171293.fb2 Afines en la Muerte - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 8

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CAPITULO SEIS

COMO SUMMERSET NO APARECIO CUANDO LLEGARON a casa, Eve levantó las cejas. -¿Dónde está el señor miedo?-

La mirada que Roarke le envió logró ser a la vez resignada y ligeramente amonestadora. -Summerset tiene la noche libre.-

– ¿Quieres decir que la casa está libre de Summerset? lástima que tenemos que desperdiciarla con el trabajo. -

Le deslizó una mano por la espalda, por encima de su trasero. -Un descanso no estaría fuera de lugar.-

– No. Tengo más de treinta búsquedas que hacer. Además debo preparar la presentación de informes a Whitney que tiene la esperanza de que consigamos un milagro. -Ella comenzó a subir las escaleras, a continuación, se detuvo en seco cuando vio al gato sentado en el rellano, mirándola con ojos, indudablemente molestos.

– Jesús, es casi tan malo como tu gorila.-

– No le gusta quedarse solo.-

– Pues yo no voy a empezar a llevarlo a la escena del crimen. Trátalo con él, amigo-, le dijo el gato, pero se detuvo para agacharse y alzarlo cuando llegó al descanso. -Algunos de nosotros tenemos que trabajar para vivir. Bueno, uno de nosotros tiene que hacerlo. El otro lo hace sobre todo por diversión. -

– Resulta que debo tomar un poco de diversión. Después voy a pasar un cierto tiempo en el laboratorio. -

– Trabajo, en el Día de la Paz -o casi Noche de la Paz ahora, supongo.-

– Un poco de algo que comencé esta mañana cuando mi esposa me dejó por mi cuenta.-

Continuaron juntos con el gato haciendo cabriolas entre ellos.

– ¿Puedes hacer una copia de este disco?-Le preguntó. -Tengo que mantener el original limpio.-

– No hay problema.- Tomó la bolsa de pruebas. -Vamos a comer en dos horas-, decretó Roarke cuando pasó delante de su oficina hacia la suya. -Mientras tanto, puedes dar de comer al gato.-

Ella no se molestó en fruncir el ceño, era un derroche de energía. Se trasladó a su oficina, y de nuevo se detuvo en seco junto al gato relleno que Roarke le había dado -un juguete réplica de Galahad – tirado en la silla sueño.

Ella miró el juguete, al original, y de vuelta al juguete. -Sabes, yo no quiero ni saber lo que estabas haciendo con eso.-

En la cocina, dio de comer al gato, y programó una jarra de café.

En su escritorio encendió la computadora y luego se sentó a organizar sus notas e informes, y comenzó las diez primeras búsquedas de la lista de Columbia. Mientras el equipo trabajaba, Eve miró el informe que había redactado para Whitney.

Ella lo refinó, volvió a leerlo. Con la esperanza de que estuviera satisfecho, por ahora, con el escrito, envió copias a su casa y a las unidades de la oficina.

Ordenó al equipo que mostrara las búsquedas en orden, en la pantalla. Se sentó con su café, estudió los datos e imágenes.

Jóvenes, pensó, todos tan jóvenes. En ninguna de sus carreras iniciales había ni un soplo de antecedentes penales, ningún golpe de detención de jóvenes, ningún golpe por ilegales, ni siquiera algo como un golpe de nudillos académico.

Pasó el resto, a continuación, comenzó de nuevo desde otro ángulo.

– Computadora, ejecutar la lista actual de padres, hermanos con antecedentes penales y / o conexión al Capitán Jonás MacMasters, como jefe investigador o detective del caso-.

Reconocido. Trabajando…

Venganza, si era venganza, provenía de raíces diferentes, pensó. Mientras la carrera avanzaba, se levantó para instalar otro tablero de asesinato.

Datos completos…

– En la pantalla-.

Ahora había algunos tropiezos, y algunas cosas que no olían bien. Once en su lista tenían algunos golpes por ilegales, algunos más de uno. Y, sin embargo, notó, ninguno de estos tuvo que ver con MacMasters.

Considerándolo, ordenó una ejecución del agente investigador o equipo. Tal vez la conexión con MacMasters era más nebulosa.

Una vez más, llegó a cero.

Ella le preguntaría a MacMasters directamente. Tal vez uno de los investigadores fue un viejo amigo de la infancia, o un primo tercero ya retirado.

