123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 139

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Harry dejó a la Dama Gris flotando en el sitio, totalmente desconcertada. Mientras daba la vuelta en la esquina hacia el Salón Principal, miró su reloj. Faltaban cinco minutos CAPÍTULO 31. LA BATALLA DE HOGWARTS

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para la medianoche, y aunque ahora sab´ıa qué era el último Horrocrux, no estaba más cerca de descubrir dónde estaba.

Generaciones de estudiantes hab´ıan fracasado en encontrar la diadema, que se suger´ıa no estaba en la torre de Ravenclaw, pero si no all´ı, ¿dónde? ¿Qué escondite hab´ıa descubierto Tom Riddle dentro del castillo de Hogwarts que pensó que permanecer´ıa en secreto por siempre?

Perdido en especulaciones desesperadas, Harry giró en otra esquina, pero hab´ıa dado sólo unos pocos pasos por el nuevo corredor cuando las ventanas a su izquierda se abrieron con un ensordecedor ruido, haciéndose a˜nicos. En el momento en el que saltó a un lado, un cuerpo gigantesco entró volando por la ventana y golpeó la pared opuesta. Algo muy grande y peludo se soltó, gimoteando, del bulto recién llegado, y se lanzó sobre Harry.

- ¡Hagrid! ? rugió Harry, quitándose de encima a Fang y sus atenciones, mientras la enorme figura barbuda se pon´ıa de pie. - ¿Qué demo...?

- ¡Harry! ¡Estás aqu´ı! ¡Estás aqu´ı! ? Hagrid se agachó, le dio a Harry un abrazo que podr´ıa haberle roto las costillas, y corrió de regreso a la ventana destrozada.

- ¡Buen chico, Grawpy! ? bramó a través del hueco en la ventana.- ¡Te veré en un momento! ¡Se un buen chico!

Más allá de Hagrid, afuera en la oscuridad de la noche, Harry vio estallidos de luz y escuchó un grito extra˜no y agudo. Miró su reloj. Era medianoche. La batalla hab´ıa empezado.

- Caracoles, Harry ? resolló Hagrid ? As´ı que esto es, ¿eh? Hora de luchar.

- Hagrid, ¿de dónde vienes?

- Escuché a Tú-sabes-quién desde nuestra cueva- dijo Hagrid, lúgubre -. La voz se propaga, vaya que s´ı. ?Tienen hasta media noche para darme a Potter?. Sab´ıa que tú estar´ıas aqu´ı, y sab´ıa lo que deb´ıa estar pasando. Bájate, Fang. As´ı que vinimos a ayudar, yo y Grawpy y Fang. Chapoteamos el camino desde el bosque, y Grawpy nos trajo cargados a Fang y a m´ı. Le dije que me bajara en el castillo, as´ı que me lanzó por la ventana. No exactamente lo que yo quer´ıa pero... ¿Dónde están Ron y Hermione?

- Esa ? dijo Harry ? es una muy buena pregunta. Vamos.

Corrieron juntos por el corredor, con Fang corriendo patosamente junto a ellos. Harry pod´ıa escuchar los ruidos del movimiento en todos los pasillos a los alrededores, pisadas corriendo, gritos; a través de las ventanas pod´ıa ver más destellos de luz en los oscuros terrenos.

- ¿A dónde vamos? ? dijo Hagrid sin aliento, sacudiendo las losas del suelo con sus pisadas.

- No lo se exactamente. ? dijo Harry, girando al azar en una esquina. ? Pero Ron y Hermione deben estar por aqu´ı, en algún lado...

Las primeras bajas de la batalla yac´ıan desparramadas en el pasillo frente a ellos: las dos gárgolas de piedra que guardaban la entrada del salón de empleados hab´ıan sido hechas pedazos por una maldición que hab´ıa entrado por otra ventana rota. Sus restos se revolv´ıan débilmente en el suelo, y cuando Harry saltó sobre la cabeza de una de ellas, ésta gimió con desmayo.

- Oh, no te preocupes por m´ı... yo sólo me quedaré aqu´ı a desmoronarme...

Su feo rostro de piedra hizo pensar repentinamente a Harry en el busto de mármol CAPÍTULO 31. LA BATALLA DE HOGWARTS

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de Rowena Ravenclaw, con ese extra˜no tocado, que estaba en la casa de Xenophilius, y luego en la estatua que estaba en la torre de Ravenclaw, con la diadema de piedra sobre sus rizos blancos...

Y al llegar al final del pasillo, el recuerdo de una tercera efigie de piedra vino a su mente: la de un feo y viejo hechicero, sobre cuya cabeza el mismo Harry hab´ıa puesto una peluca y un viejo sombrero desvencijado. La impresión atravesó a Harry como un trago de whisky de fuego, y casi tropezó por la conmoción.

Sab´ıa, al fin, dónde estaba el último Horrocrux esperando por él...

