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Travancore desde cinco mil kilómetros de distancia: un mundo de ensueño, una dulce bola esmeralda con los colores mutados por la densa atmósfera, sus contornos tocados de neblina por una paleta impresionista. Pacífico. Maravilloso. Relajante.
Demasiado relajante. Chan inspiró profundamente, contempló sombrío la jungla sin fin, y se preguntó cómo iba a conseguir acabar con la utópica calma del resto del equipo. Con S'greela diciendo que Travancore le recordaba las pinturas abstractas de los Tubo-Rilla y Shikari alabando las mañanas brumosas de mercantor, ¿cómo conseguiría Chan hacerlos despertar? A veces se referían a él como al miembro más joven del equipo —S'greela tenía noventa años terrestres, y Ángel era aún más viejo—, pero en algunos aspectos ellos eran los bebés.
Se volvió hacia los otros tres.
—¿Qué os parece?
Se disponían a entrar en la cápsula de aterrizaje, dispuestos a dejar la seguridad de la Nave y empezar su descenso a la superficie de Travancore.
—¡Magnífico! —S'greela habló primero y su voz rebosaba entusiasmo—. Un mundo maravilloso. Estamos deseando verlo más de cerca.
Chan sintió ganas de sacudirla.
—Mira, ¿cuántas veces tengo que decirlo? No juzguéis por lo que veis. El Equipo Alfa fue destruido ahí abajo. Si no tenemos cuidado, nos podría pasar lo mismo.
Los otros tres intercambiaron una mirada... una mirada de presunción. Chan estuvo seguro de ello.
—Ah, pero eso no nos sucederá a nosotros —dijo Shikari, confiado—. Estamos seguros de que el Equipo Alfa estaba compuesto por seres de inteligencia y talento excepcionales, el proceso de selección lo asegura, pero no pudieron haber sido un equipo completo, como nosotros.
Aquello era un callejón sin salida. Nada de lo que dijera Chan haría cambiar la opinión de los otros tres. En pocos días habían pasado de la indiferencia general a una convicción absoluta de que juntos podrían enfrentarse a cualquier situación... ¡y ganar!
Era difícil discutir su lógica. Después de los primeros pasos, habían hecho muchos progresos, hasta el punto de que ahora Chan podía leer mensajes complicados a partir de un simple agitar de las hojas laterales de Ángel, o un revuelo en la base de Shikari, o un movimiento de cabeza de S'greela.
Pero eso era sólo una pequeña parte de la historia. Los otros tres no habían visto el mensaje que Leah le había enviado a Chan. Ella también había hecho mención del extraordinario nivel de comunicación de que habían disfrutado el Equipo Alfa. ¡Y este equipo había fracasado!
Había también otros problemas que Chan no había mencionado a los demás hasta el momento. Tenía periodos en blanco en los que no recordaba dónde había estado, qué había estado haciendo, o qué le habían dicho. Los ataques llegaban sin advertencia, y podían durar desde unos minutos hasta varias horas. Hasta el momento sólo habían sucedido en los momentos más críticos... incluso durante su inminente enfrentamiento con Nimrod. En secreto, le había preguntado a Kubo Flammarion, mediante una conexión Enlace desde la Nave, si podían haber efectos secundarios en el tratamiento del Estimulador Tolkov. Como respuesta, había recibido únicamente un asombrado encogimiento de hombros. Nadie sabía lo suficiente sobre el Estimulador como para predecir efectos colaterales en un tratamiento rematado con éxito.
Chan se preguntaba si debería decirles a los otros lo que le sucedía; eso, al menos, abriría unas cuantas fisuras en la sólida muralla de autoconfianza que ahora tenían. Allí estaban ahora, observando la aproximación a la órbita de Travancore con la misma alegre curiosidad de un grupo de turistas.
Un intento más.
—Mirad, tenéis que meter una cosa en vuestro cerebro, o tendremos problemas. Por mucho que se parezcan, un Simulacro no es una Criatura de Morgan. Un Simulacro está menos armado y es menos agresivo. Sé que nos las arreglamos bien con el de Barján, pero este trabajo será diez veces más difícil.
—Y somos un equipo más compenetrado ahora que entonces —replicó S'greela. Sonaba alegre, por supuesto, y estaba alegre; Chan podía leer su estado bastante bien—. Chan, normalmente es función de un Tubo-Rilla ponerle pegas a todo. Pero me encuentro bastante tranquila. ¡Somos un equipo!
Y eso era todo. No se bajarían del burro.
