123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 42

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CAPÍTULO 10. LA HISTORIA DE KREACHER

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estaban abiertas y la ropa de cama hab´ıa sido rasgada. Harry recordó la pierna de troll derribada en el piso de abajo. Alguien hab´ıa registrado la casa después de que la Orden se hubiera ido. ¿Snape? ¿O tal vez Mundungus, que hab´ıa hurtado bastantes cosas de esta casa tanto antes como después de la muerte de Sirius? La mirada de Harry vagó hacia el retrato que a veces conten´ıa a Phineas Nigellus Black, el tatara...tatarabuelo de Sirius, pero estaba vac´ıo, mostrando solamente un turbio telón de fondo. Evidentemente Phineas Nigellus estaba pasando la noche en el estudio del Director en Hogwarts.

Harry continuó subiendo las escaleras hasta que llegó al último descansillo donde solo hab´ıa dos puertas. La que estaba frente a él llevaba una placa con la inscripción Sirius. Harry nunca antes hab´ıa entrado en el dormitorio de su padrino. Abrió la puerta, sosteniendo la varita en alto para extender la luz lo máximo posible. La habitación era espaciosa y en algún momento deb´ıa haber sido elegante. Hab´ıa una gran cama con una cabecera de madera labrada, una alta ventana oscurecida por largas cortinas de terciopelo y un candelabro densamente cubierto de polvo con restos de vela todav´ıa descansando en sus soportes, y cera sólida colgando que hab´ıa dejado regueros como escarcha. Una fina capa de polvo cubr´ıa los cuadros de las paredes y la cabecera de la cama; una tela de ara˜na se extend´ıa entre el candelabro y la parte de arriba del gran armario de madera, y al adentrarse Harry en la habitación, oyó como se escurr´ıan los ratones al haberlos molestado.

El adolescente Sirius hab´ıa empapelado las paredes con tantos carteles y fotos que muy poco de las paredes de seda gris acerada era visible. Harry solo pod´ıa asumir que los padres de Sirius no hab´ıan sido capaces de eliminar el Encantamiento de Adherencia Permanente que los manten´ıa en la pared porque estaba seguro que no deb´ıan haber apreciado el gusto en decoración de su hijo mayor. Parec´ıa que el único propósito de Sirius hab´ıa sido buscar la forma de fastidiar a sus padres. Hab´ıa varios grandes estandartes de Gryffindor, de un desva´ıdo color rojo, colgados con el único propósito de subrayar su diferencia frente el resto de la familia Slytherin. Hab´ıa varias fotos de motos muggle, y también (Harry ten´ıa que admirar la sangre fr´ıa de Sirius) varios carteles de chicas muggle en bikini. Pod´ıa afirmar que eran muggles porque permanec´ıan inmóviles en sus fotos, con marchitas sonrisas y satinados ojos congelados en el papel. Esto contrastaba con la única foto encantada que hab´ıa sobre la pared que era una foto de cuatro estudiantes de Hogwarts de pie unos junto a otros, sonriendo a la cámara.

Con un sobresalto de placer, Harry reconoció a su padre, su alborotado cabello negro peinado hacia atrás como el de Harry, y él también llevaba gafas. Junto a él estaba Sirius, despreocupadamente apuesto, su rostro ligeramente arrogante mucho más joven y feliz de lo que Harry le hab´ıa visto nunca en vida. A la derecha de Sirius, se hallaba Pettigrew, más de una cabeza más bajo, regordete y con los ojos llorosos, sonrojado por el placer de ser inclu´ıdo en la más estupenda de las pandillas, con los muy admirados rebeldes que James y Sirius hab´ıan sido. A la izquierda de James estaba Lupin, aún entonces se le ve´ıa algo desarrapado, pero con el mismo aire de deleitada sorpresa de encontrase a s´ı mismo querido y aceptado... ¿o tal vez era simplemente que Harry sab´ıa como hab´ıan sido las cosas y por eso pod´ıa verlo en el retrato? Trató de quitarlo de la pared; después de todo, era suyo ahora, Sirius le hab´ıa dejado todo, pero no pudo moverlo. Sirius no hab´ıa dejado nada al azar en su prevención por que sus padres redecoraran la habitación.

Harry miro alrededor por el suelo. El cielo afuera se estaba aclarando. Un rayo de luz reveló trozos de papel, libros, y peque˜nos objetos desparramados sobre la alfombra.

