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“¿Entonces por qué ha preparado esa bandeja sólo para cuatro?”
Xenophilius intentó hablar, pero no le salió ningún sonido. El único ruido que se o´ıa era el traqueteo continuado de la imprenta, y un leve repiqueteo en la bandeja cuando las manos de Xenophilius temblaron.
“No creo que Luna haya estado aqu´ı desde hace semanas.” dijo Harry. “Su ropa no está, no ha pasado la noche en su cama. ¿Dónde está? ¿Y por qué mira continuamente hacia la ventana?”
Xenophilius dejó caer la bandeja. Los tazones rebotaron y se hicieron pedazos. Harry, Ron y Hermione sacaron sus varitas. Xenophilius se quedó congelado a punto de meter la mano en el bolsillo. En ese momento la imprenta hizo un enorme ruido y numerosos Quibblers salieron en tropel a través del suelo desde debajo del mantel, al menos la imprenta se quedó en silencio. Hermione se detuvo y recogió una de las revistas, todav´ıa con la varita apuntando al Se˜nor Lovegood.
“Harry, mira esto.”
Se acercó a ella tan rápido como pudo a través de todo el desorden.
La portada de El Quisquilloso llevaba su foto, adornada con las palabras Índeseable Numero Uno’y con la recompensa al pie de foto.
“¿Entonces, El Quisquilloso opta por un nuevo punto de vista?” preguntó Harry CAPÍTULO 21. LA HISTORIA DE LOS TRES HERMANOS
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fr´ıamente, con la mente trabajando a toda máquina. “¿Qué hizo usted cuando fue al jard´ın, Se˜nor Lovegood? ¿Enviar una lechuza al Ministerio?”
Xenophilius se lamió los labios.
“Me quitaron a Luna” susurró, “A causa de lo que estaba escribiendo. Me quitaron a Luna y no se donde está, qué le han hecho. Pero me la devolverán si yo... si yo...”
“¿Entrega a Harry?” terminó Hermione por él.
“No hay trato.” Dijo Ron rotundamente. “Apártese de nuestro camino, nos vamos.”
Xenophilius estaba pálido como la cera, como si tuviera cien a˜nos, sus labios retrocedieron con espantosa malicia.
“Estarán aqu´ı de un momento a otro. Tengo que salvar a Luna. No puedo perder a Luna. No podéis marcharos.”
Extendió los brazos frente a la escalera, y Harry tuvo la repentina visión de su madre haciendo lo mismo frente a su cuna.
“No nos obligue a hacerle da˜no,” dijo Harry. “Apártese de nuestro camino, Se˜nor Lovegood.”
“¡Harry!” gritó Hermione.
Figuras con escobas pasaban volando ante de las ventanas. Cuando los tres apartaron de él la mirada, Xenophilius sacó la varita. Harry se percató de su error justo a tiempo.
Se lanzó a un lado, empujando a Ron y a Hermione fuera de peligro mientras el Hechizo Contundente de Xenophilius se alzaba por la habitación y golpeaba el cuerno del Erumpent.
Hubo una explosión colosal. Por el sonido parec´ıa que hubiera explotado la habitación.
Fragmentos de madera, papel y escombros volaban en todas direcciones, junto con una nube impenetrable de espeso polvo blanco. Harry voló por los aires, chocando luego contra el suelo, incapaz de ver mientras los escombros llov´ıan sobre él, con los brazos sobre la cabeza. Oyó el grito de Hermione, el alarido de Ron, y una serie de escalofriantes ruidos metálicos que le informaron de que Xenophilius hab´ıa perdido pie y ca´ıdo por las escaleras de caracol.
Medio enterrado en los escombros, Harry trató de levantarse. A penas pod´ıa respirar o ver a causa del polvo.
La mitad del techo hab´ıa ca´ıdo y un extremo de la cama de Luna colgaba por el agujero.