Parecían creer que se dirigían a Travancore para tener una confrontación clara y racional. Incluso la destrucción de Nimrod, si pensaban en ella, era imaginada como algo breve y ordenado. Tal vez contemplar el vídeo en que el Equipo Alfa fue aniquilado les haría pensar de modo distinto. Chan odiaba la idea de ver aquel encuentro, pero eso arrastraría a los otros miembros de su grupo a comprender lo que su propio encuentro con Nimrod podría hacerles realmente.
Desgraciadamente, no había grabaciones de aquel hecho. El último vídeo en los archivos de la Anabasis mostraba a Nimrod dirigiéndose tranquilamente por el pozo hacia el Equipo Alfa. La criatura no parecía beligerante o particularmente poderosa. Pero lo era. ¿Y si los miembros del Equipo Alfa habían sobrevivido, horriblemente heridos, durante días y días?
El Equipo Rubí había estudiado todas las transmisiones que el otro grupo había enviado a la Anabasis. Esos registros, completos, se encontraban ahora en la memoria del Ángel, dispuestos para ser analizados en una fracción de segundo cuando hiciera falta. Shikari había realizado una exploración de todo el planeta desde la Nave. El Ángel había utilizado esa investigación, más los registros del Equipo Alfa, para marcar una docena de zonas donde pudieran localizar a Nimrod.
Chan los miró excitado. Pensó que un lugar cerca del ecuador de Travancore mostraba un punto de luz ligeramente más brillante en el radar. ¿Podría ser que allí hubiera metal sólido? Nimrod debía de ser el único componente metálico en la superficie del planeta. Pero la señal quedaba interferida por la densa vegetación.
—¿Qué piensas, Ángel? ¿No es en ese lugar donde es más probable que encontremos a Nimrod?
Hubo un lento e irritante movimiento de las hojas medias: el equivalente de una sonrisa escéptica en Ángel.
—Es un error capital teorizar antes de tener datos —dijo por fin.
Y ésa fue toda la respuesta que Chan pudo conseguir.
Mientras Chan estudiaba los registros efectuados por microondas, S'greela y Shikari habían realizado sus propios análisis del descenso del Equipo Alfa por los pozos. Llegaron a la conclusión de que la baja gravedad de Travancore haría que los túneles resultaran independientemente navegables para el Ángel, siempre que colocaran un cinturón gravitatorio alrededor de su sección media. Eso permitiría mayor movilidad a S'greela.
Su hallazgo fue el único resultado positivo que Chan pudo ver en los dos días de análisis. Llegó a una conclusión. Podrían observar a Travancore desde la órbita eternamente y nunca sabrían más de lo que sabían ahora. Les gustara o no, tendrían que bajar a la superficie.
Antes de entrar en la cápsula de aterrizaje, Chan dio a los otros un último aviso.
—Aseguraos de que tenéis todo lo que necesitaréis en Travancore antes de dejar la nave en cuarentena. La Anabasis tiene miedo de Nimrod, aunque vosotros no lo tengáis. Conocen todo el potencial de que disponen las Criaturas fabricadas por Morgan. No se nos permitirá volver a bordo hasta que podamos probar que hemos destruido a Nimrod. Y el peso de esa prueba recaerá en nosotros. Ni siquiera nos enviarán nada desde la órbita, a menos que estén seguros de que los envíos no le serán útiles a Nimrod si las cosas salen mal. ¿Comprendido?
Los otros gesticularon, asintiendo.
—Volveremos llevando nuestros escudos, o sobre ellos —dijo alegremente Ángel y Shikari lanzó la mejor de sus carcajadas estilo humano.
Chan renunció. Se acercó al comunicador e inició la secuencia de Enlace al Cuartel General de la Anabasis en Ceres. Esro Mondrian y Kubo Flammarion estaban en la sala de control.
—Vamos de camino —dijo Chan, en cuanto se estabilizó la conexión—. ¿Hay algo nuevo que tengan que decirnos?
Mondrian asintió.
—Hay un pequeño cambio, pero no afectará en nada a lo que estaréis haciendo. El Grupo Estelar insiste en que el Enlace Mattin con la Nave sea unidireccional todo el tiempo que paséis en la superficie de Travancore. Los mensajes y los materiales pueden llegar desde aquí a la nave, pero nada puede venir aquí. El Grupo Estelar no tolerará ninguna probabilidad de que Nimrod pueda escapar. Así que no podéis enviar más mensajes... y por supuesto, tampoco ningún objeto material.
—Pero si no podemos enviar mensajes, ¿cómo sabrán que hemos terminado nuestro trabajo y pueden recogernos?
—Enviaremos un equipo monitor desde aquí a la Nave. Podréis comunicaros con ellos —Mondrian sonrió sombrío—. Yo mismo formaré parte de ese equipo. Mientras Nimrod siga activo, estaremos en órbita alrededor de Travancore. Hasta que despachéis a Nimrod, es un viaje de un solo camino para todos nosotros. Estaremos con vosotros y observaremos todos vuestros pasos. Buena suerte, Chan.
