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This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details mientras sus dedos rebuscaban en la hierba, descartando ramitas, ya sabía que era demasiado tarde. Cuando consiguió localizar su varita, estaba seguro de ello. Se volvió y sólo fue capaz de ver al hipogrifo que volaba en círculo alrededor de los límites. Snape había conseguido desaparecerse justo más allá de los límites de la escuela.
'Hagrid' musitó Harry todavía aturdido, mirando a su alrededor. '¿HAGRID?'
Se tambaleó hacia la casa en llamas y entonces una enorme figura emergió del fuego llevando a Fang sobre su espalda.
Con un sollozo de agradecimiento Harry cayó de rodillas. Todo su cuerpo temblaba, cada centímetro padecía y respiraba entrecortadamente y lleno de dolor.
'¿Estás bien, Harry? ¿Estás bien? Cuéntame, Harry...'
La cara ancha y peluda de Hagrid se movía sobre Harry ocultando las estrellas. Harry podía oler madera quemada y pelo de perro. Extendió una mano y sintió el cuerpo de Fang, reconfortantemente cálido y vivo, estremeciéndose a su lado.
'Estoy bien.' jadeó Harry, '¿Y tú?'
'Por supuesto. Se necesita más para acabar conmigo.'
Hagrid puso sus manos bajo los brazos de Harry y le incorporó con tal fuerza que los pies de Harry perdieron momentáneamente el contacto con el suelo, antes de que Hagrid lo posara de nuevo. Podía ver un hilillo de sangre que se deslizaba por la mejilla de Hagrid, surgía de un corte profundo que tenía bajo un ojo que se estaba hinchando rápidamente.
'Deberíamos lanzar a tu casa' dijo Harry 'el hechizo ‘Aguamenti’.'
'Sabía que era algo así' murmuró Hagrid, alzando un paraguas rosa, floreado y amenazador y dijo ‘Aguamenti’.
Un chorro de agua voló desde la punta del paraguas. Harry levantó el brazo de la varita, que pesaba como el plomo y murmuró también ‘Aguamenti’. Juntos, Hagrid y él vertieron agua sobre la casa hasta que se extinguió la última llama.
'No está tan mal.' dijo Hagrid, lleno de esperanza, unos minutos después, mirando las humeantes ruinas. 'Nada que Dumbledore sea incapaz de arreglar.'
Harry sintió un quemante dolor en el vientre al oír el nombre. Rodeado de silencio y quietud, sintió la angustia creciente en su interior.
'Hagrid...'
'Estaba vendando las patas de un par de bowtruckles cuando los oí acercarse' dijo Hagrid tristemente, aún mirando su ruinosa cabaña. 'Se chamuscaron completamente, pobres bichitos...'
'Hagrid...'
'Pero, ¿qué ocurrió Harry? Sólo pude ver mortífagos que salían corriendo del castillo, pero ¿qué demonios hacía Snape yendo con ellos? ¿Dónde ha ido, los perseguía?'
'Él ha...' Harry aclaró su garganta, estaba reseca del pánico y el humo. 'Hagrid, Snape ha asesinado a...'
'¿Asesinado?' gritó Hagrid mirando directamente a Harry. '¿Que Snape ha matado a alguien? ¿Qué dices, Harry?'
'A Dumbledore' dijo Harry. 'Snape ha asesinado... a Dumbledore.'
'¿Qué... qué dices que ha pasado con Dumbledore, Harry?'
'Está muerto. Lo ha matado Snape.'
'No digas eso' dijo Hagrid ásperamente. '¡Snape asesinar a Dumbledore...! No digas estupideces Harry. ¿Por qué dices eso?'
'He visto cómo ocurría...'
'Es imposible.'
'Lo he visto, Hagrid.'
Hagrid meneó la cabeza, su expresión era incrédula pero cariñosa y Harry supo que Hagrid pensaba que había recibido un golpe en su cabeza que lo había confundido o que quizá eran los efectos de un maleficio...
'Lo que seguramente ha ocurrido es que Dumbledore dijo a Snape que se fuera con los mortífagos' dijo Hagrid lleno de confianza. 'Supongo que tiene que mantener su camuflaje. Venga, regresemos a la escuela. Vámos, Harry.'
Harry ni siquiera intentó discutir o explicarse. Aún temblaba incontroladamente. Hagrid se daría cuenta pronto, demasiado pronto... Mientras volvían hacia el castillo, Hagrid vio que muchas ventanas estaban ahora encendidas.
