123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 34

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“¿Habláis de Muriel?” inquirió George, reapareciendo de la carpa con Fred. “S´ı, justo me acaba de decir que mis orejas están torcidas. Viejo murciélago. Aunque desear´ıa que el viejo t´ıo Bilius estuviera todav´ıa con nosotros; era una risa segura en las bodas.”

“¿No fue el que vio un grim y murió veinticuatro horas después?” preguntó Hermione.

“Bueno s´ı, se volvió un poco raro al final” concedió George.

“Pero antes de volverse loco era la vida y alma de la fiesta” dijo Fred. “Sol´ıa beberse una botella entera de whisky de fuego, después corr´ıa a la pista de baile, se levantaba la túnica, y empezaba a sacar ramos de flores de su...”

“S´ı, parece auténticamente encantador” dijo Hermione, mientras Harry se re´ıa a carcajadas.

“Nunca se casó, por alguna razón” dijo Ron.

“Me asombráis” dijo Hermione.

Se estaban riendo tanto que ninguno notó un invitado que llegó tarde, un joven de cabello negro con una larga y curvada nariz, gruesas cejas negras, hasta que le dio a Ron su invitación y dijo, con sus ojos en Hermione: ”Estás ’marravillosa’.”

“¡Viktor!” gritó ella, y dejó caer su peque˜no bolso adornado con cuentas, que hizo un sonoro y seco ruido, bastante desproporcionado con su tama˜no. Mientras se revolv´ıa, sonrojándose, para recogerlo, dijo: “No sab´ıa que fueses a... Dios... es muy agradable ver...

¿cómo estás?”

Las orejas de Ron se hab´ıan puesto de nuevo de un rojo brillante. Después de echar un vistazo a la invitación de Krum como si no creyera ni una palabra de ella, dijo, en voz demasiado alta: ”¿Cómo es que estás aqu´ı?”

“Fleur me invitó” dijo Krum, levantando las cejas.

Harry, que no le guardaba ningún rencor a Krum, le dio la mano; entonces, sintiendo que ser´ıa prudente sacar a Krum de las proximidades de Ron, se ofreció a ense˜narle su asiento.

“Tu amigo no está muy contento de ’verrme”’dijo Krum mientras entraba en la ahora llena carpa. “¿O es un ’familiarr’ ?” a˜nadió con una mirada al cabello rizado de Harry.

“Primo” farfulló Harry, pero en realidad Krum no estaba escuchando. Su aparición estaba causando alboroto, especialmente entre las primas veela. Después de todo, era un famoso jugador de Quidditch. Mientras la gente segu´ıa estirando el cuello para echarle un buen vistazo, Ron, Hermione, Fred y George llegaron apresuradamente al pasillo.

“Tiempo de sentarse” le dijo Fred a Harry, “o nos va a atropellar la novia.”

Harry, Ron y Hermione ocuparon sus asientos en la segunda fila detrás de Fred y George. Hermione estaba bastante sonrojada y las orejas de Ron todav´ıa estaban coloradas.

Después de un momento, le murmuró a Harry: ”¿Has visto que se ha convertido en un estúpido osito?”

Harry dejó escapar un gru˜nido evasivo.

CAPÍTULO 8. LA BODA

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Una sensación de nerviosa anticipación hab´ıa llenado la cálida tienda, el murmullo general roto por brotes ocasionales de risas excitadas. El se˜nor y la se˜nora Weasley avanzaron por el pasillo, sonriendo y saludando con las manos a sus familiares; el se˜nor Weasley llevaba un nuevo conjunto de túnica color amatista con un sombrero a juego.

Un momento después Bill y Charlie se encontraban al frente de la carpa, ambos llevando túnicas de gala, con grandes rosas blancas en las solapas; Fred silbó con admiración y hubo un estallido de risitas de las primas veela. Entonces la multitud se quedó en silencio cuando la música empezó a salir de lo que parec´ıan ser los globos dorados.

“Ooooh” dijo Hermione, girándose en su asiento para mirar a la entrada.

Un colectivo y enorme suspiro salió de las brujas y magos reunidos cuando Monsieur Delacour y su hija empezaron a caminar por el pasillo, Fleur deslizándose, Monsieur Delacour dando saltitos y sonriendo radiante. Fleur llevaba una túnica blanca muy simple y parec´ıa estar emitiendo un fuerte brillo plateado. Mientras su resplandor normalmente apagaba a los otros por comparación, hoy embellec´ıa a todos sobre los que ca´ıa. Ginny y Gabrielle, ambas con túnicas doradas, parec´ıan incluso más guapas de lo habitual, y una vez que Fleur lo alcanzó, Bill parec´ıa que nunca hubiese conocido a Fenrir Greyback.

“Damas y caballeros” dijo una voz ligeramente cantarina, y con una ligera conmoción, Harry vio al mismo mago bajito y de pelo ralo que hab´ıa presidido el funeral de Dumbledore, ahora situado enfrente de Bill y Fleur. “Estamos reunidos hoy aqu´ı para celebrar la unión de dos almas fieles...”

“S´ı, mi tiara hace resaltar todo eso muy bien” dijo la t´ıa Muriel en un susurro que se oyó bastante fuerte. “Pero debo decir, la túnica de Ginevra tiene un corte demasiado bajo.”

