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– INSPECTOR, NECESITO QUE LOCALICE LA FUENTE de esos explosivos, luego quiero que se asegure esa área. Quiero una lista completa del Departamento de Transporte y de los empleados del ferry, incluyendo cualquier contratista independiente, a bordo en este tiempo. Quiero esos discos de seguridad. Cuando lleguen los oficiales del NYPSD, les ayudarán con sus misiones. Peabody, haz que ocurra. Ahora.-
Ella echó un vistazo hacia la familia Grogan. Podía darles un minuto más a solas. -¿Hay algún salvavidas o medio de evacuación de emergencia en este bote?-
– Claro.-
– Hay que comprobarlos, y habrá que vigilarlos. Si alguno ha sido utilizado, necesito saberlo. De inmediato. Quiero hablar con el guardia con el que habló la señora Grogan cuando ella… regresó. De momento, consigue su declaración.-
– Sin problema. Teniente, vamos a tener que lidiar para conseguir a esas personas, o al menos algunas de esas personas, fuera.-
– Estoy trabajando en ello. Explosivos, empleados, discos, medios de evacuación de emergencia, áreas aseguradas. Pongámonos a ello.-
Ella se giró, moviéndose hacia donde Carolee todavía estaba sentada rodeada de su familia.
– Señora Grogan, necesito hablar con usted.-
– Me gustaría tratar la herida en su cabeza.- Steve mantenía su brazo en torno a su mujer protectoramente. -Y hacerla un chequeo más profundo. Si hay un botiquín, podría usarlo.-
– Le encontraré uno.- Dijo Peabody, luego miró a Eve. -Nuestros chicos estarán a bordo en un par de minutos.-
– De acuerdo. Encuentra ese botiquín. Organiza al equipo. Quiero otra búsqueda, de cada centímetro cuadrado de este ferry. Quiero a los barrenderos en ese baño. Lo quiero registrado. Mira a ver si puedes averiguar si han echado a alguien más en falta.-
– Sí, señor-
Cuando Peabody marchó, Carolee sacudió su cabeza. -Lo siento, estoy un poco confundida. ¿Quién era usted?-
– Teniente Dallas, NYPSD.-
– La policía.- Dijo Carolee lentamente. -¿Necesita hablar conmigo? Sé que me pasé un poco con el hombre de seguridad, pero estaba preocupada acerca de Pete. No podía encontrar a mi niño.-
– Lo entiendo. Señora…-
– Si eres policía, ¿tienes pistola?- Obviamente satisfecho de que su madre estaba donde debía, Pete echó una mirada curiosa.
– No interrumpas.- Le reprendió Carolee.
– Señora Grogan- Empezó Eve otra vez, pero levantó un lado de su chaqueta para enseñar su arma, y el chico le sonrió. -¿Puede contarme que ha sucedido, después de que usted y su hijo fueran a usar los servicios?-
– En realidad, íbamos a por una bebidas, entonces Pete necesitaba ir, por lo que nos desviamos hacia allí. Le dije que esperase, que estuviera allí si salía antes que yo.-
– Pero mamá…-
– Hablaremos de eso luego,- dijo ella en un tono que anunciaba una charla, y el crío se desplomó en su asiento.
– Y entonces- alentó Eve.
– Y entonces, esperé un minuto, vi a Pete meterse, y yo…- Su cara se puso vacía un momento. -Esto es curioso.- Ella compuso una sonrisa nerviosa. -No estoy muy segura. Debo haberme golpeado la cabeza. ¿Tal vez me he resbalado?-
– ¿Dentro del servicio?-
– Es… es estúpido, pero no me acuerdo.-
– ¿No recuerda haberse golpeado la cabeza, o entrar en el servicio?-
– Nada.- Admitió ella. -Debo haberme golpeado bastante fuerte.- Ella toqueteaba el golpe, estremeciéndose. -Podría tomarme un bloqueador.-
– No quiero darte nada hasta que te haya revisado un poco más- La dijo Steve.
– Tú eres el doctor.-
Eve pensó en un caso, no hacía mucho, en el que se habían perdido los recuerdos. O robado. -¿Cómo es de malo el dolor de cabeza?-
– Entre asqueroso y de mierda.-
– ¿Aumenta el dolor si trata de recordar?-
– ¿Empeorar al recordar?- Carolee cerró sus ojos, apretándolos al concentrarse. -No. Se mantiene igual de mal.-
– ¿Alguna náusea, cariño, o visión borrosa?- Steve iluminó con una linterna de bolsillo sus ojos para comprobar la reacción de las pupilas.