Incluso a través de cincuenta y seis años luz, Chan pudo sentir la fuerza de la determinación de Mondrian. El otro hombre siempre puntualizaba que era el Grupo Estelar el que tomaba las determinaciones, pero Chan no tenía ninguna duda sobre quién estaba realmente detrás de todo. ¿Qué sabía el resto del Grupo Estelar acerca de batallas, cuarentenas y bloqueos? Nada. Mondrian los estaba manipulando, definiendo todas sus acciones, igual que Chan definía todos los procedimientos para el Equipo Rubí. Y Mondrian quería controlar a Chan y a los otros miembros cuando estuvieran en Travancore; ¿para qué otra cosa querría venir a la Nave?
Bien, no iba a suceder como Mondrian quería. La antipatía de Chan hacia él crecía rápidamente. Si era necesario, el equipo rompería todas las comunicaciones con la Nave en cuanto estuvieran en la superficie. Mondrian quería destruir una Criatura de Morgan ¿no? Bien. Que lo hiciera él mismo. El Equipo Rubí no sería una marioneta de nadie.
Chan hizo todo lo posible por ocultar su irritación; de otra manera, Mondrian podría leerla... y usarla en su provecho.
—Saldremos dentro de una hora —dijo tranquilamente—. Dénos una semana terrestre, y espero que para entonces tengamos resultados.
—Tómate tu tiempo. Festina lente. Y buena suerte.
Mondrian se volvió. La pantalla empezó a mostrar las cadenas de arcoiris típicas de la comunicación de Enlace al romperse.
—¿Festina lente? —preguntó Shikari.
—Parte de un consejo en una antigua lengua terrestre. Mondrian lo adoptó como lema de la Seguridad de Fronteras. Significa apresúrate despacio.
—No creo que tenga que advertirnos de nada —dijo S'greela indignada—. No tenemos prisa por meternos en líos.
—Los locos se apresuran —dijo Ángel—. Hmmm. Creo que estamos preparados, Chan. ¿Empezamos el descenso?
El análisis de los datos transmitidos por el Equipo Alfa habían conducido a Chan a tres conclusiones principales.
Primera, y peor: el Equipo Alfa había cometido un gran error, pues había descuidado verificar la localización de la Criatura fabricada por Morgan. Nimrod, obviamente, podía moverse por el planeta a gran velocidad. Esta vez, Chan establecería un sistema para localizar continuamente la posición de la Criatura.
Segundo: al menos dos formas de vida de Travancore podrían ser útiles al equipo. Habría que investigarlas. Había la forma larga y sin patas que vivía en los túneles, y la nerviosa y veloz que habitaba en la jungla. Si alguna de las dos poseía inteligencia y era posible comunicar con ella, la tarea de la exploración sería mucho más sencilla. Nimrod conocía Travancore; el equipo no. Necesitaban desesperadamente una guía rápida de las características del planeta.
Tercero: el Equipo Alfa había permanecido demasiado tiempo junto. Por muy bien que los cuatro funcionaran como equipo, había ciertas funciones que necesitaban acciones individuales.
Esa conclusión había provocado fuertes protestas de los otros tres. Shikari estaba particularmente molesto. ¡Eran un equipo! ¡Deberían trabajar juntos! A pesar de todas sus interacciones con otras especies, y a pesar del éxito de sus propios subensamblajes en Barján, al Remiendo todavía le costaba aceptar que hubiera funciones que pudieran ser llevadas a cabo mejor por un grupo de unidades individuales.
Chan había insistido. Mientras tuviera a su cargo encontrar y disponer de Nimrod, prevalecerían las precauciones.
Como primera parte de esa política, la cápsula de aterrizaje no se quedó con el equipo. Flotó brevemente en una posición en la parte diurna del planeta, mientras el equipo descargaba e inflaba su tiendaglobo y la emplazaba en las capas superiores de vegetación. En el momento en que todo el material fue descargado, la cápsula despegó y la programaron para que se colocase en una órbita baja. Circundaría el planeta bajo control automático, monitorizando el lugar finalmente escogido por el Ángel como el emplazamiento casi seguro de Nimrod.
Una vez establecidos en la jungla superior de Travancore, asignaron a S'greela una misión en solitario. La Tubo-Rilla era, con gran diferencia, el miembro más fuerte del grupo. Descendería por el pozo más cercano, en busca de un espécimen de la forma de vida larga y serpentina, y lo traería a la base. Según el Ángel, allí había considerable movimiento diurno de las formas de vida animadas de Travancore. Como la vida marina en la Tierra, muchas formas aprovecharían la luz del día para alimentarse en los niveles superiores. S'greela tenía buenas probabilidades de encontrar una cerca de la superficie.