Evidentemente la habitación de Sirius también hab´ıa sido revisada, aunque su contenido parec´ıa haber sido juzgado en su mayor parte, aunque no enteramente, sin valor. Algunos de los libros hab´ıan sido sacudidos tan rudamente como para arrancarles las tapas y CAPÍTULO 10. LA HISTORIA DE KREACHER

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esparcirlas junto a varias páginas por el suelo.

Harry se agachó, levantó unos pocos trozos de papel, y los examinó. Reconoció uno como parte de una vieja edición de Historia de la Magia, de Bathilda Bagshot, y otro como perteneciente a un manual sobre el mantenimiento de motos. El tercero estaba escrito a mano y arrugado. Lo aliso.

Querido Canuto,

¡Gracias, gracias, por el regalo de cumplea˜nos de Harry! Fue su preferido de lejos.

Apenas tiene un a˜no y ya se eleva rápidamente sobre la escoba de juguete, se le ve´ıa tan complacido consigo mismo. Te adjunto una fotograf´ıa para que lo veas. Sabes que solo se eleva unos dos pies del piso pero casi mata al gato y destrozó un jarrón horrible que Petunia me env´ıo por navidad (no me quejo de esto). Por supuesto que James creyó que hab´ıa sido muy gracioso, dice que va a ser un gran jugador de Quidditch, pero tendremos que guardar todos los adornos y asegurarnos de no apartar los ojos de él mientras está en ello.

Tuvimos un muy tranquilo té de cumplea˜nos, solo nosotros y la vieja Bathilda que siempre fue muy dulce con nosotros y se le cae la baba con Harry. Sentimos tanto que no pudieras venir, pero la Orden tiene que ser lo primero, y de cualquier forma ¡Harry no es lo bastante mayor como saber que es su cumplea˜nos! James se siente un poco frustrado por estar aqu´ı encerrado, trata de no demostrarlo pero yo puedo verlo... además Dumbledore todav´ıa tiene su Capa de Invisibilidad, as´ı que no tiene posibilidad de hacer ni una peque˜na excursión. Si pudieras visitarnos, eso le alegrar´ıa much´ısimo .Gusano estuvo aqu´ı el fin de semana pasado. Me pareció que estaba triste, pero probablemente fuera por lo de los McKinnons; lloré toda la noche cuando me enteré.

Bathilda nos visita casi todos lo d´ıas, es una viejecita fascinante que cuenta historias de lo más fantásticas acerca de Dumbledore. ¡No estoy segura de si a él le agradar´ıa mucho si se enterara! De hecho, no se cuanto creerle, porque parece incre´ıble que Dumbledore A Harry le pareció que las extremidades se le hab´ıan entumecido. Se quedó inmóvil all´ı de pie, sosteniendo el milagroso papel entre los dedos insensibles mientras dentro de él una especie de erupción silenciosa emandaba alegr´ıa y pena que retumbaba en igual medida a través de sus venas. Caminó tambaleándose hasta la cama, y se sentó.

Volvió a leer la carta, pero no pudo encontrarle otro significado que el que ya le hab´ıa encontrado la primera vez, y se vio reducido a mirar fijamente la caligraf´ıa en s´ı misma.

Hacia las ’g´ıgual que él. Buscó en la carta cada una de ellas, y sintió cada una como una amistosa peque˜na ola entrevista a través de un velo. La carta era un tesoro incre´ıble, prueba de que Lily Poter hab´ıa vivido, realmente vivido, que su cálida mano alguna vez se hab´ıa movido por este pergamino, trazando con tinta estas letras, estas palabras, palabras que se refer´ıan a él, Harry, su hijo.

Limpiándose las lágrimas de los ojos con impaciencia, volvió a leer la carta una vez más, esta vez concentrándose en el significado. Era como escuchar una voz recordada a medias.

Hab´ıan tenido un gato... tal vez hubiera muerto, como sus padres en el Valle de Godric... o si no tal vez hubiera huido cuando no quedo nadie que lo alimentara... Sirius le hab´ıa comprado su primera escoba... Sus padres hab´ıan conocido a Bathilda Bagshort;

¿Los habr´ıa presentado Dumbledore? Dumbledore todav´ıa tiene su Capa de Invisibilidad...

Hab´ıa algo extra˜no ah´ı...

