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USANDO UN ORDENADOR AUXILIAR, Eve inició su propia búsqueda de cualquier mención de un dispositivo como el que Roarke había descrito. Encontró varios artículos en sitios médicos que detallaban las drogas supresoras de la memoria y herramientas utilizadas durante las cirugías rutinarias, otros trataban sobre la hipnoterapia tanto en estudios médicos como en juegos.
También encontró un puñado de blogs extremos sobre el control de la mente del gobierno, esclavización de masas y de las siempre populares advertencias del fin del mundo. Una nación de droides humanos, experimentación forzada, robo de la personalidad y granjas de cría de humanos ocupaban el top-ten de la lista de abominaciones previstas. Esto la llevo a otros que afirmaban haber sido abducidos por alienígenas en alianza con las fuerzas de la sombra del gobierno.
– Me sorprende que el gobierno tenga tiempo, ya sabes, de gobernar, cuando ellos están tan ocupados trabajando con los alienígenas y sus sondas analógicas o persiguiendo su misión de convertir a toda la población mundial en droides sexuales sin cerebro.-
– Hmm, – dijo Roarke. -Hay gobierno, entonces hay gobierno.-
Miró en dirección en donde estaba, con los dedos suspendidos, mirándole fijamente a los ojos.- ¿En realidad no te crees esta mierda? Invasiones de alienígenas, búnkeres secretos en la Antártida para la experimentación en cobayas humanas.-
El levantó su mirada hacia arriba, -Icove.
– Eso es…Está bien.- Era difícil discutir cuando los dos habían estado tan cerca de ser asesinados por desmantelar una organización subversiva e ilegal que se basaba en la clonación humana. – ¿Pero extraterrestres?-
– El universo es muy grande. Tú tienes que salir más a menudo.-
– Me gusta un planeta que este bien.-
– En cualquier caso, tengo a tu víctima. No, no te levantes.- Hizo un gesto a su espalda. -Voy a poner la imagen en la pantalla. Datos, pantalla de pared. Esto es del HSO, pero los datos coinciden con lo que tengo de otras fuentes.-
– Dana Buckley.- Leyó Eve. -Con los tres mejores alias comunes. Misma edad que en su ID actual. Pero con los datos biográficos que tu tenias.-
– Ahora en las listas están sus actos. Los idiomas que hablaba, su nivel de habilidad, el armamento que le fue autorizado. Incluidos en su expediente de esta lista- lo desplazo hacia abajo. -Los nombres, nacionalidades, rangos si se pueden aplicar, fechas.-
– Su lista negra-, murmuró Eve. -Ellos saben o creen que ella mato a esta gente, pero la dejaron rondar alrededor.-
– Sin lugar a dudas ella mato a algunas personas para estas agencias. La dejaron estar alrededor hasta ahora porque les ha sido útil.-
Eve lidiaba con el asesinato cada día, aunque esto la disgustaba y perturbaba en algún nivel de su interior que no estaba segura de poder nombrar.
– No es como se supone que debiera ser. Tú no puedes matar u ordenar la muerte de alguien sólo por el expediente. Hemos conseguido erradicar virtualmente la tortura y las ejecuciones; si un poli mata a alguien en servicio, tiene que pasar por exámenes para asegurar que era necesaria la acción definitiva. Pero aún hay personas, supuestamente de nuestro lado, que usarían a alguien como ella para hacer su trabajo sucio.-
– La gente que usa a alguien como ella rara vez, casi nunca, se ensucia las manos.-
– Ella era una psicópata. Mira su perfil mental, por el amor de Dios.- Eve balanceó un brazo hacia la pantalla. -Debería haber sido puesta bajo arresto, igual que la persona que la utilizó para eliminar a alguien para sus intereses.-
Él la miró mientras ella leía la pantalla de datos. -Tienes menos que ocultar que la mayoría.-
– ¿Piensas que esto es aceptable? Jesús, lee la lista. Algunos de ellos eran niños.-
– Daños colaterales, supongo. Y no, – añadió cuando ella se giraba, sus ojos llameando. -No creo que sea aceptable matar por dinero, por la emoción o por conveniencia. Quizás hay más que ocultar en mi mundo que en el tuyo cuando es sobre matar por una causa, pero no es lo que ella hizo. Era por un beneficio y, creo, que por diversión. Y sospecho, que si Buckley hubiera estado de pie en esa habitación cuando Carolee entró, esos chicos estarían llorando a su madre en vez de acurrucarse con ella viendo películas en casa.
