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Se calló, mirando fuera por la ventana. No podía parar de pensar en la inexcusable confianza de Dumbledore hacia Snape... pero como Hermione le acababa de recordar sin advertirlo, él, Harry, había sido caído en lo mismo... a pesar de la creciente maldad de aquellos encantamientos garabateados, él había rechazado pensar mal del chico que había sido tan listo, del que lo había ayudado tanto...
Lo había ayudado... era casi un pensamiento intolerable ahora...
'Todavía no entiendo porqué no te acusó por usar ese libro' dijo Ron. 'Debía de saber de dónde lo habías sacado todo.'
'Lo sabía' dijo Harry amargamente. 'Lo supo cuando usé el Sectusempra. No necesitó realmente Legeremancia... lo podría haber sabido incluso antes, con Slughorn hablando sobre lo brillante que yo era en Pociones... No debería de haber dejado su viejo libro en el fondo de aquel armario, ¿no?'
'¿Pero por qué no te acusó?'
'No creo que quisiera asociarse a sí mismo con aquel libro,' dijo Hermione. 'No creo que a Dumbledore le hubiera Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details gustado mucho si lo hubiera sabido. E incluso si Snape simulaba que no había sido suyo, Slughorn habría reconocido su escritura alguna vez. De todas maneras, el libro estaba en la vieja clase de Snape, y apuesto a que Dumbledore sabía que su madre se llamaba "Príncipe"'
'Debería haberle enseñado el libro a Dumbledore' dijo Harry. 'Todo ese tiempo me estuvo enseñando cómo Voldemort era malvado incluso cuando estaba en el colegio, y yo tenía prueba de que Snape lo era, también...'
'Malvado es una palabra muy fuerte' dijo Hermione calmadamente.
'¡Tú eras la que decía que el libro era peligroso!'
'Estoy intentando decir, Harry, que estás poniendo mucha culpa sobre tus hombros. Pensé que el Príncipe parecía tener un malvado sentido del humor, pero nunca habría adivinado que era un asesino en potencia...'
'Ninguno de nosotros podría haber adivinado que Snape... ya sabes.' dijo Ron.
El silencio cayó entre ellos, cada uno perdido en sus propios pensamientos, pero Harry estaba seguro de que ellos, como él, estaban pensando en la siguiente mañana, cuando el cuerpo de Dumbledore sería enterrado para descansar.
Harry nunca había asistido a un funeral antes; no habían tenido cuerpo que enterrar cuando Sirius había muerto. No sabía qué esperar y estaba un poco preocupado sobre lo que podría ver, sobre lo que podría sentir. Se preguntaba si la muerte de Dumbledore sería más real para él una vez que el funeral hubiera acabado. Aunque había momentos cuando el horroroso hecho amenazaba con sobrepasarlo, había períodos en blanco de aturdimiento donde, a pesar de que nadie hablaba sobre nada más en todo el castillo, todavía encontraba difícil creer que Dumbledore se hubiera ido realmente. Había que reconocer que no había, como sí había hecho con Sirius, buscado desesperadamente algún tipo de laguna, alguna manera de que Dumbledore pudiese volver... sentía su bolsillo en busca de la fría cadena del Horcrux falso, que ahora llevaba con él a todas partes, no como un talismán, sino como un recordatorio de lo que le había costado y de lo que todavía quedaba por hacer.
Harry se levantó temprano para meter todo en su baúl el día siguiente; el Expreso de Hogwarts partiría una hora después del funeral. Escaleras abajo descubrió el humor apagado del Gran Comedor. Todo el mundo vestía sus túnicas de gala y nadie parecía muy hambriento. La profesora McGonagall había dejado la silla en el medio de la mesa alta, que parecía un trono, vacía. La silla de Hagrid también estaba vacía: Harry pensó que quizás no habría sido capaz de enfrentarse al desayuno; pero el sitio de Snape había sido ocupado sin ceremonias por Rufus Scrimgeour. Harry evitó sus ojos amarillentos mientras estos repasaban el Gran Comedor; Harry tenía el incómodo presentimiento de que Scrimgeour lo buscaba a él. Entre el séquito de Scrimgeour, Harry ubicó el pelo rojo y las gafas con montura de Percy Weasley. Ron no dio señal de haber avistado a Percy, aparte de cortar trozos de arenque con una inusual malevolencia.
