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La publicación de este volumen cierra un trabajo entusiasta que duró ocho años y comenzó como un experimento, se transformó en enseñanza, progresó hasta convertirse en vocación y, finalmente, cambió mi vida. Me ha reportado innumerables amigos y nuevos compañeros y, lo mejor y más maravilloso de todo, a mi esposo, Michael.
Tengo una enorme deuda de gratitud con mis amigas Susan Kaye y Laura Lyons, compañeras escritoras, que me animaron y me apoyaron en cada paso del camino.
Finalmente, debo mencionar a mis lectores. Sus cartas y notas a lo largo de todos estos años me han estimulado y me han inculcado más modestia de lo que ustedes se imaginan.
¡Gracias a todos!
Pamela Aidan