123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 15

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“Bueno, ya sabemos que nuestros hechizos protectores aguantan, ¿verdad? No deber´ıan ser capaces de aproximarse a menos de unos cien metros a la redonda.”

Ahora Harry entend´ıa por qué Voldemort se hab´ıa desvanecido; hab´ıa sido en el punto en que la motocicleta hab´ıa cruzado la barrera de encantamientos de la Orden. Solo esperaba que estos continuaran funcionando. Imaginó a Voldemort cien metros por encima de ellos mientras hablaban, buscando una forma de penetrar lo que Harry visualizaba como una gran burbuja transparente.

Bajó las piernas del sofá; ten´ıa que ver a Hagrid con sus propios ojos antes de creer que estaba vivo. No obstante, apenas se hab´ıa levantado cuando una puerta se abrió y Hagrid pasó encogiéndose por ella. Su cara estaba cubierta de barro y sangre y cojeaba un poco, pero estaba milagrosamente vivo.

“¡Harry!”

Volcando dos delicadas mesas y una planta, cubrió el suelo entre ellos con dos zancadas y estrujó a Harry con un abrazo que casi le rompió las recientemente reparadas costillas.

“Caray, Harry, ¿cómo conseguimos salir de esta? Ya cre´ıa que estábamos los dos acabados.”

“Si, yo también. No puedo creer...”

Harry se interrumpió. Acababa de fijarse en la mujer que hab´ıa entrado en la habitación tras Hagrid.

“¡Tú!” gritó, y sacó la mano del bolsillo, pero esta estaba vac´ıa.

“Tu varita está aqu´ı, hijo,” dijo Ted, golpeando ligeramente con ella el brazo de Harry.

“Cayó justo a tu lado, yo la recog´ı... Y es a mi mujer a la que estás gritando.”

“Oh, yo... lo siento.”

Cuando entró en la habitación, el parecido de la Se˜nora Tonks con su hermana Bellatrix se volvió menos pronunciado. su pelo era de un ligero y suave casta˜no y sus ojos eran más grandes y más amables. No obstante, parec´ıa un poco arrogante tras la exclamación de Harry.

“¿Qué le ocurrió a nuestra hija?” preguntó. “Hagrid dice que ca´ısteis en una emboscada; ¿dónde está Nymphadora?”

“No sé” dijo Harry. “No sabemos lo que ocurrió con nadie más.”

Ella y Ted intercambiaron miradas. Una mezcla de miedo y pesar asaltó a Harry a la vista de sus expresiones; si algunos de los otros hab´ıa muerto, era culpa suya, todo culpa suya. Hab´ıa consentido con el plan, les hab´ıa dado su pelo...

“El Traslador” dijo, recordándolo todo de repente. “Tenemos que volver a la Madrigera y averiguar... entonces podremos enviarles noticias, o... o lo hará Tonks, una vez...”

“Dora estará bien” dijo Ted. “Conoce su trabajo, ha estado en bastantes situaciones apuradas con los Aurores. El Traslador está aqu´ı.” a˜nadió para Harry. “Se supone que se marcha en tres minutos, si queréis cogerlo.”

CAPÍTULO 5. GUERRERO CAIDO

39

“Si, lo haremos,” dijo Harry. Agarró su mochila, poniéndosela al hombro. “Yo...”

Miró a la Se˜nora Tonks, deseando disculparse por el estado de terror en que la dejaba y del cual se sent´ıa tan terriblemente responsable, pero no se le ocurrió ninguna palabra que no le hiciera parecer hueco e insincero.

“Le diré a Tonks... Dora... que env´ıe noticias, cuando... Gracias por ayudarnos, gracias por todo, yo...”

Se alegró de abandonar la habitación y seguir a Ted Tonks a lo largo del corto pasillo hasta el interior de un dormitorio. Hagrid fue tras ellos, agachándose para evitar golpearse la cabeza con el dintel de la puerta.

