123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 58

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“Cuidado” dijo el mago a su lado, mirando con nerviosismo a su alrededor; una de sus páginas perdió el ritmo y cayó al suelo.

“¿Qué pasa, ahora tiene orejas mágicas además de un ojo?”

La bruja miró hacia la puerta brillante de caoba frente al espacio lleno de fabricantes de panfletos; harry también miró y la cólera se alzó en su interior como una serpiente.

Donde deber´ıa haber habido una mirilla en una puerta principal muggle, un ojo grande y redondo con un brillante iris azul hab´ıa sido colocado en la madera... un ojo que era terriblemente familiar para cualquiera que hubiese conocido a Alastor Moody.

Durante una fracción de segundo Harry se olvidó de donde se encontraba y lo que estaba haciendo all´ı: incluso se olvidó de que era invisible. Avanzó directamente hacia la puerta para examinar el ojo. No se mov´ıa: miraba ciegamente hacia arriba, congelado. En la placa que ten´ıa debajo se le´ıa:

DOLORES UMBRIDGE

SUBSECRETARIA DEL MINISTRO

Debajo de eso, una placa nueva ligeramente más brillante pon´ıa: JEFA DE LA COMISI ÓN DE REGISTRO

DE NACIDOS MUGGLES

Harry volvió la vista a las docenas de fabricantes de panfletos; aunque estaban concentrados en su trabajo, dif´ıcilmente pod´ıa suponer que no notasen que la puerta de una oficina vac´ıa se abr´ıa delante de ellos. Por lo tanto sacó de un bolsillo interior un extra˜no objeto con peque˜nas piernas que se balanceaban y una bocina de caucho como cuerpo.

Poniéndose en cuclillas bajo la capa, colocó el Detonador Trampa sobre el suelo.

Este se escabulló al momento entre las piernas de los magos y brujas que estaban enfrente. Unos pocos momentos después, durante los que Harry estuvo esperado con la mano en el pomo, se oyó un fuerte golpe y una gran cantidad de humo negro acre ondeó en una esquina. La joven bruja de la primera fila chilló: páginas rosas volaron por todas partes cuando ella y sus compa˜neros saltaron, buscando la fuente del revuelo. Harry giró el pomo, entró en la oficina de Umbridge y cerró la puerta.

Sintió como si hubiese retrocedido en el tiempo. La habitación era exactamente igual que la oficina de Umbridge en Hogwarts: colgaduras de encaje, pa˜nos y flores secas cubr´ıan cada superficie disponible. Las paredes ten´ıan los mismos platos ornamentales, cada uno con un gatito muy coloreado decorado con lazos, brincando y retozando con repugnante moner´ıa. El escritorio estaba cubierto por una tela con flores y volantes. Detrás del ojo de Ojoloco, un enganche telescópico permit´ıa a Umbridge espiar a los trabajadores que estaban al otro lado. Harry miró por él y vio que todav´ıa estaban reunidos en torno al Detonador Trampa. Arrancó el telescopio de la puerta, dejando un agujero en su lugar, le sacó el ojo mágico y se lo guardó en el bolsillo. Después se giró para examinar de nuevo la habitación, levantó la varita y murmuró:

CAPÍTULO 13. LA COMISI ÓN DE LOS NACIDOS DE MUGGLES

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“¡Accio guardapelo! ”

No pasó nada, pero era lo que hab´ıa esperado; sin duda Umbridge sab´ıa todo sobre encantamientos y hechizos protectores. Por lo tanto se apresuró hacia detrás del escritorio y empezó a abrir los cajones. Vio plumas y cuadernos de notas y celo mágico; sujetapa-peles que se enroscaban como serpientes saliendo del cajón y a los que hab´ıa que hacer retroceder; una recargada cajita con encaje llena de gomas y pinzas de pelo de repuesto; pero ni rastro de un guardapelo.

Hab´ıa un archivador detrás del escritorio. Harry empezó a buscar en él. Como los archivadores de Filch en Hogwarts, estaba lleno de carpetas, cada una etiquetada con un nombre. No fue hasta que Harry llegó al cajón que estaba más abajo que vio algo que lo distrajo de su búsqueda: el archivo del se˜nor Weasley.

Lo sacó y lo abrió.

ARTHUR WEASLEY

Estado de Sangre:

Sangre pura, pero con inaceptables tendencias a favor de los muggles. Conocido miembro de la Orden del Fénix.

Familia:

Mujer (sangre pura), siete hijos, los dos más jóvenes en Hogwarts. Nótese bien: el hijo más joven está actualmente en casa, seriamente enfermo. Los inspectores del Ministerio lo confirmaron.

Estado de Seguridad: RASTREADO. Todos los movimientos están siendo controlados. Fuerte probabilidad de que el Indeseable no 1 contacte (ha estado previamente con la familia Weasley)

“indeseable número uno” murmuró Harry en voz baja mientras volv´ıa a colocar la carpeta del se˜nor Weasley y cerraba el cajón. Ten´ıa una idea de quién era ese, y efecti-vamente, cuando se enderezó y echó un vistazo a la oficina buscando nuevos sitios donde ocultar cosas, vio un póster de s´ı mismo en la pared, con las palabras INDESEABLE No 1

estampadas en su torso. Una peque˜na nota rosa estaba con un dibujo de un gatito estaba clavada en la esquina. Harry se acercó hasta all´ı para leerla y vio lo que Umbridge hab´ıa escrito: ’A ser castigado’

Más enfadado que nunca, procedió a buscar a tientas en los fondos de los jarrones y cestas de flores secas, pero no le sorprendió demasiado de que el guardapelo no estuviese all´ı. Barrió la oficina con una última mirada y su corazón dio un salto. Dumbledore le estaba mirando desde un peque˜no espejo rectangular, sujeto a una librer´ıa tras el escritorio.