S'greela partió, desarmada, hacia su misión y los otros se prepararon para una larga y nerviosa espera.
S'greela regresó al atardecer, con las manos vacías y exasperada. Los otros tres estaban sentados en la tienda, el Ángel junto a Chan y Shikari esparcido como una gruesa manta sobre ambos. S'greela se unió a ellos, y esperó a que los componentes del Remiendo la envolvieran. Suspiró.
—¿No hubo suerte? —preguntó Chan.
La Tubo-Rilla sacudió la cabeza lentamente.
—Fue una experiencia frustrante. Muchas veces vi varias de esas formas, pero se escapaban por agujeros en las paredes del pozo. Hasta que por fin conseguí atrapar a una... pero no pude traerla.
—¿Era demasiado fuerte para ti? —preguntó Shikari.
La apertura bocal se había formado en el suelo, junto a las piernas de Chan.
—No exactamente. Yo era más fuerte, pero me faltaron miembros —S'greela alzó tres pares de finos apéndices—. No es corriente que encuentre a una criatura con más brazos y piernas que yo.
—¡Pero pensé que el animal que perseguías no tenía patas! —dijo Chan.
—Yo también. Quizá necesitemos redefinir el concepto. Cada segmento de su cuerpo tiene dos dispositivos para agarrarse... había veintiséis en total. Y cuando agarré el cuerpo, cada uno se colgó con fuerza a los lados de la pared. Podía soltar dos de ellos fácilmente, usando dos de mis miembros. Pero no podía hacerlo con todos... y no me atrevía a usar demasiada fuerza por temor a hacerle daño.
—¿Mostró algún signo de inteligencia? —preguntó el Ángel.
—Eso es lo que da carácter frustrante a la experiencia. Todo el rato que estuve agarrado a la criatura, emitía sonidos. Eran muy agudos, así que, aunque pude oír la mayoría de ellos con bastante facilidad, no encontré manera de reproducirlos. Por fin, decidí que era mejor soltar a la criatura y regresar aquí. Se escurrió sin sufrir daño. Sugiero que mañana regresemos al mismo lugar y que Ángel venga conmigo. Ángel tiene las mejores habilidades lingüísticas y el comunicador puede sintetizar cualquier sonido en milésimas de segundo. Podría crear las señales que necesitamos —se volvió hacia Chan—. ¿Estás de acuerdo? Eres nuestro líder para estas cosas.
Al consultársele su opinión, Chan se sintió cambiado. Había estado siguiendo la conversación perplejo, comprendiendo casi sin escuchar. Ahora, de alguna manera, estaba separado del grupo. Se levantó, y a sus pies el Remiendo se estiró nervioso. Shikari también sentía el súbito cambio en la relación del grupo.
—No me gusta demasiado esa idea —dijo Chan tras pensarlo un par de segundos—. Si quieres que Ángel baje a ese túnel contigo mañana, creo que debo ir también con vosotros. Quería que fueras sola al principio, porque eres rápida y fuerte. Pero no quiero dividir el grupo en dos.
—¿Entonces piensas que deberíamos ir todos?
—Eso me gusta todavía menos. ¿Estás segura de que no hay trampas, que los animales que encontraste en el pozo no tienen nada que ver con Nimrod?
—Estoy segura de que no. Pero no me pidas que lo pruebe. ¿Ángel?
—S'greela está casi en lo cierto. Sitúo la probabilidad de conexión con la Criatura fabricada por Morgan en menos de una entre cien mil.
—¿Y el animal parecía inofensivo?
S'greela asintió.
—A pesar de su tamaño, es inofensivo. Me parece que sólo estaba interesado en comer. Incluso cuando estaba tratando de soltarlo de la pared del túnel, continuaba masticando la vegetación. Tiene unas mandíbulas considerables, pero nunca intentó morderme.
—Bien —Chan se sentó—. Iremos mañana... menos Shikari.
—¡No queremos quedarnos aquí solos! —exclamó el Remiendo, furioso.
—Lo sé. Pero escúchame un momento, Shikari. La mitad de ti vendrá con nosotros. La otra mitad se quedará aquí. Debemos dejar a alguien en comunicación con la cápsula de aterrizaje, para que podamos ser avisados si hay alguna acción por parte de Nimrod. Y sabes que no podemos enviar señales de radio en las debidas condiciones a través de la vegetación, así que necesitamos un método para avisar directamente al resto del equipo. Eres el único que puede hacer eso. Podrías enviar componentes desde aquí a los túneles para unirse a tu otra mitad, y alertar a los demás en unos pocos minutos. Sé que no quieres hacerlo, pero ¿quién más podría?