Una pérdida de tiempo, que no tenía, pero había que cubrir el suelo.

Ella rodeó el tablero de asesinato, mirando desde otro ángulo, pero no vio nada nuevo. Ella sacudió la cabeza cuando Roarke entró.

– Hija-, dijo. -Venganza, -si consideramos eso- era matar a la hija de MacMasters. ¿Es un espejo? MacMasters es de alguna manera responsable -en la mente del asesino- por la violación o la muerte de su hija o hijo. Aunque sea niño, MacMasters sólo tuvo una hija. -

– Si el asesino está cerca de la edad que pretendía tener, sería un padre muy joven. ¿Y si él es el niño, y MacMasters es, a su juicio, responsable de la violación o el asesinato de su madre? O, para el caso de sí mismo. Él puede ser que se perciba como una víctima-.

– Sí, estoy viendo esas rutas, también.- Ella arrastró ambas manos por el pelo. -Básicamente, no estoy llegando a ninguna parte. Tal vez descansar, borrarlo de mi cabeza durante una hora, sea una buena idea. -

– He copiado el disco de música-.

Algo en su tono la hizo apartar la vista del tablero, mirarlo a los ojos. -¿Qué tienes?-

– Corrí un auto-análisis, mientras estaba trabajando en el otro e-negocio. Es tanto de audio como de video, lo que es muy inusual. El arte del performance es a menudo una parte de un disco como éste. Pero había una adición hecha esta mañana a las dos y media, y otra tan sólo después de las tres-.

– El lo agregó. Hijo de puta. ¿Lo pasaste? -

– No, no, asumí que lo habrías desaprobado-.

Ella le tendió la mano para tomar el disco, luego lo llevó a su computadora.

– Escuchar el contenido de las adiciones, a partir de las dos y media, de esta fecha. Exhibición del video en la pantalla. -

Roarke no dijo nada, pero fue hacia ella y se quedó allí.

La música fue lo primero, algo ligero y locamente alegre. El tipo de cosas, pensó, que algunas tiendas ponen de fondo. Siempre le daban ganas de golpear a alguien.

Luego la imagen se deslizó – un enfoque suave, luego más nítido y claro hasta que cada golpe, cada lágrima, cada mancha de sangre de Deena MacMasters se mostró con claridad.

Ella había estado apoyada en las almohadas medio reclinada, medio sentada, frente a la cámara. Probablemente su propia PPC o vínculo, pensó Eve. Sus ojos estaban apagados, devastados, derrotados. Su voz, al hablar, mostraba el agotamiento y los golpes.

– Por favor. Por favor, no lo hagas. -

La imagen se desvaneció, luego apareció de nuevo.

– Está bien. Muy bien. Papá, esto es culpa tuya. Todo es tu culpa. Y, y, oh Dios. Oh Dios. Muy bien. Yo nunca te perdonaré. Y yo te odio. Papá. Papá. Por favor. Muy bien. Nunca sabrás por qué. Tú no lo sabes, y yo no lo diré. Pero, pero tengo que pagar por lo que hiciste. Papá, ayúdame. ¿Por qué nadie me ayuda? -

La imagen se desvaneció de nuevo, y cambió la música. Eve oyó el cliché cuando la cámara volvió, panorámica, lentamente, desde los pies de Deena, hasta sus piernas, su torso, a la cara. A los ojos vacíos.

Se centró en la cara cuando el texto comenzó a desplazarse.

Te puede tomar un tiempo encontrar esto, ver esto. Tu hija muerta a la que le gustaba la música! Lo toqué para ella mientras la violé hasta matarla. Ah, por cierto, era una idiota, pero un pedazo de culo decente. Espero que nuestro pequeño video te haga meterte el arma en la boca y soplarte los sesos.

Ella no ha leído sus líneas muy bien, pero eso no disminuye la verdad. Por tu culpa, idiota. Si no fuera por ti, tu hija profundamente estúpida aún estaría viva.

¿Cuánto tiempo puedes vivir con eso?

Recibes la venganza que te mereces!

Para el crescendo, el audio pasó a los gritos de Deena.

– PC, reproducir, mismo segmento.-

– Jesucristo, Eve.-

– Necesito volver a verla-, le espetó ella. -Lo necesito analizar. Tal vez dijo algo que podemos recoger, tal vez hay algo que recoge su reflexión. -Ella se acercó a la pantalla cuando inició su reproducción.

