171293.fb2 Afines en la Muerte - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 5

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CAPITULO TRES

EVE SE ESCAPÓ. SE DIRIGIÓ AL EXTERIOR DONDE PODÍA RESPIRAR sin pensar en la miseria y el dolor. Y donde podría restablecer las cerraduras de sus propios recuerdos y emociones.

Vio a los dos uniformados que envió a hacer el puerta a puerta volviendo a casa de la víctima.

– Oficiales. Informen-.

– Señor, hemos cubierto la manzana, y pudimos hablar con todos menos cuatro residentes. Otros confirmaron que la familia a dos puertas de este se encuentra fuera de la ciudad, y se fueron por tres días. Las otras dos según los informes, asistieron a un rally del Día de la Paz esta mañana, y el paradero de los residentes restantes se desconoce en este momento. -

– Quiero que el nombre con un signo de interrogación. Lo rastrean y entrevistan. Lo mismo con los asistentes al rally. Todo el mundo que estuvo en su residencia en esta urbanización durante las últimas veinticuatro horas debe realizar una declaración. -

– Sí, señor. Aquellos con los que hablamos no notaron nada fuera de las horas ordinarias o de la noche pasada. Nadie vio a nadie más que a la víctima entrar o salir de la escena. -La mujer policía inclinó la cabeza para mirar su libro de notas. -Una, Hester Privet, vio y habló con la víctima por la mañana de ayer a las 10:15. La víctima estaba, en ese momento, regando las plantas a la entrada de la casa. Hablaron brevemente. La víctima mencionó que tenía algunos recados que hacer ese día, mientras sus padres debían volver a la tarde siguiente. Privet afirma que a continuación, en tono de broma le preguntó si la víctima tenía una gran fiesta prevista para la noche. La víctima parecía un poco nerviosa, pero se rió y dijo que pensaba que “solo pasaría una noche tranquila en su casa”. Privet luego continuó caminando hacia el este. -

Sobre el hombro de la uniformada Eve vio a un perro de color naranja grande, dirigirse con una joven pareja al parque, vio un corredor en brillantes pantalones cortos rojos pasar.

– El testigo pasó por la casa durante el día, ella cree que las 15:00 de la tarde, cuando llevó a sus hijos al parque, y de nuevo aproximadamente a las 17:00 cuando los llevó a casa. Ella afirma que la seguridad estaba comprometida en esos momentos cuando ella se acercó deliberadamente para ver si era consciente de que los padres estaban fuera de la ciudad. Aún así, ella no vio a la víctima en ningún momento. -

– Bien. Déjame saber tan pronto como hayan localizado y obtenido las declaraciones de los otros. -

Después de despedir a los uniformados, se quedó donde estaba y, miró a los asistentes de la morgue llevar a Deena en la bolsa de plástico negro anónima. Luego se trasladó para interceptar a una mujer, de pelo rubio que volando, corrió hacia la casa.

– Señora. Esta es una escena del crimen, no puede entrar en este momento. -

– Es Deena, ¿no? Ellos no dijeron lo que sucedió, la policía. Sólo que había habido un incidente. No podía creer… ¿Es Deena? ¿Qué pasó? -

– No puedo darle ninguna información en este momento. ¿Es usted una amiga de la familia? -

– Sí. Un vecino. Hester Privet. Yo hablé con dos oficiales esta mañana, pero-

– Sí. Yo soy el teniente Dallas. Usted habló con Deena ayer-.

– Sí, justo aquí, justo enfrente. ¿Es que -Dios- que hay en esa bolsa? -

No tiene sentido evadirlo. Todo se sabría muy pronto. -Deena MacMasters fue asesinada ayer por la noche.-

La mujer se tambaleó, dio un paso hacia atrás, luego se envolvió ambos brazos alrededor de su torso. -Pero, ¿cómo? ¿Cómo? -Las lágrimas inundaron sus ojos que se agrandaron del shock. -¿Hubo un robo? Ella es tan atenta a las alarmas y cerraduras. Ella cuida a mis gemelos, mis hijos -y me sermonea sobre cómo hacer que la casa sea segura. Oh Dios, Dios mío. Mis hijos la adoran. ¿Qué voy a decirles? ¿Puedo hacer algo, cualquier cosa? Jonás y Carol. Están lejos. Tengo la información de contacto. Puedo…