Tom Riddle, quien no confiaba en nadie y operaba solo, podr´ıa haber sido lo suficientemente arrogante como para asumir que él y sólo él hab´ıa penetrado en los más profundos misterios del castillo de Hogwarts. Por supuesto, Dumbledore y Flitwick, esos alumnos modelo, nunca hab´ıan puesto un pie en ese lugar en particular, pero él, Harry, se hab´ıa desviado del camino regular en sus tiempos de escuela ? hab´ıa al menos un área secreta que él y Voldemort conoc´ıan, y que Dumbledore nunca hab´ıa descubierto ?

La profesora Sprout lo sacó de su trance, pues ven´ıa haciendo estruendo, seguida por Neville y media docena de otros, todos usando orejeras y llevando en brazos lo que parec´ıan ser grandes plantas en macetas.

- ¡Mandrágoras! ? le gritó Neville sobre el hombro a Harry mientras corr´ıa ? Vamos a dejarlas caer por encima de los muros ¡No les gustará para nada!

Harry sab´ıa dónde ir ahora. Se apresuró, con Hagrid y Fang galopando detrás de él.

Pasaron de largo retrato tras retrato, y las figuras pintadas corrieron junto a ellos, magos y brujas en encajes arruchados y calzones, en armaduras y capas, hacinándose unos sobre otros en los lienzos de los demás, gritando las noticias de otras partes del castillo. Cuando llegaron al final del corredor, el castillo entero se sacudió, y Harry supo, cuando una vasija gigante voló de su pedestal con fuerza explosiva, que estaba controlada por encantamientos más siniestros que los de los profesores o los miembros de la Órden.

- ¡Ya está bien, Fang, todo está bien! ? gritó Harry, pero el enorme sabueso se dio a la fuga cuando astillas de vajilla volaron como proyectiles a través del aire, y Hagrid corrió pesadamente tras el aterrorizado perro, dejando a Harry solo.

Siguió adelante por los pasillos tambaleantes, con la varita lista, y por la longitud de un pasillo el peque˜no caballero pintado, Sir Cardigan, se precipitó de cuadro en cuadro junto a Harry, haciendo sonar su armadura, gritando palabras de aliento, con su peque˜no y gordo pony corriendo a medio galope tras él.

- ¡Fanfarrones y granujas! ¡Perros y sabandijas! ¡Ahuyéntalos de aqu´ı, Harry Potter!

¡Desp´ıdelos!- Harry se precipitó a rodear una esquina y se encontró a Fred y a un peque˜no contingente de estudiantes, incluidos Lee Jordan y Hannah Abbott, parados junto a otro pedestal vac´ıo, cuya estatua sol´ıa disimular la entrada a un pasadizo secreto. Sus varitas estaban fuera y estaban escuchando los sonidos que sal´ıan del agujero semiescondido.

- ¡Buena noche para esto! - gritó Fred mientras el castillo se estremec´ıa nuevamente, y Harry corrió desenfrenadamente (¿esprintó?), eufórico y muerto de miedo al mismo tiempo. Corrió por otro corredor más, y all´ı encontró lechuzas por todas partes, a las que la Se˜nora Norris siseaba mientras intentaba golpearlas con sus patas, sin duda para regresarlas a su lugar...

- ¡Potter!

Aberforth Dumbledore se impon´ıa frente a él bloqueando el corredor, con su varita lista para la acción.

CAPÍTULO 31. LA BATALLA DE HOGWARTS

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- ¡Tengo a cientos de chicos haciendo estropicios por mi pub, Potter!

- Lo se, estamos evacuando, ? dijo Harry ? Voldemort está ?

- atacando porque aún no te han entregado, s´ı, - dijo Aberforth ? No soy sordo, chico.

Todo Hogsmeade lo escuchó. ¿Y nunca se les ocurrió a ninguno de ustedes mantener a algunos Slytherin como rehenes? Hay hijos de mort´ıfagos a los que han enviado a la seguridad, ¿sabes? ¿No habr´ıa sido más inteligente mantenerlos aqu´ı?

- Eso no detendr´ıa a Voldemort, - dijo Harry ? y tu hermano nunca lo hubiese hecho.

Aberforth gru˜nó y se marchó en dirección opuesta.

Tu hermano nunca lo hubiese hecho... Bueno, era la verdad, pensó Harry mientras segu´ıa su carrera: Dumbledore, quien hab´ıa defendido a Snape por tanto tiempo, nunca hubiese retenido a los alumnos como rehenes...

Y entonces patinó alrededor de una esquina al final del pasillo, y con un grito de alivio y furia mezclados, los vio: Ron y Hermione; ambos con los brazos cubiertos por objetos grandes, curvados, sucios y amarillos, Ron sosteniendo una escoba bajo sus brazos

- ¿Dónde demonios han estado? ? les gritó Harry

- En la Cámara Secreta.- dijo Ron.

- En la Cámara - ¿qué? ? deteniéndose inestablemente frente a ellos.

- ¡Fue idea de Ron, todo! ? dijo Hermione sin aliento - ¿No fue absolutamente brillante?

Ah´ı estábamos, después de irnos, y yo le dije a Ron, incluso si encontrábamos el otro,