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Estoy segura de que se dio cuenta.’
Y miro esperanzada a través de la puerta.
‘Cuando dices que tienes mucho en común,’ dijo Ron sonando ahora divertido, ’¿quieres decir que él también vive en un baño?’
‘No,’ dijo Myrtle desafiante, su voz hacía un fuerte eco por todo el viejo baño cubierto de azulejos. ‘Quiero decir que él es sensible, la gente también lo molesta, se siente solo y no tiene a nadie con quien platicar, ¡no tiene miedo de mostrar sus sentimientos y llorar!’
‘¿Ha estado llorando aquí un chico?’ preguntó Harry curioso. ‘¿Un chico pequeño?’
‘¡Ni lo pienses!’ dijo Myrtle, sus pequeños, húmedos ojos miraron a Ron, que definitivamente ahora sonreía. ‘Prometí no decirle a nadie y me llevaré su secreto a la ...’
‘... no a la tumba, de seguro.’ dijo Ron resoplando. ‘A las cloacas, tal vez Myrtle,’ dio un aullido de rabia y se zambulló nuevamente en el inodoro, causando que el agua se derramara por los lados en el piso. El asunto de Myrtle pareció darle nuevos ánimos a Ron. ‘Tienes razón,’ dijo, ‘iré a las sesiones de práctica en Hogsmeade antes de decidir si tomo la prueba.’
Y así la semana siguiente, Ron se unió con Hermione y el resto de los alumnos de sexto que habían cumplido diecisiete años a tiempo para tomar la prueba en dos semanas. Harry se sintió algo celoso al verlos prepararse para ir al pueblo, se perdió del paseo y era un día de primavera particularmente bueno, uno de los primeros con el cielo claro de los que no habían visto en mucho tiempo. Como sea, había decidido usar el tiempo para intentar otro asalto al Cuarto de los Menesteres.
‘Mejor deberías,’ dijo Hermione cuando le confió sus planes a Ron y a ella en la entrada, ‘ir directo a la oficina de Slughorn e intentar recuperar esa memoria.’
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‘¡He estado intentándolo!’ dijo Harry, lo que era perfectamente cierto. Él se había quedado después de cada clase de Pociones esa semana intentando arrinconar a Slughorn, pero el profesor de Pociones siempre salía del calabozo tan rápido que Harry no había podido alcanzarlo. Dos veces, Harry fue a su oficina y tocó la puerta, pero no hubo respuesta, la segunda vez estaba seguro de haber escuchado el sonido rápidamente ahogado de un viejo gramófono.
‘¡No quiere hablar conmigo Hermione! Sabe que he intentado acercarme ¡y no va a dejar que suceda!’
‘Bien, pues solo tienes que hacerlo, ¿verdad?’
La corta fila de personas esperando a que pasara Filch, que estaba haciendo su usual acto de pinchar con el Sensor de Secretos, se movió unos pasos y Harry no respondió en caso de que fuera escuchado por el cuidador. Le deseó a Ron y Hermione suerte para dedicarse una hora o dos al Cuarto de los Menesteres.
Una vez fuera de la vista de la entrada, Harry sacó el Mapa del Merodeador y su Capa Invisible de la mochila.
Habiéndose ocultado, dio un pequeño golpe al mapa y murmuró, ‘Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas’ y lo miró con cuidado.
Era un domingo por la mañana, y casi todos los estudiantes estaban en sus respectivas salas comunes, los de Gryffindor en una torre, los de Ravenclaw en otra, los de Slytherin en la mazmorra, y los de Hufflepuff en el sótano cerca de las cocinas. Aquí y allá había una que otra persona dirigiéndose a la biblioteca o en algún pasillo. Había algunos en los terrenos, y ahí, solo en el pasillo del séptimo piso, estaba Gregory Goyle. No había señales del Cuarto de los Menesteres, pero a Harry no le preocupaba eso, si Goyle estaba parado haciendo guardia, el cuarto estaba abierto, sin importar si estaba en el Mapa o no.
Por lo tanto, subió rápidamente las escaleras y bajó la velocidad hasta que alcanzó la esquina que daba al pasillo, donde comenzó a arrastrarse, lentamente, hacia la misma niña pequeña, que sostenía su pesada balanza de cobre, que Hermione amablemente le había ayudado a arreglar quince días antes.
Esperó hasta que estuvo detrás de ella e inclinándose hacia ella muy despacio susurró ‘Hola ... eres muy bonita, ¿no crees?’