– Ellos regresaron esta mañana. Están en el interior. -

Hester cerró los ojos un momento, tomó varias respiraciones. -Yo… casi me acerqué y llamé. Para comprobar. Para asegurarme de que ella no quería venir, relajarse, cenar. Pero me convenció de lo contrario. Me hubiera gustado… ¿Hay algo que pueda hacer? ¿Cualquier cosa? -

– ¿Nunca vio a Deena con alguien más cuando cuidaba a sus hijos? ¿Un amigo? -

– A veces, Jo llegaba con ella. Jo Jennings, su mejor amiga. -

– ¿Chicos?-

– No. Dios. -Ella utilizó el dorso de las manos para limpiarse las mejillas húmedas. -Es contra las normas, y Deena en realidad no tenía citas-.

– ¿Ella siempre seguía las reglas?-

– Sí, por lo que puedo decir. A menudo hubiera querido que rompiera una. -Hester se secó una lágrima. -Ella parecía, para mí, tan joven e inocente para su edad, y por otra parte tan madura. Responsable. Yo confiaba en ella absolutamente con mis hijos. Yo debería haber mirado por ella más mientras sus padres se habían ido, vigilarla de cerca. Debería haber insistido en que fuera a cenar. Pero era sólo por un par de días, y yo no lo creí necesario. Simplemente no pensé. -

– ¿Alguna vez habló con usted acerca de un chico?-

– No de uno específico. Hablamos de los chicos de vez en cuando, en general. Tiene… tenía una buena relación con su madre, pero a veces una chica no puede decir ciertas cosas a su mamá. Y éramos más cercanas en edad. Además, soy curiosa-, admitió Hester con una sonrisa torcida. -Creo que ella se había enamorado de alguien, porque me di cuenta de que estaba teniendo más cuidado con su vestuario, su pelo. Y… bueno, había una mirada en sus ojos. ¿Sabes? -

– Sí-.

– Hice un comentario sobre ello, y ella dijo que estaba probando cosas nuevas. Pero había una mirada en sus ojos. Esta mirada de “yo tengo un secreto” ¿Algún chico la lastimó? Le hicieron algo… -La realidad y el horror golpearon su cara. -Oh Dios.-

– No puedo dar detalles en este momento. Voy a darle mi tarjeta. Si usted recuerda algo que vio, algo que pudo haberle dicho, quiero que me contacte. No me importa lo insignificante que parezca, quiero oírlo. -Eve le pasó una tarjeta. -Una cosa. ¿Notó cuando la vio ayer por la mañana si tenía las uñas pintadas? ¿Pintadas las de la mano y de los pies? -

– Ella no las tenía. Yo me hubiera dado cuenta ya que rara vez lo hacía. Y ella estaba descalza. Regaba las plantas allí, con los pies desnudos, así que me hubiera dado cuenta. -

– Muy bien, gracias. -

– Tengo que decirle a mi marido y a nuestros hijos. Son cuatro. No sé cómo decirles.

Peabody salió cuando Hester se alejó. -EDD en camino, y los barrenderos están allí. La señora Whitney empacó un par de cosas para la señora MacMasters. Se quedarán con los 'Whitney por un día o dos, dependiendo -.

– Vamos a dejarlos entonces. Tenemos que entrevistar a los amigos. Es demasiado tarde en el día para ir al parque, ver los senderos para correr. Su costumbre era correr allí entre las ocho y nueve los fines de semana y los días de semana cuando no tenía escuela. Vamos a salir mañana. Tomaremos a Jamie primero. -

– ¿Jamie? ¿Nuestro Jamie? -

– Lingstrom. Él era un amigo. -

– Cuando es un maldito mundo pequeño, es una mierda.-

No lo podía discutir.

Ella sabía que Jamie estaba en casa para el verano, y permanecía con su madre. Lo mantenía controlado -sin apretar. Él era el nieto de un policía muerto -un policía muy bueno, y un chico que había perdido a su hermana asesinada cuando tenía dieciséis años.

No era extraño a la muerte.

Y a los dieciséis años, le había intrigado a su marido utilizando un control remoto hecho en casa para eludir la seguridad de la casa de Roarke, lo suficiente como para acceder a la finca.