– ¿No se crean todos los asesinos de igual modo?- Más tranquila, ella torció la cabeza mientras estudiaba la pantalla. -Tenemos que ver esta lista, ver si podemos conectar alguno de estos nombres con alguien en el mismo negocio. Alguien con la habilidad suficiente como para ponerla en desventaja.-
– Lo pondré en marcha. Mientras tanto, hay algunos datos interesantes sobre el dispositivo. Este memorando fue enviado hace dos días.- De nuevo, él ordenó los datos en pantalla.
– ”‹La Pérdida retrasada. Búho a comenzar nueva serie de tests en Sector Doce. Búho solicita setenta y dos y apagón aprobado.›”- Eve rumió un momento. -Ella no es Búho. ¿Quién asignaría el nombre en código de Búho a una asesina, a una joven y atractiva?-
– Podemos volver a mensajes anteriores, pero diría que Búho estaría a cargo del desarrollo del dispositivo.-
– La Pérdida. Tú pierdes el tiempo, a ti mismo, tu memoria de lo que ha sucedido mientras estabas… ido. Por lo que, si este Búho o alguien a su mando lo tuviera, puede que fuera un intercambio. No, no, era un montaje. Estaba planeado. Él tenía que tener una salida del maldito ferry, por lo que nada de ello era improvisado. ¿Retrasado? Pero si fue usado, fue un éxito.-
– No sería la primera vez que un miembro del equipo decide ir por libre.-
– Simular un retraso para poder venderlo, pero no lo vendes. Te alejas con lo que quiera que ella tenía en ese maletín y con el dispositivo. Un doblete. Si éste es el último memorándum del archivo, HSO todavía no está alerta de que tiene un problema.-
– Lo que hace otra razón para llevarse el cuerpo, – señaló Roarke. -Te da el tiempo que dijiste. Puede que tenga otra oferta. O quiera renegociar la cantidad de dinero, desde una posición segura.-
– No era por el dinero, – murmuró Eve. -no sólo por el dinero. Comprar tiempo, sí, eso tiene sentido. Ella no sería identificada, oficialmente, a los medios hasta mañana.-
– Hay más. Fotos de algunos de sus trabajos. Imágenes en pantalla, exposición en pase de diapositivas, – ordenó él.
Ella había visto muerte, en todas sus formas, demasiadas veces para contarlas. Ella vio ahora, pasando por la pantalla. Carne de alquiler, sangre derramada, restos carbonizados.
– Algunos de estos, por supuesto, eran gente realmente mala. Otros sólo gente que, los realmente malos, querían fuera de en medio. Al parecer, ella no discriminaba. Ella seguía el dinero. Algunos podrían argumentar el que la mató le hizo un favor al mundo.
– ¿Y qué lo hace mejor que ella?- demandó Eve.
Él sólo se encogió de hombros, sabiendo que ellos nunca coincidirían en ciertos puntos. -Algunos discutirían lo contrario.-
– Sí, algunos lo harían. Averigüemos quien es Búho.- Ella se pasó las manos por el pelo. -Y tengo que imaginarme una manera lógica de cómo me he encontrado con cualquier cosa que saquemos en claro esta noche.-
– La siempre popular fuente anónima.-
– Sí, eso va a engañar a todos los que nos conocen.-
Él inició una serie de búsquedas, luego la estudió mientras ella estaba de pie mirando cómo pasaba la muerte por la pantalla. -Es más duro cuando la víctima es detestable para ti.-
Eve sacudió la cabeza. -No estoy autorizada para decidir si una víctima de asesinato merece que se la defienda. Yo las defiendo.
Él se levantó, fue hacia ella. -Pero es más duro cuando esa víctima tiene tantas víctimas. Tanta sangre en sus manos.-
– Lo es, – admitió ella. -No puede ser siempre una elección fácil. Sólo es la única opción.-
– Para ti.- Él besó su frente, luego sostuvo su cara entre las manos, la levantó y puso sus labios suave, cuidadosamente, sobre los de ella.
Cuando ella suspiró y se apoyó en él, él apretó el cierre del arnés de su arma.
– Voy a trabajar, – ella dijo contra su boca.
– Ciertamente eso espero.-
Ella rió cuando él tiró del arnés para sacarlo de sus hombros. -No, tengo trabajo.-
– Las búsquedas tardarán un poco.- Él la rodeó, estirándose para alcanzar un control de su consola. La cama se deslizó desde un panel en la pared.
– ¿Y crees que el sexo me animará?-
– Espero que sea un beneficio adicional a animarme a mí.-
La rodeó de nuevo, luego los condujo hacia la cama. Ella aterrizó con un golpe que la dejó sin aliento, rebotó y, qué demonios, dejó que la inmovilizara debajo de él.