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This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details Podía imaginar claramente las escenas del interior, con gente moviéndose de una habitación a otra, diciéndose que habían entrado mortífagos, que la Marca brillaba sobre Hogwarts, que seguro alguien había sido asesinado...
Las puertas de roble de la entrada estaban aún abiertas frente a ellos. Había luz que salía hacia el camino y el césped.
Lenta y dubitativamente, gente en ropa de dormir bajaba arrastrándose por las escaleras, buscando por todas partes algún signo de los mortífagos que habían volado hacia la noche. De cualquier forma, los ojos de Harry estaban fijos en el suelo que estaba a los pies de la torre más alta. Imaginó que podía ver una masa negra y amontonada en la hierba de esa zona, aunque realmente estaba demasiado lejos para ver nada. Incluso mientras miraba fija y silenciosamente el punto donde calculaba que estaba el cuerpo de Dumbledore, vio gente que empezaba a moverse hacia allí.
'¿Qué están mirando todos esos?' dijo Hagrid, mientras Harry y él se acercaban a la fachada del castillo, con Fang tan estrechamente pegado a sus tobillos como era posible. '¿Qué hay tirado en la hierba?' añadió Hagrid con voz aguda, dirigiéndose ahora hacia los pies de la Torre de Astronomía, donde se estaba juntando una pequeña multitud. '¿Ves lo que te digo, Harry? Bajo la Marca... Caramba... ¿no creerás que alguien ha caído...?'
Hagrid se calló, como si el pensamiento fuera demasiado horrible como para decirlo en voz alta. Harry caminó a su lado, mientras sentía múltiples dolores y molestias en su cara y sus piernas, donde las muchas maldiciones de la última media hora le habían alcanzado, aunque los percibía de una forma extrañamente despegada, como si fuera otra persona cercana quien sufría. Lo que sí era real, de lo que no podía escapar, era del horrible peso que sentía en su pecho...
Harry y él se movieron como en un sueño, hacia la susurrante multitud que había ante ellos, donde los atontados estudiantes y profesores habían dejado un hueco.
Harry oyó el gemido dolorido y conmocionado de Hagrid, pero no se detuvo, se adelantó despacio hasta que alcanzó el lugar donde estaba tendido Dumbledore y se agachó a su lado. Sabía que no había esperanza desde el momento en que la Maldición Petrificus Totalis que Dumbledore había echado sobre sí mismo se desvaneció, sabiendo que eso sólo ocurría cuando el mago que la había lanzado moría, pero de todas formas no había forma de sentirse preparado para verle allí, con el cuerpo extendido como las alas de un águila, roto… el mago más grande que Harry había conocido o que jamás conocería.
Los ojos de Dumbledore estaban cerrados pero excepto por el extraño ángulo que formaban sus brazos y piernas, podría haber estado dormido. Harry alargó la mano hacia él enderezando los anteojos con forma de media luna sobre la nariz torcida y limpió una salpicadura de sangre de la boca con su propia manga. Entonces miró más fijamente al anciano y sabio rostro e intentó absorber la enorme e incomprensible verdad: que Dumbledore nunca volvería a hablarle, que nunca más podría ayudar...
La multitud murmuraba tras de Harry. Después de lo que pareció una eternidad, se dio cuenta de que estaba de rodillas sobre algo duro y miró abajo.
El medallón que habían intentado robar tantas horas antes había caído del bolsillo de Dumbledore. Estaba abierto quizá debido a la fuerza con que había golpeado el suelo. Y aunque no se sentía capaz de sentir más horror, conmoción o tristeza de la que ya sentía, Harry supo cuando lo recogió, que algo estaba mal...
Giró el medallón en sus manos. No tan grande como el que recordaba haber visto en el Pensadero, no tenía marcas, ni tampoco se veía rastro de la adornada S que se suponía que era el signo de los Slytherin. Además, tampoco había nada dentro excepto un pedacito de pergamino doblado encajado firmemente en el lugar donde debería haber estado un retrato.
Automáticamente, sin ser realmente consciente de lo que hacía, Harry tiró del pedazo de pergamino, lo abrió y lo leyó a la luz de las muchas varitas encendidas que tenía detrás.
'Al Señor Oscuro.
Sé que moriré mucho antes de que leas esto,
pero quiero que sepas que fui yo quien descubrió tu secreto.
He robado el auténtico Horcrux e intentaré destruirlo lo antes posible.
Me enfrento a la muerte con la esperanza de que cuando te enfrenten, serás mortal una vez más.
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