Roarke cruzó para abrir el panel de la pared. Sacó una botella de vino, la destapó.

– No hay espejo, no hay superficie reflectante. ¿Sus ojos? La forma en que la tiene sentada, tal vez pueda obtener un reflejo en sus ojos. -

– ¿Viva o muerta? Lo siento,-dijo Roarke inmediatamente. -Lo siento por eso. En verdad. -

– Está bien.-

– No lo está. Ella es tan joven, y temo que sí, tan impotente. -

– No soy yo.-

– No. No tú, ni Marlena. Pero… -Le entregó una copa de vino, y luego tomó un largo trago de la suya. -Voy a ver si puedo conseguir algo de ella. Tendría una mejor oportunidad con el original que con una copia. -

– Tengo que registrarla en la Central, ejecutarla a través de Feeney.- Tiempo, pensó, todo toma tiempo, pero… -No hay atajos en esto.-

– Muy bien, entonces.- Roarke hizo un gesto a la pantalla. -No vas a mostrarle esto al padre.-

– No- Ella bebió porque tenía la garganta seca. -Él no necesita ver esto.-

Debido a que lo necesitaba, necesitaba el contacto, Roarke le tomó la mano mientras estudiaban la pantalla juntos. -Parece que tiene como motivo la venganza, su reparación-.

– Tenía que serlo. Yo no podía verlo de otra manera. -Una, y otra vez, leyó el texto definitivo, ese feo mensaje del asesino.

– Está presumiendo,- dijo en voz baja. -Él no pudo resistir hundir el cuchillo. Dejar el disco de música no fue el error. Sin embargo, añadir esto es un gran error. Él no se preocupa por eso, pero es un error. -

– No era suficiente, incluso torturar a esa niña, obligarla a decir esas palabras -las últimas- a su padre. Tenía que añadir la suya. -

– Exactamente. Esa es una grieta en el control, en la lógica, incluso en la paciencia. -

– Matar-, sugirió Roarke. -Para algunos es un subidon, una carrera.-

– Eso es correcto. Estaba tan malditamente satisfecho de sí mismo. Todas las semanas, los meses de preparación llegan a su final aquí, en lo que él considera su victoria. Así que tiene que hacer su pequeño baile. Es un error, una debilidad -, dijo con un guiño. -Él puso mucho de sí mismo allí, no pudo resistirse a reclamar su responsabilidad por ella. Es el tipo de cosa que nos da algo a lo que agarrarnos. -

Personal, pensó. Profundamente personal. -Necesitaba que MacMasters supiera y sufriera con su conocimiento. Nos da un foco. Nos concentramos en MacMasters, sus expedientes, su carrera. ¿A quién ha bajado, a quien dio una patada en sus últimos años como policía. Todo lo que hizo hasta que estuvo frío y controlado. ¿En esta parte? Es arrogante, e incluso mientras está satisfecho, es realmente molesto. Eso le ayuda. -

Debido a que ya era suficiente, tal vez demasiado, Roarke se alejó de la pantalla. -Espero por Dios que lo haga.-

– Vamos a tomar un descanso.-

– Eso lo estás haciendo ahora por mí.-

– Solo a medias.- Ordenó apagarse la pantalla y una copia del disco. -Tienes razón, esto nos ha golpeado muy fuerte. Necesito sacarlo de mi cabeza por un rato. -

Volvió a preguntarse por qué no había visto lo pálida que se había puesto, lo oscuro de los ojos. -Vamos a comer. No aquí. Vamos a dejar esto. Vamos a tener una comida al aire libre, afuera. -

– Está bien. Sí-. Ella dejó escapar un suspiro que alivió un poco la constricción en el pecho. -Eso estaría bien. Debo informar a Whitney, y al equipo. Tengo que hacerlo ahora. -

– Haz eso, y yo me encargo de la comida.-

Cuando llegó abajo, salió a la terraza, se quedó con su copa de vino en el límite entre la piedra y el césped. Él había encendido las luces que iluminaban los árboles, los arbustos, los jardines para que brillaran bajo la luna. La mesa estaba puesta, – él la preparó, – con velas encendidas, platos cubiertas, de plata.

Dos mundos, supuso. El que habían dejado lejos por un momento, y el que estaba aquí, brillante en la noche.