Harry atravesó el cuarto a la carrera y lo cogió, pero en el momento en que lo tocó se dio cuenta de que no era un espejo. Dumbledore estaba sonriendo melancólicamente desde la portada de un libro reluciente; Harry no se dio fijó de inmediato en la curvada escritura verde sobre su sombrero ’Vida y Mentiras de Albus Dumbledore’y tampoco de la escritura más peque˜na sobre su torso: ’por Rita Skeeter, autora de éxito de Armando Dippet:

¿Maestro o Idiota? ’

Harry abrió el libro de forma aleatoria y vio una fotograf´ıa en una página que mostraba a dos adolescentes, ambos riendo sin moderación con los brazos alrededor de los hombros del otro. Dumbledore, ahora con el pelo largo hasta los codos, se hab´ıa dejado crecer una barba rala que recordaba a la de Krum, y que tanto hab´ıa molestado a Ron. El muchacho CAPÍTULO 13. LA COMISI ÓN DE LOS NACIDOS DE MUGGLES

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que se re´ıa en silenciosa diversión junto a Dumbledore ten´ıa un aire eufórico y salvaje. Su cabello dorado ca´ıa en rizos sobre sus hombros. Harry se preguntó si ser´ıa un joven Doge, pero antes de poder comprobar el pie de foto, la puerta de la oficina se abrió.

Si Thicknesse no hubiese estado mirando por encima del hombro al entrar, Harry no habr´ıa tenido tiempo de cubrirse con la Capa de Invisibilidad. Aun as´ı, creyó que Thicknesse tal vez hab´ıa vislumbrado un movimiento, porque durante un momento o dos se quedó bastante quieto, mirando con curiosidad al lugar donde Harry se acababa de desvanecer. Quizás decidiendo que todo lo que hab´ıa visto era a Dumbledore rascándose la nariz en la portada del libro, porque Harry lo hab´ıa colocado con rapidez en el estante, Thicknesse al fin se acercó al escritorio y apuntó con su varita a la pluma preparada en el tintero. Esta salió disparada y empezó a garabatear una nota para Umbridge. Muy despacio, casi sin atreverse a respirar, Harry salió de la oficina hacia el espacio abierto que estaba detrás.

Los fabricantes de panfletos todav´ıa estaban api˜nados alrededor de los restos del Detonador Trampa, que continuaba ululando débilmente mientras echaba humo. Harry se apresuró al pasillo mientras una bruja dec´ıa: “Me apuesto a que llegó hasta aqu´ı desde Encantamientos Experimentales. Son tan descuidados, ¿recuerdas aquel pato venenoso?”

Volviendo con rapidez a los ascensores, Harry repasó sus opciones. Nunca hab´ıa sido muy probable que el medallón estuviera en el Ministerio, y no hab´ıa esperanza de sacarle a Umbridge su localización con un encantamiento mientras estuviera sentada en una sala atestada. Su prioridad ahora ten´ıa que ser abandonar el Ministerio antes de que los descubrieran, e intentarlo de nuevo otro d´ıa. Lo primero que ten´ıa que hacer era encontrar a Ron, y entonces pod´ıan pensar en una manera de sacar a Hermione de la sala del tribunal.

El ascensor estaba vac´ıo cuando llegó. Harry saltó al interior y se sacó la Capa de Invisibilidad cuando este empezó a descender. Para su enorme alivio, cuando se detuvo en la planta dos, un Ron, empapado y con los ojos muy abiertos, entró.

“B-buenos d´ıas” tartamudeó hacia Harry mientras el ascensor se volv´ıa a poner en marcha.

“¡Ron, soy yo, Harry!”

“¡Harry! Caray, me hab´ıa olvidado del aspecto que ten´ıas? ¿Por qué no está Hermione contigo?”

“Tuvo que bajar a las salas del tribunal con Umbridge, no pudo rechazarla, y...”

Pero antes de que Harry pudiese acabar el ascensor se detuvo otra vez: las puertas se abrieron y el se˜nor Weasley entró, hablando con una bruja anciana cuyo cabello rubio estaba estirado tan alto que parec´ıa un hormiguero.

“... entiendo muy bien lo que me dices, Wakanda, pero me temo que no puedo participar en...”

El se˜nor Weasley se interrumpió; se hab´ıa fijado en Harry. Fue muy extra˜no que el se˜nor Weasley le fulminase con la mirada con tanta aversión. Las puertas del ascensor se cerraron y los cuatro bajaron lentamente una vez más.

“Oh, hola Reg” dijo el se˜nor Weasley, mirando alrededor ante el sonido del chorrear constante de la túnica de Ron. “¿No estaban hoy interrogando a tu mujer? Eh... ¿qué te ha pasado? ¿Por qué estás tan mojado?”

“En la oficina de Yaxley está lloviendo” dijo Ron. Le habló al hombro del se˜nor Weasley, y Harry estaba seguro de que tem´ıa que su padre pudiese reconocerlo si se miraban CAPÍTULO 13. LA COMISI ÓN DE LOS NACIDOS DE MUGGLES

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directamente a los ojos. “No pude pararlo, as´ı que me enviaron a buscar a Bernie... Pills-worth, creo que dijeron...”

“S´ı, últimamente ha estado lloviendo en muchas oficinas” dijo el se˜nor Weasley. “¿Intentaste una Maldición Meteorológica Recanto... A Bletchley le funcionó.”

“¿Maldición Meteorológica Recanto?” susurró Ron. “No, no lo probé. Gracias p...