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– No cenaste. No puedes trabajar si no comes, mamá.
Lentamente, Eve levantó la cabeza del escritorio.
Bonnie estaba sentada en el suelo junto a la puerta, con los brazos cruzados alrededor de las rodillas.
– Y me parece una tontería que te quedes dormida en el escritorio teniendo una cama Adónde ir.
– Iba a cerrar los ojos por un minuto, nada más -se defendió Eve-. Tengo que trabajar.
– Ya lo sé. -Bonnie miró el cráneo que estaba sobre el pedestal. -Buen trabajo.
– ¿Te parece?
– Sí. -Bonnie tenía el entrecejo fruncido y una expresión perpleja en la cara. -No lo sé. Me parece que es importante. Por eso te llamé para que fueras al cementerio.
– No me llamaste. Fue un impulso.
Bonnie sonrió.
– ¿Eso crees?
– O a lo mejor todas esas flores sobre las tumbas actuaron como mensaje subliminal. Sabía que Logan era taimado y es posible que haya sospechado que… Déjate de sonreír.
– Lo siento. En realidad, estoy muy orgullosa de ti. Es lindo tener una mamá tan inteligente. Te equivocas, pero eres inteligente. – Volvió a mirar el cráneo. -¿Te está yendo bastante bien con Jimmy, no es cierto?
– Sí, pero hay algunos problemas.
– Los resolverás. Te ayudaré.
– ¿Qué?
– Siempre trato de ayudarte en todo lo que haces.
– ¿Así que ahora eres mi ángel de la guarda? Supongo que habrás estado cuidándome la otra noche en la limusina.
– No, no pude hacer nada. Me asusté. Quiero estar contigo, pero todavía no ha llegado el momento. No es tu tiempo, alterarías todo el equilibrio.
– Qué disparate. Si el universo tuviera sentido o equilibrio, no te habrías ido de mi lado.
– No sé cómo funciona. A veces las cosas salen muy mal. Pero no quiero que salgan mal para ti también, mamá. Por eso ahora tienes que tener mucho cuidado.
– Es lo que estoy haciendo. Y lo que más quiero es salir de este embrollo, por eso estoy trabajando con Jimmy.
– Sí, Jimmy es importante. -Bonnie sonrió. -Desearía que no lo fuera. Sería más fácil. -Se apoyó contra la pared. -Veo que vas a trabajar hasta el agotamiento en los próximos días. Si no quieres irte a la cama, apoya la cabeza otra vez sobre el escritorio y duerme.
– Estoy durmiendo.
– Claro que sí. A veces me olvido que soy solamente un sueño. Bueno, hazme un favor, apoya la cabeza y vuélvete a dormir. Es un poquito raro estar durmiendo erguida en esa silla.
– La rara eres tú. -Apoyó los brazos sobre el escritorio y luego la cabeza sobre ellos. -¿Ya te vas? -preguntó al cabo de unos instantes.
– Todavía no. Me quedaré un rato. Me gusta mirarte cuando duermes. Se te van todas las tensiones y preocupaciones. Me gusta verte así.
Eve sintió el ardor de las lágrimas aun con los párpados cerrados.
– Chiquilina extraña…
BARRETT HOUSE
MIÉRCOLES POR LA MAÑANA
– Anoche no comiste nada -Logan abrió la puerta y entró con paso decidido en el laboratorio, trayendo una bandeja con el desayuno. -Detesto ver desperdiciado mi trabajo. Voy a quedarme a ver que termines esto.
Eve levantó la vista del cráneo.
– Me emociona su preocupación por mi bienestar. -Fue hasta el lavatorio y se lavó las manos. -Pero sé que es porque no quiere que me pase del otro lado y pierda tiempo.
– Exactamente. -Logan se sentó en el sillón para visitas. -Así que dame el gusto.
– De ninguna manera. -Eve se sentó frente al escritorio y tomó la servilleta de la bandeja. -Comeré porque tengo hambre y es necesario y lógico que coma. Nada más.
– Qué forma de ponerme en mi lugar. No me importa, mientras comas. -Logan la estudió con atención. -Se te ve descansada, pero tu cama está intacta.
– Dormité un poco aquí. -Bebió el vaso de jugo de naranja. -Y no se meta en mi dormitorio, Logan. Ya ha invadido demasiadas partes de mi vida.