Harry hizo una pausa ponderando las palabras de su madre. ¿Por qué Dumbledore hab´ıa tomado la Capa de Invisibilidad de James? Harry recordaba claramente a su Di-CAPÍTULO 10. LA HISTORIA DE KREACHER

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rector diciéndole a˜nos atrás, ˜

No necesito una capa para volverme invisible’ ¿Acaso algún miembro de la Orden menos talentoso la hab´ıa necesitado y Dumbledore hab´ıa actuado como enlace? Harry continuó leyendo...

Gusano estuvo aqu´ı... Pettigrew, el traidor, hab´ıa parecido ?triste? ¿lo habr´ıa estado?

¿Habr´ıa sido consciente de que ve´ıa a James y a Lily con vida por última vez?

Y finalmente Bathilda otra vez, que contaba historias incre´ıbles acerca de Dumbledore.

Parece incre´ıble que Dumbledore...

¿Qué Dumbledore qué? Pero hab´ıa un gran número de cosas que podr´ıan parecer incre´ıbles acerca de Dumbledore; que alguna vez hubiera recibido bajas calificaciones en un Exámen de Transfiguración, por ejemplo o que se hubiera sentido inclinado a encantar de cabras como Aberforth...

Harry se levantó y examinó el suelo, tal vez el resto de la carta estuviera por all´ı en alguna parte. Agarró papeles, tratándolos, en su avidez, con tan poca consideración como el que los hab´ıa examinado en primer lugar, abrió cajones, sacudió libros, se puso de pie sobre una silla para pasar la mano por encima del armario, y gateó debajo de la cama y del sillón.

Al final, yaciendo boca abajo sobre el piso, divisó lo que parec´ıa un pedazo de papel roto debajo del juego de cajones. Cuando lo tomó, resultó ser gran parte de la fotograf´ıa que Lily hab´ıa descrito en la carta. Un bebé de cabello negro se elevaba rápidamente dentro y fuera de la fotograf´ıa en una peque˜na escoba, rugiendo de risa, y un par de piernas que deb´ıan pertenecer a James lo persegu´ıan. Harry se metió la fotograf´ıa en el bolsillo junto con la carta de Lily y continuó buscando la segunda hoja.

No obstante, después de un cuarto de hora, se vio forzado a concluir que el resto de la carta de su madre hab´ıa desaparecido. ¿Sencillamente se hab´ıa perdido en los dieciséis a˜nos que hab´ıan pasado desde que hab´ıa sido escrita, o se la hab´ıa llevado quienquiera que fuera que hab´ıa registrado la habitación? Harry volvió a leer la primera hoja nuevamente, esta vez buscando pistas de que podr´ıa haber hecho que la segunda hoja fuera de valor. Su escoba de juguete dif´ıcilmente pudiera ser considerada interesante por los mort´ıfagos... la única cosa potencialmente útil que pod´ıa ver en ella era que contuviera posible información acerca de Dumbledore. Parece incre´ıble que Dumbledore... ¿Qué?

“¿Harry? ¿Harry? ¿Harry?”

“¡Aqu´ı estoy!” gritó. “¿Qué pasa?”

Hubo un estruendo de pisadas fuera de la puerta, y Hermione irrumpió en la habitación.

“¡Nos despertamos y no sab´ıamos donde estabas!” dijo sin aliento. Se dio la vuelta y gritó sobre el hombro “¡Ron! Lo encontré.”

La voz fastidiada de Ron hizo eco en la distancia, varios pisos por debajo.

“¡Bien! ¡Dile de mi parte que es un imbécil!”

“Harry por favor no desaparezcas de esa forma, ¡estábamos aterrados! ¿Para que subis-te aqu´ı ya que estamos?” Miró alrededor de la saqueada habitación. “¿Qué has estado haciendo?”

“Mira lo que acabo de encontrar.”

Le tendió la carta de su madre. Hermione la tomó y la leyó mientras Harry la observaba.

Cuando llegó al final de la página levantó la vista hacia él.

“Oh Harry...”

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“Y también encontré esto.”

Le entregó la fotograf´ıa rasgada, y Hermione sonrió ante el bebé elevándose que aparec´ıa y desaparec´ıa de la vista sobre la escoba de juguete.

“He estado buscando el resto de la carta,” dijo Harry, “pero no está aqu´ı.”