123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 156

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-Pero quiero ir a casa -susurró la chica-. ¡Ya no quiero luchar más!

-Lo sé -dijo Ginny, y su voz se quebró-. Todo va a ir bien.

Olas de fr´ıo corrieron por su piel. Quer´ıa gritar a la noche, quer´ıa que Ginny supiera que él estaba all´ı, quer´ıa que ella supiera dónde iba. Quer´ıa que le detuvieran, que le sujetaran, que le arrastraran de vuelta a casa...

Pero estaba en casa. Hogwarts era el primer y el mejor hogar que hab´ıa conocido.

Tanto él como Voldemort y Snape, los ni˜nos abandonados, hab´ıan encontrado su hogar all´ı.

Ginny estaba arrodillada al lado de la chica herida, sosteniéndole la mano. Con un enorme esfuerzo, Harry se obligó a seguir. Creyó ver que Ginny miraba a su alrededor cuando pasó a su lado, y se preguntó si hab´ıa sentido algo moviéndose cerca de ella, pero no la habló y tampoco miró atrás.

La caba˜na de Hagrid apareció en la oscuridad. No hab´ıa luces, ni se o´ıa a Fang ara˜nando la puerta, dando la bienvenida a ladridos. Todas esas visitas a Hagrid, el brillo de la tetera de cobre puesta al fuego, los pasteles como piedras y las larvas gigantes, y Ron vomitando babosas, y Hermione ayudándole a salvar a Norberto... Siguió andando, alcanzó el borde del bosque y entonces se detuvo.

Un enjambre de dementores estaba planeando entre los árboles; pod´ıa sentir el fr´ıo que desped´ıan, y no estaba seguro de que pudiera pasar con seguridad a su través. No le quedaban fuerzas suficientes para lanzar un Patronus. Ya no pod´ıa controlar más sus temblores. Después de todo, no era tan fácil morir. Cada segundo que respiraba, el olor de la hierba, el aire fresco en su cara, eran tan preciosos... Saber que la gente ten´ıa a˜nos y a˜nos, tiempo que desperdiciar, tanto tiempo para vivir lentamente, y él se aferraba a cada segundo. Al mismo tiempo que pensaba que no ser´ıa capaz de continuar, sab´ıa que deb´ıa hacerlo. El interminable juego llegaba a su fin, la snitch hab´ıa sido atrapada, ya era hora de dejar el aire...

La snitch. Sus nerviosos dedos juguetearon durante un momento con la bolsita (¿C ÓMO

LO HAN PUESTO EN OTROS CAPÍTULOS?) de su cuello y la sacó.

Me abro al llegar el final.

Respirando fuerte y rápido, se la quedó mirando. Ahora que deseaba que el tiempo pasara lo más lentamente posible, se sent´ıa acelerado, y la comprensión le llegaba tan rápido que parec´ıa atravesarle. Éste era el final. Éste era el momento.

Presionó el metal dorado contra sus labios y susurró: .Estoy a punto de morir”.

El caparazón de metal se rompió y se abrió. Bajó su temblorosa mano, alzó la mano de Draco por debajo de la capa y murmuró: ”Lumos”.

La piedra negra con la grieta irregular que le atravesaba por el centro contemplaba las dos mitades de la snitch. La Piedra de la Resurrección se hab´ıa agrietado más, siguiendo la l´ınea vertical que representaba a la Varita Más Antigua. (¿C ÓMO HAN TRADUCIDO

LOS DEM ÁS ELDER WAND?). Todav´ıa pod´ıan verse el triángulo y el c´ırculo que representaban a la Capa y a la piedra. (LA TRADUCCI ÓN DE ESTE P ÁRRAFO DEPENDE

CAPÍTULO 34. EL BOSQUE DE NUEVO

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EN PARTE DE LA DESCRIPCI ÓN DE LA PIEDRA DE LA RESURRECCI ÓN) Y de nuevo Harry lo comprendió sin siquiera pensarlo. No se trataba de hacerles volver, pues estaba a punto de unirse a ellos: ellos estaban atrapándole a él.

Cerró los ojos y giró la piedra en su mano tres veces.

Supo que hab´ıa sucedido porque oyó suaves movimientos a su alrededor, que suger´ıan la presencia de frágiles cuerpos probando sus pisadas en el campo terroso, lleno de ramas, que marcaba el borde exterior del bosque. Abrió los ojos y miró a su alrededor.

No eran ni fantasmas ni cuerpos vivientes, eso pod´ıa verlo. A lo que más se parec´ıan era al Ryddle que hab´ıa escapado del diario hac´ıa ya tanto tiempo, y hab´ıa sido una memoria casi sólida. Con menos sustancia que cuerpos vivientes, pero mucho más que simples fantasmas, se movieron hacia él. Y en cada cara, la misma cari˜nosa sonrisa.