Es que me siento responsable. Quiero ayudar.
– ¿A acelerar el trabajo?
– En parte, nada más. No soy un canalla total.
Eve se llevó un trozo de omelette a la boca.
Logan rió por lo bajo.
– Qué silencio oportuno. Bueno, por lo menos no me atacas abiertamente. Dormir un poco te hizo bien. Siento que te estás aflojando.
– Se equivoca. No tengo tiempo de tratar de analizar sus puntos buenos y malos. Estoy ocupada.
– Hasta eso es una concesión. -La mirada de Logan se posó en el pedestal. -Veo que llegaste a la etapa del muñeco de vudú. ¿Le pusiste un nombre a él también?
– Jimmy.
– ¿Por qué? -Rió nuevamente al comprender. -No es Hoffa, Eve.
– Ya veremos. -Sorprendida, se descubrió sonriendo. Después de la tensión de las horas de trabajo, era agradable relajarse unos momentos… Aunque sea con Logan. -Sin embargo, no creo que usted se hubiera involucrado así con un líder sindical.
– Bueno, digamos que resucitarlo no sería de primordial importancia. -Su mirada volvió al pedestal. -Qué interesante. Parece imposible que puedas reconstruir una cara con tan poco en qué basarte. ¿Cómo lo haces?
– ¿Qué importancia tiene para usted, mientras termine pronto el trabajo?
– Cargo con la maldición de una mente curiosa. ¿Te parece tan raro?
Eve se encogió de hombros.
– Creo que no.
– ¿Cómo se llaman esos palitos?
– Indicadores de profundidad de tejidos. Por lo general, se hacen con gomas para borrar lápiz, de las que se usan con los lápices mecánicos. Corté cada indicador según la medida correspondiente y lo pegué en su lugar específico. Hay más de veinte puntos del cráneo de los cuales se conoce la profundidad del tejido. La profundidad del tejido facial es bastante parecida en personas de la misma edad, raza, sexo y peso. Hay gráficos y cuadros antropológicos que dan la medida específica de cada punto. Por ejemplo, en un hombre caucásico de peso promedio, el grosor de la profundidad de tejido en el punto medio de filtro…
¿Qué?
– Disculpe. Lo que quiero decir es que el espacio entre la nariz y el labio superior es de diez milímetros. La arquitectura del hueso debajo del tejido determina si alguien tiene un mentón prominente u ojos saltones o lo que sea.
– ¿Y qué haces después?
– Tomo tiras de masilla plástica y las aplico entre los indicadores, luego voy construyendo todos los puntos de profundidad de tejido.
– Parece el juego de conectar los puntos.
– Es parecido, solamente que tridimensional y mucho más difícil. Tengo que concentrarme en los elementos científicos de la construcción de la cara, como mantener exactas las medidas de profundidad de tejido mientras relleno los espacios entre las tiras de masilla, también hay que considerar dónde están los músculos faciales y cómo afectan los contornos de la cara.
– ¿Pero qué me dices del tamaño de la nariz? El pobre Jimmy no tiene nariz.
– Eso es difícil. El ancho y el largo quedan determinados por las mediciones que se hacen. Con un caucásico como Jimmy, mido la abertura nasal en el punto más ancho y le agrego cinco milímetros a cada lado para las fosas. Eso me da el ancho. El largo, o la proyección, depende de las medidas del huesito de la base de la abertura nasal, llamado la espina nasal. Es muy simple. Multiplico la medida de la espina por tres y le añado la medida de la profundidad de tejido en el filtro medio.
– Ah, otra vez ese temido filtro.
– ¿Quiere que se lo explique o no?
– Sí, siempre bromeo cuando estoy metido en algo que me supera. -Hizo una mueca. -Perdón, no quise interrumpir. Sigue.
– La espina nasal también determina el ángulo de la nariz. Me mostrará si la nariz es respingada, aguileña o muy recta. Una vez que tienes la nariz, las orejas son más fáciles. Por lo general, tienen el mismo largo que la nariz.
– Todo suena tan preciso.
Eve se encogió de hombros.
– Ojalá lo fuera. Con todas las fórmulas, las medidas y la información científica de lo que forma una nariz, no hay modo de estar segura que estoy reconstruyendo la nariz original. Simplemente tengo que hacer el trabajo lo mejor posible y esperar que sea exacto.
– ¿Y la boca?
