123307.fb2 HARRY POTTER Y EL PRINCIPE MESTIZO - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 105

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This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details toma seis meses … debes dejarla cociendo …'

'Típico,' dijo Ron.

Harry estaba a punto de dejar su libro cuando se percató que una esquina de una página estaba doblada; abrió el libro en ese punto y vio el hechizo Sectumsempra, con la leyenda ‘Para enemigos’, el cual él había hecho ese doblez un par de semanas antes. Todavía no averiguaba qué era lo que hacía, principalmente porque no quería hacer pruebas con Hermione rondando cerca, pero estaba considerando intentarlo la próxima vez que McLaggen lo agarrara desprevenido.

La única persona que no parecía contenta de ver a Katie Bell de regreso en el colegio era Dean Thomas, porque no sería ya más requerido para ocupar su lugar como cazador en el equipo. Tomó la noticia con total estoicismo cuando Harry se la dio, simplemente gruñó algo y se encogió de hombros, pero Harry tenía el indudable sentimiento de que cuando se alejó de Dean, éste y Seamus estaban murmurando de él a sus espaldas.

Durante los siguientes quince días se vieron las mejores prácticas de Quidditch desde que Harry era capitán. Su equipo estaba tan contento de librarse de McLaggen, tan feliz de tener a Katie por fin de regreso, que todos estaban volando extremadamente bien.

Ginny no parecía en lo absoluto afectada por su rompimiento con Dean, todo lo contrario, estaba consagrando su vida y alma al equipo. Sus imitaciones de Ron balanceándose ansiosamente de arriba hacia abajo frente a los aros de gol cuando la Quaffle se dirigía a él, o las de Harry gritándole órdenes a McLaggen antes de ser noqueado, los mantenía a todos realmente animados. Harry, riéndose junto con los otros, estaba agradecido de tener una razón inocente para mirar a Ginny; ya había recibido varios golpes de Bludger por no tener los ojos puestos en la Snitch durante las prácticas.

La batalla aún se libraba en su cabeza: ¿Ginny o Ron? A veces creía que al Ron-después-de-Lavender no le importaría demasiado si le pedía a Ginny salir con él, pero entonces recordaba la expresión en el rostro de Ron cuando la había visto besarse con Dean. Esto le hacía estar seguro de que Ron consideraría como una alta traición si Harry tan sólo se atreviera a tomarle la mano a Ginny.

Todavía Harry no podía darse el valor para hablar con Ginny, reír con ella o caminar de regreso con ella al término de las prácticas por mucho que anhelara hacerlo. Siempre se sorprendía a sí mismo pensando cuál sería la mejor manera de acercarse a ella. Hubiera sido ideal si Slughorn hubiera dado otra de sus pequeñas fiestas, para que Ron no estuviera cerca. Desdichadamente, parecía que Slughorn ya se había dado por vencido. Una o dos veces consideró la idea de pedirle ayuda a Hermione, pero no se creía capaz de soportar la mirada de autosuficiencia en su rostro, ya que creía que ella lo había atrapado más de una vez mirando a Ginny o riéndose de sus bromas. Y como si esto fuera poco, tenía la molesta preocupación de que si él no le pedía pronto a Ginny salir juntos, de seguro alguien más se le podía adelantar, ya que últimamente ella era demasiado popular. Quizá demasiado para su propio bien, como Harry y Ron pensaban (¡estaban de acuerdo, por fin!).

Aún con todo, la tentación de tomar un buen trago de Felix Felicis era cada día más fuerte, y Harry se preguntaba si en este caso se ameritaba hacerlo, o si sólo tendría que ‘tentar las circunstancias’ cómo puntualizó Hermione. Los agradables días de Mayo se deslizaban suavemente mientras Ron parecía estar sobre el hombro de Harry cada vez que él observaba a Ginny. A veces se encontraba a sí mismo deseando con fervor un golpe de suerte que le permitiera a Ron darse cuenta que nada lo haría más feliz que el hecho de que su mejor amigo y su hermana se enamoraran y les permitiera estar a solas un poco más de tiempo que el par de segundos habituales. Pero aparentemente no habría oportunidad de nada con la final de Quidditch encima y Ron queriendo hablar sólo de tácticas de juego todo el tiempo.

Ron no era el único interesado en este tema; las expectativas del juego entre Gryffindor y Ravenclaw, el partido que decidiría el campeonato, parecían haberse regando como pólvora por todo el castillo. Si Gryffindor apaleaba a Ravenclaw por un margen de trescientos puntos (algo posible, ya que Harry no había visto a su equipo mejor que ahora), ellos se llevarían el campeonato. Pero si les ganaban con menos de trescientos puntos, quedarían segundos después de Ravenclaw; si perdían por cien puntos estarían en tercer puesto detrás de Hufflepuff; o si perdían por más de cien puntos, quedarían en cuarto lugar, y nadie, estaba seguro Harry, olvidaría en los siguientes dos siglos que él capitaneaba el equipo cuando cayeron desde su primer puesto hasta el último.