Goyle dio un fuerte grito de terror, aventó la balanza por el aire, y corrió lo más rápido que pudo, desapareciendo de la vista antes de que el sonido de la balanza al caer dejara de hacer eco en el pasillo. Riendo, Harry se volteó para ver la pared en blanco detrás de la cual seguramente se encontraba Draco Malfoy congelado, preocupado de que alguien no deseado estuviera afuera, pero sin siquiera pensar en salir. Eso dio a Harry un agradable sentimiento de poder mientras trató de recordar con qué palabras aún no había intentado entrar.
Pero su humor esperanzado no duró mucho. Media hora después, cansado de tantas formas distintas en las que había pedido ver lo que hacía Malfoy, la pared seguía sin mostrar ninguna puerta. Harry se sentía frustrado de pensar que Malfoy ahora podría estar muy lejos de ahí y aún no tenía la más mínima pista de lo que estaba haciendo. Perdiendo completamente la paciencia, Harry corrió hacia la pared y le dio una patada.
‘¡OUCH!’
Pensó que se había roto el pie, cuando se agarraba el pie lastimado y saltaba sobre el otro, la Capa de Invisibilidad se le resbaló.
‘¿Harry?’
Miró alrededor, sosteniéndose en una pierna y se cayó. Ahí, para su completo asombro, estaba Tonks caminando hacia él como si con frecuencia paseara por este pasillo.
‘¿Qué estas haciendo aquí?’ le preguntó sobando su pie, ¿por qué ella siempre lo encontraba tirado en el piso?
‘Vine a ver a Dumbledore,’ dijo Tonks. Harry pensó que se veía terrible: más delgada de lo normal, con el cabello lacio y decolorado.
‘Su oficina no esta aquí,’ dijo Harry, ‘ esta por el otro lado del castillo, detrás de la gárgola ...’
‘Lo sé,’ dijo Tonks. ‘Él no está aquí. Al parecer se fue de nuevo.’
‘¿No está?’ dijo Harry, poniendo su pie lastimado de vuelta en el piso. ‘Hey ... tú no sabes a donde se fue, supongo.’
‘No,’ dijo Tonks.
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‘¿Para que lo querías ver?’
‘Para nada en especial,’ dijo Tonks, cogiendo, al parecer inconscientemente, la manga de su túnica. ‘Solo pensé que debería saber lo que está pasando. He oído rumores ... de gente lastimada.’
‘Sí, lo sé, todo ha salido en los periódicos,’ dijo Harry. ’Ese niño intentando matar a sus ...’
‘’El Profeta’ a menudo se retrasa,’ dijo Tonks quien no parecía escucharlo. ‘¿Has recibido últimamente alguna carta de alguien de la Orden?’
‘Ya nadie de la Orden me escribe,’ dijo Harry, ‘no desde que Sirius ...’ vio que los ojos de Tonks se llenaron de lágrimas.
‘Lo siento,’ murmuró torpemente. ‘Quiero decir ... lo extraño, también.’
‘¿Qué?’ dijo Tonks despistada, pensó que ella no lo había oído. ‘Bueno, nos vemos Harry.’
Y se dio vuelta precipitadamente y caminó de regreso por el pasillo, dejando a Harry mirándola mientras se iba.
Después de más o menos un minuto, se puso de nuevo la Capa de Invisibilidad y reanudó sus esfuerzos por entrar al Cuarto de los Menesteres, pero su corazón no estaba en eso. Finalmente, un hueco en su estómago y el saber que Ron y Hermione volverían pronto para el almuerzo lo hizo abandonar sus intentos y dejar el corredor a Malfoy, quien, esperaba, estuviera demasiado asustado como para salir en algunas horas.
Encontró a Ron y Hermione en el Gran Comedor, a mitad de camino a un almuerzo temprano.
‘¡Lo hice! Bueno, algo así,’ le dijo Ron a Harry con entusiasmo cuando lo vio venir. ‘Se suponía que debía aparecerme afuera de la Tienda de Te de Madam Puddifoots y lo hice un poco más lejos, terminé cerca de Scrivenshafts, ¡pero al menos me moví!’
‘Bien hecho,’ dijo Harry.’ ¿A ti cómo te fue Hermione?’
‘Oh, ella estuvo perfecta, obviamente,’ dijo Ron antes de que Hermione pudiera responder. ‘Perfecta deliberación, adivinación, y desesperación o lo que sea que fuera ... después todos fuimos por unas bebidas a Las Tres Escobas y deberías haber oído a Twycross con ella ... No me sorprendería que pronto le hiciera la pregunta ...’
‘¿Y qué hay contigo?’ preguntó Hermione, ignorando a Ron. ‘¿Has estado en lo del Cuarto de los Menesteres todo este tiempo?’
‘Si,’ dijo Harry. ‘Y ... ¿adivinen con quien me tope ahí? ¡Con Tonks!’