– Se toman medidas, también. La altura de los labios se determina midiendo la distancia entre la línea superior e inferior de las encías. El ancho por lo general es la distancia entre los dientes caninos, que casi siempre coincide con la distancia entre los centros de los ojos. El grueso de los labios se obtiene de los gráficos antropológicos de profundidad de tejido. Al igual que la nariz, no tengo idea sobre la forma original, de modo que tengo que utilizar el instinto y el sentido común para… -Alejó la bandeja y se puso de pie. -No tengo más tiempo de hablar. Tengo que seguir trabajando.
– Bueno, me doy por despedido, entonces. -Se puso de pie y tomó la bandeja. -¿Podría venir en algún momento a mirar, o considerarías que estoy invadiendo tu espacio?
– ¿Por qué? ¿Cree que de verdad le voy a poner la cara de Jimmy Hoffa?
– No. ¿Pero podría suceder, acaso?
Eve negó con la cabeza.
– ¿No escuchó nada de lo que le dije? La estructura ósea cuenta la historia.
– Pero qué sucede con los procesos de alisado y rellenado y cuando tienes que utilizar el juicio para la nariz y la boca y…
– De acuerdo, si se tiene una idea preconcebida de identidad, el trabajo puede verse influenciado. Es por eso que nunca miro fotografías hasta que termino. Durante ese período no me permito nada de creatividad. Solamente la ciencia tiene que ser la guía para la base de la cara. Cuando el desarrollo técnico queda terminado, ahí puedo considerar la cara como un todo y darle rienda suelta al juicio artístico hasta el final. Si no lo hiciera de esa forma, el producto sería solamente una escultura y no una reconstrucción facial. -Apretó los labios. -Y puede estar seguro de que no dejaría que eso suceda. Jimmy no va a parecerse a Hoffa a menos que sea Hoffa. De manera que no es necesario que me vigile, Logan.
– No era ésa mi intención -Se defendió él, hizo una mueca y agregó: -¿Si admito que me siento tenso y algo preocupado, me permitirías venir, por favor?
– ¿Tiene dudas, ahora? Pensé que estaba completamente seguro de que se trataba de Kennedy.
– Quiero ver cómo ese cráneo cobra vida, Eve. Entiendo que no merezco consideración alguna, pero… ¿Puedo venir?
Ella vaciló. Seguía sintiéndose indignada y llena de rencor. Después de todo lo que había hecho, se merecía que le dijera que se fuera al diablo. Por otra parte, tal vez fuera necesaria una tregua para salir ilesa de esta situación. Se encogió apenas de hombros.
– No me molesta si se queda en silencio. Ni me daré cuenta de que está en la habitación. Si abre la boca, lo echo.
– Ni una palabra. -Se dirigió a la puerta. -Ni siquiera notarás mi presencia. Te traeré comida, café y me acurrucaré en un rincón como un gatito dócil.
– No conozco gatos dóciles. -Eve se dirigió hacia el pedestal, cerrando ya su mente a Logan. -Quédese callado…
CHEVY CHASE,
MIÉRCOLES POR LA TARDE
– No parece estar avanzando demasiado rápido, Doprel -dijo Fiske-. Y ni siquiera empezó a trabajar con el cráneo.
– Nunca trabajo sobre el cráneo -replicó Doprel-. Estoy haciendo un molde y trabajaré sobre eso.
– ¿Todos lo hacen así? Parece una pérdida de tiempo.
– No, pero yo prefiero hacerlo así-respondió Doprel con fastidio-. Es más seguro. No tengo que tener tanto cuidado con el cráneo.
– Timwick quiere que se haga el trabajo rápido. Este molde es un…
– Yo tengo mi forma de trabajar -lo interrumpió Doprel con frialdad-. Voy más rápido si no tengo que andar con tanta cautela.
– A Timwick no le importa si el cráneo se daña. No tenemos tiempo para el molde. -Hizo una pausa. -Pensé que querría terminar cuanto antes con esto para volver a Nueva York.
– No es la forma en que… -Vaciló. -Al diablo con todo. ¿Qué cuernos me importa si se rompe? Trabajaré sobre el cráneo. Bueno, ahora váyase y déjeme solo, Fiske. Supuestamente, su función es traerme la comida y todo lo que necesito, no criticar mis métodos.
