123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 21

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“¿No comprenden lo importante...?”

“Por supuesto que no” dijo Ron. “No tienen ni idea. Y ahora que lo mencionas, quer´ıa hablar contigo de eso. Ron miró hacia la puerta y al vest´ıbulo para comprobar que la se˜nora Weasley no hubiera vuelto aún, entonces se inclinó más cerca de Harry.”

“Mamá ha estado intentando sonsacarnos a Hermione y a m´ı. Preguntando que vamos a hacer. Lo intentará contigo pronto, as´ı que prepárate. Papá y Lupin también preguntaron, pero cuando les dijimos que Dumbledore te hab´ıa dicho que no se lo contaras a nadie excepto a nosotros, lo dejaron. Sin embargo Mamá no. Está decidida.”

La predición de Ron se convirtió en realidad horas después. Poco después del almuerzo, la se˜nora Weasley separó a Harry de los demás pidiéndole ayuda para identificar un calcet´ın solitario que pod´ıa haber salido de su mochila. Una vez le tuvo arrinconado en el diminuto anexo de la cocina, empezó.

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CAPÍTULO 6. EL FANTASMA EN PIJAMA

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“Ron y Hermione parecen creer que vosotros tres vais a abandonar Hogwarts” empezó con un tono ligero y casual.”

“Oh” dijo Harry. “Bueno, s´ı. As´ı es.”

El escurridor giraba por s´ı mismo en la esquina, retorciendo lo que parec´ıa uno de los chalecos del se˜nor Weasley.

“¿Puedo preguntarte por qué estáis abandonando vuestra educación?” dijo la se˜nora Weasley.

“Bueno, Dumbledore me dejó... cosas que hacer” masculló Harry. “Ron y Hermione saben que es, y quieren venir conmigo.”

“¿Qué clase de ’cosas’ ?”

“Lo siento, no puedo...”

“Bueno, francamente, creo que Arthur y yo tenemos derecho a saber, ¡y seguro que el se˜nor y la se˜nora Granger estar´ıan de acuerdo!” dijo la se˜nora Weasley. Harry se hab´ıa estado temiendo la táctica de ’preocupación maternal’. Se obligó a s´ı mismo a mirarla directamente a los ojos, notando al hacerlo que eran precisamente del mismo tono de marrón que los de Ginny. Eso no ayudó.

“Dumbledore no quer´ıa que nadie más lo supiera, se˜nora Weasley. Lo siento. Ron y Hermione no tienen que venir, es su elección...”

“¡No ves que tú tampoco tienes que ir!” exclamó ella, abandonando ahora todo fingimiento. “¡Apenas sois mayores de edad, ninguno de vosotros! Es una soberana tonter´ıa, ¡si Dumbledore necesitaba que se hiciera algo, ten´ıa a toda la Orden bajo su mando! Harry, debes haberle malinterpretado. Probablemente te estaba contando algo que quer´ıa que se hiciera, y tú te lo tomaste como que quer´ıa que lo hicieras tú...”

“No le malinterpreté” dijo Harry rotundamente. “Tengo que ser yo.”

Le devolvió el calcet´ın que supuestamente ten´ıa que identificar, que llevaba estampados unos juncos dorados.

“Y este no es m´ıo. Yo no apoyo a los Puddlemere United.”

“Oh, por supuesto” dijo la se˜nora Weasley con una repentina y bastante enervante vuelta a su tono casual. “Deber´ıa haberlo notado. Bueno, Harry, ya que todav´ıa estás aqu´ı, no te importa ayudarme con los preparativos de la boda de Bill y Fleur, ¿verdad?

Todav´ıa hay mucho que hacer.”

“No... yo... por supuesto que no” dijo Harry, desconcertado por el súbito cambio de tema.

“Que encanto” replicó ella, y sonre´ıa mientras sal´ıa del cuarto.

A partir de ese momento, la se˜nora Weasley mantuvo a Harry, Ron y Hermione tan ocupados con los preparativos de la boda que a penas tuvieron tiempo de pensar. La explicación más amable para su comportamiento habr´ıa sido que la se˜nora Weasley quer´ıa distraerles y evitar que pensaran en Ojoloco y los terrores de su reciente viaje. Sin embargo, después de dos d´ıas de no parar de limpiar cuberter´ıa, de favores de emparejar colores, cintas, y flores, de desgnomizar el jard´ın y ayudar a la se˜nora Weasley a preparar vastas cantidades de canapés, Harry empezó a sospechar que ten´ıa un motivo distinto. Todos los trabajos que les encargaba parec´ıan mantenerles a él, Ron y Hermione lejos los unos de los otros; no hab´ıa tenido oportunidad de hablar con los otros dos a solas desde la primera noche, cuando les hab´ıa hablado de Voldemort torturando a Ollivander.

