172899.fb2
Agradezco la ayuda que me han prestado, más allá de lo que les requería su profesionalidad, a los detectives Supt D. Reeve, Porter y M. Little. También al doctor Ian West del departamento de patología forense del St. Thomas and Guy’s, doctores Elizabeth Wilson y Doug Stowton del Forensic Science Services y al patólogo Ed Friedlander de la University of Health Sciences de Kansas.
Por su paciencia y ayuda quiero mencionar especialmente al comisario Steve Gwilliam.
Por su amistad y confianza, gracias también a Jimmy Brooks, Karen Catling, Linda Downing, Jon Fink, Jo Goldsworthy, Jane Gregory, Dave y Deborah Head, Sue y Michael Laydon, Michael Motley, Doreen Norman, Lisanne Radice y San Serafy. Asimismo, a Caroline Shanks, que hace años me salvó la vida, y a Mairi Hitomi, que continúa haciéndolo, y a las personas más listas y cultas que he conocido jamás: mi maravillosa y solidaria familia. Y, más que a nadie, gracias a Keith Quinn.