El busto de Rowena Ravenclaw yac´ıa a su lado con la mitad de la cara ausente, fragmentos de pergamino roto que flotaban en el aire, y la mayor parte de la imprenta yac´ıa a su lado, bloqueando la parte superior de las escaleras hacia la cocina. Entonces otra forma blanca se movió a su lado, y Hermione, cubierta polvo como una segunda estatua, se presionó el dedo contra los labios.
La puerta de abajo se abrió de golpe.
“¿No te dije que no hab´ıa necesidad de correr, Travers?” dijo una voz áspera. “¿No te dije que este chiflado está tan loco de atar como de costumbre?” Se oyó un golpe y un grito de dolor provenientes de Xenophilius.
“¡No... no... arriba... Potter!”
“Te lo dije la semana pasada Lovegood, ¡que no ´ıbamos a volver por nada menos que CAPÍTULO 21. LA HISTORIA DE LOS TRES HERMANOS
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algo de información sólida! ¿Recuerdas la semana pasada? ¿Cuando quer´ıas intercambiar a tu hija por ese estúpido sombrero ensangrentado? Y la semana anterior (Otro golpe, otro chillido) ¿cuando cre´ıas que te la entregar´ıamos si nos ofrec´ıas la prueba de que exist´ıan los Crumple (golpe) Horned (golpe) Snorkacks?”
“¡No... no... se lo suplico!” Xenophilius sollozó. “¡Realmente es Potter, de verdad!”
“¡Y ahora resulta que sólo nos ha llamado aqu´ı para tratar de hacernos estallar!”
rugió el mort´ıfago, y hubo una descarga de golpes intercalados con los gritos de agon´ıa de Xenophilius.
“El lugar parece a punto de caerse, Selwyn,” dijo fr´ıamente una segunda voz, resonando hacia a las escaleras destrozadas. “Las escaleras están completamente bloqueadas. Tratar de despejarlas podr´ıa derribar el lugar.”
“Estas mintiendo pedazo de porquer´ıa.” gritó el mago llamado Selwyn.
“Nunca has visto a Potter en tu vida, ¿verdad?. Creo que nos has atra´ıdo aqu´ı para matarnos, ¿no? ¿Y piensas que as´ı recuperarás a tu ni˜na?”
“¡Lo juro... lo juro... Potter está arriba!”
“Homenum revelio.” dijo la voz al pie de las escaleras. Harry oyó el grito sofocado de Hermione, y tuvo la extra˜na sensación de que algo estaba bajando en picado sobre él, sumergiéndole el cuerpo en su sombra.
“Hay alguien arriba, Selwyn,” dijo el segundo hombre bruscamente.
“¡Es Potter, le digo, que es Potter!” sollozó Xenophilius. “Por favor... por favor...
devuélvanme a Luna, sólo denme a Luna...”
“Tendrás a tu ni˜nita, Lovegood,” dijo Selwyn, “si subes esas escaleras y me traes a Harry Potter. Pero si es un complot, si es un truco, si tienes a un cómplice esperándome all´ı arriba para tendernos una emboscada, veremos si podemos darte un pedacito de tu hija para que la entierres.”
Xenophilius gritó de miedo y desesperación. Se oyeron prisas y ara˜nazos. Xenophilius trataba de pasar a través de los escombros de las escaleras.
“Vamos,” susurró Harry, “tenemos que salir de aqu´ı.”
Empezó a excavar él mismo cubierto por todo el ruido que Xenophilius estaba haciendo en la escalera. Ron estaba profundamente sepultado. Harry y Hermione treparon, tan silenciosamente como pudieron, sobre los restos donde yac´ıa, tratando de quitar haciendo palanca una pesada cómoda de sus piernas.
Mientras Xenophilius golpeaba y ara˜naba arrastrándose más y más cerca, Hermione se las arregló para liberar a Ron utlizando un Encantamiento Levitatorio.
“Bien” jadeó Hermione, cuando la imprenta rota que bloqueaba la parte superior de las escaleras empezó a temblar. Xenophilius estaba a unos pasos de ellos. Todav´ıa estaba blanca de polvo. “¿Conf´ıas en mi Harry?”