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‘El mismo.’
Escalaron el desierto y oscuro camino siguiendo las rodadas, aún frescas, de los carruajes. Harry miraba a Tonks de reojo bajo la Capa. El año pasado había sido inquisitiva (hasta el punto de ser un poco pesada algunas veces), había reído con facilidad, había bromeado … Ahora, parecía mayor y mucho más seria y decidida. ¿Se debía todo eso a lo que había pasado en el Ministerio? Se sintió incómodo al imaginar que Hermione le habría sugerido decirle algo sobre Sirius para consolarla, que no había sido su culpa en absoluto, pero no podía verse a sí mismo haciéndolo. No es que la culpara por la muerte de Sirius; no era más culpa suya que de cualquier otro (y mucho menos que de él mismo), pero no le gustaba hablar de Sirius si podía evitarlo. Y así, avanzaron a través de la fría noche en silencio, con la larga Capa de Tonks susurrando en el suelo tras él.
Puesto que había viajado siempre en carruaje, Harry nunca se había dado cuenta antes de lo lejos que Hogwarts estaba de la estación de Hogsmeade. Por fin vio, con gran alivio, los altos pilares a cada lado de las puertas, cada uno coronado por un cerdo con alas. Tenía frío, hambre y bastantes ganas de dejar a la nueva y sombría Tonks detrás.
Pero cuando sacó una mano para abrir las puertas, se dio cuenta de que estaban cerradas con cadenas.
‘¡Alohomora!‘ dijo con confianza apuntando con la varita al candado, pero nada sucedió.
‘Eso no funcionará,‘ dijo Tonks. ’El propio Dumbledore las embrujó.’
Harry miró alrededor, ‘podría escalar la pared,’ sugirió.
‘No, no podrías,‘ dijo Tonks rotundamente. ’Hay maldiciones anti-intruso en todas ellas. La seguridad se ha incrementado cien veces este verano.’
‘Está bien,‘ dijo Harry empezando a molestarse por su falta de ayuda, ‘supongo que simplemente tendré que dormir aquí afuera y esperar a que amanezca.’
‘Alguien bajará por ti,‘ dijo Tonks, ‘mira’.
Una linterna cabeceaba, en la distancia, al pie de los muros del castillo. Harry estaba tan contento de verla que sintió que podría incluso soportar las farfullantes quejas de Filch sobre su tardanza y los gritos sobre cómo se podría mejorar la puntualidad colgando regularmente a los alumnos de sus pulgares. No fue hasta que la brillante luz amarilla estuvo a tres metros de ellos y se hubo quitado su Capa de Invisibilidad para que pudiera vérsele, que reconoció, con una ráfaga de puro aborrecimiento, la nariz ganchuda y el pelo largo, negro y grasiento de Severus Snape.
‘Bien, bien, bien,‘ se rió Snape sacando su varita y golpeando el candado de forma que las cadenas retrocedieron serpenteando y las puertas se abrieron. ‘Es muy considerado de tu parte aparecer, Potter, aunque, evidentemente, has decidido que llevar el uniforme del colegio perjudicaría tu imagen.’
‘No pude cambiarme, no tenía mí …‘ empezó Harry antes de que Snape le cortara.
‘No hace falta que esperes, Nymphadora, Potter está bastante … ah … seguro, en mis manos.’
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‘Esperaba que Hagrid recibiera el mensaje,‘ dijo Tonks frunciendo el ceño.
‘Hagrid llegaba tarde al banquete de inicio de curso, igual que Potter, así que me hice cargo yo. A propósito,’ dijo Snape retrocediendo para dejar pasar a Harry, ‘ha sido interesante ver tu nuevo Patronus.’
Cerró las puertas en su cara con un sonoro tañido y volvió a golpear las cadenas con la varita para que se deslizaran, tintineando, de vuelta a su posición.
‘Creo que te iría mejor con el anterior,’ dijo Snape con una malicia inconfundible en la voz. ‘El nuevo parece débil.’
Cuando Snape volvió a balancear la linterna, Harry vio, momentáneamente, una mirada de desconcierto y enfado en el rostro de Tonks. Después, volvió a estar cubierta en sombras.
‘Buenas noches,‘ dijo Harry mientras comenzaba a andar hacia el colegio con Snape. ‘Gracias por … todo.’
‘Nos vemos, Harry.’
Snape no habló durante un minuto más o menos. Harry se sentía como si su cuerpo estuviera generando oleadas de odio tan poderosas que le parecía increíble que Snape no pudiera sentirlas quemándole. Había aborrecido a Snape desde su primer encuentro, pero Snape se había colocado a sí mismo para siempre e irrevocablemente más allá de cualquier posibilidad de perdón por parte de Harry debido a su actitud hacia Sirius. Fuera lo que fuese lo que dijera Dumbledore, Harry había tenido tiempo para pensar a lo largo del verano y había concluido que el desprecio que Snape había mostrado hacia Sirius acerca de permanecer escondido mientras el resto de la Orden del Fénix combatía a Voldemort había sido, probablemente, un poderoso factor en la precipitación con la que Sirius había acudido al Ministerio la noche que murió. Harry se agarraba a esta idea porque le permitía culpar a Snape, algo que encontraba satisfactorio y, también, porque sabía que si alguien no lamentaba que Sirius estuviera muerto era el hombre que caminaba junto a él en la oscuridad.