Ginny miró alrededor, sonriendo de oreja a oreja, gui˜nándole un ojo a Harry, después rápidamente se volvió al frente de nuevo. La mente de Harry divagó bastante lejos de la carpa, de vuelta a las tardes pasadas con Ginny en algunos sitios solitarios de los terrenos del castillo. Parec´ıa haber sucedido hace tanto; siempre hab´ıan parecido demasiado buenas para ser verdad, como si hubiese estado robando horas brillantes de la vida normal de otra persona, una persona sin una cicatriz en forma de rayo en la frente...

“William Arthur Weasley, ¿tomas a Fleur Isabelle...?”

En la primera fila, la se˜nora Weasley y Madame Delacour estaban sollozando en silencio en trozos de encaje. Sonidos como de trompeta que sonaron en la parte de atrás de la carpa le dijeron a todos que Hagrid hab´ıa sacado uno de sus pa˜nuelos del tama˜no de un mantel. Hermione se giró y sonrió radiante a Harry; sus ojos también estaban llenos de lágrimas.

“... entonces os declaro unidos de por vida.”

El mago de pelo ralo movió su varita por encima de las cabezas de Bill y Fleur y un chorro de estrellas plateadas cayó sobre ellos, moviéndose en espirales alrededor de las ahora entrelazadas figuras. Mientras Fred y George encabezaban un aplauso, los globos dorados suspendidos estallaron: pájaros del para´ıso y peque˜nas campanas doradas volaron y flotaron sobre ellos, a˜nadiendo sus canciones y gorjeos al estruendo.

“¡Damas y caballeros!” llamó el mago de pelo raro. “¡Si hacen el favor de levantarse!”

Todos lo hicieron, la t´ıa Muriel refunfu˜nando de manera audible; el mago agitó nuevamente la varita. Los asientos en los que se hab´ıan sentado se elevaron graciosamente en el aire al tiempo que los lienzos de las paredes de la carpa se desvanec´ıan, de modo que se quedaron bajo un dosel soportado por postes dorados, con una gloriosa vista del jard´ın CAPÍTULO 8. LA BODA

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iluminado por el sol y la campi˜na circundante. Después, una piscina de oro fundido se extendió desde el centro de la tienda para formar una brillante pista de baile; las sillas suspendidas se agruparon alrededor de peque˜nas mesas con manteles blancos, y todas flotaron grácilmente de nuevo a la tierra, y la banda con chaquetas doradas se dirigió hacia un podio.

“Perfecto” dijo Ron con aprobación cuando los camareros aparecieron por todos lados, algunos llevando bandejas con zumo de calabaza, cerveza de mantequilla y whisky de fuego, otros tambaleándose con pilas de tartas y sándwiches.

“Deber´ıamos ir y felicitarlos” dijo Hermione, poniéndose de puntillas para ver el lugar donde Bill y Fleur hab´ıan desaparecido en medio de una multitud que les deseaba lo mejor.

“Tendremos tiempo después” Ron se encogió de hombros, agarrando tres cervezas de mantequilla de una bandeja que pasaba y dándole una a Harry. “Hermione, agárrate, cojamos una mesa... ¡No all´ı! En ningún sitio cerca de Muriel...”

Ron encabezó el recorrido a través de la vac´ıa pista de baile, mirando a derecha e izquierda al avanzar; Harry estaba seguro que estaba pendiente de Krum. En el momento que alcanzaron el otro lado de la carpa, la mayor´ıa de las mesas estaban ocupadas: la más vac´ıa era en la que Luna se sentaba sola.

“¿Está bien si nos unimos a ti?” preguntó Ron.

“Oh, s´ı” dijo ella con felicidad. “Papi fue a darle a Bill y Fleur nuestro regalo.”

“Qué es, ¿provisiones para toda la vida de gurdirra´ız?” preguntó Ron.

Hermione le dirigió una patada bajo la mesa, pero se equivocó y golpeó a Harry.

Con los ojos lagrimeando de dolor, Harry perdió el hilo de la conversación durante unos minutos.

La banda hab´ıa empezado a tocar; Bill y Fleur fueron los primeros en salir a la pista de baile, causando un gran aplauso; después de un rato, el se˜nor Weasley llevó a Madame Delacour a la pista, seguido de la se˜nora Weasley y el padre de Fleur.

“Me gusta esta canción” dijo Luna, balanceándose al ritmo del vals, y unos pocos segundos después se levantó y se deslizó hacia la pista de baile, donde empezó a girar, sola, con los ojos cerrados y ondeando los brazos.

“¿Es genial, verdad?” dijo Ron con admiración. “Siempre valiente.”

Pero la sonrisa se borró de su cara al momento: Viktor Krum se hab´ıa sentado en el sitio vac´ıo dejado por Luna. Hermione parec´ıa placenteramente nerviosa pero esta vez Krum no hab´ıa venido a hacerle cumplidos. Con la cara ce˜nuda, dijo: ”¿Quién es ese hombre de ámarrillo’ ?”

“Es Xenophilius Lovegood, el padre de una amiga nuestra” dijo Ron. Su tono belige-rante indicaba que no se iban a re´ır de Xenophilius, a pesar de la obvia provocación. “Ven a bailar” a˜nadió abruptamente hacia Hermione.