Ella sabía que Jamie tenía un trabajo en uno de los departamentos de Roarke para el verano. Tal como ella sabía Roarke albergaba un poco de frustración porque los objetivos del muchacho iban hacia la división electrónica de detectives y policías más que al sector privado.

– Como eran amigos, y conociendo a Jamie, él va a querer intervenir-

Eve se abrió paso a través del tráfico de las vacaciones. Multitudes crecientes, recuerdos y aperitivos se estaban preparando para el desfile de la tarde.

– Eso va a depender de Feeney.- Había una conexión allí, también, ya que Feeney y el abuelo de Jamie habían sido amigos en su día. -Más al punto, en la corta lista de los amigos de la víctima, y él es único varón en ella.-

– ¿Crees que estaban implicados, románticamente?-

– Los padres no lo creen, -pero según uno de los vecinos, y la madre – había alguien. Alguien bastante reciente que la víctima estaba manteniendo para sí misma. -

Peabody reflexionó un momento. -Si tenía una cosa con Jaime -si tenía una relación- no creo que lo hubiera mantenido para sí misma. Él es más del tipo que los padres aprobarían. Él es inteligente, responsable, tiene una conexión con la policía. Tiene una beca de Columbia, y un montón de otras ofertas de las universidades de nivel superior. Él tomó Columbia para poder estar cerca de su casa, para no dejar a su madre demasiado sola. -

Ante la mirada de reojo de Eve, Peabody se encogió de hombros. -Charla con McNab, que es también por lo que sé que Jamie ha estado saliendo del campo en los últimos meses. Hay una chica, nada serio. No creo que siquiera mencionara a Deena. Yo lo habría recordado, ya que la conocía. Además la mayoría de los muchachos universitarios no salen con las niñas de secundaria, o no por mucho tiempo. -

– ¿Con quién salen las niñas de la escuela secundaria?-

– Chicos. Un muchacho de la universidad sería un golpe grande. Pero… Deena no era de ese tipo. Ella era una especie dulce, seria y tímida. -

– Vulnerable. Un hombre presta atención, sabe cómo jugar. Ella se pintó las uñas. -

– ¿Huh?-

– En algún momento del sábado, se hizo las uñas o las hizo hacer. Se arregló. Falda, una camisa bonita, joyas, maquillaje. Si tú estás descansando en tu casa por la noche, sola, ¿qué estás usando? -

– Mi pijama o ropa deportiva, probablemente mi ropa vieja.-

– Ella no sólo lo dejó entrar, ella lo estaba esperando.- Eve se detuvo junto a la acera de la modesta casa de ciudad.

Ella había hecho todo esto antes, recorrido este mismo camino para contar a Brenda Lingstrom que su hija había muerto.

Esta vez Jamie abrió la puerta.

¿Cuándo se había puesto tan alto? Ella tuvo que cambiar su mirada hasta encontrarse con la suya, una extraña sensación. Se había dejado crecer el pelo un poco más por lo que caía alrededor de su cara, rubio, desordenado. Sus pantalones vaqueros estaban llenos de agujeros, su camiseta floja -con las caras descoloridas de lo que reconoció como un grupo de rock popular basura.

Su cara había cambiado desde la última vez que lo había visto, y se había puesto más guapo. Otro choque leve. Ella no estaba mirando más a un chico, se dio cuenta, sino un hombre.

Sus ojos con sueño brillaron en el placer fácil e inmediatamente después, se quedó en blanco. Él dijo, -Oh, mierda.-

– Me alegro de verte. -

– ¿Quién ha muerto? Tú no estás en la puerta porque estabas de paso. ¿Quién, mi madre?

Él saltó de pánico, mientras su mano salió disparada y le agarró el brazo lo suficientemente fuerte para hacerle un moretón.

– No. ¿Ella no está aquí? -

– Ella y la abuela se fueron el viernes para reunirse con unas amigas para una semana de chicas, aprovechando las vacaciones. ¿Están bien? -

– Hasta donde yo sé. Tenemos que entrar, Jamie-.

– ¿Quién es? Dime quién es. -

No había razón para tratar de suavizar el golpe. -Deena MacMasters-.

