172975.fb2
Como de costumbre, muchísimas gracias. En primer lugar a Pam Ahearn, mi agente, por sus siempre sabios consejos. En segundo lugar a Random House al completo: Gina Centrello, estupenda editora que fue un poco más allá con esta novela; Mark Tavani, cuyo asesoramiento en materia de edición convirtió mi tosco manuscrito en un libro; Cindy Murray, que soporta pacientemente mis rarezas y se encarga de la publicidad; Kim Hovey, que se ocupa del mercado con una precisión experta; Beck Stvan, el artista responsable de la maravillosa cubierta; Laura Jorstad, correctora con ojo de lince que nos lleva a todos por el buen camino; Carole Lowenstein, que hizo que las páginas brillaran de nuevo. Y, por último, a todos los de Promociones y Ventas: sin su enorme esfuerzo nada sería posible. Tampoco puedo olvidarme de Fran Downing, Nancy Pridgen y Daiva Woodworth: éste fue el último manuscrito que creamos juntos cuando éramos un grupo de escritores, y echo mucho de menos esos tiempos.
Como de costumbre, mi esposa, Amy, y mi hija, Elizabeth, estuvieron conmigo en todo momento, aportándome las necesarias dosis de aliento y cariño.
Este libro está dedicado a mi tía, una mujer excepcional que no vivió para ver este día. Sé que se habría sentido muy orgullosa. Pero ella me ve, y estoy seguro de que sonríe.
La Iglesia no necesita más que la verdad.
Papa León XIII, 1881
No hay nada más grande que el fascinante y dulce misterio de Fátima, que ha acompañado a la Iglesia y a toda la humanidad durante este largo siglo de apostasía y no cabe duda de que las acompañará hasta la caída final y el posterior resurgimiento.
abate Georges de Nantes, 1982, [1]
con motivo de la primera peregrinación
del papa Juan Pablo II a Fátima.
La fe es un valioso aliado en la búsqueda de la verdad.
Papa Juan Pablo II, 1998
<a l:href="#_ftnref1">[1]</a> Error tipográfico, en el original aparece 1928 en vez de 1982. (N. de E.C.R.)