– Cuando construí esta casa, este lugar-, comenzó, todavía mirando hacia la oscuridad brillante, -quería una casa, y la quería importante. Segura, por supuesto. Pero creo que no lo fue hasta que estuvimos juntos en la misma cama, entonces era segura. La seguridad no era una prioridad para mi. Me gustaba bordearla. Cuando amas, la seguridad se convierte en algo fundamental. Y aún con lo que somos, y lo que hacemos, ahí está el borde. Lo sabemos. Tal vez lo necesitamos.-

Se volvió hacia ella ahora, y el fue a la vez luz y sombra.

– Anteriormente dije que no sabía cómo podías soportar lo que haces, ver lo que ves. Supongo que me lo preguntaré una y mil veces y de mil maneras a través de nuestra vida juntos. Pero esta noche, lo sé. No tengo las palabras, no tengo frases ingeniosas o filosofía elevada. Simplemente sé. -

– Cuando sea demasiado lo que traigo a casa, me lo tienes que decir.-

– Querida Eve.- Él dio un paso hacia ella, deslizó la punta de sus dedos sobre su cabeza de pelo desordenado. -Quería una casa, y la quería importante. Conseguí el envoltorio de la misma, ¿no? Un envoltorio impresionante con todo esto. ¿Pero tú? Lo que tú eres, lo que traes a casa, -incluso eso, tal vez debido a eso, haces que resalte su importancia. Y yo, ¿que podría añadir a ello? Bueno, podría equilibrar la balanza un poco. -

– ¿Estás buscando el equilibrio?-

– Puede ser -, murmuró. -Así que.- Él se inclinó para depositar un beso en la frente. -Vamos a comer.-

Levantó una de las tapas de plata y estudió el plato debajo. Un trozo de pescado ligeramente a la plancha con una colorida mezcla de verduras con bastante pasta rizada.

– Parece… saludable-.

El se echó a reír, y la besó de nuevo. -Apuesto que va a bajar bastante fácil. Luego, puedes borrar lo sano con mucho café y algunas de las -cookies- que has escondido en tu oficina. -

Ella le lanzó una mirada suave mientras se sentaba. -Escondido indica oculto. Sólo hay que poner distancia, de tal manera que ciertas personas cuyos nombres riman con Treebody y McBlab no puedan apoderarse de ellos y meterlos bajo su bufanda. -Cortó un poco de pescado, se lo comió. -Está bueno.-

– Como una alternativa a la pizza-.

– No hay alternativa a la pizza. Es única. -

– ¿Te acuerdas de tu primer trozo?-

– Recuerdo mi primera pizza en Nueva York, -la verdadera. Fuera de la escuela, mayor de edad. Me sacudí del sistema y llegué a Nueva York, ingresé a la Academia. Pasaron un par de semanas, y yo estaba moviendome por la ciudad, consiguiendo mi rumbo. Entré en este pequeño lugar, -West Side de Polumbi. Pedí una porción. Tenían un mostrador que corría a lo largo de la ventana del frente, y me senté allí. Lo mordí y fue como, no sé, mi pequeño milagro. Pensé, soy libre, por fin. Y estoy aquí, donde quiero estar, y estoy comiendo esta maldita pizza y mirando a Nueva York. Fue el mejor día de mi vida. -

Ella se encogió de hombros, cortó varios trozos de los pescados a la plancha con delicadeza. -Maldita sea, también está bueno, como la pizza, -.

Eso le rompió el corazón.

Durante un tiempo hablaron de cosas intrascendentes, afortunadamente de cosas ordinarias. Pero él la conocía, su mente, su estado de ánimo.

– Dime lo que dijo Whitney. Está dentro de tu cabeza. -

– Eso puede esperar-.

– No hace falta.-

Ella jugaba con las verduras. -Él está de acuerdo en que no tiene sentido mostrar a MacMasters el disco, o que -en este momento -le informe de la misma. Nos centraremos en los casos de MacMasters, actuales y anteriores, a ver si podemos conectar cualquiera de ellos a las amenazas archivadas. Pero… -

– Estás pensando que es demasiado inteligente para haberlo amenazado directamente.-

– Ha cometido un error, habrá cometido otros. Pero no creo que lo encontraremos allí. Baxter y Trueheart investigaron el nombre que a MacMasters se le ocurrió, un comerciante que había ayudado a quebrar. No hay nada allí, dijo con una sacudida de la cabeza. -El no está en el juego. Cuando tu… -