Shikari no habló, pero toda la masa del compuesto tembló y cientos de componentes volaron a los lados de la tienda. La apertura vocal se cerró bruscamente. Los otros pudieron leer todos los símbolos. El Remiendo estaba muy contrariado.
—Vamos, Shikari —dijo S'greela—. Chan tiene razón. Es la única manera que tenemos de que podamos explorar y sentirnos a salvo. Alégrate. Sólo será durante un rato.
—Divide y vencerás —dijo el Ángel, consolándolo.
La apertura vocal permaneció cerrada. Pero los componentes volvieron a unirse lentamente, y Shikari se aplastó para formar un montón bajo y deprimido alrededor de los otros miembros del equipo.
El Ángel había utilizado su arnés desplazador anteriormente, pero sólo durante unos pocos minutos de práctica limitada. Con el arnés colocado alrededor de su sección media, verdeazulada, había hecho algunos intentos adelante y atrás. De pronto salió disparado en una compleja serie de movimientos en zigzag, planeando velozmente sobre la áspera capa superior de vegetación.
—Deja de jugar, Ángel —dijo Chan a través del comunicador—. Tenemos que irnos.
Cada vez se sentía más como el encargado de mantener la disciplina en el grupo, el que tenía que decir siempre no y recordar las reglas desagradables. Los otros no parecían preocuparse. ¿Tal vez era ésa la relación general de los humanos con el resto del Grupo Estelar? Si era así, Chan nunca había oído expresarla antes.
El Ángel se acercó al lado de la tienda, zigzagueando adelante y atrás y ejecutando una media vuelta en el aire antes de posarse. Los otros estaban ya preparados y esperaban. Cuando partieron hacia el pozo, una parte de Shikari dedicó una solemne despedida a la otra mitad que se quedaría detrás. El Remiendo le explicó a Chan que, aunque rara vez había más de la cuarta parte del número total de los componentes en el cuerpo del Compuesto, estaban siempre allí, dispuestos para unirse cuando hiciera falta. La separación física en dos partes grandes sería un suceso único y desagradable.
—Imagina que te fueras de excursión sin las piernas —protestó Shikari—. O bien que Ángel saliera sin el Chasselrosa. Bueno, pues así es para nosotros, ¡pero mucho peor!
Pero una vez estuvieron de camino, el Remiendo pareció recuperar su buen humor. Una gruesa corriente de componentes les seguía, en dos direcciones, mientras descendían por el túnel, proporcionando un enlace continuo entre las dos mitades del Compuesto. Chan se preguntó qué distancia podría abarcar una cadena de componentes individuales. Con, pongamos por caso, diez mil componentes, cada uno de diez centímetros de largo, abarcaría nada menos que un kilómetro, pero las interconexiones neurológicas serían mínimas. Chan dudaba de que un Compuesto fuera capaz de pensar en semejante caso.
El Ángel había estado dirigiendo la marcha, deslizándose en silencio por el túnel curvo. Después de unos veinte minutos se detuvo y se volvió hacia los otros.
—Hay algo moviéndose delante —dijo suavemente—. Creo que tal vez ha llegado el momento de que S'greela marche en cabeza.
Mientras los dos cambiaban de posición, un puñado de componentes del Remiendo bajó volando por el túnel. Regresaron unos segundos más tarde y volvieron a conectarse con el cuerpo principal.
—Es la forma que describió S'greela —dijo Shikari—. Un cuerpo muy largo y sin patas auténticas, alimentándose de la pared del túnel.
S'greela se inclinó hacia adelante. La criatura vio la luz que sostenía, o sintió el rápido movimiento. Dejó de morder la vegetación e intentó escabullirse por el túnel, pero S'greela se abalanzó sobre ella. Cuando los otros llegaron, la tenía agarrada por la mitad, mientras se colgaba desesperadamente a la pared.
Chan la observó. Era enorme, con un cuerpo segmentado de un metro de grosor y unos diez de longitud. A pesar de su tamaño, no hacía esfuerzos por atacar o al menos defenderse. El cefalotórax, de color rojo oscuro, carecía de ojos, y tenía una boca capaz de arrancar de un bocado la pierna de Chan. Continuó comiendo vorazmente, mordisqueando la vegetación que arrancaba de la secciones que sobresalían de las paredes del túnel. Cuando Chan se acercó, la enorme cabeza se movió lentamente de un lado a otro. Emitió una aguda serie de graznidos y silbidos, casi completamente fuera del alcance del rango audible del ser humano. Los sonidos provenían de una segunda ranura situada unos centímetros por encima de la boca.