Cretino arrogante. Lo trataba como si fuera un sirviente, pensó Fiske. Sabía cómo eran estos científicos. Se creían mejores y más inteligentes que el resto de la gente. Doprel, con todos sus conocimientos y su cerebro ni en un millón de años podía hacer lo que hacía él, Fiske. No tendría ni la astucia ni las agallas necesarias.
Pero quizá Doprel se daría cuenta de su error antes de que esto terminara. Timwick dijo que dependía de los resultados. Fiske sonrió.
– No fue mi intención ofenderlo -dijo, mientras se dirigía a la puerta. -Le prepararé una jarra de café.
BARRETT HOUSE
MIÉRCOLES, 22:50
Listo.
Eve dio un paso atrás, se quitó los anteojos y se frotó los ojos irritados con los dorsos de las manos. Había terminado la ardua y meticulosa tarea de colocar las tiras de masilla y le ardían los ojos. No se atrevía a seguir trabajando, pues existía el riesgo de cometer errores. Se sentaría a descansar una hora y luego volvería a empezar.
Cruzó hasta el escritorio, se dejó caer en la silla, se apoyó contra el respaldo y cerró los ojos.
– ¿Te encuentras bien? -preguntó Logan.
Eve dio un respingo y su mirada voló hacia el extremo opuesto del laboratorio. ¡Cielos, había olvidado por completo la presencia de Logan! En las últimas veinticuatro horas había entrado en el laboratorio y salido de él como un fantasma. Eve no recordaba que le hubiera dirigido la palabra.
Tal vez sí le había hablado. Ella había estado tan concentrada en Jimmy que no recordaba demasiado de esas horas. Tenía un leve recuerdo de haber llamado a su madre, pero no sabía de qué había hablado.
– ¿Todo bien? -repitió Logan.
– Claro que estoy bien. Solamente descansaba. No tengo la mejor vista del mundo y se me cansan los ojos.
– Como para que no se te cansen. Nunca vi a nadie trabajar con tanta intensidad. Ni Miguel Ángel debe de haber estado tan tenso mientras esculpía el David.
– Tenía más tiempo.
– ¿Cómo te está yendo?
– No lo sé. Nunca sé hasta que termino. Ya pasó el trabajo de burro. Ahora viene lo difícil.
– Un descanso te podría ayudar.
Logan estaba sentado con aire sereno, pero de pronto Eve intuyó la tensión en él.
– Es lo que estaba tratando de hacer: descansar -comentó con ironía.
– Perdón. Y yo estaba tratando de ayudarte. -Esbozó una sonrisita torcida. -En varias oportunidades, creí que te desmayarías.
– Pero no me detuvo.
– No puedo. El tiempo corre. -Hizo una pausa. -¿Cuánto falta?
– Doce horas. Tal vez un poco más. -Cansada, Eve se apoyó otra vez contra el respaldo. -No lo sé. Lo que me lleve. No me presione, diablos.
– De acuerdo. -Logan se puso de pie con movimientos rígidos. -Te dejaré que descanses. ¿Por qué no te recuestas en el sofá? ¿Cuándo quieres que te despierte?
– No quiero dormir. Solamente tengo que descansar la vista.
– Entonces volveré más tarde. -Al llegar a la puerta, agregó: – Si no te molesta, desde luego.
– No, no me importa. -Cerró los ojos de nuevo. -Dígame Logan, ¿no se queda atragantado con tanta cortesía y sumisión?
– Un poco. Pero sobrevivo. Hace mucho tiempo aprendí que si no eres el chip más importante de la computadora, simplemente te limitas a engrasar las ruedas y no entorpecer el camino.
– Qué mezcla atroz de metáforas.
– ¿Qué sabes tú de eso? Debes de tener la mente en una nebulosa.
– No tengo que pensar. De ahora en más, es instinto puro. Solamente tengo que poder ver.
– Me puedo encargar de alimentarte, pero en eso no te puedo ayudar.
– A esta altura, nadie puede ayudarme.
La puerta se cerró detrás de él.
– Nadie -murmuró Eve-. Ahora es entre nosotros dos ¿no es cierto, Jimmy?
CHEVY CHASE
MIERCOLES POR LA NOCHE, 23:45
– Ya casi terminó, Timwick -le informó Fiske-. Dijo que el trabajo resultó más fácil de lo que creía. Le deben de faltar unas doce horas.
