123282.fb2 Harry Potter and The Deathly Hallows - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 95

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“Una de esas supersticiones, ¿verdad? ’Las brujas nacidas en mayo se casarán con muggles”Maldición en el crepúsculo, deshecha a medianoche”La varita de sauco, nunca prospera’Tienes que haberlas o´ıdo. Mi madre tiene un montón.”

“Harry y yo hemos crecido entre muggles,” le recordó Hermione. “Nos ense˜naron otras supersticiones.” Suspiró profundamente cuando un olor más bien acre ascendió desde la cocina. La única cosa buena de su exasperación con Xenophilius era que parec´ıa haber olvidado que estaba enfadada con Ron. “Creo que estás en lo cierto,” le dijo. “Sólo es una moraleja, es obvio qué regalo es el mejor, el que uno escoger´ıa...”

Los tres hablaron al mismo tiempo: Hermione dijo, “la Capa,”

Ron dijo, “La Varita,”

Y Harry, “La Piedra.”

Se miraron, medio sorprendidos, medio divertidos.

“Se supon´ıa que dir´ıas la Capa,” le dijo Ron a Hermione, “pero no necesitas ser invisible si tienes la varita. Una varita invencible, Hermione, ¡vamos!’

“Ya tenemos una Capa de Invisibilidad,” dijo Harry.

“¡Y nos ha ayudado bastante, por si no os hab´ıas dado cuenta!” respondió Hermione.

“Mientras que la varita atraer´ıa problemas...”

“Solo si lo das a conocer,” argumentó Ron. “Sólo si fueras lo bastante idiota como para ir a bailando y cantando, agitándola sobre tu cabeza, ’tengo una varita invencible, inténtalo si crees que eres lo bastante fuerte’. Mientras mantengas la boca cerrada...”

“Si, ¿pero podrás mantener tú la boca cerrada?” dijo Hermione, con escepticismo.

“...Sabes que la única cosa auténtica que nos ha dicho es que ha habido tres historias sobre varitas súper poderosas en centenares de a˜nos.”

“¿Las hay?” preguntó Harry.

Hermione parec´ıa exasperada. La expresión era tan encantadoramente familiar que CAPÍTULO 21. LA HISTORIA DE LOS TRES HERMANOS

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Harry y Ron se sonrieron mutuamente.

“La Rama de la Muerte, la Varita del Destino, surgen bajo nombres diferentes a lo largo de los siglos, normalmente en posesión de algún Mago Oscuro que alardea de ellas.

El profesor Binns mencionó alguna cosa, pero... oh, todo esto es una tonter´ıa. Las varitas sólo tienen tanto poder como los magos que las utilizan. A algunos magos simplemente les gusta alardear de que las suyas son más grandes y mejores que las de los demás.”

“¿Pero cómo sabes,” dijo Harry “que esas varitas... la Rama de la Muerte y la Varita del Destino... no son la misma varita, saliendo a la superficie a lo largo de los siglos bajo diferentes nombres?”

“¿Qué pasa si realmente todas ellas son la Varita de Saúco, fabricada por la Muerte?”

dijo Ron.

Harry rió. La extra˜na idea que se le hab´ıa ocurrido era después de todo, rid´ıcula.

Su varita, se recordó, estaba hecha de acebo, no de saúco, y hab´ıa sido fabricada por Ollivander, hiciera lo que hiciera esa noche en que Voldemort le hab´ıa perseguido a través de los cielos; y si hubiera sido invencible, ¿cómo podr´ıa haberse roto?

“¿Entonces por qué escoger´ıas la piedra?” le preguntó Ron.

“Bueno, si pudiera traer a la gente de regreso, podr´ıamos tener a nuestro lado Sirius...

Ojoloco... Dumbledore... a mis padres...”

Ni Ron ni Hermione sonrieron.

“Pero según Beedle el Bardo, ellos no quer´ıan volver, ¿no?” dijo Harry, pensando en el cuento que acababan de escuchar. “No creo que haya muchas otras historias sobre piedras que puedan resucitar a los muertos, ¿las hay?” preguntó a Hermione.

