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“¿Tú has montado todo este l´ıo, o ya estaba as´ı cuando llegaste?”
“Alguien estuvo registrando antes que yo,” dijo Harry.
“Eso me pareció. Cada habitación en la que he mirado de camino hacia arriba hab´ıa sido desordenada. ¿Que crees que pueden haber estado buscando?”
“Información acerca de la Orden, si fue Snape.”
“Pero se podr´ıa pensar que ya tiene toda la que necesita. Quiero decir, él era parte de la Orden, ¿verdad?”
“Bueno entonces,” dijo Harry, ansioso por discutir su teor´ıa, “¿Podr´ıa ser información acerca de Dumbledore? La segunda hoja de la carta, por ejemplo. Ves esta Bathilda a la que mi madre menciona, ¿sabes quien es?”
“¿Quién?”
“Bathilda Bagshort, la autora de...”
“Historia de la Magia,” dijo Hermione, mostrándose interesada. “¿As´ı que tus padres la conoc´ıan... Era una incre´ıble historiadora mágica”
“Y aún está con vida,” dijo Harry, “y vive en el Valle de Godric. La t´ıa de Ron, Muriel habló de ella en la boda. También conoc´ıa a la familia de Dumbledore. Ser´ıa muy interesante hablar con ella, ¿no es as´ı?” Para el gusto de Harry, hab´ıa demasiado entendimiento en la sonrisa que Hermione le dedicó. Recuperó la carta y la fotograf´ıa y las puso dentro del saquito que ten´ıa alrededor del cuello, para no tener que mirarla y ponerse en evidencia.
“Entiendo porque te gustar´ıa hablar con ella, acerca de tu madre y tu padre y de Dumbledore también,” dijo Hermione. “Pero eso en realidad no nos ayudará en nuestra búsqueda de los Horrocruxes, ¿verdad?” Harry no respondió, y ella se apresuró a continuar,
“Harry, sé que realmente deseas ir al Valle de Godric, pero me asusta. Me asusta cuan fácilmente nos encontraron esos mort´ıfagos ayer. Solo hace que me sienta más segura que nunca de que debemos evitar el lugar donde tus padres están enterrados, estoy segura que están esperando a que lo visites.”
“No es solo eso,” dijo Harry, aún evitando mirarla, “en la boda, Muriel dijo cosas acerca de Dumbledore. Quiero saber la verdad...”
Le contó a Hermione todo lo que Muriel le hab´ıa dicho. Cuando hubo terminado, Hermione dijo, “Por supuesto, que puedo ver porque eso te trastornó, Harry...”
“No estoy trastornado,” mintió, “Solo me gustar´ıa saber si es cierto o no...”
“Harry, ¿Realmente crees que obtendrás la verdad de una vieja mujer maliciosa como Muriel, o de Rita Skeeter? ¿Cómo puedes creer en ellas? ¡Conociste a Dumbledore!”
“Cre´ı que le conoc´ıa,” murmuró.
“¡Pero sabes cuanta verdad hab´ıa en todo lo que Rita escribió acerca de ti! Doge está en lo cierto, ¿Cómo puedes dejar que esta gente empa˜nen tus recuerdos de Dumbledore?”
CAPÍTULO 10. LA HISTORIA DE KREACHER
106
El apartó la mirada, intentando no demostrar el resentimiento que sent´ıa. All´ı estaba otra vez: Escoge en que creer. Quer´ıa la verdad. ¿Por qué estaba todo el mundo tan determinado a que no la obtuviera?
“¿Te parece que bajemos a la cocina?” Sugirió Hermione después de una peque˜na pausa. “¿A buscar algo de desayunar?”
Accedió, pero de mala gana, y la siguió al descansillo y más allá vio la segunda puerta que daba al rellano. Hab´ıa profundas marcas de ara˜nazos en la pintura debajo de un peque˜no letrero en el que no hab´ıa reparado en la oscuridad. Cruzó el rellano para leerlo.
Era un peque˜no letrero pomposo, escrito con prolija letra manuscrita, el tipo de cosa que Percy Weasley podr´ıa haber pegado en la puerta de su dormitorio.
No entrar
Sin el expreso permiso de
Regulus Arcturus Black
Harry se vio invadido por la excitación, pero no se dio cuenta enseguida del porque.
Volvió a leer el letrero. Hermione ya estaba un tramo de escaleras por debajo de él.
“Hermione,” dijo, y se sorprendió de que su voz sonara tan calmada. “Vuelve a subir aqu´ı.”
“¿Qué pasa?”
“R.A.B. Creo que lo he encontrado.
Se oyó un jadeo, y luego Hermione que sub´ıa corriendo las escaleras.
“¿En la carta de tu madre? Pero no vi...”
Harry negó con la cabeza, se˜nalando al letrero de Regulus. Ella lo leyó, luego cogió a Harry por el brazo, con tanta fuerza que este dio un respingo.
“¿El hermano de Sirius?” susurró.
“Era un mort´ıfago,” dijo Harry. “Sirius me habló de él, se unió a ellos cuando era verdaderamente joven y luego se arrepintió y trato de abandonar... por lo que lo mataron.”
“¡Eso encaja!” Jadeó Hermione. “¡Si era un mort´ıfago ten´ıa acceso a Voldemort, y si se sintió desencantado, entonces podr´ıa haber deseado la ca´ıda de Voldemort!”
Soltó a Harry, se inclinó sobre la barandilla, y gritó, “¡Ron! ¡RON! ¡Sube, rápido!”
Un minuto después apareció Ron resoplando, con la varita lista en la mano.
“¿Qué pasa? Si son voluminosas ara˜nas otra vez quiero desayunar antes de...”
Frunció el ce˜no ante el letrero que Hermione estaba se˜nalando silenciosamente en la puerta de Regulus.
“¿Qué? Ese era el hermano de Sirius, ¿verdad? Regulus Arcturus... Regulus... ¡R.A.B!
El relicario... ¿Suponen que...?’
“Averigüémoslo,” dijo Harry. Empujo la puerta; estaba cerrada. Hermione apuntó el picaporte con la varita y dijo, “Alohomora”. Se oyó un clic, y la puerta se abrió.
Avanzaron juntos por el umbral, mirando alrededor. El dormitorio de Regulus era ligeramente más peque˜no que el de Sirius, aunque produc´ıa la misma sensación de antigua grandeza. Mientras Sirius hab´ıa intentado exponer sus diferencias con el resto de CAPÍTULO 10. LA HISTORIA DE KREACHER
107
la familia, Regulus se hab´ıa esforzado por enfatizar lo opuesto. Los colores de Slytherin, verde esmeralda y plateado, estaban por todas partes, adornando la cama, las paredes y las ventanas. El blasón de la familia Black estaba cuidadosamente pintado sobre la ca-ma, junto con su lema, TOUJOURS PUR. Debajo hab´ıa una colección de amarillentos recortes de periódico, pegados todos juntos hasta formar un irregular colage. Hermione cruzó la habitación para examinarlos.
“Son todos sobre Voldemort,” dijo. “Parece que Regulus ya le admiraba a˜nos antes de unirse a los mort´ıfagos.”