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Al objeto de hacerle más comprensible a Durán la relación entre las notas musicales y el alfabeto en la partitura del retrato de Beethoven, Daniel había ido escribiendo, debajo de cada negra, las letras que correspondían en cada caso.

– ¿Beba de Casas? -preguntó extrañado el director del Departamento de Musicología-. ¿Yqué diablos quiere decir eso?

– Beba es diminutivo de Beatriz, igual que Bea. De Casas o De las Casas es un apellido bastante frecuente en nuestro país. Beba de Casas es el nombre de una mujer, probablemente otra amante más de Beethoven y casi con toda seguridad, la responsable de que el genio tuviera pintada en el rostro esa misteriosa sonrisa.

– ¿Y se puede saber cuándo has llegado a esta sorprendente conclusión?

– Esas once notas llevaban dando vueltas en mi cabeza desde que vi el cuadro. Como había varias disonancias, en concreto tres intervalos de trítono, al principio pensé que podía tratarse de alguna provocación a la Iglesia por parte de Beethoven, relacionada con los Illuminati. Pero al decir tú ahora que la melodía no era música he pensado: «Tiene razón, no es música, es solo un código de notas para rendir homenaje a la mujer que le estaba sorbiendo el seso en ese momento».

– Beatriz de Casas. ¿Tienes idea de quién puede ser esta señora?

– Ni la más remota. Pero Beethoven tuvo relaciones con italianas (la Guicciardi), con húngaras (la condesa Erdödy), con francesas (Almerie Esterhazy). ¿Por qué no con una española?

– Porque se sabría -respondió Durán-. Las relaciones de Beethoven con sus innumerables amantes se llevan estudiando desde hace siglos.

– ¿Ah sí? ¿Y qué me dices de la identidad de la Amada Inmortal? Todavía se sigue debatiendo sobre quién fue esa mujer.

– ¿Crees tú que Beatriz de Casas puede ser la Amada Inmortal?

– Las conexiones de Beethoven con España son mucho más fuertes de lo que la gente cree. Se rumorea incluso que la propia abuela de Beethoven era española.

– Eso nunca lo había oído.

– David Jacobs, en su ensayo sobre Beethoven del año 1970, asegura que María Josefa Pols, pues así se llamaba la madre del padre del compositor, era de origen catalán, lo que pasa es que ya había adquirido la nacionalidad alemana cuando contrajo matrimonio. Pudo haber emigrado a Alemania con su familia a consecuencia de la derrota del archiduque Carlos, en la Guerra de Sucesión, que llevó al trono a Felipe V, porque la Corona de Aragón apoyaba al otro aspirante.

– ¿Por eso le llamaban el español negro?

– Es muy posible. También se ha confirmado la intensa amistad de Beethoven con una joven española llamada Fanny del Río. Era la hija de Cayetano Anastasio del Río, un preceptor español que había fundado en 1798 en Viena una institución privada de enseñanza. Cuando obtuvo la guarda y custodia de su sobrino Karl, Beethoven decidió enviarle al colegio de Del Río, con el que cruzó multitud de cartas. Y luego está lo de Fidelio, claro.

Daniel acababa de mencionar la única ópera que estrenó Beethoven. Ambientada en Sevilla, tenía como protagonista a una mujer llamada Leonora, que se disfraza de funcionario de prisiones, adoptando el nombre de Fidelio, para rescatar a su marido, Florestán.

– Si se confirma tu teoría acerca de Beatriz de Casas, te va a venir que ni pintada para el ensayo que estás escribiendo sobre Beethoven. Pero dime: el compositor sostiene en la mano una partitura con el nombre de su amada ¿con qué objeto?

– Tal vez pensaba regalarle el cuadro. Hay hombres que se tatúan el nombre de la mujer a la que aman en el cuerpo. Beethoven no llegó a tanto, pero al transformar su nombre en notas en su propio retrato le estaba diciendo: tu nombre es música para mí.

– ¿Y dónde y cómo pudo conocer Beethoven a una española en Viena?

– Ya te he hablado del colegio de Del Río, pero hay más: ¿has oído hablar de la Escuela Española de Equitación?