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“Creo que Mamá piensa que si puede evitar que los tres os reunáis y hagáis planes, podrá retrasar vuestra partida” dijo Ginny a Harry en tono bajo, mientras pon´ıan la mesa para la cena en su tercera noche all´ı.

“¿Y después qué cree que va a ocurrir?” murmuró Harry. “¿Que algún otro va a matar a Voldemort mientras ella nos retiene aqu´ı cocinando?

Hab´ıa hablado sin pensar, y vio que la cara de Ginny se pon´ıa blanca.

“¿As´ı que es cierto?” dijo ella. “¿Eso es lo que esta intentando hacer?

“Yo no... Estaba bromeando” dijo Harry evasivamente.

Se miraron el uno al otro, y hab´ıa algo más que sorpresa en la expresión de Ginny.

De repente Harry fue consciente de que esta era la primera vez que estaba a solas con ella desde aquellas horas robadas en las esquinas solitarias de los terrenos de Hogwarts.

Estaba seguro de que ella lo estaba recordando también. Ambos saltaron cuando se abrió la puerta, y el se˜nor Weasley, Kingsley, y Bill entraron.

Ahora con frecuencia se un´ıan a ellos otros miembros de la Orden para cenar, porque la Madriguera hab´ıa reemplazado al número doce de Grimmauld Place como cuartel general.

El se˜nor Weasley hab´ıa explicado que después de la muerte de Dumbledore, su Guardián Secreto, cada una de las personas a quienes Dumbledore hab´ıa confiado la localización de Grimmauld Place se hab´ıa convertido en un Guardián Secreto automáticamente.

“Y como hay alrededor de veinte de nosotros, eso diluye enormemente el poder del Encantamiento Fidelius. Veinte veces más oportunidades de que los mortifagos consigan sacarle el secreto a alguien.

“¿Pero seguramente Snape les habrá dado la dirección ya, no?” preguntó Harry.

“Bueno, Ojoloco colocó un par de maldiciones contra Snape por si acaso vuelve por all´ı. Esperamos que sean lo suficientemente fuertes como para mantenerle fuera y que le aten la lengua si intenta hablar del lugar, pero no podemos estar seguros. Habr´ıa sido una locura seguir utilizando el lugar como cuartel general ahora que su protección se ha vuelto tan incierta. La cocina estaba tan atestada esa tarde que era dif´ıcil maniobrar con cuchillos y tenedores. Harry se encontró apretado contra Ginny; las cosas sin decir que acababan de pasar entre ellos le hicieron desear que estuviesen separados por unas cuantas personas más. Estaba intentando con tanto empe˜no evitar rozarle el brazo que casi no pod´ıa cortar su pollo.

“¿No hay noticias sobre Ojoloco?” le preguntó Harry a Bill.

“Nada.” replicó Bill.

Todav´ıa no hab´ıan podido celebrar un funeral por Moody, porque Bill y Lupin no hab´ıan podido recuperar su cuerpo. Hab´ıa sido dif´ıcil calcular donde pod´ıa haber ca´ıdo, dada la oscuridad y la confusión de la batalla.

“El Profeta no dice una palabra sobre su muerte o sobre el descubrimiento del cuerpo”

siguió Bill, “pero eso no significa mucho. Se está callando un montón de cosas estos d´ıas.

“¿Y todav´ıa no han convocado una vista por toda la magia que utilicé siendo menor de edad al escapar de los mortifagos?” gritó Harry a través de la mesa al se˜nor Weasley, quien sacudió la cabeza.

“¿Porque saben que no tuve elección o porque no quieren que diga una palabra sobre que Voldemort me atacó?”

“Lo último, creo. Scrimgeour no quiere admitir que Quien-tú-ya-sabes sea tan pode-CAPÍTULO 6. EL FANTASMA EN PIJAMA

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roso, ni que Azkaban haya vivido una fuga en masa.”