– No. Me siento como si hubiera caminado hasta un muro o algo y hubiera golpeado mi cabeza. Eso es todo.-
– Había una señal de fuera de servicio en la puerta.- Le recordó Eve.
– Había… ¡Es verdad!- Los ojos de Carolee brillaron. -Recuerdo eso. Entonces yo… pero yo no… sé que yo no fui a otro de los servicios. No habría dejado a Pete. Debo haber entrado. Debo haberlo hecho porque salí aquí otra vez, ¿no? Él no estaba esperando. Debo haber resbalado y golpeado mi cabeza, y estoy un poco confusa respecto a los detalles. No estoy segura de entender por qué le incumbe a la policía.-
– Señora Grogan, estuvo usted ausente por más de una hora.-
– ¿Yo? ¿Ausente? Eso es una locura. Yo acabo…- Pero miró su unidad de muñeca, y se volvió pálida. -Pero no puede ser. No puede ser la hora correcta. Hemos estado fuera por unos minutos. El viaje en ferry tarda menos de media hora, y acabamos de empezar. No puede estar bien.-
– Nadie podía encontrarte. No podíamos encontrarte- dijo Steve. -Estábamos muy asustados.-
– Oh, Dios- Se quedó mirando a su marido, metió una mano en su pelo y empezó a palpar su cabeza. -¿Me desorienté? ¿Me golpeé en la cabeza y me desorienté? Tal vez tengo una conmoción. Me desorienté.- Ella miró a Pete. -Y luego te grité cuando había sido yo. Lo siento, hijo. De verdad.-
– Pensamos que estabas muerta, por toda la sangre que había.- El niño apretó su cara contra el pecho de Carolee y empezó a llorar.
– ¿Sangre?-
– Señora Grogan, los oficiales del Departamento de Transporte notificaron al NYPSD no solo que usted estaba, aparentemente, desaparecida, sino que las instalaciones en las que creían que había entrado tenían una considerable cantidad de sangre en el suelo, así como salpicaduras en las paredes y puertas de los compartimentos.-
– Pero…- Su respiración era superficial cuando Carolee miró fijamente a Eve. -No es mía. Yo estoy bien.-
– No es suya. Usted entró al servició,- continuó Eve, -a pesar del cartel de fuera de servicio.-
– No puedo recordar. Está en blanco. Como si hubiera sido borrado. Recuerdo ver a Pete entrar en el servicio de caballeros, y yo… yo recuerdo ver la señal, pero no puedo recordar lo que pasó después. Yo habría entrado.- Ella murmuró. -Sí, eso es lo que yo habría hecho, sólo para comprobar, porque estaba justo allí y ¿por qué no mirar? No podía marcharme sin Pete. Pero no recuerdo haber entrado, o… salido. Pero no podría haber entrado, o habría salido. Probablemente gritando si hubiera visto sangre por todo el lugar. No tiene sentido.-
– No,- acordó Eve, -no lo tiene.
– Yo no herí a nadie. No podría.
– No pienso que usted hiriera a nadie.
– Una hora. He perdido una hora. ¿Cómo puede ser?
– ¿Ha perdido tiempo alguna vez anteriormente?
– No. Nunca. Quiero decir, he perdido la noción del tiempo, ¿sabe? Pero esto es distinto.-
– Will, ¿qué me dices de traer algo de beber a mamá?- Steven envió a su hijo mayor con una sonrisa. -Apuesto a que está un poco deshidratada.-
– En realidad,…- Carolee rió débilmente. -Podría ir al servicio.
– De acuerdo.- Eve vio a Peabody de vuelta con un kit médico. -Sólo un segundo.- Ella anduvo hasta ponerse al lado de su compañera. -Ve adelante y dale el kit a Grogan, y lleva a la mujer al servicio. Pégate a ella.
– Seguro. Estamos a bordo, y tenemos en marcha una búsqueda cubierta por cubierta. Tengo que decir que los nativos están poniéndose un poco inquietos.-
– De acuerdo. Tendrán que aguantar un poquito más.-
– Me pregunto si tal vez todo esto no sea más que una broma pesada. Alguien vacía un montón de sangre en ese servicio, cuelga la señal, se sienta y espera a que entre alguien.-
– ¿Entonces por qué colgar la señal?