– ¿Has visto el cráneo?
– Sí, pero no entiendo nada. Todavía no tiene ojos ni nariz. Creo que usted pierde el tiempo.
– Yo seré quien decida si pierdo el tiempo o no. Llámeme cuando el trabajo esté listo e iré de inmediato.
Fiske colgó el teléfono. Doce horas más y sabría quiénes serían los blancos: Doprel… o Logan y Duncan. Estos últimos representaban un desafío mucho más interesante, pero la verdad era que estaba hasta la coronilla de Doprel. No lo aguantaba más.
BARRETT HOUSE
JUEVES, 06:45
Alisa la arcilla.
Con delicadeza.
Con sensibilidad.
Deja que las puntas de los dedos se muevan como si tuvieran voluntad propia.
No pienses.
Ayúdame, Jimmy.
La arcilla estaba fría, pero Eve sentía las puntas de los dedos tibias, casi calientes, mientras moldeaban y alisaban.
Orejas genéricas. No tenía idea si habían sido protuberantes o si los lóbulos habían sido más largos.
Una nariz más larga y más fina.
¿Boca?
Genérica, otra vez. Sabía cuál era el ancho, pero no la forma. Hizo los labios cerrados, sin expresión.
Ojos.
Tan importantes. Tan difíciles. Sin medidas posibles y con muy pocos indicadores científicos. Bueno, no te apures. Estudia la forma y el ángulo de las órbitas. El tamaño de los globos oculares era casi siempre igual y había muy poca diferencia entre un niño y un adulto. ¿Debía ponerle a Jimmy ojos protuberantes, hundidos, o buscar un término medio? El ángulo de las órbitas y el hueso superior la ayudarían a decidir.
Pero todavía no. Los ojos eran siempre un factor determinante. La mayoría de los escultores forenses trabajaban de arriba abajo y hacían los ojos casi al principio. Eve nunca había podido hacer eso. Descubrió que tenía tendencia a apresurarse todavía más si los ojos la miraban.
Llévame a casa.
Más liso alrededor del pómulo. No demasiado profundo.
No mires la cara como un todo. Toma cada sección y cada facción por separado.
Alisa.
Rellena.
Más despacio. Todavía no puedes dejarte ir. No permitas que la mente guíe completamente las manos. No construyas imágenes mentales. Construye, nada más. Las medidas siguen siendo fundamentales. Contrólalas otra vez.
Ancho de nariz, 32 mm. Correcto.
Proyección de nariz, 19 mm. Correcto.
Altura de labio, 14 mm. No, tenían que ser 12. Baja el labio superior, por lo general es más fino que el inferior.
Rellena alrededor de la boca, hay un músculo importante allí. Dales más forma a las fosas nasales.
Una hendidura a cada lado de la nariz. ¿De qué profundidad?
¿Qué importancia tenía? Nadie nunca reconocía a alguien por una arruga.
Profundiza el área alrededor del labio inferior.
¿Por qué? No tiene importancia. Hazlo.
Alisa.
Moldea.
Rellena.
Arruguitas alrededor de los ojos. Y de la boca.
Estaba trabajando a toda prisa ahora. Las manos volaban por sobre la cara de Jimmy.
Ya casi había terminado.
¿Quién eres, Jimmy? Ayúdame. Ya casi estamos. Te tomaremos una fotografía, la haremos circular y alguien te llevará a casa.
Alisa.
Moldea.
Detente, no exageres.
Dio un paso atrás y exhaló. Había hecho todo lo que podía hacer.
Menos los ojos.
¿De qué color serían? Logan seguramente iba a preferir que utilizara ojos azules. Los ojos de Kennedy eran tan famosos como sonrisa. Al diablo con Logan. Este no era Kennedy… Además ¿por qué iba a darle el gusto a Logan? Dio otro paso atrás y por primera vez se permitió contemplar el rostro en su totalidad. Utilizaría los ojos marrones que siempre…-¡Dios todopoderoso!
Se quedó paralizada, contemplando la cara que había creado. Sintió como si le hubieran dado un puntapié en el estómago.
No.
Era mentira.
Caminó lenta y pesadamente hacia la mesa donde estaba el maletín con los ojos. Los globos oculares brillaban ante sus ojos… Azules, marrones, grises, pardos, verdes.
Tomó el estuche y lo llevó hasta el pedestal.