El inclinó la cabeza cuando ella se calló y se sirvió más pescado.-Termina de decirlo.-

Ella lo miró a los ojos, sintiendo llevarlo -en medio de una noche tan hermosa- a la sangre y el dolor del pasado. -Está bien. Los hombres que mataron a Marlena, que la violaron y la mataron como una advertencia para ti… -

– ¿Si les hice saber que tenía la intención de cazarlos y matarlos?- Concluyó. -Se te hace -que es la palabra más diplomáticas de acuerdo a las circunstancias-, incómodo preguntar o ahondar demasiado profundo en el hecho de que yo les di caza, y los maté. A todos los que la habían torturado, violado, golpeado y destrozado. -

Tomó su vino, mientras el filo crudo de su ira bien controlada la apuñalaba. Pero ella mantuvo su mirada fija en la suya. -La comodidad no es siempre una parte de esto, es lo que hago, lo que somos.-

– Lo que se hizo a esa chica, lo que vimos en la pantalla en el piso de arriba se hizo a otra niña, aún más joven. Por más de uno. Una y otra vez, una y otra vez. Por la misma razón, parece. Para atacar a otra persona. Con Marlena, era a mí. Ella era mi familia, y ellos la desgarraron a pedazos. -

– Te dije que me digas cuando lo que traigo a casa es demasiado. ¿Por qué diablos no lo haces? -

Él se echó hacia atrás haciendo un obvio -era tan raro que fuera obvio-esfuerzo por responder. -Estamos muy entrelazados por eso, Eve. Y yo no lo cambiaría. Pero hay veces, Cristo Jesús, es como tragar cristales rotos. -

Se le ocurrió de repente, y le dio ganas de saltar y golpearlo. -Maldita sea, no estoy comparando lo que hiciste con lo que este hijo de puta ha hecho. Tú no mataste a un inocente para castigar a los culpables. No actuaste por venganza ciega, sino – esté de acuerdo o no- por un sentido de justicia. Te pregunté, idiota, porque tú eras joven cuando sucedió, y los jóvenes son a menudo explosivos, impacientes. Pero respondiste que con paciencia, con especial atención hasta que habías hecho… lo que te habías propuesto hacer. Que no fue, por el amor de Cristo, violar y asesinar a una niña para conseguir tu desquite. -

Él no dijo nada durante un momento, luego se encogió de hombros suavemente. -Bueno, eso sin duda me dice -A pesar de que ella frunció el ceño, ante la luz vacilante de las velas entre ellos, sonrió. -El hecho, el hecho singular, de que puedes saber lo que sabes de mí y aceptarlo, esa es mi gran suerte.-

– Cojones-, murmuró, y le hizo reír ante uno de sus juramentos.

– Yo te adoro, todos los días. Y me doy cuenta de que necesitaba más comida y más descanso. Y tenía que sacar eso de dentro de mí. Así que, tú pregunta, teniente.

– ¿Cual, maldita sea, era la pregunta?- Le preguntó.

– ¿Yo amenacé o me jacté o transmití a los hombres que habían matado a Marlena que tenía la intención de hacerles pagar por ello? No. Ni tampoco dejé rastro alguno para que cualquiera de los implicados supiera el por qué de ello. -

– Eso es lo que yo pensaba.- Más tranquila, ella asintió con la cabeza. -Pero entonces, no fue como esto. No fue una venganza. Eso es parte de la diferencia, y parte de la necesidad aquí. La razón para el video, el mensaje-.

– Sí. Yo estaría de acuerdo. ¿Ese tipo de venganza? Es sed. -

– Sed-, murmuró, y escuchó el mensaje de vuelta en su cabeza. -Sí. Esa es una buena palabra para ello. -

– En general, usted haría lo suficiente para que el objetivo de la venganza temblara por la flecha de la que provino. De lo contrario, no tiene sentido ese baile de victoria. -

– Sí, pero tenemos que comprobarlo. Tendremos que peinar a través de la universidad, que es una perspectiva. Y vamos a analizar el disco. Feeney debe tener eso. -

– ¿Estoy siendo degradado?- preguntó Roarke a la ligera.