– ¿Qué? No. No. ¿Deena? Oh Dios. ¡Oh, dios maldito! -

Se dio vuelta, entró en el salón que había cambiado poco desde que había traído la muerte a él casi dos años antes. Él se paseó por ella, dando vuelta alrededor de la mesa, sillas, dando vueltas como un gato en una jaula. -Dame un minuto, ¿de acuerdo? Dame un minuto-.

Eve hizo un gesto Peabody para una silla, y permaneció de pie mientras que Jamie tenía su minuto.

Se detuvo, se volvió, con un aire de resignación contrario a su juventud. -¿Cuándo?-

– Esta mañana temprano.-

– ¿Cómo?-

– Vamos a hablar de eso. ¿Cuándo fue la última vez que la viste? -

– Ah-. Él se frotó el espacio entre las cejas. El gesto parecía sostenerlo un poco. -Un par de semanas atrás. Espera. -Él bajó con el brazo de una silla, a continuación, miró fijamente al espacio durante algunos minutos.

Y Eve le vio sacar el control y la compostura de nuevo. Si él decidía seguir la ley, tenía la columna vertebral para ser un policía, pensó.

– El martes, hace dos semanas el próximo martes. Un grupo de nosotros fuimos a ver a este nuevo grupo -Crusher-en el Club Zero. Le pregunté si quería venir porque no nos habíamos visto mucho el uno al otro en un tiempo, y a ella le gusta la música. De todas clases, incluso las cosas viejas. Es un club de menores de edad, así que podía entrar, no había problema. Estaban muy mamados, así que ella y yo nos separamos después de la primera serie y se fue a comer pizza, ella comió algo. Yo la llevé a su casa, la llevé a casa antes de la medianoche. Ella tiene un toque de queda. -

– ¿De qué hablaron?-

– De todo tipo de mierda. La escuela, música, videos, e-bits. Ella no está mucho en la e-escena, pero le gustaba oírme hablar de ello. Nos conocemos desde siempre. El abuelo conocía a su padre, y ella estaba mirando fijamente a Columbia para el próximo año. Hablamos de que yo ya había hecho dos semestres. -

– ¿Ella habló de su novio?-

– ¿Qué novio?- Sus ojos se pusieron alertas. -Ella no estaba en sintonía con nadie que conociera. Ella no estaba conectada. Ella tenía un espasmo cuando se trataba de muchachos, casi nunca hizo el uno-a-uno. -

– ¿Uno a uno?-

– Citas, ¿sabes? Ella no creía que era bonita, pero lo era. Y ella decía que no podía pensar en qué decir o cómo decirlo. Mamá dijo que era consciente de sí misma y tímida, y ella lo superaría. Ahora ella no lo hará. -La amargura recubrió sus palabras. -¿Qué pasó con ella, Dallas?

– Sus padres estaban ausentes el fin de semana.- Eve mantuvo su tono enérgico y neutral -En algún momento de ayer, dejó a alguien entrar en la casa. Al parecer, ella lo esperaba, y dado lo que sabemos de ella en este punto, llegamos a la conclusión que lo conocía y confiaba en él. -

Iba a obtener los detalles pronto, Eve lo sabía. Era mejor escucharlos ahora, y de ella. -Él la ató. La violó. Él la mató-.

Su mirada no vaciló ante la suya. La Furia se quebró en él cuando se paró, luego sus ojos se enfriaron. Sí, sería un buen policía, decidió.

– Ella era inofensiva. Quiero decir, que ella era la clase de persona que salía de su camino para no herir a nadie. Pero ella era fuerte, rápida, e inteligente. Ella conocía la legítima defensa. Ella me ganó un par de veces cuando practicamos. Él no habría sido capaz de retenerla sin luchar. Tienes que tener algún rastro. -

– Puede ser que le deslizara una droga para incapacitarla a fin de retenerla e impedir que le causara ningún daño. Ella luchó, Jamie, y duro, pero ya era demasiado tarde. -

– Si dejó entrar a alguien, ella lo conocía. Estuve allí. No hemos estado tan cercanos desde que empecé la universidad, por lo que no conozco a todo el mundo que podía conocer…