– Vale, un error en el escenario, pero…
– ¿Y cómo transportaron un par de litros de sangre humana? ¿Y adónde fue la señora Grogan durante una hora?-
– Muchos errores.-
– Pégate a ella, – repitió Eve. -Consigue su dirección en Nueva York. Vamos a arreglar para que les lleven a un centro médico y le hagan a ella un examen completo, y quiero que pongan a alguien a vigilarlos.- Miró hacia atrás. -Si ella vio algo, a alguien, puede ser que el responsable de la sangre empiece a preocuparse acerca de ella.
– Me aseguraré de que está cubierta. Bonita familia.- Añadió Peabody, estudiando al grupo.
– Sí. Bienvenidos a Nueva York.
Eve localizó a Jake.
– Todos los dispositivos de evacuación de emergencia están en su sitio.- Le pasó un archivo de discos de seguridad. -Esos son de todas las cámaras de abordo. La lista de empleados, oficiales del Departamento de Transporte está etiquetada.-
– Bien. ¿De dónde infiernos salieron todos esos fuegos artificiales?-
– Bueno.- Él se rascó la cabeza. -Parece como si hubieran sido disparados desde estribor, probablemente desde popa. Eso según la trayectoria básica según los testigos. Pero no tenemos ninguna prueba física. Ni ceniza, ni mecanismos. Nada hasta ahora, por lo que no estoy seguro de que los dispararan desde el barco.-
– Hmm.- Eve reflexionó y miró al ancho puerto.
– El NYPSD cubre todo el lugar, y tu equipo de investigadores de escena está cubriendo la escena del crimen.- -Si llega a ser un crimen,- añadió. -Hemos registrado a cada empleado a bordo del Departamento de Transporte, y entre tu gente y la mía, hemos entrevistado a los pasajeros, concentrándonos en aquellos que estaban en el área de la escena. De momento, ninguno de ellos ha visto nada. Y tienes que admitir que transportar un cuerpo habría llamado algo la atención.-
– Lo haría.-
– ¿Qué hacemos ahora?-
Por lo que Eve podía determinar, había dos opciones. El asesino, si era un asesinato lo que había tenido lugar, había abandonado de algún modo el ferry. O el asesino todavía tenía que hacerlo.
– Parece que vamos a Staten Island. Así es como vamos a manejarlo.-
Iba a tomar cierta cantidad de tiempo, y mucha paciencia, pero los cerca de cuatro mil pasajeros serían identificados, buscados y preguntados antes de que se les permitiera desembarcar en la terminal de St. George. Afortunadamente un buen montón de ellos eran críos. Eve no creía, aunque los niños eran extraños y a menudo violentos sujetos en su mente, que el charco de sangre fuera el trabajo de algún gateador maniaco.
– En realidad está marchando bien,- informó Peabody, y recibió un gruñido de Eve.
– La búsqueda sigue en marcha,- continuó Peabody. -Hasta ahora, ni arma, ni cuerpo, ni asesino malvado escondido en el armario de equipaje.-
Eve continuó repasando el disco de seguridad en marcha en su PPC. -El cuerpo está tirado ya.-
– ¿Cómo?-
– No sé cómo, pero está tirado o transportado. Dos búsquedas, y esta con detectores de cuerpos. Él, o un cómplice, usaron los fuegos como distracción. Atrae la atención de todos en una dirección, haz lo que necesites en la otra. Ha tenido que ser así.-
– No explica cómo sacó el cuerpo muerto del servicio.-
– No.-
– Bueno, puede que si no fuera una broma pesada, fuera un remolino.-
Eve levantó su mirada, mirando con lástima a Peabody.
– Free-Ager, recuerda. Crecí con remolinos. Es una teoría mejor que el abracadabra.- De un vistazo, Peabody estudió los brillantes peces tropicales nadando detrás del cristal de un enorme acuario.
– Él no tiró el cuerpo por encima de la borda, luego se lanzó y se fue nadando,- Peabody apuntó. -Como un pez.- Notando la expresión pensativa de Eve, Peabody alzó las manos. -Vamos Dallas. No hay ninguna vía de escape del servicio, sin hablar de andar por delante de docenas y docenas de personas.-
– Principalmente de espaldas, desde el momento en que estuvieron mirando al agua. Si la sangre que está camino del laboratorio viene de un cuerpo caliente, uno que espero que identifiquemos por emparejamiento de ADN, tiene que haber un camino de entrada y de salida, porque él lo uso.-
– Universo paralelo. Hay algunas teorías científicas que apoyan esa posibilidad.-
– Las mismas, apuesto, que apoyan las hadas de alas centelleantes que brincan por los bosques.-
– Una bromista,- Peabody meneó un dedo. -Eso es lo que eres, Dallas. Una bromista.-
– En mi mundo, lo llamamos cordura.-
Jake se les unió. -Vamos por la mitad. Tal vez un poco más.-
– ¿Habéis encontrado algún remolino, universo paralelo o hada de alas centelleantes?- le preguntó Eve.