Ella arqueó las cejas. -Estamos muy entrelazados para eso-, dijo. -Pero es hija de un policía. Tenemos que tener cuidado. Quiero la cabeza de la EDD a cargo de esa parte de la evidencia. Tenemos un presupuesto ilimitado, ilimitada mano de obra -y habrá quienes, en los medios de comunicación, incluso en el departamento, cuestionen eso. -

Una tenue línea de molestia cabalgó entre los ojos. -¿Cómo es que este caso consigue tanto tiempo y esfuerzo? “¿Por qué un civil Joe no recibe el mismo tratamiento?” Las respuestas son sencillas. “Tú vienes después de un policía o de la familia de un policía, que se supone está después que tú”. Y es más complejo. “Tú vienes después de un policía o de la familia de un policía”, Y nos pone a todos en la mira y hace que sea malditamente difícil hacer el trabajo para el civil Joe. Vivimos con eso, pero esto lo intensifica. MacMasters tuvo colegas a través de los años, y como un jefe, hombres bajo su mando. ¿Cuántos de ellos podrían ser vulnerables? Y más, cuando capturemos a este hijo de puta, cada una de las pruebas, todos los puntos del procedimiento tienen que estar por encima de cualquier duda. No podemos tener algo cuestionable en la corte, nada que algún abogado defensor pueda argüir. -

Comió un bocado. -Dicho esto, si tuvieras el tiempo y la inclinación para trabajar con la copia, nadie te lo impide. Como consultor experto civil, asignados al EDD, informas a Feeney. -

– Lo que no es tan divertido como informarte a ti. Pero mensaje recibido. -

– Una de las cosas más valiosas que haces es dejarme rebotar cosas en ti. Escuchar, dar opiniones. Sólo hablando de eso abres nuevos ángulos para mí. Por eso hice la pregunta. -

– Entendido. Ahora tienes otra, así que rebota-.

– Bueno, tengo que jugar todas las líneas de tracción, -remolcarlas. Una de las que se mantiene dando vueltas en mí es la conexión de Columbia. Tal vez, tal vez, sea solo más mierda. Pero se siente como si lo hubiera jugado con raíces en la verdad. Lo mismo que lo que dijo sobre el acento. Así que es de allí, o trabajó allí, o conoce a alguien que lo hizo. Por otra parte él no está fuera de ámbito, tal vez -tal vez -supervisaba clases. Le hizo sentir que podía hablar con ella. Tal vez él falsificó su nombre, pero él probablemente tomó algo que era natural para él, o significaba algo para él. Él no va a darle demasiada verdad, pero si de sus raíces. -

– Con un establecimiento de ese tamaño, incluso con la seguridad, no es difícil ingresar al campus, estudiar la disposición, reunir datos. Los nombres de los instructores, horarios de las clases. Él podría conseguir la mayoría de la información en línea o simplemente con pedirlo. -

Había más, pensó. Algo más.

– Él la estudió, por eso sabía que tenía un amigo que iba allí. Era, estoy segura, uno de sus ángulos. Una de las formas que utilizó para conseguir que hablara con él. En estas primeras etapas, ella no tiene ningún motivo para mantener todo en secreto. Así que le podría decir a Jamie que conoció a este muchacho que va allí. -

– Ah-. Desde su lugar, Roarke asintió con la cabeza. -Y si la hubo estudiado, sabría que su amigo Jamie estaba interesado en e-trabajo, trabajo policial. ¿No querría cubrirse allí, por si Jamie metía la cabeza para ver a este chico que ponía estrellas en los ojos de su buena amiga? -

– Si tuviera un cerebro lo haría. Tal vez, una vez que lo tiene preparado y enganchada, él no conoce a las adolescentes suficientemente bien como para darse cuenta de que ellas tienen que decírselo a alguien. Un compañero, un amigo. Así que no está preocupado porque nosotros excavemos allí. Pero tendría que preocuparse -acerca de que Jaime lo compruebe o ella como hija de un policía lo haga-, aunque sólo sea para satisfacer su curiosidad. Tendría que mostrar el carné de estudiante en los videos y así sucesivamente para obtener el descuento, o le preguntaría por qué no lo hace. ¿Dónde lo consiguió? -

– Robados o falsificado.-

– Tal vez ambas cosas, porque si alguien lo comprueba – él tiene que cubrirse- tiene que aparecer en la lista.-

– Sabemos que tiene algunas competencias electrónicas. No sería difícil de hacer. Y, -agregó Roarke,- si él tenía un cerebro, ya debe haberse borrado de esa lista. -

– Alta probabilidad de que lo haya hecho. Así que mañana voy a empezar a empujar a alguien en el colegio para que me dé una lista de los estudiantes que informaron del robo de un documento de identidad, y voy a comenzar a vadear a través de eso. -

– ¿Por qué mañana?-

– Porque es el maldito y cada vez más molesto Día de la Paz, y ya es tarde de todas formas, y no hay nadie en la Administración o lo que sea.-

– Yo puedo ocuparme de eso-.