– ¿Qué?-

– Cuando se apartó del grupo, para buscar la pizza, me preguntó qué miraban los muchachos de la universidad en una niña. Hice algunas bromas sobre lo que cada chico busca. Pero ella quería saber, como, si se trataba de miradas y si era algo común, y si todos buscábamos sexo. Podíamos hablar así porque no teníamos ese tipo de cosas. -

Él se recostó en el brazo de la silla. -Creo me dijo que no lo pensaba, no lo esperaba. Le dije que casi siempre. Pero que yo no anotaba con cada chica que salía. Le dije que no debía preocuparse por los chicos de la universidad cuando ella fuera una chica de la universidad. Ella sonrió. No pensé nada de eso, la forma en que sonrió y saltó a otro tema. Ella no sólo estaba hablando de chicos. Había un tipo. Hijo de puta. -

– ¿A quién le habría hablado de él?-

– A Jo, si no a nadie. Jo Jennings. BGPFAE -.

– ¿Cómo?-

– Ah, mejores amigas, chica siglos de los siglos. Se conocen desde la escuela primaria. Pero Deena podría mantener las cosas difíciles cuando ella quería o necesitaba. Además, ella preferiría escuchar que hablar. No le gusta destacar, se ponía aturdida si la gente le prestaba demasiada atención. -

– Muy bien. Vamos a hablar con Jo Jennings. -

– ¿Qué pasa con la seguridad?-, Exigió Jamie. -Ella no hubiera apagado las cámaras, ni siquiera por alguien que ella conocía. Regla de la casa, H y F-duro e inflexible. Cámaras activas 24/7. -

– Parece que el asesino las desactivó, y eliminó los discos de registro.-

– Entonces tendría que acceder a la sala de control, y al código de acceso. Él tenía que saber cómo. Él tenía que saber… -Ya pálido, su rostro pareció blanquearse hasta los huesos. -Él lo planeó, todo esto. Él se enfocó en ello ¿Los paró primero? -

– No hemos llegado tan lejos.-

– Incluso si se sabía cómo eliminar el disco duro, -tomó el disco por lo que debe tener ciertas habilidades en el e-lado para la eliminación, sino estaría allí. Él todavía estaría allí en las sombras y ecos. ¿Usted tiene al capitán en esto? ¿Usted tiene a Feeney? -

– Él debe estar ahí ahora, con un equipo-.

– Quiero entrar Dallas, tiene que dejarme entrar-

– Yo no tengo que hacer nada-, dijo con frialdad. -El capitán Feeney tendrá autonomía en la e-información.-

Se puso de pie de nuevo, cada línea en su cuerpo se tensó. -No podrá bloquearme-.

– ¿Es una pregunta o una afirmación?-

Él se acordó de ella. -Una petición-.

– Como he dicho, los e-detalles están en territorio de Feeney. El trabajo es más difícil cuando es alguien que te importa. Tú lo sabes. -

Su garganta se apretó cuando él asintió con la cabeza. -Cuando Alice fue asesinada, Deena fue una roca para mí. Yo no quería hablar con nadie, pero ella seguía estando allí hasta que yo tuve que hacerlo. Voy a estar allí para ella ahora. Puedo manejarlo. En tres años, cuando haya terminado la universidad, me uniré a la fuerza. La universidad primero, es el trato que hice, pero luego me voy por la placa. Puedo manejarlo. -

– ¿Trato con quién?-

– Con Roarke, ya que él cubre la carga de lo que la beca no cubre. Y tú no lo sabías. -El fantasma de una sonrisa volvió a sus ojos. -Creo que él sabe cómo mantener las cosas guardadas, también.-

– Al parecer. Si Feeney te da el visto bueno, no tengo problema con eso. Siento que hayas perdido a tu amiga, Jamie -.