– Guasona- repitió Peabody.
– Ah… nada de eso.- Les ofreció a ambas una taza de café para llevar. -Ni armas, ni sangre, ni cuerpo muerto tampoco, y hasta el momento, todos los que pasaron por teletipo y la estación de la entrevista en la estación están vivos.
– Voy a volver a bordo,- le contó Eve. -Si encontrarais algún rastro, cualquier tipo de rastro, me contactáis. Peabody conmigo.-
– Hey.- Jake palmeó el brazo de Peabody cuando ella empezó a moverse con Eve. -Nosotros vamos a tardar un rato aquí. Tal vez vayamos a tomar un trago cuando acabemos. Ya sabes, para relajarnos.-
Nerviosa, ella el sintió calor brotar de sus mejillas, una mezcla mareante de placer y vergüenza. -Oh, bien. Um. Eso está bien,…, está bien, quiero decir, el preguntar y todo eso. Yo vivo con alguien. Un chico. Un chico de electrónica. Estamos… ya sabes. Juntos.-
– Chico con suerte,- dijo Jake y el rubor de ella fue a peor.-Tal vez, algún día, podamos tomarnos un trago, sólo como amigos.-
– Seguro. Tal vez. Ah…- Ella disparó una sonrisa, luego corrió detrás de Eve.
– ¿Olvidaste que significa conmigo?-
– No. En realidad, recordé exactamente, que estoy con McNab. Lo recordé incluso cuando Jake flirteó conmigo.-
– Oh, eso es distinto.- Eve lucía una sonrisa brillante que hizo que el estómago de Peabody se encogiera. -Déjame pedirte perdón por interrumpir. Tal vez vosotros dos queráis tomaros un descanso, ir a por una bebida, conoceros el uno al otro. Nosotros siempre podemos dejarlo para más tarde, así tengamos o no un cuerpo muerto desaparecido y un asesino. No queremos que una investigación de un potencial asesinato se ponga en medio de un potencial romance, ¿o no?-
– Hablo el sarcasmo fluidamente. Él me preguntó para ir a tomar una bebida.-
– ¿Debería anotarlo en mi diario, en la fecha de hoy?-
– Jesús.- Un mohín se mezclaba con engreimiento mientras Peabody abordaba el ferry con Eve. -Sólo lo digo. Además que consigo las cosas por partida doble. Primero consigo la satisfacción de ser abordada por el sexy inspector del Departamento de Transporte, y segundo tengo el mérito real y verdadero de rechazarle porque tengo mi atractivo sexy personal. Apenas nadie me dice nada, a no ser que cuentes a McNab, lo que no cuenta desde que vivimos juntos, por lo que no cuenta.-
– De acuerdo, anotado. ¿Podemos movernos?-
– Debería tomarme al menos cinco minutos de cortejo. De acuerdo.- Ella murmuró ante la mirada abrasadora de Eve. -Pondré el resto del tiempo de cortejo en mi cuenta.-
Sacudiendo la cabeza, Eve cruzó la cubierta, vacía ahora excepto por los policías y barrenderos, para hablar a un investigador de la escena del crimen.
– Schuman, ¿qué tienes?-
Ella sabía que él era duro de roer, del tipo que ha visto de todo, tan cómodo en el laboratorio como en la escena del crimen. Él se despojó de su traje protector y de las botas y permaneció de pie sacando un chicle de su envoltorio. -Lo que tenemos son en torno a dos litros de sangre y fluidos corporales, bastantes salpicaduras. Tenemos algo de carne y fibras, y una montaña de mierda virtual de huellas. Vamos a querer llevarlo adentro para un examen y análisis completo, pero con el examen in situ, tenemos el tipo de sangre, A negativo, y las muestras de puntos indican que viene todo de la misma persona. Quienquiera que sea está tan muerto como mi tío Bob, cuya pérdida no fue lamentada por todos los que le conocimos.-
Él hizo un globo, masticando por un momento pensativamente. -Puedo decirte lo que no tenemos. Eso serían un cuerpo o un rastro de sangre, o en este punto alguna jodida idea de cómo demonios pudo sacar el cuerpo del tal John Él sonrió. -Es interesante.-
– ¿Cuándo puedes decirme si la sangre vino de un cuerpo caliente, o vino en un maldito cubo?-
– Miraremos eso. No sería tan curioso, pero el cubo tendría más sentido. El problema es que las manchas coinciden con lesiones in situ.- Obviamente intrigado, masticó y sonrió. -Parece un maldito vídeo de apuñalamiento ahí dentro. Quienquiera que entró respirando fue cortado en lonchas y taquitos, atado y destripado. Luego, puedes decir que es interesante, ¡desapareció!-
– Interesante.- repitió Eve. -¿Se puede entrar?-
– Todo barrido. Comprobadlo vosotras mismas.-
Él entró con ella donde una pareja de barrenderos examinaban los tanques, las tuberías.