“No” replicó ella tristemente. “No creo que nadie excepto el Se˜nor Lovegood pudiera enga˜narse a s´ı mismo creyendo que es posible. Probablemente Beedle tomó la idea de La Piedra del Hechicero; ya sabes, en vez de una piedra que te hiciera inmortal, una piedra que invirtiera la muerte.”

El olor de la cocina se hac´ıa más fuerte. Algo as´ı como a calzoncillos quemados. Harry se preguntó si le ser´ıa posible comer algo de lo que Xenophilius estaba cocinando para no herir sus sentimientos.”

“¿Sin embargo, qué hay de la Capa?” dijo Ron lentamente. “¿No te das cuenta, él está en lo cierto? He utilizado la Capa de Harry y sé como funciona, nunca me detuve a pensarlo. Y nunca he o´ıdo hablar de ninguna como la de Harry. Es infalible. Nunca hemos sido divisados bajo ella...”

“¡Por supuesto que no... somos invisibles cuando estamos bajo ella, Ron!”

“Pero todas esas cosas que él dijo sobre las otras capas, y no eran precisamente de diez Knuts, sabes, ¡es cierto! Nunca se me hab´ıa ocurrido antes pero he o´ıdo bastante respecto a encantamientos sobre capas que cuando envejec´ıan, o eran desgarradas por hechizos ten´ıan agujeros, la de Harry pertenec´ıa a su padre, por lo tanto no es precisamente nueva,

¡pero se conserva... perfectamente!”

“Bien, de acuerdo, pero Ron, la piedra...”

Mientras ellos discut´ıan entre susurros, Harry se paseaba por la habitación, escuchando a medias. Alcanzó la escalera de caracol, alzó distra´ıdamente los ojos hacia el siguiente piso y se distrajo un vez más.

Su propia cara lo miraba desde el techo de la habitación. Tras unos momentos de CAPÍTULO 21. LA HISTORIA DE LOS TRES HERMANOS

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desconcierto, se dio cuenta de que no era un espejo, si no una pintura. Curioso, empezó a subir las escaleras.

“Harry, ¿qué estás haciendo? ¡No creo que debas mirar por aqu´ı cuando él no está!”

Pero Harry ya hab´ıa alcanzado el siguiente nivel. Luna hab´ıa decorado el techo de la habitación con cinco preciosas caras pintadas: Harry, Ron, Hermione, Ginny y Neville.

No se mov´ıan como en las fotos de Hogwarts, pero hab´ıa una cierta magia en ellos. Harry creyó que respiraban. Lo que parec´ıa ser una fina cadena dorada se tej´ıa alrededor de las pinturas uniéndolas, pero tras examinarlas durante un minuto o más, Harry se percató que la cadena era una palabra repetida miles de veces en tinta dorada : amigos... amigos...

amigos...

Harry sintió una gran corriente de afecto hacia Luna. Estudió la habitación. Hab´ıa una gran fotograf´ıa junto a la cama, de una joven Luna y una mujer a la que se parec´ıa mucho. Se abrazaban. Luna parec´ıa bastante mejor vestida en esa foto de lo que Harry la hab´ıa visto en su vida. La foto estaba cubierta de polvo. Eso le pareció a Harry un poco raro. Miró alrededor. Algo iba mal. La pálida alfombra azul estaba también cubierta de polvo. No hab´ıa ropa en el armario, las puertas estaban entreabiertas. La cama ten´ıa una apariencia fr´ıa y antipática, como si no se hubiera dormido en ella durante semanas. Una solitaria telara˜na se extend´ıa a través de la ventana cruzando el cielo rojo sangre.

“¿Qué ocurre?” preguntó Hermione mientras Harry descend´ıa las escaleras, pero antes de que pudiera responderle, Xenophilius alcanzó los escalones superiores llegando desde la cocina, ahora trayendo una bandeja cargada con tazones.

“Se˜nor Lovegood,” dijo Harry. “¿Dónde está Luna?”

“¿Perdón?”

“¿Dónde está Luna?”

Xenophilius se detuvo en el último escalón.