El Ángel avanzó hasta colocarse junto a Chan y el comunicador de su sección media emitió una serie de chirridos y silbidos experimentales.
—Creo que es un lenguaje —dijo—. Tal vez primitivo. Sería lógico asumir que modula señales ultrasónicas para navegar por los túneles.... una evolución natural de las criaturas que viven principalmente en la oscuridad. Pero antes de que podamos estar seguros, debemos tener más ejemplos de sonido. Agárralo fuerte ahora, S'greela.
El Ángel se acercó más a la cabeza, alargó una fronda inferior y sacudió suavemente a la criatura. El monstruoso cuerpo de la oruga se revolvió un momento y entonces la cabeza se volvió para encararse al Ángel.
Hubo otra larga secuencia de chirridos, esta vez con una cadencia y un énfasis diferente. La caja de comunicación del Ángel replicó con una serie de sonidos similares, gradualmente ascendiendo de tono, hasta que se hicieron inaudibles para el oído humano. El cuerpo dejó de retorcerse ante la presión de S'greela. La Tubo-Rilla y Shikari se acercaron para seguir el contacto.
Chan sabía que tanto los Remiendos como los Tubo-Rillas podían escuchar frecuencias más allá de su gama. Tendrían que informarle cuando el intento inicial de establecer contacto hubiera terminado. Dio un paso atrás y miró las paredes del túnel a su alrededor.
Estaban cerca de una encrucijada, donde el pozo descendente se dividía para continuar un doble sendero. No había visto eso antes, o escuchado algo similar en los informes del Equipo Alfa. Sugería un sistema de caminos a través de las junglas de Travancore mucho más complicado de lo que habían advertido. Chan volvió a mirar a S'greela y Shikari. Los dos seguían atentamente los esfuerzos de Ángel. Se dirigió despacio hacia el túnel y examinó cada uno de los dos caminos.
No eran idénticos. Uno continuaba hacia la superficie de Travancore, a cinco kilómetros bajo ellos. El otro era más estrecho y menos empinado. Se curvaba suavemente hacia la izquierda, apenas con gradiente. Si continuaba así, el estrecho corredor se convertiría en un camino horizontal a través de los grandes árboles. Chan avanzó tres o cuatro pasos. No tenía intención de perder a los otros miembros del equipo.
Se detuvo, muy confundido. Parecía que había algo parecido a una niebla que oscurecía las partes más lejanas del corredor. Enfocó la luz hacia allí, y no obtuvo reflejo.
Chan dudó un momento y entonces empezó a retroceder. Hubiera lo que hubiere delante de él, no iba a afrontarlo solo. Tenía armas, pero necesitaba más la fuerza de S'greela, la movilidad de Shikari y los fríos poderes racionales de Ángel.
Al volverse, oyó un susurro tras él.
—¡Chan!
Miró hacia atrás. Algo había avanzado en la oscura niebla y se alzaba en la mitad del sendero.
Parecía una figura humana. Chan volvió a enfocar el túnel y quedó petrificado.
Era Leah.
Chan estaba a punto de llamarla cuando recordó la advertencia de Mondrian. Leah estaba muerta. Lo que estaba viendo era un ilusión, algo creado en su mente por Nimrod.
Como para confirmar sus pensamientos, la figura de Leah se desplazó hacia arriba como un pálido fantasma. Flotó sin apoyo, a un par de metros por encima del suelo del túnel. La forma alzó un brazo blanco.
—Chan —repitió.
—¡Leah! ¿Eres tú..., realmente tú? —Chan combatió el deseo de correr y abrazar la forma flotante frente a él.
La forma no pareció oírle. Chan vio que la cabeza se movía lentamente de un lado a otro.
—Ahora no, Chan —dijo la voz de Leah—. Ahora sería demasiado peligroso. Di adiós... pero ámame, Chan. El amor es el secreto.
Ignorando todo sentido común, Chan descubrió que había dado otro paso adelante. Se detuvo, atontado y dubitativo.
La figura alzó los dos brazos con urgencia.
—Ahora no, Chan. Es peligroso.
Ella agitó una mano en señal de despedida. La delgada figura dio de repente un paso atrás y fue tragada por la nube oscura. La aparición se había marchado.
Chan se quedó inmóvil, demasiado conmocionado para moverse. Por fin, una repentina premonición que le advertía un gran peligro conquistó su inercia. Dio media vuelta y empezó el camino de regreso, tambaleándose, hacia los otros.
Una voz en su interior le gritaba.
NIMROD. Nimrod está activado aquí. Una Criatura fabricada por Morgan puede producir ilusiones en un cerebro orgánico. Puede cambiar lo que ves y oyes. Vuelve con los otros... ¡AHORA!