En la mesa de Slytherin, Crabbe y Goyle estaban hablando entre dientes. Aunque eran muchachos descomunales, parecían extrañamente solos sin la alta y pálida figura de Malfoy entre ellos, mandando y ordenando. Harry no le había dedicado a Malfoy muchos pensamientos. Toda su animosidad era para Snape, pero no había olvidado el miedo en la voz de Malfoy en lo alto de aquella torre, ni el hecho de que había bajado su varita antes de que los otros Mortífagos llegaran. Harry no creía que Malfoy hubiera matado a Dumbledore. Todavía despreciaba a Malfoy por su encaprichamiento con las Artes Oscuras, pero ahora una pequeñísima cantidad de pena se mezclaba con su desagrado. ¿Dónde, se preguntaba Harry, estaba Malfoy ahora, y qué era lo que Voldemort le obligaba a hacer bajo la amenaza de matarlos a él, y a sus padres?
Los pensamientos de Harry fueron interrumpidos por un codo de Ginny en sus costillas. La profesora McGonagall se había levantado y el murmullo de profunda tristeza del Comedor desapareció al instante.
'Es casi la hora' dijo 'Por favor, sigan a sus Jefes de sus casas afuera, a los terrenos. Gryffindors, conmigo.'
Se alinearon detrás de sus bancos casi en silencio. Harry captó la imagen de Slughorn encabezando la fila de Slytherins, vistiendo una túnica magnífica verde esmeralda, bordada con plata. Nunca había visto a la profesora Sprout, Jefa de la casa Hufflepuff, tan limpia; no había ni un simple parche en su sombrero, y cuando llegaron al Hall de entrada, encontraron a Madam Pince de pie, al lado de Filch, ella con un amplio velo negro que caía hasta sus rodillas, y él en un antiguo traje negro y con corbata apestando a naftalina.
Se estaban dirigiendo, como vio Harry cuando estuvo fuera en las escaleras de piedra de las puertas principales, hacia el lago. La calidez del sol acariciaba su cara mientras seguían a la profesora McGonagall en silencio hacia el lugar Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details donde cientos de sillas habían sido colocadas en filas. Un altar se aproximaba en el centro de ellas: había una mesa de mármol al frente, con todas las sillas encarándola. Era el más precioso de los días de verano.
Un extraordinario surtido de gente ya había cubierto la mitad de las sillas: gastados y elegantes, viejos y jóvenes. A la mayoría Harry no los conocía, pero había algunos que sí, incluyendo a los miembros de la Orden del Fénix: Kingsley Shacklebolt, Ojoloco Moody, Tonks, cuyo pelo había vuelto milagrosamente a un vívido rosa, Remus Lupin, con el que parecía estar de la mano; los señores Weasley, Bill ayudado por Fleur, seguidos de Fred y George, que vestían cazadoras de piel de dragón negras. Luego estaba Madam Maxime, que ocupaba dos sillas y media ella sola; Tom, el dueño del Caldero Chorreante; Arabella Figg, la vecina squib de Harry; el peludo mago que tocaba el bajo en las Brujas de Macbeth; Ernie Prank, el conductor del autobús noctámbulo; Madam Malkin, de la tienda de túnicas del Callejón Diagon; y alguna gente a la que Harry conocía meramente de vista, como el camarero de Cabeza de Puerco, y la bruja que empujaba el carrito en el Expresso de Hogwarts. Los fantasmas del castillo también estaban allí, apenas visibles a la brillante luz del Sol, discernibles sólo cuando se movían, insustancialmente relucientes en el espléndido cielo.
Harry, Ron, Hermione y Ginny cogieron sitio al final de una fila al lado del lago. Las personas susurraban entre ellas; sonaba como una brisa a ras de la hierba, pero el canto de los pájaros era claramente más alto. La multitud seguía creciendo; con una gran ola de afecto hacia ambos, Harry vio a Neville siendo ayudado por Luna para sentarse. Tan sólo ellos de todos los del ED habían respondido a la llamada de Hermione la noche que Dumbledore había muerto, y Harry sabía porqué: ellos eran los que habían echado más de menos el ED... probablemente los únicos que habían mirado sus monedas regularmente con la esperanza de que hubiese otra reunión...
Cornelius Fudge pasó caminando a su lado hacia las filas de delante, su expresión miserable, revolviendo su sombrero como siempre; luego Harry reconoció a Rita Skeeter, la que, enfureciéndolo al verlo, tenía una libreta firmemente agarrada en su mano semejante a una garra; y entonces, con una peor sacudida de furia, Dolores Umbridge, con una para nada convincente expresión de dolor sobre su cara odiosa, luciendo un lazo aterciopelado negro situado encima de sus rizos color hierro. Al ver a Firenze el centauro, que estaba de pie como un centinela cerca de la orilla del agua, ella dio un respingo y se escurrió apresuradamente a otro sitio bastante más lejos.