– ¿Lo saben sus padres?-

– La encontraron esta mañana.-

Suspiró. -Me gustaría ir. No sólo por el trabajo, pero puedo ser capaz de ayudarlos. -

– Están con los Whitney.-

Él asintió con la cabeza. -Yo voy a ir de todos modos a hablar con el capitán. Pídale que me deje entrar-

– Limpieza en primer lugar. Incluso los e-geeks deben tener algunas normas. -

– McNab estará allí.- Peabody habló por primera vez, luego se levantó. Se acercó a Jamie, lo abrazó. -Puedes poner algunas cosas en una bolsa, y pasar el rato en nuestra casa si no quieres estar solo aquí.-

– Tal vez. Gracias. -Suspiró de nuevo. -Sí, tal vez. -

Y cuando él puso su cabeza sobre el hombro de Eve, Peabody vio que todavía había un niño allí. -Fui a una fiesta anoche. Tal vez si yo le hubiera pedido que viniera. Tal vez…

– No podrías haber cambiado nada.- Peabody lo hizo regresar. -Nos vamos de aquí.-

Él asintió con la cabeza. -Saldré de aquí-.

Él va a estar pensando en su hermana, también -, comentó Peabody cuando estuvieron de regreso en el vehículo.-No va a ser capaz de evitarlo. La mayoría de las personas pasan a través de su vida sin que la muerte violenta las toque. El tiene dieciocho años, y trató con ella tres veces. -

– Trabajar con el EDD puede ayudarle a enfrentarlo. ¿Si tu tuvieras un chico en secreto, lo mantendrías en secreto? -

– Como tuve una suerte de mierda con los chicos por mucho tiempo una cita seria habría sido motivo de sacar un anuncio en un airtram. Pero Jamie está seguro, -al menos, concuerda con mi opinión- de que podía mantener las cosas calladas. -

Eve se detuvo en la siguiente dirección: -un muy bien mantenido- edificio multifamiliar. -Sólo tenía dieciséis años, y según nuestra teoría actual es muy probable que se enamorara de un chico mayor. Jaime dijo que le preguntó sobre los chicos de la universidad. Tenía que decirle algo a alguien. Yo voto por la BGPFAE-.

El apartamento de los Jennings tomaba la esquina en la planta tercera y cuarta. La mujer que abrió la puerta parecía estar acosada. Eve llegó a la conclusión de que la raíz pudo haber estado en la discusión, en pleno apogeo de gritos. Las voces de una furiosa muchacha, y un muchacho atacando por las escaleras.

– Sí. ¿Qué pasa? -

– ¿La Sra. Jennings?-

– Sí-.

– Teniente Dallas, y Detective Peabody NYPSD.

– Dios, ¿es por las quejas de los vecinos?- Ella levantó sus manos, juntó las muñecas. -¿Me arresta y me lleva o golpeo sus cabezas? Por favor, por favor. Podría hacer que se callen. -

– ¿Podemos pasar?-

La mujer dio a las insignias la más breve de las miradas. -Sí, sí. Ni siquiera saben porque están peleando ahora. Han estado el uno contra el otro la mayor parte de la mañana en una cosa u otra. Día de la Paz, mi culo -, dijo con amargura, cansada. -Su padre se fue al golf. Hijo de puta -, añadió con el atisbo de una sonrisa. -Tal vez usted podría detenerlos, entonces podría tener cinco minutos de paz! -

Gritó la última palabra, apuntando a la escalera. No hizo mella en el ruido.

– Sra. Jennings no estamos aquí por una queja. -¿Por qué no le dice que se callen de una puta vez? Eve se preguntó. -Somos de homicidios-.

– No he matado a nadie. Todavía. ¿Hubo un incidente en el edificio? -

– No, señora. Estamos aquí por Deena MacMasters. -

– ¿Deena? ¿Por qué estarían… ¿Deena? -

Eve vio que se hundió, pero se abrió paso. -Ella fue asesinada esta madrugada. Entendemos que ella y su hija, Jo, eran amigas. -

– ¿Deena?-, Repitió, para asegurarse. -Pero, ¿cómo?- Ella levantó la mano, para empujar su pelo. Como lo tenía ya en una cola, sus dedos se quedaron en sus sienes. -¿Está segura?-

– Sí-.