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This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details Los días previos al partido estuvieron plagados de los acontecimientos usuales: miembros de las casas rivales intentaban intimidar a los del equipo contrario en los pasillos; cánticos desagradables sobre algún jugador se dejaban oír ruidosamente cuando éste pasaba; los miembros de los equipos se pavoneaban disfrutando de la atención o corrían a los baños entre clases para vomitar. De cualquier forma, Harry creía que el resultado del partido estaría entrelazado inevitablemente con el éxito o fracaso de sus planes hacia Ginny. Sabía que si ganaban por más de trescientos puntos las escenas de euforia y la fiesta post-partido serían tan reconfortantes como un gran trago de Felix Felicis.

En medio de estas preocupaciones, Harry no había olvidado su otra ambición: averiguar qué hacía Malfoy en el Cuarto de los Menesteres. Seguía viendo el Mapa del Merodeador de vez en cuando, y al no ver a Malfoy en él deducía que éste estaba pasando su tiempo en el Cuarto de los Menesteres. Y aunque ya estaba perdiendo las esperanzas de descubrir a Malfoy dentro del salón, seguía intentando hallar la puerta al pasar por ahí, sin tener más recompensa que encontrar el muro sin puerta alguna.

Unos días antes del partido contra Ravenclaw, Harry se encontraba caminando solo hacia su sala común después de haber cenado, ya que Ron había salido disparado hacia el baño más cercano para vomitar y Hermione se había desaparecido al ver aproximarse a la profesora Vector, murmurando algo sobre un error que había cometido en su último ensayo de Aritmancia. Más que por hábito que por otra cosa, Harry hizo el habitual recorrido por el pasillo del séptimo piso revisando el Mapa del Merodeador mientras caminaba. No pudo encontrar a Malfoy por ningún lado por lo que asumió que estaría dentro del Cuarto de los Menesteres otra vez, cuando de repente pudo ver la pequeña etiqueta con su nombre en un baño de chicos que estaba un piso debajo y acompañado, no por Crabble o Goyle, sino por Myrtle la llorona.

Harry se quedó observando esta inusual pareja que no se percató de que iba derecho hacia una armadura. El tremendo ruido que hizo ésta al caerse lo hizo volver a la realidad; huyó de la escena a toda prisa antes de que Filch hiciera su aparición, bajó las escaleras de mármol a toda carrera y siguó por el pasillo que se abría ahí. Fuera del baño, puso su oreja contra la puerta esperando oír algo. Completo silencio. Abrió la puerta con sumo cuidado, tratando de no hacer ruido.

Draco Malfoy estaba parado de espaladas a la puerta, con sus manos se apoyaba en un lavabo y tenía su rubia cabeza inclinada.

'Ya, ya …' canturreaba la voz de Myrtle la llorona desde uno de los cubículos. 'Ya, ya … cuéntame … ¿qué te pasa?

... Quizá pueda ayudarte …'

'Nadie puede ayudarme.' dijo Malfoy. Estaba temblando de pies a cabeza. 'No puedo hacerlo … no puedo … no sirvo para eso … y si no lo hago pronto … dijo que me mataría …'

Y entonces Harry se dio cuenta, con una impresión tan grande que parecía haberse quedado pegado al suelo, que Malfoy estaba llorando … llorando de verdad. Las lágrimas recorrían su pálido rostro y caían en el mugriento lavamanos. Malfoy jadeó y tosió, y entonces, con un gran estremecimiento, levantó la cabeza y a través del espejo resquebrajado, miró a Harry observándolo sobre su hombro.

Malfoy se dio la vuelta con rapidez, levantando su varita. Instintivamente Harry sacó la suya. El embrujo que Malfoy arrojó a Harry falló por centímetros, haciendo añicos la lámpara que estaba en el muro junto a él. Arrojándose al suelo, Harry pensó ‘¡Levicorpus!’ y agitó su varita, pero Malfoy logró esquivarlo y levantó su propia varita para arrojarle otro maleficio …

'¡No! ¡No! ¡Deténganse!' chilló Myrtle la Llorona, su voz hacia eco en el cuarto de baño. '¡Alto! ¡PAREN YA!'

