172956.fb2 El ?rbol de los Jen?zaros - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 78

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Capítulo 76

Yashim retrocedió, cruzó el vestíbulo y subió los escalones de la entrada de tres en tres. En lo alto, redujo la velocidad y puso la mano sobre el pomo de la puerta.

¿Y si hubiera otro lacayo, como antes, haciendo de centinela allí?

Hizo girar el pomo y entró.

La estancia estaba casi oscura. Dos velas ardían en sus soportes en el otro extremo de la sala, realmente demasiado lejos para que tuvieran alguna utilidad. Torció a la derecha. Subió por la escalera. Los óleos eran difíciles de distinguir, pero al pasar por delante de uno de ellos se detuvo. Se echó a un lado, para permitir que la escasa luz lo iluminara, y, aun cuando en su mayor parte era todo sombras, la composición de las figuras estrechamente agrupadas en su centro era inconfundiblemente la del zar y su amorosa zarina, con sus hijos.

Volvió sobre sus pasos.

Dos retratos, dos bustos. Una reproducción a tamaño natural de un hombre a caballo. Una escena que no pudo descifrar, y que incluía un río y una masa de hombres y caballos avanzando en tropel. Otro retrato.

Oyó al lacayo golpeando en la puerta, abajo.

Miró a su alrededor, asombrado.

El vestíbulo superior albergaba todavía, tal como él recordaba, un elenco de nobles rusos, un Ermitage. En cuanto a paisajes, bueno, muchas verstas de la estepa rusa habían sido acumuladas allí, y algunos húsares cosacos se inclinaban en unas calles de pueblos para despedirse con un beso de sus novias.

No había a la vista ningún plano de Estambul.

Donde había estado el plano, estaba contemplando ahora el retrato de un gotoso zar.

Avanzó un paso. El zar parecía sorprendido: quizás no le gustaba ser ignorado. Incluso bajo la tenue luz de la vela, Yashim pudo distinguir el débil rastro del anterior marco sobre la pared.

Se habían deshecho del plano.

Yashim apenas tuvo tiempo de hacerse a la idea cuando oyó pasos subiendo por la escalera.

Sin vacilar ni un segundo, se lanzó hacia la puerta del otro extremo de la sala. El pomo giró fácilmente, y en un instante desapareció.