Achicando los ojos, señaló con el dedo de advertencia hacia él. -Acabo de decir que tenemos que tener cuidado. No puedo hackear archivos de los estudiantes de Columbia -.

– ¿No es una lástima ya que disfruto de eso? Pero puedo hacerme cargo de esto con una llamada de enlace-.

– ¿A quién?-

– ¿Por qué no empezar por la parte superior, con el presidente de la universidad?-

Ella entrecerró los ojos. -¿Tú conoces al presidente de la Universidad de Columbia?

– Sí, sí. Industrias Roarke patrocinan una beca, y ha donado equipos de laboratorio de vez en cuando. Además, hablé con ella hace tiempo con respecto a Jamie. -

– ¿Así que sólo debes recoger el vínculo, darle una llamada y no hay problema? -

– Bueno, no lo sabremos hasta que lo intentemos, ¿vamos?-

Sacó el enlace de su bolsillo, tocó con los dedos sobre la pantalla para hacer una búsqueda. -Ella es una mujer interesante, con un radar casi aterrador para la mierda. Te gustará. -Sonrió cuando la llamada fue respondida. -Peach. Lamento interrumpir tu noche. -

Encima de la mesa, Eve escuchó la débil respuesta, pero no las palabras. Fuera lo que fuese, Roarke se echó a reír.

– Pues bien, estoy encantado de ser de ayuda. Da la casualidad de que estoy a punto de pedir la tuya. Eres consciente de que mi mujer es un oficial de policía. Ah, ¿es así? Sí, en efecto, se encuentra bastante bien en la pantalla. Ella dirige una investigación que puede tener alguna relación con un alumno o ex alumno de Columbia-.

Se detuvo, escuchó, echó una mirada hacia Eve. -Sí, esa habrá sido su pareja. Sé que el NYPSD agradece tu cooperación. Tienen más cosas que pedir. Creo que sería mejor que la teniente te explique directamente lo que necesita. ¿Esperas un momento? -

Tocó el control, esperó a que Eve tomara el enlace.

– ¿Peach?-, Dijo. -Un presidente de la universidad llamado Peach?-

– Doctor Lapkoff-.

– Correcto.- Eve tomó el vínculo, abrió las comunicaciones. Su primera impresión fue de unos ojos azul hielo tan agudos que parecían ser capaces de perforar acero. Ellos sonreían en un rostro fresco, atractivo cubierto con pelo marrón corto, lacio.

– Teniente Dallas.- El tono era enérgico, -como si fuera absurdo no serlo. -¿Cómo puedo ayudarle?-

En cuestión de minutos, las ruedas burocráticas giraban. Eve pasó el 'enlace a Roarke. -Ella dice que va a tener los datos para mí en una hora.-

– Entonces lo hará.-

– Así que supongo que será mejor volver a trabajar, y prepararse para ello.-

De vuelta en su oficina, ella comenzó una búsqueda para coincidir con la lista de Columbia y el archivo de amenazas de MacMasters, y una segunda para las coincidencias con sus expedientes en los últimos cinco años. Tomaría tiempo.

Ella lo utilizó para estudiar el vídeo de nuevo.

Él lo había detenido y reiniciado, ella juzgó, un montón de veces. Cada vez que Deena dudaba o se iba del guión. Paciencia, concentración. Él tenía un mensaje, y quería entregarlo.

Echarle la culpa al padre, a pesar de que era perfectamente claro que la víctima sólo hablaba bajo coacción. Él había necesitado que dijera las palabras. ¿La hija al padre? ¿Era tan importante? ¿Hijo al padre? ¿Un sujeto o simplemente la suerte del sorteo?

No, no hubo suerte en esto. Cada elección fue deliberada. Directo a MacMasters, sin mención de la madre. Papá, papá-, no la madre.

Nunca perdonar. Odio. Nunca sabrá por qué. Debe pagar.

¿Los pecados del padre? se preguntó. ¿Ojo por ojo?

Se sentó, puso las botas sobre la mesa, cerró los ojos.

