123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 9

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“Muy astuto por su parte, se˜nor, muy astuto. Yo personalmente me ver´ıa absolutamente embaucado por todos esos botones y palancas,” dijo Dedalus. Ten´ıa claramente la impresión de estar haciendo un cumplido a Vernon Dursley, que estaba perdiendo visible-mente la confianza en el plan con cada palabra que Dedalus pronunciaba.

“Ni siquiera puede conducir,” murmuró por lo bajo, su bigote se sacud´ıa indignada-mente, pero afortunadamente ni Dedalus ni Hestia parecieron oirle.

“Tú, Harry,” continuó Dedalus, “esperarás aqu´ı a tu guardia. Ha habido unos peque˜nos cambios en el plan...”

“¿Qué quieres decir?” dijo Harry al instante. “Pensaba que Ojoloco iba a vernir y llevarme en una Aparición Conjunta.”

“No puede ser” dijo Hestia tensamente. “Ojoloco te lo explicará.”

Los Dursley que hab´ıa escuchado todo esto con miradas de absoluta incomprensión en sus caras, saltaron cuando se oyó una voz diciendo ’ ¡Deprisa!’. Harry miró alrededor de la habitación antes de comprender que la voz hab´ıa sido emitida por el reloj de bolsillo de Dedalus.

“Indudablemente operamos en un horario muy apretado,” dijo Dedalus, asintiendo hacia su reloj y volviendo a metérselo en el chaleco, “Estamos intentando sincronizar tu partida de la casa con la desaparición de tu familia, Harry; as´ı el encantamiento se romperá en el momento en que todos estemos de camino aun lugar seguro.” Se giró hacia los Dursleys. “Bueno, ¿todo recogido y listos para marchar?”

Ninguno de ellos le respondió. T´ıo Vernon todav´ıa miraba afligido el bulto en el bolsillo del chaleco de Dedalus.

“Quizás deber´ıamos esperar fuera en el vest´ıbulo, Dedalus” murmuró Hestia. Claramente pensó que demostrar´ıa falta de tacto permanecer en la habitación mientras Harry y los Dursleys intercambiaban amorosas y posiblemente lacrimógenas despedidas.

“No hay necesidad,” murmuró Harry, pero T´ıo Vernon hizo innecesaria cualquier otra explicación diciendo estrepitosamente.

“Bueno, esto es un adios entonces, chico.”

Balanceó hacia arriba su brazo derecho para estrechar la mano de Harry, pero en el último momento pareció incapaz de afrontarlo, y simplemente cerró el pu˜no y empezó a balancearse hacia atrás y hacia adelante como un metrónomo.

“¿Listo, Diddy?” preguntó T´ıa Petunia, comprobando meticulosamente el cierre de su bolso de mano para evitar mirar a Harry.

Dudley no respondió, sino que se quedó all´ı de pie con la boca ligeramente entreabierta, recordándole a Harry un poco al gigante, Grawp.

“Vamos entonces,” dijo T´ıo Vernon.

Ya estaba alcanzando la puerta del salón cuando Dudley murmuró. “No entiendo.”

“¿Qué no entiendes, popkin?” preguntó T´ıa Petunia, mirando a su hijo.

Dudley alargó una mano grande como un jamón y se˜naló a Harry

“¿Por qué él no viene con nosotros?”

T´ıo Vernon y T´ıa Petunia se quedaron petrificados donde estaban, mirando a Dudley como si acabara de expresar el deseo de convertirse en bailarina.

CAPÍTULO 3. LA PARTIDA DE LOS DURSLEY

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“¿Qué?” dijo T´ıo Vernon ruidosamente.

“¿Por qué no viene él también?” preguntó Dudley.

“Bueno, él... no quiere,” dijo T´ıo Vernon, girándose para mirar a Harry y a˜nadiendo.

“No quieres, ¿verdad?”

“Ni lo más m´ınimo,” dijo Harry.

“Ya lo ves,” dijo T´ıo Vernon a Dudley. “Ahora vamos, salgamos.”

Salió de la habitación. Oyeron la puerta delantera abrirse, pero Dudley no se movió y después de unos pocos pasos vacilantes T´ıa Petunia también se detuvo.

“¿Y ahora qué?” ladró T´ıo Vernon, reapareciendo en el umbral.

Parec´ıa que Dudley estaba luchando con conceptos demasiado dif´ıciles para expresarlos con palabras. Varios momentos después de aparentemente dolorosa lucha interna dijo.

“¿Pero adónde va a ir?”

T´ıa Petunia y T´ıo Vernon se miraron el uno al otro. Estaba claro que Dudley les estaba asustando. Hestia Jones rompió el silencio.

“Pero... ¿no sabes a dónde va tu primo?” dijo, con aspecto desconcertado.

“Claro que lo sabemos,” dijo Vernon Dursley. “Se larga con una panda de los vuestros,

¿verdad? Vale, Dudley, entremos en el coche, ya has o´ıdo a este hombre, tenemos prisa.”

De nuevo, Vernon fue alejándose hacia la puerta delantera, pero Dudley no le siguió.

“¿Se larga con una panda de los nuestros?”

Hestia estaba indignada. Harry ya conoc´ıa esa actitud. Las brujas y magos parec´ıan sorprendidos porque sus parientes vivos más cercanos no mostraran el más m´ınimo interés en Harry Potter.

“Está bien,” la tranquilizó Harry. “No importa, de verdad.”

“¿No importa?” repitió Hestia, alzando la voz. “¿No comprende esta gente por lo que has tenido que pasar? ¿El peligro en el que estás? ¿Liderando el movimiento anti-Voldemort?”

“Er... no, no lo comprenden,” dijo Harry. “Creen que soy un desperdicio en realidad, pero estoy acostumbrado...”

“Yo no creo que seas un desperdicio.”

Si Harry no hubiera visto moverse los labios de Dudley, no se lo habr´ıa cre´ıdo. Como as´ı fue, miró fijamente a Dudley durante varios segundos antes de aceptar que deb´ıa haber sido su primo el que hab´ıa hablado por una razón, Dudley se hab´ıa vuelto rojo. El propio Harry estaba avergonzado y atónito.

“Bueno... er... gracias, Dudley”

De nuevo, Dudley pareció acosado por pensamientos demasiado dif´ıciles de tratar, a juzgar por su expresión antes de susurrar “Me salvaste la vida.”

“En realidad no,” dijo Harry. “Habr´ıa sido tu alma lo que se hubiera llevado el dementor...”

Miraba con curiosidad a su primo. No hab´ıan tenido virtualmente ningún contacto durante este verano, ya que Harry hab´ıa venido a Privet Drive por poco tiempo, y hab´ıa permanecido mucho tiempo en su habitación. En ese momento a Harry se le ocurrió, que la taza de té fr´ıo con lo que hab´ıa tropezado esa ma˜nana podr´ıa no haber sido CAPÍTULO 3. LA PARTIDA DE LOS DURSLEY

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