Estaba exhausta, la mente podía estar jugándole una mala pasada. Los ojos harían que todo fuera diferente. Marrones. Ponle ojos marrones.
Con mano temblorosa, tomó el primer ojo y lo insertó en la cavidad izquierda. Luego tomó el segundo y lo colocó en la derecha.
– Esos no son los ojos que van -dijo Logan desde un rincón-. Y tú lo sabes muy bien, Eve.
Rígida, se quedó mirando los ojos oscuros.
– No, no lo sé.
– Ponle los ojos que corresponden.
– Se trata de un error. Me debo de haber equivocado en algo.
– No eres una persona que se permite equivocaciones. Vamos, sabes qué ojos son los que van con esa cara.
Eve retiró los ojos marrones y los guardó en el estuche. Se quedó mirando sin ver los otros ojos que tenía adelante.
– Vamos, Eve, sabes cuáles tienes que usar.
– ¡De acuerdo! -Extendió la mano, tomó los ojos y los insertó con violencia en las cuencas.
– Ahora da un paso atrás y míralo.
Eve retrocedió. Era increíble. Santo Dios, no podía ser verdad.
Pero no cabía ninguna duda.
– ¡Maldito canalla! -Le temblaba la voz; no podía apartar la vista de los ojos grises. Empezó a temblar, sentía como si la Tierra entera estuviera temblando sobre su eje. -Es Ben Chadbourne. El Presidente.
CHEVY CHASE
– ¿Y bien? -preguntó Doprel en tono avinagrado-. ¿Es el terrorista que buscaban?
Timwick se quedó mirando el cráneo.
– ¿Está seguro de que ésta es una representación correcta?
– Sí. ¿Puedo volverme a Nueva York, entonces?
– Sí, gracias por su trabajo. Haré que lo lleven en coche de inmediato. Como es natural, no dirá una palabra sobre este asunto. No queremos una filtración en seguridad.
– No tengo deseo alguno de hablar sobre este trabajo. No fue precisamente uno de los mejores momentos de mi carrera. Iré a preparar mis cosas. -Doprel salió de la habitación.
– ¿Lo llevo yo? -preguntó Fiske desde donde estaba parado, justo detrás de Timwick.
– No. -Timwick se apartó del busto. -El cráneo es un engaño. Doprel ya no tiene ninguna importancia. Lo enviaré de vuelta con otro. Tengo más trabajo para ti y tenemos que darnos prisa. -Se dirigió al teléfono. -Déjame solo, tengo que hacer llamadas.
Esperó hasta que Fiske hubiera salido de la habitación y luego marcó el número seguro de la Casa Blanca.
– No es él. Tiene la misma edad y la misma estructura facial, pero no es él.
BARRETT HOUSE
– Me mintió -susurró Eve y giró para enfrentar a Logan-. ¡Me mintió!
– Sí. Es la última mentira que te diré, Eve.
– ¿Y piensa que le voy a creer? Cada vez que me vuelvo, descubro que me ha mentido otra vez. En ningún momento pensó que era Kennedy. Por Dios, hasta puso todos esos libros e informes sobre Kennedy en el escritorio nada más para que creyera lo que usted quería que creyera. Era todo un invento alocado.
– No había nada de alocado. Me esmeré mucho para que la mentira fuera creíble. Tenía que tapar el hecho de que estaba investigando lo que Donnelli había alegado. Por eso sembré las pistas falsas sobre Kennedy. Para que no supieran si realmente sospechaba algo o era un loco de atar. Hasta comencé a buscar discretamente un escultor forense, la persona que pudiera revelarme si había algo de verdad en lo que decía Donnelli.
– Sí.
– Así es, tú eras la pieza clave que necesitaba.
La mirada de Eve volvió a posarse en el cráneo de Jimmy. No, ya no era Jimmy. Se trataba de Ben Chadbourne, el Presidente de Estados Unidos. Eve sacudió la cabeza.
– Es una locura. Cuando me contó lo que sucedió en la funeraria de Donnelli, supuse que había sido hace años. Era lo que usted quería que pensara ¿no es así?
– Sí. Fue solamente hace dos años.
– Todo mentira.