El asesino era mayor -por unos pocos años quizá- que la víctima. Objetivo deliberado, que utiliza para castigar a MacMasters. Parientes de sangre.

¿Familiar? ¿Hijo? ¿Hijo no reconocido? Posible.

La crueldad del acto, la planificación, el mensaje enviado, -todo apuntaba a una intensa ofensa. ¿Contra el asesino? ¿Contra la conexión familiar o allegada al asesino?

Nota: Buscar en los archivos de MacMasters las terminaciones, o arrestos / testigos / victimas que resultaron muertas o con lesiones extremas. Agregar cadena perpetua dentro y fuera del planeta.

Personal, muy personal. Esto no era un negocio.

Abrió los ojos cuando su equipo marcó una llamada entrante. Enderezándose, hizo subir a los datos. Peach Lapkoff era una mujer de palabra.

Esa era la parte buena, Eve notó. La mala era el número de estudiantes en una universidad que se las arreglaba para perder sus documentos de identidad.

Necesitaba más café.

Con más combustible comenzó el laborioso proceso de señalar hacia abajo. A pesar de que su unidad informó que no había coincidencias en la búsqueda inicial, sintió el estallido.

– Powders, Darian, diecinueve años de edad. Estudiante de segundo año de Lit. Sustitución de identificación solicitada y pagada el cinco de enero, 2060. -Ella miró su lista anterior, entrecerró los ojos. -Y aquí está otra vez, Darian, procedente de Savannah. Todos los datos sobre sujeto actual en la pantalla. -

Ella giró, estudió su identificación. -Pareces un buen chico, sonrisa grande, encantadora. Estás hecho a medida. -

Eva siguió estudiando y se preguntó si podría estar mirando a un asesino, o su víctima.

– Hay una manera de averiguarlo.-

Se levantó, tiró de la chaqueta que había arrojado sobre el respaldo de su silla, y luego llamó a Roarke.

– Hola, tengo un ángulo que quiero comprobar. No llevará mucho tiempo-.

– ¿Echar un vistazo es como salir?-

– Sí, tengo un posible. Quiero trabajar ahora. -

– Nos encontraremos abajo.-

– No tienes que…

– No me hagas perder el tiempo, ni yo a ti tampoco. Voy a conducir-.

Cuando apagó ella resopló.

No tiene sentido discutir. Y podía hacer una carrera secundaria de Powders, mientras Roarke jugaba al chofer.

Él la alcanzó en las escaleras y abrió la puerta bajo la mirada amarga de Galahad cuando el vehículo en remoto cruzó al frente a la casa.

– ¿Hacia dónde vamos y por qué?-

– Columbia, a las viviendas dentro del campus para entrevistar a un posible sospechoso. Lo más probable es que sea una víctima potencial. Pero de cualquier manera este no es mi vehículo-.

Roarke miró el auto convertible de dos asientos, de brillante plateado de arriba hacia abajo. -Es mío, y ya que voy a conducir y es una noche muy agradable, quiero un viaje apropiado.-

Ella frunció el ceño todo el camino hasta el asiento del pasajero. -Tengo un auto adecuado, que me diste.-

– Es seguro, cargado, y deliberadamente poco atractivo. Introduce la dirección -, sugirió, e iniciaron el viaje.

Odiaba admitirlo, pero se sentía muy bien, la noche, el aire, la velocidad. Recordándose a sí misma que no se trataba de divertirse, comenzó una carrera más en Powders, Darian.

– Un chico de Georgia, pidió en enero un nuevo ID. Tiene la edad adecuada, y tiene una cara bonita. -

– ¿No está fuera de la escuela durante el verano? ¿Por qué esta en el campus en junio? -

– Está teniendo un semestre corto de verano, y publicando su pasantía en Westling. Lit. Ha completado su segundo año en la universidad, tiene un promedio de 3.4 grado. Ningún penal, pero sí su hermano -que todavía está en Georgia- y tiene dos ilegales que aparecen. Una mierda de menor importancia. Él tiene un tío en Nueva York, un editor en la editorial, que tiene un hijo un par de años mayor que éste que recibió un golpe más duro por ilegales. Hizo seis meses, y otros tres en rehabilitación. La detención era de Brooklyn, no fue MacMasters -.

– Apenas un motivo para lo que se hizo a esa chica.-

– Es un comienzo-, dijo Eve, y siguió trabajando a largo mientras disfrutaba del paseo.