Los profesores se sentaron por fin. Harry podía ver a Scrimgeour serio y majestuoso en la fila de delante con la profesora McGonagall. Se preguntó si Scrimgeour o alguno de aquella gente importante sentían realmente que Dumbledore estuviese muerto. Pero entonces escuchó una música, extraña, música como de otro mundo, y olvidó su desprecio por el Ministerio, buscando a su alrededor lo que la emitía. No fue el único: muchas cabezas estaban giradas, buscando, un poco alarmadas.
'Allí' susurró Ginny en la oreja de Harry.
Y él los vio en el agua verde clara iluminada por la luz del Sol, milímetros por debajo de la superficie, recordándole horriblemente de los Inferi; un coro de gente del agua cantando en una lengua extraña que él no entendía, con sus pálidas caras ondulando, y sus cabellos violetas vagando a su alrededor. La música hizo que los pelos de la nuca de Harry se erizaran y sin embargo no era desagradable. Hablaba claramente de pérdida y desesperanza. Mientras miraba hacia las salvajes caras de los cantantes tuvo el sentimiento de que ellos, al menos, sentían la muerte de Dumbledore. Entonces Ginny volvió a darle un codazo otra vez y él volvió en sí.
Hagrid caminaba lentamente hacia el altar entre las sillas. Estaba llorando silenciosamente, su cara llena de lágrimas, y en sus brazos, envuelto en terciopelo púrpura salpicado por estrellas doradas, estaba lo que Harry supo que era el cuerpo de Dumbledore. Un duro dolor se desató en la garganta de Harry viendo esto: por un momento, la extraña música y el saber que el cuerpo de Dumbledore estaba tan cerca parecieron robar toda la calidez del día. Ron estaba blanco e impactado. Las lágrimas caían gordas y rápidas en los regazos de Ginny y Hermione.
No podían ver claramente lo que estaba ocurriendo delante. Hagrid parecía haber situado el cuerpo cuidadosamente encima de la mesa. Ahora volvía a bajar del altar, sonando su nariz con ruidos como de trompeta que arrancaron miradas escandalizadas de algunos, incluida, según vio Harry, Dolores Umbridge... pero Harry sabía que a Dumbledore no le habría importado. Intentó hacerle una señal agradable a Hagrid cuando pasó, pero los ojos de Hagrid estaban tan hinchados que se preguntó si podría ver por dónde iba. Harry miró hacia la fila trasera a la que Hagrid se dirigía y se dio cuenta de lo que lo guiaba, porque allí, vestido con una cazadora y unos pantalones de la Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details talla de un pequeño toldo, estaba Grawp el gigante, con su grande y fea cabeza como una roca inclinada, dócil, casi humano. Hagrid se sentó al lado de su medio hermano y Grawp le dio unos golpecitos fuertes a Hagrid en la cabeza, y las patas de su silla se enterraron en el suelo. Harry tuvo un maravilloso y momentáneo impulso por reír. Pero entonces la música paró y giró su cara hacia delante otra vez.
Un hombre pequeño con el pelo algo apenachado vestido en túnica negra se había levantado y estaba de pie ahora delante del cuerpo de Dumbledore. Harry no podía oír lo que estaba diciendo. Palabras raras llegaban hasta ellos por encima de los cientos de cabezas. “Nobleza de espíritu”... “contribución intelectual”... “grandeza de corazón”... no significaba mucho. Tenía poco que ver con el Dumbledore que Harry había conocido. De pronto recordó la idea de Dumbledore de unas pocas palabras: “Papanatas”, “baratijas”, “llorones” y “pellizcos”, y otra vez, tuvo que contener una sonrisa... ¿cuál era su problema?
Hubo un suave sonido que se desplazó rápidamente desde su izquierda y vio que la gente del agua había roto la superficie para escuchar también. Recordó a Dumbledore inclinándose hacia la orilla del agua dos años atrás, muy cerca de donde Harry se sentaba ahora, y conversando sirenio con la jefa de las sirenas. Harry se preguntó dónde habría aprendido Dumbledore a hablar sirenio. Había tantas cosas que nunca le había preguntado, tantas cosas que le debería haber dicho...
Y entonces, sin previo aviso, lo asoló, la terrible verdad, más completa e innegable de lo que había sido hasta ahora.