– Entendemos que esto es un shock, señora Jennings,- dijo Peabody. -Si pudiéramos tener unos minutos con Jo, podría ayudarnos.-

– Jo. Jo no sabe nada. Ha estado en casa toda la mañana, peleando con su hermano. Ella no sabe nada. -

– Ella no está en ningún problema-, le aseguró Peabody. -Estamos hablando con todos los amigos de Deena. Es de rutina. ¿Usted conoció a Deena durante algún tiempo? -

– Sí. Sí. Ellas han sido las mejores amigas desde que tenían ocho. Ellas… ellas… oh Dios. Mi Dios. ¿Qué pasó? -

– Si pudiéramos hablar con Jo,- interrumpido Eve. -Usted es libre de permanecer en la sala.-

– Muy bien. Sí. Muy bien. -Ella caminó a la base de la escalera, se agarró a la barandilla hasta que sus nudillos se volvieron blancos. -Jo! Jo! Te necesito aquí. Ahora mismo. ¿Qué le digo a ella? ¿Debo…

– Vamos a decirleselo.- Eve oyó el ruido que se tradujo en pies resentidos, a continuación, una niña con una explosión de rizos castaños y ojos marrones violentamente enojados apareció. Llevaba pantalones negros -cortos hasta la rodilla, algo que desconcertó a Eva, tenía un trío de remeras, azul que se asomaba desde el rojo y negro.

– ¿Por qué siempre yo?- Exigió Jo. -Él empezó. No se… -Se interrumpió, enrojeciendo profundamente cuando vio a Eve y Peabody. -Yo no sabía que alguien estaba aquí.-

– Jo, nena…

– Yo soy el teniente Dallas. Ella es mi compañera, la detective Peabody.

– ¿La policía? ¿Va a llevarse a ese monstruo fuera? -

– Tú eres el bicho raro.- Un niño, de pelo castaño y rizado en el estilo actual, con los ojos tan violentos como los de su hermana, gruñó cuando irrumpió por las escaleras.

– ¡Alto! Los dos! Ahora! -

Por fin, pensó Eve. Evidentemente sorprendidos por el tono y la orden, los niños se detuvieron y miraron a su madre, como si fuera un extraño de dos cabezas.

Eve se acercó, señaló una silla. -Siéntate-.

– ¿Estoy en problemas? No he hecho nada. Te lo juro. -

– Monstruo-, murmuró el joven en voz baja, a continuación, visiblemente se encogió bajo la mirada fría de Eve.

Eve se volvió a Jo. -Lamento informarte que Deena MacMasters fue asesinada esta mañana.-

– ¿Huh?- Fue la incredulidad instintiva. -¿Qué?- Y se le llenaron de lágrimas los ojos y se derramó al instante. -¿Mamá? ¿Mamá? ¿Qué está diciendo? -

Aunque Eve prefería dejar los llorones a Peabody, se sentó al otro lado de Jo, manteniendo su cara a nivel mientras la madre acercó la silla para poner sus brazos alrededor de su hija.

– Alguien la mató. Alguien que conocía. Un muchacho que ha estado viendo en secreto. ¿Cómo se llama? -

– Ella no está muerta. Nos fuimos de compras el sábado con Hilly. ¿Por qué dices eso? -

El hermano se trasladó a su otro lado, la cólera olvidada.

– Ella dejó entrar a alguien en la casa mientras sus padres estaban ausentes. ¿Con quién estaba saliendo? -

– Con nadie-.

– La mentira no le ayuda ahora.-

– Teniente, por favor. ¿No puedes ver lo trastornada que está? Todos lo estamos. -

– Sus padres están trastornados, también. Regresaron a casa y encontraron a su hija muerta. ¿A quién estaba ella viendo, Jo? ¿Cómo se llama? -

– No lo . Mamá. Mamá. Haz que se vaya. -Volvió la cara, presionándola contra el pecho de su madre -Haz que desaparezca.-

– No puedo irme.- Le dijo Eve con frialdad-, antes de que la señora Jennings pudiera hablar. -Sucedió. ¿Eras su amiga? -

– Sí. Sí-.

– Voy a conseguir un poco de agua -murmuró Peabody, y se volvió para buscar la cocina.

