varita de su otra mano.

Sin varita, indefenso, las pupilas de Pettigres se dilataron de terror. Sus ojos hab´ıan resbalado de la cara de Harry hasta otro sitio. Sus propios dedos de plata se estaban CAPÍTULO 23. LA MANSI ÓN DE LOS MALFOY

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moviendo inexorablemente hacia su propia garganta.

“No...”

“Sin detenerse a pensar, Harry intentó tirar hacia atrás de la mano, pero no hab´ıa forma de detenerla. La herramienta de plata que Voldemort hab´ıa dado a su sirviente más cobarde se hab´ıa vuelto contra su desarmado e indefenso propietario. Pettigrew estaba recibiendo la recompensa por su vacilación, por su instante de piedad; estaba siendo estrangulado ante sus ojos.

“¡No!”

Ron hab´ıa soltado también a Colagusano, y juntos él y Harry intentaban apartar los dedos de metal de la garganta de Colagusano, pero fue inútil. Pettigrew se estaba volviendo azul.

“¡Relashio! ” dijo Ron, apuntando la varita hacia la mano de plata, pero no ocurrió na-da.

Pettigrew cayó de rodillas, y en el mismo momento, Hermione soltó un grito atormen-tado arriba. Los ojos de Colagusano se pusieron en blanco en su cara púrpura; dio una última sacudida, y se quedó quieto.

Harry y Ron se miraron el uno al otro, después dejaron el cuerpo de Colagusano en el suelo tras ellos, y corrieron escaleras arriba hacia el pasillo ensombrecido que conduc´ıa al salón de dibujo. Se arrastraron cautelosamente hasta alcanzar la puerta del salón de dibujo, que estaba entreabierta. Ahora ten´ıa una vista clara de Bellatrix que bajaba la mirada hacia Griphook, que sujetaba la espada de Gryffindor en su manos de dedos largos.

Hermione yac´ıa a los pies de Bellatrix. Apenas se mov´ıa.