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También en esta ocasión ha sido Micke un gran apoyo, de ahí que figure el primero en la lista de agradecimientos. Como de costumbre, con su afecto y su dedicación, mi editora, Karin Linge Nordh. El resto del personal de la editorial también ha seguido dándome ánimo y confianza. Es todo un placer trabajar con vosotros.
El mejor Bengt del mundo y la mejor Maria del mundo son, naturalmente, Bengt Nordin y Maria Enberg, de la agencia Nordin Agency, que siempre se las arreglan para demostrar el mismo entusiasmo infantil y la misma alegría cuando tienen alguna buena noticia que darme. Sin vosotros este trabajo sería mucho más solitario.
También he recibido ayuda con la documentación y con observaciones sobre el texto. Por un lado, los policías de la comisaría de Tanumshede han sido más que solícitos, y quiero mencionar aquí expresamente a Petra Widén y a Folke Åsberg. Asimismo le doy las gracias a Martin Melin, que leyó el manuscrito e hizo observaciones muy valiosas sobre los detalles policiales y, por añadidura, he contado con la ayuda de su padre, Jan Melin, que me ayudó con los datos históricos de los años cuarenta y la Suecia de la Segunda Guerra Mundial. Quiero igualmente expresar mi agradecimiento a Jonas Lindgren, del Instituto Forense de Gotemburgo, que ha sido tan amable de responder de nuevo a mis consultas.
Gracias también a Anders Torevi, que, una vez más, leyó y corrigió en el manuscrito una serie de detalles relativos a Fjällbacka, puesto que hace ya bastantes años que no vivo allí. También mi madre, Gunnel Läckberg, me ha facilitado información sobre Fjällbacka y, además, ha sido una ayuda increíble como canguro, al igual que Hans y Mona Eriksson, quien también ha leído el manuscrito, como de costumbre.
En esta ocasión, además, quiero expresar mi gratitud a Lasse Anrell, por haberme permitido que lo convirtiera en personaje de un breve episodio del libro. Por si fuera poco, me ha prometido darme algunos consejos sobre los geranios la próxima vez que nos veamos.
En el hotel Gimo Herrgård he disfrutado, como siempre, de paz para trabajar. Siempre me cuidan maravillosamente en cuanto me ven aparecer con el ordenador.
Y luego a las chicas… Vosotras sabéis quiénes sois… ¿Qué sería la vida de escritora sin vosotras? Desoladora, solitaria y aburrida. Y a los lectores y a los seguidores del blog. Muchísimas gracias por mantener el interés libro tras libro.
Finalmente, quiero dar las gracias a Caroline, Johan, Maj-Britt y Ulf, que nos guiaron y nos indicaron el camino hacia el paraíso en el que ahora me encuentro, en Tailandia, donde he terminado de escribir este libro.