123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 52

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CAPÍTULO 12. LA MAGIA ES PODEROSA

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El acostumbrado susurro de ’Severus Snape’le saludó, el viento fr´ıo le barrió, y su lengua se enrolló por un momento.

“Yo no te maté” dijo. Al instante su lengua se hab´ıa desenrollado, después contuvo el aliento cuando la polvorienta figura del maleficio explotó. Esperó hasta estar a mitad de la escalera hacia la cocina, fuera del o´ıdo de la Se˜nora Black y se limpió la nube de polvo, antes de gritar. “Tengo noticias, y no os gustarán.”

La cocina estaba casi irreconocible. Cada superficie estaba ahora pulida. Ollas de cobre y sartenes hab´ıan sido bru˜nidas hasta darles un brillo rosado; la superficie de madera de la mesa brillaba; las copas y platos ya estaba preparados para la cena destellando a la luz de un fuego que ard´ıa alegremente, y sobre éste herv´ıa un caldero. Nada en la habitación, sin embargo, estaba más dramáticamente cambiado que el elfo doméstico que se acercó apresuradamente hasta Harry, vestido con una esponjosa toalla blanca, el pelo de sus orejas tan limpio y sedoso como algodón, y el guardapelo de Regulus rebotando contra su delgado pecho.

“Zapatos fuera, por favor, Amo Harry, y manos limpias antes de cenar” graznó Kreacher, cogiendo la Capa de Invisibilidad y colgándola de un gancho en la pared, junto a un buen número de capas pasadas de moda que hab´ıan sido recientemente lavadas.

“¿Qué pasa?” preguntó Ron aprensivamente. Hermione y hab´ıan estado estudiando una larga lista de notas manuscritas y mapas hechos a mano que se apilaban descuidadamente al final de larga mesa de la cocina, pero ahora observaron a Harry mientras este se acercaba a ellos y tiraba el periódico en la alto de los pergaminos esparcidos por todas partes.

Una gran foto de un familiar hombre moreno de nariz ganchuda les miraba a todos; debajo un titular dec´ıa:

SEVERUS SNAPE CONFIRMADO COMO DIRECTOR DE

HOGWARTS

“¡No!” dijeron Ron y Hermione ruidosamente.

Hermione fue la más rápida; agarró el periódigo y empezó a leer la historia que acompa˜naba a la foto en voz alta.

’Severus Snape, durante largo tiempo Profesor de Pociones de la Escuela de Hogwarts de Magia y Hechicer´ıa, ha sido hoy designado director en el más importante de los muchos cambios de personal de la antigua escuela. Después de la destitución del anterior profesor de Estudios Muggles, Alecto Carrow ocupará el puesto, mientras su hermano, Amyous, ocupará la posición de Defensa Contra las Artes Oscuras.’

’Doy la bienvenida a la oportunidad de defender nuestra más fina cultura mágica y sus valores...’

...“¡Como cometer asesinatos y cortar las orejas a la gente, supongo! ¡Snape director!

Snape en el estudio de Dumbledore... ¡Por los pantalones de Merlin!” chilló, haciendo que Harry y Ron saltaran. Se puso de pie de un salto y salió corriendo de habitación, gritando mientras lo hac´ıan. “¡Vuelvo en un minuto!”

“¿Por los pantalones de Merl´ın?” repitió Ron, que parec´ıa divertido. “Debe estar ca-breada” Empujó el periódico hacia él y estudió el art´ıculo sobre Snape.

“Los demás profesores no apoyarán esto. McGonagall y Flitwick y Sprout, todos saben la verdad, sabén como murió Dumbledore. No aceptarán a Snape como director. ¿Y

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quienes son esos Carrows?”

“Mortifagos” dijo Harry. “Hay fotos de ellos dentro. Estaban en lo alto de la torre cuando Snape mató a Dumbledore, as´ı que todos son muy amiguitos. Y” siguió Harry con amargura, acercando una silla, “no veo como los demás profesores vayan a tener nada que decir. Si el Ministerio y Voldemort están tras Snape será una elección entre quedarse y ense˜nar, o unos agradables a˜nitos en Azkaban... y eso si tienen suerte. Apuesto a que se quedarán e intentarán proteger a los estudiantes.”

Kreatcher se acercó apresuradamente a la mesa con una gran sopera en las manos, y sirvió la sopa en inmaculados cuencos, silbando entre dientes mientras lo hac´ıa.

“Gracias, Kreatcher” dijo Harry, pasando las páginas de El Profeta para no tener que ver la cara de Snape. “Bueno, al menos ahora sabemos donde está Snape exactamente.”