Se encontró de súbito en la parte del túnel donde había dejado a los otros miembros del equipo. El lugar estaba totalmente desierto.
¡Se habían ido! Para su horror y desesperación, no había ni rastro de los demás. ¿Dónde estaba el equipo? No le habrían dejado atrás para continuar descendiendo por el túnel sin él, eso seguro. ¿Habían sido víctimas de Nimrod?
Atontado por el miedo, la emoción y las preguntas a las que no podía encontrar respuesta, Chan empezó a correr de nuevo hacia la luz en busca de la dudosa seguridad de la tienda en las capas superiores. Al hacerlo, la cara y la forma de Leah flotaron tintineantes ante sus ojos.
Chan se precipitó en el interior de la tienda, temiendo el peor de los desastres. Como mínimo los otros estarían alarmados por su ausencia. Estarían aterrorizados, llenos de preocupación y organizándose para salir de nuevo en su busca.
Ciertamente, había una extraña atmósfera en la tienda, pero nadie parecía preocupado por lo que le había sucedido a Chan. ¡De hecho nadie parecía haber advertido su ausencia! Agarró uno de los miembros delanteros de S'greela y ella se volvió y le dirigió un leve movimiento de cabeza, asintiendo.
—Qué bien que hayas vuelto. No estamos muy seguros de lo que tenemos que hacer a continuación. Ha habido un... un terrible malentendido con el coromar —se movió hacia el lado de la tienda, donde el gran gusano se aferraba a la pared flexible—. Ese parece ser el nombre genérico que esos seres se dan a sí mismos.
La criatura actuaba en la tienda como si estuviera en su medio. Era libre para moverse, pero no hacía ningún intento por escapar. En lugar de hacerlo, la gran boca masticaba con satisfacción una gran bola de vegetación.
Chan miró confundido a su alrededor. Todo parecía en calma.
—¿Un malentendido? —dijo por fin.
—Me temo que sí. No es muy listo. En cuanto Ángel consiguió comunicar bien, accedió a venir con nosotros, siempre que pudiéramos alimentarlo cuando llegáramos aquí. Realmente, la comida parece ser lo único que les preocupa. Bueno, por supuesto accedimos. Tenemos provisiones de sobra.
—Entonces ¿cuál es el problema? —dijo Chan. Volvió a mirar al pacífico y tranquilo coromar, que mascaba satisfecho. Le disteis de comer, ¿no?
—Sí, le hemos dado todo lo que quiere. Pero cuando llegamos, el coromar —su nombre es Vayvay—, no quiso esperar.
—¿Quieres decir que intentó marcharse?
—Peor que eso. Intentó comerse al Ángel.
Chan miró al Ángel, que estaba sentado inmóvil al otro lado de la tienda. Las hojas laterales estaban crispadas contra el cuerpo y las superiores estaban cerradas y tensas. Ahora conocía los signos. Ángel estaba de mal humor.
—Bueno... ¿no intentasteis detenerlo los demás?
—Claro que lo detuvimos. Todo lo que sucedió fue que el coromar se llevó un bocado de la sección media de Ángel..., un bocadito pequeño.
—Y eso fue bastante comprensible —intervino Shikari. El Remiendo, ahora que sus partes estaban reunidas de nuevo, parecía encontrarse de un humor excelente. Se acurrucó al lado de Chan—. Después de todo, Ángel no puede negar que el Chasselrosa es un vegetal. La auténtica confusión fue creada por el comunicador que lleva Ángel. Vayvay, aparentemente, creyó que el comunicador era el ser inteligente, ya que es la parte que le había hablado. Por eso, pensó que el resto de Ángel era una especie de suministro de comida móvil. Una suposición perfectamente natural. Como diría Ángel, la comida de un hombre es la sección media de otro.
Hubo un estallido del comunicador de Ángel.
—¡No nos hace gracia! —exclamó—. Este asunto no es un chiste. Si no me hubiera movido rápidamente, no habría sido más que un bocado...
—Muy bien, ya basta —Chan cruzó la tienda y se sentó, cansado, junto a Ángel—. Dejaos de bromas y juegos. Tenemos problemas más importantes. —Ignoró las protestas de Ángel—. Se supone que los tres formáis parte de un equipo perseguidor, ¿recordáis? Estamos tratando con la criatura más peligrosa del universo conocido. Cuando descubristeis que yo había desaparecido en el túnel, ¿no se os ocurrió pensar siquiera que podía tener problemas? ¿No pensó ninguno: espera un minuto, tal vez deberíamos echar un vistazo y ver qué le ha pasado a Chan..., en vez de dar la vuelta y volver sin mí?
Hubo un embarazoso silencio.