– Tenías que estar completamente libre de influencias e ideas preconcebidas. Era la única forma de garantizar que reconstruirías la cara que pertenecía a ese cráneo. -Su mirada siguió la de Eve hacia el rostro de Chadbourne. -Verte trabajar fue como un milagro, como si le estuvieras dando vida. Yo estaba casi seguro de que era él, pero cada toque lo volvía…
– ¿Cómo murió? ¿Lo asesinaron?
– Es probable. Tendría sentido.
– ¿Y el hombre que está en la Casa Blanca es uno de sus dobles?
Logan asintió.
Eve sacudió la cabeza.
– Es demasiado disparatado. No se podría lograr con Chadbourne ni con Kennedy. Es una función demasiado pública.
– Pero lo hicieron.
– ¿Quién, Timwick?
– Es el testaferro.
– ¿De quién?
– De la esposa de Chadbourne. Ella tiene que estar manejando los hilos. Es la única que tiene el poder de proteger a un doble y de instruirlo.
Lisa Chadbourne.
Lisa Chadbourne. Eve la recordó en la conferencia de prensa: entre bambalinas, mirando a su esposo con adoración.
– ¿Ella sería la asesina?
– Es posible. No lo sabremos hasta que averigüemos qué le sucedió a Ben Chadbourne.
– ¿Qué motivos podría tener?
– No lo sé. Ambición, posiblemente. Es inteligente y astuta y sabe cómo manejar una situación para sacarle provecho. Trabajó duro para terminar sus estudios de abogada y llegó a ser socia de una prestigiosa firma legal. Después de casarse con Chadbourne lo fue empujando hasta hacerlo llegar a la Casa Blanca. Una vez allí, ella hizo todo bien. -Logan sonrió con ironía. -Es la primera dama perfecta.
– No puedo creer que sea ella.
– Te entiendo. A mí también me costó creerlo. Estuve con ella un par de veces y me cayó bien. Esa combinación de encanto e inteligencia puede resultar muy atractiva.
Eve sacudió la cabeza.
– Te estoy enloqueciendo con tantas cosas. Ojalá pudiera darte más tiempo para asimilar todo, pero no puedo. No nos queda tiempo. -Se puso de pie. -De acuerdo: no tienes que creer que fue Lisa Chadbourne, si no quieres. Puedes creer que fue otra persona. Pero no vas a negarme que ella tiene que ser parte de la conspiración para que pueda funcionar
– Es… razonable, sí. -Eve echó otra mirada al cráneo. ¿Pero… ¿Y si no es Chadbourne? ¿Si es el doble?
– Es Chadbourne.
– ¿Porque usted quiere que lo sea?
– No, porque es él. Es lo único que tiene sentido. -Logan hizo una pausa. -Porque fue James Timwick el que le llevó aquel cuerpo a Donnelli.
– ¿Cómo puede saberlo con tanta seguridad? El padre de Donnelli pudo haber mentido.
– Sí, seguro que sí. Al parecer, era un crápula. Pero no era tonto. Se codeaba con unos personajes bastante peligrosos y tenía que protegerse. El crematorio estaba equipado con grabadoras ocultas. Tiene a Timwick grabado en una cinta. -Esbozó una sonrisa torcida. -Fue parte del legado que le dejó a su hijo y la carnada que me hizo morder el anzuelo. A causa de esa cinta, hice que Gil investigara la historia.
– Si tuviera una cinta tan incriminadora, no necesitaría más pruebas. Podría llevársela a las autoridades, o a los medios y dejar que…
Logan negó con la cabeza.
– No era lo suficientemente incriminadora. No contenía detalles. No decía: "Eh, oigan, soy James Timwick y estoy quemando al Presidente de los Estados Unidos". Era sólo una conversación general mientras estaban en el crematorio. Timwick dio órdenes a uno de sus hombres para que lo ayudara con el cadáver. En un momento le pidió una silla a Donnelli. Evidentemente, el pobre hombre había tenido una noche agitada y estaba cansado. Eran comentarios de ese tipo.
– ¿Entonces cómo sabía que se trataba de Timwick?
– Lo conocía de antes. Es director del Servicio Secreto y asistió a bastantes funciones de Chadbourne, además…
– Servicio Secreto. Me dijo que tenía un puesto jerárquico en el Departamento del Tesoro. -Eve apretó los labios. -Sí, por supuesto, el Servicio Secreto es parte del Departamento del Tesoro. Otra pequeña evasión.
