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Los arranques chirriaron; motor tras motor rugieron al encenderse. Reaparecieron los focos y, luego de un minuto de ruidosas maniobras, los coches comenzaron a regresar con lentitud por la carretera por la que habían llegado.
El altavoz bramó los primeros compases de un himno marcial y al mismo tiempo lascivo, que Will reconoció como el himno nacional de Rendang. Luego el Wurlitzer fue desconectado y volvió a escucharse la voz de Murugan.
— Habla vuestro raja — proclamó la excitada voz. Después de lo cual, da capo, repitió el discurso sobre el Progreso, los Valores, el Petróleo, la Verdadera Espiritualidad. Bruscamente, como antes, la procesión desapareció de la vista y el oído. Un minuto más tarde reaparecía, con su vacilante contralto mugiendo las alabanzas del primer ministro del nuevo reino unido.
La procesión avanzó y entonces, esta vez desde la derecha, los focos del primer coche blindado iluminaron el rostro serenamente sonriente del esclarecimiento. Sólo un instante, y el haz de luz siguió de largo. Y allí estaba el Tathagata por segunda, tercera, cuarta, quinta vez. Pasó el último de los vehículos. Olvidado en la obscuridad, el hecho del esclarecimiento seguía en pie. El rugido de los motores se fue apagando, la chillona retórica se convirtió en un murmullo inarticulado, y a medida que los ruidos intrusos se alejaban volvían a destacarse las ranas, los ininterrumpibles insectos., los mynah.
— Karuna. Karuna.
Y en un semitono más bajo.
— Atención.
FIN
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Por supuesto, provienen de la misma raíz en inglés (holy, healthy, whole), no en castellano. (N. del T.)