Empezó a llevarse la cuchara de sopa a la boca. La calidad de la comida de Kreacher se hab´ıa incrementado dramáticamente desde que le hab´ıan dado el guardapelo de Regulus.

Hoy las cebollas francesas estaban más buenas de lo que Harry nunca hab´ıa saboreado.

“Todav´ıa hay un montón de mortifagos vigilando la casa” dijo a Ron mientras com´ıa,

“más de lo normal. Es como si estuvieran esperando que saliéramos con nuestros baúles y nos dirigiéramos al Expreso de Hogwarts.”

Ron miró su reloj.

“He estado pensando en eso todo el d´ıa. Partió hace casi seis horas. Raro, no estar en él, ¿verdad?”

En su imaginación a Harry le pareció ver la máquina de vapor escarlata a la que Ron y él hab´ıan seguido una vez por el aire, reluciendo entre campos y colinas, con el retumbar de la locomotora escarlata. Estaba seguro de que Ginny, Neville y Luna estaban sentados juntos en este momento, quizás preguntándose donde estaban Ron, Hermione y él, o debatiendo muevas formas de minar el nuevo régimen de Snape.

“Casi me vieron volver ahora mismo” dijo Harry. “Aterrizé de mala manera sobre el escalón más alto y la Capa resbaló.”

“A mi me pasa a cada rato. Oh, aqu´ı esta” a˜nadió Ron, girándose en su asiento para ver como Hermione volv´ıa a entrar en la cocina. “¿Y de qué en nombre de los pantalones de Merl´ın más desgastados va todo esto?”

“Recordé esto” jadeó Hermione.

Llevaba una gran pintura enmarcada, que bajó al suelo antes de agarrar su peque˜no bolso de cuentas del mostrador del aparador de la cocina. Abriéndolo, procedió a meter a la fuerza la pintura dentro y a pesar del hecho de que resultaba patente que era demasiado grande para caber dentro del diminuto bolso, en unos segundos se hab´ıa desvanecido, como todo lo demás, en la espaciosa profundidad del bolso.

“Phineas Nigellius” explicó Hermione mientras tiraba el bolso sobre la mesa de la cocina con su usual sonoridad de choques y rechinamientos.

“¿Perdona?” dijo Ron, pero Harry lo entendió. La imagen pintada de Phineas Nigellus Black pod´ıa viajar entre su retrato en Grimmauld Place y el que colgaba del despacho del director en Hogwarts, en la habitación circular en lo alto de la torre donde sin duda Snape estaba sentado ahora mismo, en triunfante posesión de la colección de delicados y plateados instrumentos mágicos de Dumbledore, el Pensadero, el Sombrero Seleccionador, y a menos que hubiera sido trasladada a algún otro sitio, la espada de Gryffindor.

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“Snape podr´ıa enviar a Phineas Nigellus a mirar dentro de la casa por él” explicó Hermione a Ron mientras volv´ıa a su asiento. “Dejemos que lo intente ahora, todo lo que Phineus Nigellus podrá ver es el interior de mi bolso.”

“¡Bien pensado!” dijo Ron, que parec´ıa impresionado.

“Gracias” sonrió Hermione, acercándo su sopa. “Entonces, Harry, ¿qué más ha pasado hoy?”

“Nada” dijo Harry. “Vigilé la entrada del Ministerio durante siete horas. Ni rastro de ella. Sin embargo vi a tu padre, Ron. Parec´ıa estar bien.”

Ron asintió apreciando esta noticia. Hab´ıan estado de acuerdo en que era demasiado peligroso intentar comunicarse con el Se˜nor Weasley mientras entraba y sal´ıa del Ministerio, porque siempre estaba rodeado por otros trabajadores del Ministerio Sin embargo era tranquilizador verle de tanto en tanto, aunque pareciera agotado y ansioso.

“Papá siempre nos dec´ıa que la gente del Ministerio utiliza la Red Flu para ir a trabajar” dijo Ron. “Por eso no hemos visto a Umbridge, nunca camina, cree que es demasiado importante como para eso.”

“¿Y que hay de esa curiosa vieja bruja y el peque˜no mago de la túnica azul marina?”

preguntó Hermione.

“Oh, si, el tipo de Mantenimiento Mágico”

“¿Cómo?” preguntó Hermione, con la cuchara suspendida en medio del aire.

“Papá dice que todos los de Manteniento Mágico llevan túnicas azul marinas.”