– Estamos mirando todo,- le contó a Eve. -Pero tienes que tener una píldora mágica de encoger para salir de aquí por las tuberías. Vamos a repasar ventilación, suelos, paredes, techos.-
Ella levantó su cara, estudiando el techo por sí misma. -El asesino tendría que haberse transportado a sí mismo, al cuerpo y a una mujer adulta. Puede que más de un asesino.-
Se levantó para estudia las salpicaduras en los compartimentos, las paredes. -La víctima estaba de pie por aquí. El asesino corta su garganta primero; eso es lo que yo haría. Ella no puede gritar. Nosotros tenemos la mayor mancha de la herida de la yugular, parcialmente bloqueada por el cuerpo del asesino.-
Eve giró, dándose una palmada en la garganta. -Ella agarra su garganta, la sangre bombea a través de sus dedos, más salpicaduras ahí, pero ella no cae, todavía no. Ella cae hacia la pared, y tenemos las manchas de sangre, intenta girarse, más manchas. Él vuelve a cortarla, y obtenemos la salpicadura del siguiente compartimento ahí, y más abajo en esta pared, por lo que probablemente él la atacó y ella tropezó hacia atrás.- Eve se retiró. -Tal vez intentó llegar a la puerta, pero él estaba detrás de ella. Rebana y corta, y ella cae. Se desangra donde cae.-
– Lo comprobaremos, como dije, pero así es cómo lo leo.-
– Él estaría cubierto de sangre.-
– Si se lavó en uno de los lavabos-, añadió Schuman, -no dejó ningún rastro, ni en las tazas, ni en los sifones.-
– ¿Ropas protectoras? ¿Guantes?- sugirió Peabody.
– Puede. Probablemente. Pero si él pudo llevarse un cuerpo muerto fuera de aquí, supongo que podría haber salido cubierto de sangre. No hay rastro,- repitió Eve. -Ni marcas de arrastre. Incluso si él solo lo hubiera levantado y llevado fuera, habría un rastro de sangre. Tuvo que envolverlo. Si seguimos con el equipo protector, y una bolsa para el cuerpo o algo por el estilo, él lo había planeado, vino preparado, y tenía un condenado buen plan de salida. Carolee era una variable, pero no tuvo muchos problemas ahí tampoco. Él se hizo cargo de ello.-
– Pero él no la mató. En realidad no la hirió.- señaló Peabody.
– Sí.- Ese era un punto al que Eve le había estado dando vueltas. -Y podría haberlo hecho fácilmente. La puerta no estaba cerrada. La regulación sobre seguridad prohíbe las cerraduras en las puertas de los servicios públicos con múltiples compartimentos. La muerte, la limpieza, el transporte. Y Carolee faltó por más de una hora, por lo que donde quiera que fuese, a donde la llevara, él necesitaba tiempo.-
– Hay un montón de sitios en este barco. Conductos de ventilación, infraestructura, almacenaje. Tienes conductos realmente grandes para calentar y enfriar los camarotes interiores que también valen,- le dijo Schuman. -Tienes tus depósitos sanitarios, almacenaje de equipo, áreas de mantenimiento. Vamos a repasarlo todo, pero no dice nada de cómo diablos salió de este cuarto.-
– Pues, vamos a averiguar adónde fue, trabajó y volvió. Y vamos a necesitar adivinar quién era la víctima, y por qué fue cortada en el ferry de Staten Island. Tenía que ser específico, o sería la sangre de Carolee Grogan la que estaría por toda esta habitación, también.-
Por el momento, pensó Eve, lo mejor que ella podía hacer era dejárselo a los barrenderos.