– Dime todo lo que sabes. Es la única manera de ayudarla ahora. Si eras su amiga, querrás ayudarla. -

– Pero yo no lo sé. Realmente no lo sé. Yo nunca lo conocí, ni siquiera lo vi. Ella sólo lo llamaba David. Ella dijo que se llamaba David, y que era maravilloso. Se encontraron en el parque hace unas semanas. Corría allí un par de veces a la semana. Más veces. -

– Está bien. ¿Cómo se conocieron? -

– Le gustaba correr, y ese día él estaba por el mismo camino, y se tropezó. Cayó muy duro, por lo que se detuvo para ver si estaba bien. Él estaba avergonzado, y se había golpeado un poco la rodilla, torcido el tobillo, ¿sabes? Y él le dijo que estaba bien, que no parara, pero cuando trató de levantarse, su botella de agua se rompió y se derramó por todos lados, y estaba más avergonzado porque tenía los zapatos mojados. Fueron a sentarse en la hierba, empezaron a hablar un poco, para que ella pudiera hacer que se sintiera mejor. Y fue muy lindo. -

– ¿Qué aspecto tiene?-

– No lo sé. Ella sólo dijo que era muy lindo. Adorable al cuadrado, y que era de Georgia y tenía un acento que hizo que se fuera su vergüenza. Era torpe y muy dulce y cortés. Anticuado. A ella realmente le gustaba eso de él. -

Peabody trajo un vaso de agua. Jo la miró. -Gracias. Yo no entiendo. No lo entiendo. -

– ¿Por qué lo guardaba en secreto?-Preguntó suavemente Peabody.

– Era romántico. Ni siquiera me lo dijo hasta el mes pasado, y sólo porque ella dijo que iba a estallar si no podía hablar de él. Y… bueno, ella sabía que sus padres le iban a hacer preguntas, y él le dijo que había estado en algunos problemas en casa, en Georgia cuando él había estado en la escuela secundaria. Con ilegales. A su padre no le habría gustado, aunque él le dijo que estaba en línea recta, y que había hecho su rehabilitación y servicio a la comunidad y todo. Ella quería algo más de tiempo antes de decir nada de él.-

– Pero nunca lo conociste tampoco-, señaló Eve.

– Él era tímido, y dijo que -creo- le gustaba que sólo fueran ellos dos por un tiempo. No hacían nada. En serio, mamá, no… Ya sabes. -

– Está bien, cariño. Está bien, Jo. -

– Ellos se reunían en el parque a veces, o se hacían paseos a pie o en su computadora, y se fueron a ver un par de videos y hablaban por el vínculo mucho. Pasaron semanas antes de que incluso la besara. Y él tenía diecinueve años. Tenía miedo de que a sus padres no les gustara que fuera mayor. -

– ¿Tenían una cita ayer por la noche?-

Jo asintió con la cabeza, miserablemente. -Ella lo iba a ver, sólo para comer y pasar el rato porque él iba a llevarla a un espectáculo. Le gustaba ir al teatro, y él consiguió entradas para Costa a Costa. Es por eso que fui de compras, sobre todo. Ella quería un traje nuevo. Ella compró está realmente mag- falda púrpura -es su color favorito, y zapatos nuevos para ir con ella. Ella estaba muy emocionada. -

Eve pensó en los zapatos cerca de la mesa por las escaleras, la falda púrpura arrugado hasta los muslos magullados.

– Ella salió ayer por la tarde para una mani y pedi.- Ojos llenos de lágrimas, miraron a su madre. -Ella me llamó para ver si lo podía conocer, pero tuvimos que cenar con los abuelos. Ella quería que fuera especial. Ella estaba tan feliz. Él no la habría herido. Era agradable. Tiene que haber un error. -

– ¿A quién más le dijo acerca de él?-

– Nadie. Ella no iba a decirme, habían hecho una promesa el uno al otro para mantenerlo sólo para los dos, al menos por un tiempo. Pero no podía, estaba tan feliz que sólo quería hablar conmigo, decirme. Tuve que jurar no decir absolutamente nada, ni siquiera a Hilly o Libby. Y no lo hice. No se lo dije. Era tan mag, que tenía que contarle a alguien algo. Y somos las mejores amigas. Tiene que haber un error -, insistió Jo. -¿Por favor? Tiene que haber un error. -

Había sido un error, pensó Eve mientras caminaban de regreso al coche. Y la joven Deena lo había cometido. David de Georgia -o lo que mierda fuera -, había jugado correctamente desde la primera reunión en el parque. Tímido, torpe, dulce, con sólo una sombra en su pasado. Irresistible para una chica como Deena.

Él había recreado el chico de sus sueños.

Pero ¿por qué?