James era exactamente de la misma estatura que Harry. Llevaba la misma ropa que cuando murió, con el pelo despeinado y revuelto, y las gafas un poco ladeadas, como las del se˜nor Weasley.

Sirius parec´ıa alto y guapo, y much´ısimo más joven de lo que Harry le hab´ıaa visto en su vida. Caminaba a zancadas con estilo, las manos en los bolsillos y una amplia sonrisa en su cara.

Lupin también ten´ıa un aspecto más joven y mucho menos desharrapado, y su pelo estaba más espeso y oscuro. Parec´ıa feliz de haber regresado a ese lugar tan familiar, escenario de tantos vagabundeos adolescentes.

La sonrisa de Lily era la más amplia de todas. Se echó atrás la melena mientras se acercaba a él, y sus ojos verdes, tan parecidos a los de él, exploraron su cara con ansia, como si jamás fuera a ser capaz de haberle mirado lo suficiente.

-Has sido tan valiente...

Él no pod´ıa hablar. Sus ojos se recrearon en ella, y pensó que le gustar´ıa quedarse all´ı y mirarla eternamente, y que no querr´ıa nada más.

-Ya casi has llegado -dijo James-. Estás muy cerca. Estamos... tan orgullosos de ti.

-¿Duele?

La pregunta infantil hab´ıa salido de los labios de Harry sin poder evitarlo.

-¿Morir? Nada en absoluto -dijo Sirius-. Es más rápido y más fácil que quedarse dormido.

-Y él querrá que sea rápido. Quiere que esto acabe ya -dijo Lupin.

-No quer´ıa que murieras -dijo Harry. Estas palabras le salieron sin querer-. Ni ninguno de vosotros. Lo siento... -se dirigió especialmente a Lupin, suplicándole- ...justo después de nacer tu hijo... Remus, lo siento...

-Yo también lo siento -dijo Lupin-. Siento no poder conocerle... Pero él sabrá por qué mor´ı y espero que lo entenderá. Intentaba que el mundo fuera uno en el que podr´ıa vivir una vida mejor.

Una fr´ıa brisa que parec´ıa emanar del corazón del bosque llevó el aire hasta la frente de Harry. Supo que no le dir´ıan que continuara, que tendr´ıa que ser su decisión.

-¿Os quedaréis conmigo?

-Hasta el final de todo -dijo James.

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-¿No podrán veros? -preguntó Harry.

-Somos parte de ti -dijo Sirius-, invisibles a cualquier otro.

Harry miró a su madre.

-Quédate cerca de m´ı -dijo suavemente.

Y empezó a moverse. El fr´ıo de los dementores no le amedrentó; pasó a través de él junto con sus compa˜neros, que actuaron como Patronus para él, y juntos marcharon a través de los viejos árboles que crec´ıan apretadamente, sus ramas se enredaban, sus ra´ıces se retorc´ıan y enroscaban bajo sus pies. Harry sujetó fuertemente la Capa a su alrededor mientras avanzaban en la oscuridad, viajando a lo más profundo del bosque, sin saber en realidad dónde estaba exactamente Voldemort, pero seguro de que le encontrar´ıa. A su lado, sin hacer apenas un ruido, caminaban James, Sirius, Lupin y Lily, y su presencia le daba coraje, y era lo que le permit´ıa seguir poniendo un pie enfrente del otro.

Notaba su cuerpo y su mente extra˜namente desconectados, con las costillas trabajando sin instrucciones conscientes, como si fuera un pasajero y no el conductor del cuerpo que estaba a punto de abandonar. Los muertos que caminaban a su lado a través del bosque eran mucho más reales para él, en ese momento, que los vivos que dejó atrás en el castillo: Ron, Hermione, Ginny y todos los demás eran para él fantasmas, mientras caminaba como atontado hacia el final de su vida, hacia Voldemort...

Un golpe y un susurro: alguna otra criatura viviente se hab´ıa agitado muy cerca. Harry se detuvo bajo la Capa, atisbando a su alrededor, escuchando, sus padres, Lupin y Sirius se detuvieron también.

-Hay alguien ah´ı -sonó un áspero susurro muy, muy cerca -. Tiene una Capa de Invisibilidad. ¿No será...?

Dos figuras aparecieron desde detrás de un árbol cercano: sus varitas resplandecieron, y Harry vio a Yaxley y Dolohov escudri˜nando la oscuridad, directamente hacia el lugar en que estaban Harry, sus padres, Sirius y Lupin. Daba la impresión de que no pod´ıan ver nada.

-Seguro que o´ı algo -dijo Yaxley-. ¿Crees que habrá sido un animal?