Dumbledore estaba muerto, se había ido... agarró con fuerza el frío relicario en su mano, tan fuertemente que le dolía, pero no pudo frenar las cálidas lágrimas saliendo de sus ojos: miró hacia otro lado, lejos de Ginny y los otros y se quedó mirando más allá del lago, hacia el Bosque, mientras el pequeño hombre de negro seguía hablando con monotonía... hubo un movimiento entre los árboles. Los centauros habían venido a ofrecer sus respetos también. No salieron al abierto, pero Harry los vio allí de pie con calma, medio escondidos en la sombra, viendo a los magos, con sus arcos colgando a su lado. Y Harry recordó su primera incursión de pesadilla en el Bosque, la primera vez que se había encontrado con la cosa que era entonces Voldemort, y cómo lo había encarado, y cómo él y Dumbledore habían hablado sobre luchar en una batalla perdida no mucho tiempo después. Era importante, había dicho Dumbledore, luchar, luchar otra vez, y seguir luchando, porque sólo entonces podría lo maligno mantenerse a raya, aunque nunca erradicado totalmente...
Y Harry vio muy claramente mientras estaba allí sentado bajo el calor del sol cómo la gente que lo quería había permanecido ante él uno a uno, su madre, su padre, su padrino, y ahora Dumbledore, todos determinados a protegerlo a él; pero ahora aquello había acabado. No podía dejar a nadie más quedarse entre él y Voldemort; debía abandonar para siempre la ilusión que debería haber perdido a la edad de un año: que el abrigo de los brazos de unos padres no significaba que nada podía dañarlo. No había un despertar de su pesadilla, no había ningún susurro reconfortante en la oscuridad diciéndole que realmente estaba seguro, eso estaba todo en su imaginación; el último y más grande de sus protectores había muerto y él estaba más solo de lo que había estado nunca.
El pequeño hombre de negro había dejado de hablar por fin y vuelto a su sitio. Harry esperó a que alguien más se levantase; esperaba discursos, probablemente del Ministro, pero nadie se movió.
Luego muchas personas gritaron. Brillantes, llamas blancas habían salido alrededor del cuerpo de Dumbledore y la mesa sobre la que descansaba: se levantaron más y más altas, tapando el cuerpo. El humo blanco hizo espirales en el cielo y extrañas formas: Harry pensó, por un momento que hizo que su corazón se parara, que había visto un fénix volando graciosamente en lo azul, pero el momento siguiente el fuego había desaparecido. En su lugar había una tumba de mármol blanca, cubriendo el cuerpo de Dumbledore y la mesa en la que había descansado.
Hubo unos pocos gritos de emoción cuando una bandada de flechas volaron por el cielo, pero cayeron lejos de la multitud. Era, y Harry lo sabía, el tributo de los centauros: los vio girándose y desapareciendo de vuelta entre los árboles. Igualmente la gente del agua se hundió de nuevo lentamente en la verde agua y fueron perdidos de vista.
Harry miró a Ginny, Ron y Hermione: la cara de Ron estaba deshecha como si la luz del sol lo estuviera cegando. La cara de Hermione estaba llena de lágrimas, pero Ginny ya no lloraba. Afrontó los ojos de Harry con la misma centelleante y difícil mirada que él había visto cuando la había abrazado después de ganar la Copa de Quidditch en su ausencia, y supo que en aquel preciso instante se entendían perfectamente el uno al otro, y que cuando él dijese lo que le iba a decir ahora, ella no diría “ten cuidado” o “no lo hagas”, sino que aceptaría su decisión, porque no habría Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
This document was created with FREE version of Easy PDF.Please visit http://www.visagesoft.com for more details esperado nada menos de él. Y así él se armó de valor para decir lo que había sabido que tenía que decir desde que Dumbledore había muerto.
'Ginny, escucha...' dijo muy calmadamente, cuando el ruido de las conversaciones creció alto alrededor de ellos y la gente empezó a levantarse. 'No puedo estar relacionado contigo por más tiempo. Tenemos que parar de vernos. No podemos estar juntos.'
Ella dijo, con una extrañamente retorcida sonrisa:
'Es por algún tipo de estúpida y noble razón, ¿no es así?'
'Ha sido como... como algo en la vida de otro, estas últimas semanas contigo' dijo Harry 'Pero no puedo... no podemos... tengo cosas que hacer solo ahora.'
Ella no lloró, simplemente lo miró.
'Voldemort usa a la gente que está cerca de sus enemigos. Ya te ha usado una vez como cebo, y fue sólo porque eras la hermana de mi mejor amigo. Piensa en cuánto peligro estarás si seguimos con esto. Él lo sabrá, lo averiguará.
Intentará llegar a mí a través de ti.'
'¿Y qué pasa si no me importa?' dijo Ginny fieramente.
'A mí me importa' dijo Harry '¿Cómo crees que me sentiría si este fuera tu funeral... y fuera mi culpa...?'