“Ah´ı tienes, hijo. Ese es el Traslador.”

El Se˜nor Tonks estaba se˜nalando a un peque˜no cepillo ba˜nado en plata que estaba posado sobre el vestidor.

“Gracias” dijo Harry, extendiendo la mano para poner un dedo sobre él, listo para marchar.

“Espera un momento,” dijo Hagrid, mirando alrededor. “¿Harry, dónde está Hedwig?”

“Ella... la alcanzaron” dijo Harry.

La comprensión le golpeó. Se sintió avergonzado de s´ı mismo cuando las lágrimas empa˜naron sus ojos. La lechuza hab´ıa sido su compa˜nera, su único v´ınculo con el mundo mágico siempre que se hab´ıa visto forzado a volver a la casa de los Dursley.

Hagrid extendió una gran mano y le palmeó dolorosamente el hombro.

“No importa” dijo roncamente. “No importa. Tuvo una buena y larga vida...”

“¡Hagrid!” dijo Ted Tonks como advertencia cuando el cepillo resplandeció de un brillante azul, y Hagrid colocó su dedo ´ındice sobre él justo a tiempo.

Con un tirón detrás del ombligo, como si un gancho invisible le arrastrara hacia adelante, Harry fue empujado a la nada, girando incontrolablemente, su dedo pegado al Traslador mientras él y Hagrid se alejaban del Se˜nor Tonks. Segundos después, los pies de Harry golpearon tierra dura y cayó sobre manos y rodillas en el patio de la Madriguera.

Oyó gritos. Tirando a un lado el cepillo que ya no brillaba, Harry se puso en pie, tambaleándose ligeramente, y vio a la Se˜nora Weasley y a Ginny corriendo por los escalones de la puerta de atrás mientras Hagrid, que también se hab´ıa derrumbado al aterrizar, se pon´ıa laboriosamente en pie.

“¿Harry? ¿Eres el auténtico Harry? ¿Qué ha pasado? ¿Dónde están los demás?” gritó la Se˜nora Weasley.

“¿Qué quiere decir? ¿Nadie más ha vuelto?” jadeó Harry.

La respuesta estaba claramente grabada en la cara pálida de la Se˜nora Weasley.

“Los mortifagos estaban esperándonos” le dijo. “Nos rodearon en el momento en que despegamos... sab´ıan que era esta noche... no sé que pasó con los demás, cuatro de ellos nos persiguieron, y todo lo que pudimos hacer fue huir, y entonces Voldemort dio con nosotros...”

Pod´ıa o´ır la nota autojustificativa en su voz, la súplica para que entendiera por qué no sab´ıa qué les hab´ıa pasado a sus hijos pero...

“Gracias a dios que tú estás bien” dijo, empujándole a un abrazo del que no se sent´ıa merecedor.

CAPÍTULO 5. GUERRERO CAIDO

40

“¿No tendrás algo de brandy, verdad, Molly? preguntó Hagrid un poco tembloroso.

“¿Con propósitos medicinales?”

Pod´ıa haberlo convocado con magia, pero cuando se apresuró a volver a la encorvada casa, Harry supo que quer´ıa esconder la cara. Se giró hacia Ginny y ella respondió a su súplica silenciosa de información al instante.

“Ron y Tonks deber´ıan haber vuelto primero, pero perdieron su Traslador, volvió sin ellos” dijo se˜nalando a una lata de aceite oxidada que descansaba en la tierra cercana.

“Y ese” se˜naló a una vieja zapatilla deportiva. “deber´ıa haber sido el de Papá y Fred, se supon´ıa que ser´ıan los segundos. Hagrid y tú erais los terceros” comprobó su reloj “Si lo consiguen, George y Lupin estarán de vuelta en alrededor de un minuto.”

La Se˜nora Weasley reapareció llevando una botella de brandy, que ofreció a Hagrid.

Él la descorchó y bebió un trago.