123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 71

Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 71

“Pero Snape sabe como llegar all´ı, ¿No ser´ıa eso un poco arriesgado?”

“Dumbledore confiaba en Snape.” le recordó Harry.

“No lo suficiente como para decirle que hab´ıa intercambiado las espadas.” dijo Hermione.

“¡Si, tienes razón!” dijo Harry, y se sintió incluso más alegre ante el pensamiento de que Dumbledore hab´ıa tenido ciertas reservas, aunque fueran leves, sobre la honradez de Snape. “Por lo que habrá escondido la espada bien lejos de Hogsmeade ¿Qué supones tú, Ron? ¿Ron?”

Harry miro a su alrededor. Por un desconcertante momento pensó que Ron hab´ıa dejado la tienda, luego se dio cuenta que Ron estaba tendido en una litera envuelto en las sombras, inmovil.

“Oh, os habéis acordado de mi, ¿eh?” dijo.

“¿Qué?”

Ron bufó con la vista fija en la parte de abajo de la litera superior.

“Proseguid. No dejeis que os estropee la diversión.”

Perplejo, Harry miró a Hermione en busca de ayuda, pero ella negó con la cabeza, aparentemente tan confusa como él.

“¿Cuál es el problema?” preguntó Harry.

CAPÍTULO 15. LA VENGANZA DE LOS DUENDES

175

“¿Problema? No hay ningún problema.” dijo Ron aún rehusando mirar a Harry. “No en lo que a ti respecta, de cualquier forma.”

Se escucharon varios golpes sordos en la lona sobre sus cabezas. Hab´ıa empezado a llover.

“Bueno, evidentemente tienes un problema.” dijo Harry. “Escúpelo, ¿quieres?”

Ron balanceó las largas piernas fuera de la cama y se sentó. Se le ve´ıa sórdido, no parec´ıa él mismo.

“Esta bien, lo escupiré. No esperes que salte arriba y abajo por toda la tienda porque hay otra condenada cosa que debemos encontrar. A˜nádela a la lista de cosas que no sabes.”

“¿Qué no sé?” repitió Harry. “¿Qué no sé?”

Plunk, plunk, plunk. La lluvia ca´ıa cada vez más fuerte y pesada; produciendo leves ruidos en la capa de hojas esparcidas alrededor de ellos y chapoteando en el r´ıo a través de la oscuridad. El temor apagó el júbilo de Harry. Ron estaba diciendo exactamente lo que hab´ıa sospechado y temido que estuviera pensando.

“No es como si estuviera pasando el mejor momento de mi vida aqu´ı,” dijo Ron.

“Sabes, con el brazo estropeado y nada que comer y congelándome el trasero todas las noches. Solo ten´ıa la esperanza, sabes, de que después de haber estado dando vueltas durante semanas, hubiéramos logrado algo.”

“Ron” dijo Hermione, pero con una voz tan baja que Ron pod´ıa pretender no haberla o´ıdo sobre el ruidoso tamborileo de la lluvia que ahora golpeaba la tienda.

“Cre´ı que sab´ıas para lo que te hab´ıas ofrecido voluntario.” dijo Harry.

“Si, yo también cre´ıa saberlo.”

“Entonces ¿Qué parte de ello no esta colmando tus expectativas?” preguntó Harry. El enfado ven´ıa en su auxilio ahora. “¿Cre´ıas que nos alojar´ıamos en hoteles cinco estrellas?

¿Qué encontrar´ıamos un Horcrux cada dos por tres? ¿Pensabas que volver´ıas con tu mami para navidad?”

“¡Pensamos que sab´ıas lo que estabas haciendo!” grito Ron, poniéndose de pie, y sus palabras traspasaron a Harry como cuchillos ardientes. “¡Pensamos que Dumbledore te hab´ıa dicho qué hacer, pensamos que ten´ıas un verdadero plan!”

“¡Ron!” dijo Hermione, esta vez de forma claramente audible sobre la lluvia que retumbaba contra el techo de la tienda, pero otra vez la ignoró.

“Bueno siento haberte desilusionado.” dijo Harry, su voz lo bastante serena aunque se sent´ıa vac´ıo, inadecuado. “Fui honesto contigo desde el principio. Te dije todo lo que Dumbledore me hab´ıa dicho. Y en caso que no te hayas dado cuenta, encontramos un Horcrux...”

“Si, y estamos casi tan cerca de librarnos de él como lo estamos de encontrar el resto de ellos... ¡En otras palabras, para nada cercanos, maldición!”

“Qu´ıtate el relicario, Ron.” dijo Hermione, su voz inusualmente alta. “Por favor qu´ıta-telo. No estar´ıas hablando de esa forma si no hubieras estado usándolo todo el d´ıa.”

“Si, lo har´ıa.” dijo Harry, que no quer´ıa que le buscaran excusas a la actuación de Ron. “¿En serio creeis que no he adivinado que pensabais estas cosas?”

“Harry, nosotros no estábamos...”

“¡No mientas!” le lanzó Ron. “Tu también lo dijiste, dijiste que estabas desilusionada, CAPÍTULO 15. LA VENGANZA DE LOS DUENDES

176

dijiste que hab´ıas cre´ıdo que ten´ıa algo más en lo que apoyarse, además de...”

“No lo dije de esa forma, Harry, ¡No lo hice!” lloró.

La lluvia aporreaba la tienda, por el rostro de Hermione ca´ıan las lágrimas, y la emoción que hab´ıa sentido hac´ıa unos minutos se desvaneció como si nunca la hubiera experimentado, un fuego artificial de corta vida que hab´ıa brillado y muerto, dejándolo todo oscuro, mojado y fr´ıo. La espada de Gryffindor estaba escondida y no sab´ıan dónde, y eran tres adolescentes en una tienda cuya única haza˜na hasta el momento consist´ıa en no estar muertos, aún.

“¿Entonces por qué estáis aqu´ı aún?” le preguntó Harry a Ron.

“Que me registren.”

“Iros a casa, entonces.” dijo Harry.

“¡Si, tal vez lo haga!” gritó Ron, y dio varios pasos hacia Harry, que no se echó para atrás. “¿No escuchaste lo que dijeron de mi hermana? Pero no das un pedo de gato, no.

Es solo el Bosque Prohibido. Ha-enfrentado-cosas-peores, a Harry Potter no le importa lo que le pase a ella all´ı... bueno a mi si, entiendes, ara˜nas gigantes y juegos de mente...”

“Lo que quise decir... es que estaba con los demás, estaban con Hagrid...”.

“Si, lo entiendo, ¡No te importa! Y que hay acerca del resto de mi familia, ...los Weasley lo que menos que necesitan es más hijos heridos... ¿o´ıste eso?”

“Si, yo...”

“¿Sin embargo no te preocupó lo que quiso decir con eso?”

“¡Ron!” dijo Hermione, forzando su camino para interponerse entre ellos. “No creo que signifique que haya pasado nada nuevo, nada de lo que no estemos enterados; piensa, Ron, Bill ya tiene una cicatriz, a esta altura mucha gente debe haber visto que George perdió una oreja, y se supone que tú estás en tu lecho de muerte con Spattergroit. Estoy segura que eso fue lo que quiso decir...”

“Oh, estás segura, ¿verdad? Bueno, entonces, no me preocuparé por ellos. Para ti también está todo bien, ¿no es cierto? Con tus padres a salvo fuera del camino...”