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No era su intención gritar, pero la furia y el pánico amenazaban con abrumarlo. Miró su reloj mientras ella planeaba lejos de él. Era un cuarto para las doce.
- Esto es urgente. ? dijo con fiereza. ? Si esa diadema está en Hogwarts, tengo que encontrarla, rápido.
- No eres el primero que codicia esa diadema ? dijo ella desde˜nosamente -. Generaciones enteras de estudiantes me han acosado -
- ¡Esto no es para sacar mejores calificaciones! ¡No es para usarla! ? Harry gritó ? Es acerca de Voldemort ? vencer a Voldemort ? ¿o no estás interesada en eso?
Ella no pod´ıa sonrojarse, pero sus mejillas transparentes se volvieron más opacas, y su voz sonaba acalorada cuando replicó: - ¡Por supuesto que yo - ¿Cómo te atreves a sugerir-?
- ¡Pues ayúdame entonces!
Su compostura se resquebrajaba.
- No ˜
No es un asunto de La diadema de mi madre
- ¿De tu madre?
Ella se ve´ıa enojada consigo misma
- Cuando viv´ıa ? dijo tiesamente ? yo era Helena Ravenclaw.
- ¿Eres su hija? Pero, entonces, ¡debes saber lo que pasó con la diadema!
- Aunque la diadema otorgue sabidur´ıa ? dijo ella con un obvio esfuerzo por controlarse
? dudo que pueda incrementar tus oportunidades de vencer al mago que se hace llamar Lord
- ¿No acabo de decirte que no estoy interesado en usarla? ? dijo Harry fieramente ?
No tengo tiempo para explicarlo, pero si te importa Hogwarts, si quieres ver a Voldemort vencido, ¡tienes que decirme lo que sepas acerca de la diadema!
Ella permaneció quieta, flotando y mirándolo fijamente, y un sentimiento de desesperanza embargó a Harry. Claro, si ella hubiese sabido algo se lo hubiese dicho a Flitwick o a Dumbledore, quienes seguramente ya le habr´ıan hecho la misma pregunta en el pasado.
Harry sacudió la cabeza e hizo ademán de irse, cuando ella habló en voz baja:
- Yo le robé la diadema a mi madre.
- Tú ¿hiciste qué?
- Yo robé la diadema.- repitió Helena Ravenclaw en un suspiro.- Quer´ıa hacerme más inteligente, más importante que mi madre. Me escapé con la diadema.
Harry no sab´ıa cómo hab´ıa hecho para ganarse su confianza, y no se lo preguntó. Sólo escuchó intensamente mientras ella continuaba.
- Mi madre, dice, nunca admitió que la diadema se hab´ıa perdido, siempre fingió que aún la ten´ıa. Disimuló su pérdida, mi terrible traición, incluso ante los otros fundadores de Hogwarts.
- Entonces cayó enferma fatalmente enferma. A pesar de mi perfidia, ella estaba desesperada por verme una vez más. Envió a buscarme a un hombre que me hab´ıa amado por largo tiempo, aunque yo rechacé sus avances. Ella sab´ıa que él no descansar´ıa hasta que me encontrara.
Harry esperó. Ella inhaló profundamente y echó hacia atrás su cabeza.
CAPÍTULO 31. LA BATALLA DE HOGWARTS
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- Él me rastreó por el bosque en el que me hallaba escondida. Cuando me negué a volver con él, se puso violento. El Barón siempre fue un hombre temperamental. Furioso por mi negativa, celoso de mi libertad, me apu˜naló.
- ¿El Barón? ¿Quieres decir...?
- El Barón Sangriento, s´ı.- dijo la Dama Gris, y levantó un poco la capa para mostrar una única herida oscura en su blanco pecho.- Cuando vio lo que hab´ıa hecho, se sintió ago-biado por los remordimientos. Tomó el arma que hab´ıa reclamado mi vida y la usó para matarse a s´ı mismo. Todos estos siglos ha estado usando esas cadenas como un acto de penitencia... Y bien que deber´ıa.- a˜nadió con amargura.
- Y ¿la diadema?
- Permaneció donde la escond´ı cuando escuché al Barón dar tumbos por el bosque buscándome. Escondida dentro de un árbol hueco.
- ¿Un árbol hueco? ? repitió Harry - ¿Qué árbol? ¿Dónde fue eso?
- Un bosque en Albania. Un lugar solitario que pensé estaba fuera del alcance de mi madre.
- Albania. ? repitió Harry. Todo ten´ıa sentido para Harry, quien libre de la confusión, entend´ıa ahora por qué ella le hab´ıa dicho ahora todo lo que le hab´ıa negado a Dumbledore y a Flitwick. ? Ya le has contado esta historia a otra persona, a un alumno, ¿verdad?
Ella cerró los ojos y asintió.
- Yo no... ten´ıa idea... Él era... halagador. Él parec´ıa... entender... compadecerse...
S´ı, pensó Harry. Tom Riddle ciertamente habr´ıa entendido el deseo de Helena Ravenclaw de poseer objetos fabulosos a los que ten´ıa pocos derechos.
- Bueno, no fuiste la primera persona a la que Tom Riddle le sonsacó información.-
dijo Harry entre dientes - Pod´ıa ser encantador cuando quer´ıa...
As´ı que Voldemort se las hab´ıa arreglado para sonsacarle a la Dama Gris la localización de la diadema perdida. Hab´ıa viajado a ese bosque y recuperado la diadema de su escondite, tal vez tan pronto como dejó Hogwarts, incluso antes de empezar a trabajar en Borgins and Burkes.
¿Y no hab´ıan sido esos bosques un lugar seguro y recluido cuando muchos a˜nos más tarde Voldemort necesitó pasar desapercibido, sin ser molestado, por diez largos a˜nos?
Pero la diadema, una vez que se hubo convertido en su precioso Horrocrux, no permaneció en ese modesto árbol... No, la diadema hab´ıa sido secretamente devuelta a casa, a su lugar, y Voldemort debió haberla puesto all´ı ?
- ¡La noche en que solicitó empleo como profesor! - dijo Harry, terminando su idea en voz alta.
- ¿Disculpa?
- ¡Escondió la diadema en el castillo la noche en que le pidió a Dumbledore que lo dejara ense˜nar! ? dijo Harry. Decirlo en voz alta le permitió a Harry encontrarle sentido a todo.
? ¡Debió haberla escondido en su camino desde o hacia la oficina de Dumbledore! Pero aún as´ı val´ıa la pena intentar obtener el empleo. As´ı podr´ıa haber tenido la oportunidad de hacerse con la espada de Gryffindor también... Gracias, ¡muchas gracias!