– Lo siento. -Logan continuó. -Timwick tuvo una carrera distinguida y fue crucial para la elección de Chadbourne. Su voz es muy característica. Es de Massachusetts y el acento es inconfundible. Tenía el presentimiento de que era él y cuando Donnelli hijo me mandó la cinta grabada, pasé algunos de los vídeos que hice donde está Chadbourne en campaña y los comparé. No fue difícil. Timwick no es un hombre al que le gusta quedarse en segundo plano. Creo que está decepcionado de que Chadbourne no le haya dado un puesto en el gabinete.
– No puedo creer que permitieron que Donnelli viviera para chantajearlos. ¿Por qué no lo obligaron a renunciar a la cinta y el cráneo?
– El les dijo que había puesto una copia de la cinta y una explicación en manos de un abogado, que las enviaría inmediatamente a los medios si él desaparecía o moría por causas no naturales.
– Después murió de un ataque cardíaco y su hijo desapareció.
– Pero ellos no habían sido responsables, así que tuvieron que concluir en que Donnelli hijo había hecho un mejor negocio. Imagino que la búsqueda debe de haber sido muy intensa. Yo me comporté con sumo cuidado, pero puede haber habido algo que los llevó a pensar que Donnelli se contactó conmigo. -Se encogió de hombros. -O quizá no. Tal vez andaban detrás de cualquier cosa o persona que resultara sospechosa y yo hice sonar la alarma.
– Es increíble. ¿Por qué querrían matar a Chadbourne?
– No tengo idea. Solamente puedo tejer conjeturas. -Se encogió de hombros. -Lisa Chadbourne es una mujer fuera de lo común. Algunos dicen que ella hubiera sido mejor presidente que su esposo. Pero todos están de acuerdo en que el país todavía no está listo para aceptar a una mujer presidente, así que se ve obligada a trabajar detrás de la escena. Debe de haberla fastidiado estar siempre en segundo plano. Y Ben Chadbourne era un hombre fuerte. Tal vez ella quería más control sobre él. Más control del país.
– Son demasiadas suposiciones.
– Es lo único que puedo darte. Lo que sí te puedo asegurar es que creo que sucedió. ¿Quieres hacerme un favor? Ve a la biblioteca y ponte a ver los vídeos que están en el primer cajón del escritorio. Hay tres que tienen discursos recientes de Chadbourne y conferencias de prensa. Los edité para poder hacer comparaciones. Me gustaría que los miraras con la mente abierta.
– ¿Y qué espera que vea?
– Míralos, nada más.
– Es una locura. Una especie de…
– ¿Qué puedes perder con verlos?
Eve calló un instante y luego asintió.
– De acuerdo. Iré a verlos -dijo y se dirigió a la puerta.
En cuanto Eve se fue, Logan se acercó al escritorio y marcó el número de Gil en la casa de carruajes.
– Terminó. El cráneo es de Chadbourne.
Gil maldijo por lo bajo.
– No sé por qué me impresiono. Estábamos casi seguros de que iba a ser él.
– Diablos, la observé mientras trabajaba y también fue un golpe para mí.
– ¿Cómo lo tomó?
– Multiplica tu reacción por un millón y tal vez te acerques. No sabe si creerme o no, y no la culpo, después de las mentiras que le he dicho. Por lo menos accedió a mirar los vídeos. Cuando termine, le hablaré otra vez.
– ¿Tenemos tiempo?
– Vaya uno a saber. Pero haber identificado el cráneo es sólo el primer paso. Seguimos necesitándola y necesitamos también que se convenza de que es Chadbourne. Después de eso, las piezas irán cayendo en su lugar. ¿Estás listo para partir?
– Aja.
– Diles a Mark y a Margaret que hagan las valijas y sácalos de aquí cuanto antes.
– Perfecto.
Logan dejó el teléfono y fue a pararse adelante del cráneo de Chadbourne. Pobre infeliz. No merecía su destino. Logan nunca había estado de acuerdo con sus ideas políticas, pero le había tenido simpatía. Era imposible no tenerle simpatía a Ben Chadbourne. Había soñado y tratado de hacer realidad sus sueños. Le faltaba practicidad y era probable que hubiera aumentado la deuda nacional a cifras astronómicas, pero hoy en día era difícil encontrar hombres con sueños. Y aquellos que los tenían, por lo general terminaban como este hombre que le devolvía la mirada con brillosos ojos de vidrio.