– Rudo y duro.-
Él sonrió. -Si así lo quieres.-
Él sacó la camisa de Eve de un tirón, lanzándola sobre su cabeza, dejando que cayera mientras bajaba su boca, con un atisbo de dientes, a su pecho.
Ella se arqueó, impulsándolo. La violencia presente, tan llena de calor y esperanza, ayudó a borrar todas esas imágenes de sangre y pérdidas. Y la ayudó a recordar que no importaba cómo discreparan en un asunto, incluso en una ideología, había, siempre, amor.
Y lujuria.
Ella podía tomar…, un puñado de ese sedoso y negro pelo, una onda de músculo mientras ella se aferraba a la camisa de él a cambio. Ella podía sentir el latido de su corazón y él el de ella mientras rodaban por encima de la cama en una batalla que ambos ganarían.
Él la hizo reír, hizo que se quedara sin aliento. Hizo que su piel resplandeciera y su sangre fluyera. Y cuando ella se enroscó en torno a él, encontró su boca en la de ella de nuevo, ella podía saborear la inundación de amor, lujuria y deseo.
Tan fuerte, tan dulce. Su cuerpo se movía debajo del de él, encima de él, ágil y rápido. El zumbido del trabajo que les arrastraría de nuevo se ahogó bajo el latido de su propio pulso cuando sus manos la barrieron. Curva y ángulo, suave y firme. Húmeda y cálida.
Ella se arqueó de nuevo, alzándose a donde él la conducía, para separarse, y volver a reunirse. Abierta por más, para él.
Cuando él la llenó, cuando se alzaron y cayeron, para alzarse y caer, para terminar juntos, eso le dio no sólo placer. Le dio paz.
Enroscada en torno a él, cálida, desnuda y repleta, se le ocurrió que Peabody tenía razón de nuevo. Los abrazos post-sexo eran muy, muy buenos.
– Deberías dormir.- Él le dijo suavemente, abrazando su espalda. -Es tarde, y no hay ninguna urgencia en éste.-
– No sé. ¿No la hay?- Ella pensó lo adorable que sería cerrar sus ojos, para irse a la deriva con el olor de él sobre ella. -Cerrar el caso, puede que no sea tan urgente a nivel técnico. Pero si el asesino tuvo esta cosa, este arma, y todavía la tiene, dispuesto a vendérsela a Dios sabe quien, ¿no lo hace el encontrarlo, detenerlo, parte del trabajo, también?-
– ¿Cerrar el caso, salvar el mundo?-
Ella izó su cabeza hasta que sus ojos se encontraron. -Tú dijiste que tenías gente intentando desarrollar esta cosa. ¿Por qué?-
– Mejor hacerlo antes de que otro lo haga. Auto conservación-
– Entiendo eso. Siempre va a ser de ese modo. El tipo malo tiene un palo, te agencias un cuchillo. Tiene un cuchillo, te haces con un stunner. La apuesta sigue subiendo. Es el modo en que funciona. Así que, tiene que haber reglas y leyes, e incluso cuando la línea se emborrona, tenemos que ser capaces de saber quiénes son los tipos buenos. Si yo quiero tener la ocasión de encontrar a este tipo, detenerle antes de que venda esta cosa, puede que tengamos que retener todo esto por otro día.-
– El ordenador nos indicará cuando haya extrapolado los datos. Dormiremos mientras tanto, luego veremos lo que sea sobre salvar el mundo.-
Sonaba razonable.
La siguiente cosa que supo, fue que el ordenador estaba soñando y ella se desperezaba en la cama, a solas.
– ¿Qué? ¿Ya es por la mañana?-
– Casi.- Roarke estaba de pie detrás del centro de mando, sin camisa, sus pantalones bajos en sus caderas. -Y tu Búho ha aparecido.
– ¿Le has encontrado, o a ella?-
– A él, – Roarke dijo mientras ella saltaba fuera de la cama. Él la miró, sonrió. -Ven aquí y te lo enseñaré.-
– Estoy segura.- Ella agarró su camisa y sus pantalones.
– Aguafiestas. Bueno, al menos consíguenos un poco de café a ambos.
– ¿Quién es él?- demandó ella mientras se ponía su ropa.
– Eso depende. Él, como su víctima, ha tenido más de un nombre. Estos datos dicen que es Ivan Draski, edad sesenta y dos, nacido en Ucrania. Otros datos, que parecen igual de válidos, lo tienen como Javis Drinkle, edad sesenta, nacido en Polonia. Como Draski, trabajó para la República Libre, la subterránea, y al final de las Guerras Urbanas, en comunicaciones y desarrollo tecnológico. Él es un científico.-
Ella trajo el café, tragando algo mientras leía los datos.