—Estábamos preocupados por el coromar —dijo por fin Shikari—. El túnel parecía bastante seguro, y la parte mía que se había quedado aquí no informaba de ningún movimiento amenazador en la superficie. No parecía que hubiera causa alguna para tener que preocuparse por ti.
—Y volviste sano y salvo —dijo S'greela—. ¿Por qué estás tan trastornado? ¿Sentiste miedo?
Chan suspiró.
—No tanto como debería haberlo sentido. Lo creáis o no, me parece que me encontré con Nimrod allí abajo. Me sorprende que todavía esté vivo para poderlo contar.
Resumió sus experiencias en el túnel, ciñéndose a los hechos en todo lo posible. Cuando terminó, hubo un silencio cortés y evasivo. Chan miró a los otros, uno a uno. Comprendía que se sentían escépticos. El silencio terminó cuando Ángel intercambió de repente una larga serie de silbidos y chirridos con el coromar, mientras movía lentamente su frondas superiores.
—Vayvay nunca ha oído hablar de Nimrod —informó—. Y los coromars existen por todo el planeta. Pero no son muy inteligentes, y quizá no se desplazan mucho de sus guaridas habituales.
Hubo un nuevo chirrido por parte del coromar, y el Ángel gruñó con satisfacción.
—Vayvay también dice que lamenta mucho haber intentado comerme.
—¿Puedes comunicarte tan bien con esa rapidez? —preguntó Chan.
—No es un lenguaje complejo. La mitad de las palabras parecen referirse a la comida o a su búsqueda.
—¿Puedes preguntarle qué sabe de la otra especie, la ágil del bosque profundo de abajo? Si los coromars no pueden ayudarnos, tal vez los otros puedan. Tal vez ellos sepan algo de Nimrod.
Chan esperó impaciente un nuevo intercambio de palabras. El Ángel, esta vez, parecía menos seguro, y varias veces tuvo que hacerse repetir cadenas de sonidos.
—Según Vayvay, no conseguiremos nunca ayuda de las otras criaturas. Se llaman los mericor. Vayvay no ha comprendido muy bien nuestras preguntas, porque parece ser que los dos animales son la misma especie. Los coromar son el estadio inteligente y alimenticio —¡estáte quieta, S'greela!— del ciclo vital. Viven aproximadamente doce años terrestres, luego se enquistan y experimentan una metamorfosis completa. Antes de cambiar, un coromar es aparentemente asexual, o al menos no tiene impulsos sexuales. Tras la metamorfosis, se convierte en un mericor.
»En este estadio, se aparean. Viven solamente un año, comen muy poco y reducen su tamaño. Según Vayvay, no muestran inteligencia. También tienen pocas habilidades para sobrevivir; por eso se ocultan en el bosque y no se acercan nunca a las capas superiores. Es un deber de los jóvenes coromars descender y cuidar de los mericors maduros y asegurar su supervivencia hasta que dan a luz a una carnada de coromars. Sin esa ayuda, la mayoría de los mericors no viviría lo suficiente para reproducirse —el Ángel se detuvo—. Una interesante inversión de un tema familiar. El niño es el padre del hombre... pero en este caso el concepto es literalmente cierto.
—¿Qué hay de las otras formas de vida en Travancore? —Chan no quería escuchar a Ángel filosofando. Se encontraba totalmente exhausto, y el sentimiento de aturdimiento que había experimentado en el túnel regresaba. Con el cálido Shikari a su alrededor, todo lo que quería hacer ahora era dormir—. ¿Sabe Vayvay de algo más que pueda ayudarnos?
—Ya le he hecho esa pregunta. La respuesta es, desgraciadamente, una negativa definitiva.
El Ángel había extendido lentamente sus peciolos y empezaba a arrastrarse hacia el lugar preferido del Chasselrosa, junto a la salida de la tienda. Shikari y S'greela llevaban un rato en silencio, y el único ruido era el que Vayvay producía mientras masticaba sin parar. Las hojas de la parte superior de Ángel se enderezaban lentamente.
—Los coromars pueden ayudar un poquito, Chan —dijo Ángel por fin—. Vayvay quiere quedarse con nosotros e ir a cualquier parte, a cambio de comida. Pero me temo que todo va a depender de nosotros. Si fracasamos, nadie más puede hacer nuestro trabajo.
Las raíces del Chasselrosa empezaron a plantarse en el parche de tierra oscura que habían traído desde el planeta natal de Sellora. El Ángel emitió un suspiro de placer.
—Chan, no sé si encontraste a Nimrod o a una ilusión mental en el túnel. Pero sí sé esto: somos el mejor equipo que el Grupo Estelar podrá crear nunca. Juntos, derrotaremos a la Criatura fabricada por Morgan..., o no lo hará nadie.