‘Cincuenta puntos menos para Gryffindor por llegar tarde, me temo,’ dijo Snape, ‘y, déjame ver, otros veinte por tu atuendo Muggle. Sabes, no creo que ninguna Casa haya estado en cifras negativas tan poco después de empezado el curso: ni siquiera hemos tomado el postre. Quizás hayas batido un récord, Potter.’
La furia y el odio que bullían dentro de Harry parecieron arder al rojo vivo, pero hubiera preferido haberse quedado inmovilizado todo el camino de vuelta a Londres a decirle a Snape por qué llegaba tarde.
‘Supongo que querías hacer toda una entrada, ¿no es así?‘ continuó Snape. ‘Y sin ningún coche volador disponible pensaste que irrumpir en el Gran Comedor a mitad del banquete debería crear un efecto dramático.
Harry seguía en silencio aunque pensó que su pecho podría explotar. Sabía que Snape había ido a buscarlo por aquello, por los pocos minutos en los que podía pincharle y atormentarle sin nadie más escuchando.
Alcanzaron la escalinata del castillo y, al final, al abrirse las enormes puertas de roble hacia la extensa entrada enlosada, una ráfaga de charla y risa y de tintineo de platos y vasos les recibió a través de las puertas abiertas del Gran Comedor. Harry se preguntó si podría volver a ponerse la Capa de Invisibilidad y, de este modo, alcanzar su asiento en la larga mesa de Gryffindor (que, inconvenientemente, era la que estaba más lejos de la entrada) sin que nadie se diera cuenta. Sin embargo, como si hubiera leído la mente de Harry, Snape dijo: ‘Sin capa. Puedes andar de forma que todos te vean, que estoy seguro de que es lo que querías.’
Harry se giró y caminó derecho a través de las puertas abiertas: cualquier cosa para librarse de Snape. El Gran Comedor, con sus cuatro largas mesas de las Casas y la del profesorado en lo alto de la habitación, estaba decorado como siempre, con velas flotantes que hacían brillar y centellear los platos más abajo. Sin embargo, fue todo un borrón reluciente para Harry, que caminaba tan deprisa que estaba pasando la mesa de Hufflepuff antes de que la gente empezara a quedársele mirando y, para cuando se levantaba para echarle un buen vistazo, ya había localizado a Ron y a Hermione, se había apresurado entre los bancos hacia ellos y había conseguido colocarse entre los dos.
‘¿Dónde has … demonios, que le has hecho a tu cara?‘ dijo Ron, mirándole con ojos desorbitados como el resto de los que estaban cerca.
‘¿Por qué, qué le pasa?‘ dijo Harry cogiendo una cuchara e intentando verse en el reflejo distorsionado.
‘¡Estás cubierto de sangre!‘ dijo Hermione. ‘Ven aquí …’
Levantó la varita, dijo: ‘¡Tergeo!’ y la varita absorbió la sangre seca.
‘Gracias,‘ dijo Harry tocándose la cara, ahora, limpia. ‘¿Qué aspecto tiene mi nariz?’
‘Normal,‘ dijo Hermione ansiosamente. ‘¿Por qué no debería estarlo? Harry, ¿qué ha pasado? ¡Hemos estado muy Easy PDF Copyright © 1998,2005 Visage Software
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‘Os lo contaré más tarde,‘ dijo Harry bruscamente. Era consciente de que Ginny, Neville, Dean y Seamus estaban escuchando; incluso Nick Casi Decapitado, el fantasma de Gryffindor, había venido flotando a lo largo del banco para escuchar a escondidas.
‘Pero …‘ dijo Hermione.
‘Ahora no, Hermione,‘ dijo Harry en una voz oscura y llena de significado. Esperaba que todos asumieran que había estado envuelto en algo heroico, preferiblemente con un par de Mortífagos y un dementor. Desde luego, Malfoy extendería su historia tanto como pudiera, pero siempre quedaba la posibilidad de que no llegase a oídos de demasiados Gryffindors.
Alargó la mano más allá de Ron para coger un par de patas de pollo y un puñado de patatas fritas pero, antes de que pudiera alcanzarlos, se desvanecieron y fueron reemplazados por los postres.
‘De todas formas, te has perdido la selección,‘ dijo Hermione mientras Ron se lanzaba hacia una gran tarta de chocolate.
‘¿Ha dicho el Sombrero algo interesante?‘ preguntó Harry cogiendo un trozo de tarta de melaza.
‘Más de lo mismo, en realidad … ha aconsejado que nos unamos para enfrentar a nuestros enemigos, ya sabes.’
‘¿Dumbledore ha mencionado a Voldemort?’
‘Todavía no, pero siempre se guarda el discurso de verdad para después del festín ¿no? No puede quedar mucho.’
‘Snape dice que Hagrid ha llegado tarde al banquete …’
‘¿Has visto a Snape? ¿Cómo ha pasado?‘ dijo Ron mientras devoraba el pastel.
‘Me encontré con él,‘ dijo Harry evasivamente.