– Reclutado por la Red de Vigilancia Europea, investigación y desarrollo tecnológico, – continuó Eve. -Un tipo que hace artilugios.
– Un inventor, sí. Él hace los juguetes.-
– Un hombre dentro, – reflexionó Eve. -Seguro que hay algo de trabajo de campo registrado por aquí, pero sobre todo durante las Urbanas. Es básicamente ciencia durante y después de esa era.-
– Nanotecnología, – empezó Roarke. -Ciencia hiperdimensional, biónica, psiónica y todo eso. Él ha trabajado en todo eso. Me parece, de acuerdo a esta información, que debes tu stunner a su trabajo, además de otras cosas. Y nunca había oído hablar de él. Deben haberle tenido bien escondido durante décadas.-
– Puede que haya decidido que era hora de un aumento y algo de fama.- Ella intentó sacarle sentido. -Por lo que, él se aleja de EWN (European Watch Network – Red de Vigilancia Europea) hacia HSO hace cerca de veinte años. Y aún así, no he visto nada de su trabajo reciente por aquí. Es un tecno-obseso.
– Uno brillante. No. No hay registrado trabajo en operaciones especiales o similar. Pero mira aquí, su mujer y su hija fueron asesinadas hace veinte años en un crimen brutal.-
– Esa es una coordinación interesante, – dijo Eve.
– ¿No lo es? Oficialmente una invasión del hogar. Extraoficialmente, una rama lateral de EWN que lo tiene como objetivo debido a su conocimiento y su acceso a material confidencial.
– Ellos se los comieron.- Cuando él cambió a las fotos de la escena del crimen, Eve dijo entre dientes. -Jesús.-
– Mutiladas, hechas trozos.- La voz de Roarke se afinó en disgusto. -La niña sólo tenía doce. La mujer era un agente de nivel bajo, poco más que personal de administración. Tú lo ves con mas claridad, supongo.-
– La escritura de la pared allí. ¿La has traducido?-
– El ordenador lo reconoce como el equivalente ucraniano para ‘traidor’ y ‘puta’. Ni el EWN ni ningún otro archivo oficial en la materia reclama ninguna autoría o responsabilidad en las muertes.-
– Ellas estaban en su lista. En la lista de Buckley de golpes en los bancos de datos del HSO.- Ella pidió al ordenador que expusiera la lista en otra pantalla para verificarlo. -Ellas están ahí, en la lista de ella, pero no hay empleador asignado. Nadie se lleva el crédito.-
– Si hay datos de eso, está en otra área. Si hay algún dato más de este golpe, ha sido borrado o archivado. Ni siquiera yo puedo acceder a ello desde aquí, o no lo suficientemente rápido. Tendría que estar dentro para poder hacerlo.-
– Él está dentro; lo averiguó.- Había un móvil, pensó Eve. Estaba el personal. – ¿Por qué infiernos no destruyeron el archivo si continuaron usándola, y le tenían en plantilla?-
– Alguien la cagó, diría, pero todo en núcleo del HSO es una burocracia, y las burocracias adoran el papeleo.-
– ¿Tiene él una dirección fija?-
– Justo aquí en Nueva York.-
Ella le miró por encima de su hombro. -Eso es demasiado fácil.-
– Upper East Side, en una town house (vivienda unifamiliar adosada) que posee bajo el nombre de Frank Plutz.-
– ¿Plutz? ¿En serio?-
– Frank J. Plutz, empleado de HSO, que lo incluye como supervisor, Investigación y Desarrollo Tecnológico, división de Estados Unidos, en su archivo oficial. Que es por supuesto una mierda. Él es mucho más que eso.-
Eve estudió ahora la foto de ID de un hombre de mediana edad con un menguante matojo de pelos grises, una cara redonda, un poco de peso en su barbilla, y unos afables ojos azules que sonreían con seriedad desde la pantalla de la pared.
– Dios. Parece inofensivo.-
– Él sobrevivió a la Guerras Urbanas en los subterráneos, ha trabajado para al menos dos organizaciones de inteligencia, ninguna de las cuales se preocupaba mucho sobre la sangre derramada. Yo diría que las apariencias engañan.-
– Necesito juntar un equipo e ir a visitar al engañosamente inofensivo Mr. Plutz.-
– Quiero participar. Y quiero, aún más, conocer a este hombre.-
– Supongo que te lo has ganado.-
Sus ojos brillaron. -Si no lo ponéis en una jaula, me pregunto qué puedo ofrecerle para que se cambie al sector privado.-