Se escuchó un terrible estruendo y la cabina que estaba junto a Harry explotó; intentó hacer el hechizo de las piernas pegadas pero éste rozó la oreja de Malfoy y golpeó el muro detrás de él, destrozando el tanque de agua sobre el que estaba Myrtle, quien gritó fuertemente; el agua se empezó a derramar por todos lados y Harry se resbaló al mismo tiempo que Malfoy, con el rostro contorsionado, gritaba:

'Cruci …'

'¡SECTUMSEMPRA!' gritó Harry con todas sus fuerzas desde el piso, al mismo tiempo que agitaba salvajemente la varita.

La sangre empezó a salir a chorros del rostro y pecho de Malfoy como si éste hubiera sido golpeado con una espada invisible. Se tambaleó hacia atrás y cayó en el suelo encharcado haciendo un gran ruido en el agua. Su varita cayó de Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software

This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details su mano derecha, que se había quedado sin fuerza.

'No …' jadeó Harry.

Deslizándose y tambaleándose, Harry se puso de pie y se precipitó hacia dónde yacía Malfoy, cuyo rostro se había puesto de un rojo brillante. Tenía sus manos contraídas sobre su pecho bañado en sangre.

'No … no quise …'

Harry no sabía lo que había dicho, cayó de rodillas a un lado de Malfoy, quien temblaba incontroladamente en el charco de su propia sangre. Myrtle la Llorona dejó salir un ensordecedor grito:

'¡ASESINATO! ¡ASESINATO EN EL BAÑO! ¡ASESINATO!'

La puerta se abrió de golpe detrás de Harry él miró hacia arriba, aterrorizado: Snape había irrumpido en el baño, tenía el rostro lívido. Empujó bruscamente a Harry hacia un lado y se puso de rodillas junto a Malfoy. Sacando su varita se puso a trazar con ella sobre las profundas heridas que la maldición de Harry le había causado, al mismo tiempo que murmuraba un encantamiento que sonaba como una canción. La sangre pareció dejar de fluir. Snape limpió el rostro de Malfoy y repitió su hechizo. Parecía cómo si hubiera cosido las heridas.

Harry sólo observaba, horrorizado por lo que había hecho. Apenas se percató que estaba también empapado en sangre y agua. Myrtle la Llorona seguía sollozando y lamentándose sobre ellos. Cuando Snape pareció terminar su contrahechizo por tercera vez, ayudó a Malfoy a incorporarse, aunque no lo logró del todo.

'Necesitas ir a la enfermería. Te podrían quedar las cicatrices, pero si tomas Dittany inmediatamente podremos evitarlas … Vamos …'

Sosteniendo a Malfoy, lo ayudó a cruzar el baño y al llegar a la puerta se volvió y dijo, con una voz fría cargada de furia:

'Y tú, Potter … espérame aquí.'

Ni por un segundo le pasó por la cabeza desobedecer. Se levantó lentamente, temblando, y miró hacia abajo el suelo mojado. Había manchas de sangre flotando como lirios rojos sobre la superficie del agua. No encontraba palabras para pedirle a Myrtle la Llorona que se callara, ya que continuaba lamentándose y sollozando con un disfrute cada vez mayor.

Snape regresó diez minutos después. Entró al baño y cerró la puerta detrás de él.

'Vete,' le dijo a Myrtle, y ésta se sumergió dentro de su taza dejando un sonoro silencio detrás de ella.

'No sé que pasó,' dijo Harry a su vez. Su voz hacía eco en aquel frío y húmedo lugar. 'No sabía lo que ese hechizo hacía.'

Pero Snape lo ignoró.

'Aparentemente te he subestimado, Potter,’ dijo tranquilamente. '¿Quién hubiera creído que tú supieras semejante magia oscura? ¿Quién te habló de ese hechizo?'

'Yo … lo leí por ahí.'

'¿Dónde?'

'En … un libro de la biblioteca,' inventó Harry desesperadamente. 'No recuerdo cómo se llamaba …'

'Mentiroso,' dijo Snape. Harry sintió la boca seca. Sabía lo que Snape estaba tratando de hacer y no se había prevenido para evitarlo …

El baño parecía destellar ante sus ojos, trató de bloquearse de todo, pero sobre todas las cosas, intentó desaparecer la imagen de la copia de ‘Fabricación de Pociones Avanzado’ del Príncipe Mestizo de su mente.

Y entonces Snape fue apareciendo ante sus ojos otra vez, en medio de aquel baño destrozado y empapado. Miró sus ojos negros, deseando y esperanzado de que Snape no viera en su mente lo que tanto temía, pero …

'Tráeme tu mochila,' dijo Snape suavemente, 'y todos tus libros. Todos. Tráemelos aquí. ¡Ahora!'