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CAPÍTULO 2 El reclutamiento

Llegó a las cinco menos cuarto. Nadie que lo hubiera visto por la calle le habría dedicado una segunda mirada, con la posible excepción de alguna mujer sin pareja. Medía casi un metro noventa, pesaba unos noventa kilos -se ejercitaba regularmente- y, con su cabello negro y ojos azules, aunque no tenía condiciones para estrella de Hollywood, una bonita y joven mujer de carrera no lo habría expulsado a patadas de su cama.

Gerry Hendler notó que vestía bien. Traje azul con delgadas rayas rojas – parecía de hechura inglesa- chaleco, corbata a franjas rojas y amarillas. Camisa a la moda. Cabello bien cortado. El aspecto confiado que acompaña al dinero, a una buena educación y a una juventud que no será malgastada. Su automóvil estaba estacionado en la playa para visitantes ubicada frente al edificio. Era un Hummer 2 SUV amarillo, el tipo de vehículo que usaban quienes criaban ganado en Wyoming o dinero en Nueva York, en el presente caso, probablemente esto último.

"Bien, ¿qué te trae por aquí?", preguntó Gerry, haciéndole señas al recién llegado para que se sentase en el confortable asiento al otro lado de su escritorio de caoba.

"Aún no he decidido qué quiero hacer, sólo estoy dando vueltas, buscando el nicho que me venga bien".

Hendley sonrió. "Sí, no soy tan viejo como para no recordar cuánto confunde estar recién egresado. ¿A qué colegio fuiste?"

"Georgetown. Tradición familiar". El muchacho sonrió amablemente. Hendley vio y apreció algo: no trataba de impresionar con su nombre ni con sus antecedentes familiares. Tal vez hasta le incomodaran un poco y quisiera hacerse su propio nombre siguiendo su propio camino, como lo hacían muchos jóvenes. Al menos, los inteligentes. Lástima no tener un puesto para él en el Campus.

"A tu papá le gustan las escuelas jesuitas".

"Hasta mamá se convirtió. Sally no fue a Bennington. Cursó su ingreso a medicina en Fordham, Nueva York. Claro que ahora estudia en la Hopkins de Medicina. Quiere ser doctora, como mamá. ¿Por qué no?, es una profesión honorable".

"¿La abogacía no?", preguntó Gerry.

"Ya sabes cómo es papá respecto de eso", señaló el muchacho con una sonrisa.

"¿En qué materias preuniversitarias te graduaste?", preguntó Hendley aunque, claro, ya conocía la respuesta.

"Economía y matemática. Cursé ambas". De hecho, le habían sido muy útiles para simular patrones de desarrollo del mercado de commodities.

"¿Y como está tu familia?"

"Oh, muy bien. Papá escribe otra vez…, sus memorias. Lo que más hace es refunfuñar que no es suficientemente viejo como para escribir un libro de esa clase, pero está trabajando duro para que queden bien. No está muy de acuerdo con el nuevo Presidente".

"Sí, Kealty tiene mucho talento para regresar. Cuando lo entierren, van a tener que estacionar un camión sobre su lápida". Esa broma había llegado incluso al Washington Post.

"Oí decir eso. Papá dice que sólo hace falta un idiota para deshacer la obra de diez genios". Ese proverbio no había llegado al Washington Post. Pero era el motivo por el cual el padre del joven había fundado el Campus, aunque éste no lo sabía.

"Eso sería exagerar un poco. Este nuevo hombre sólo llegó a donde está por casualidad".

"Sí, pero, cuando llegue la hora de ejecutar a ese retrasado del Klan en Mississippi, ¿cuánto te apuesto a que pide una conmutación?"

"Oponerse a la pena de muerte es cuestión de principios para él", señaló Hendley. "Hay personas que piensan así, y es una opinión respetable".

"¿Principios? Para él 'principio' es sólo una palabra que significa lo mismo que 'comienzo'.

"Si quieres discutir de política, a una milla de aquí por la ruta 29 hay un bonito café", sugirió Gerry.

"No era ésa mi intención. Perdón por la digresión, señor".

Este muchacho juega sin mostrar sus cartas, pensó Hendley. "Como sea, la política es un tema interesante. Pero, ¿qué puedo hacer por ti?"

"Siento curiosidad".

"¿Acerca de qué?", preguntó el ex senador,

"Lo que hacen aquí", respondió el visitante,

"Más que nada, arbitraje de divisas", Hendley se desperezó para expresar fatigada relajación al cabo de una jornada de trabajo.

"Ya veo", dijo el muchacho en tono ligeramente dubitativo,

"Realmente se puede ganar dinero con esto, si cuentas con buena información y tienes el coraje de actuar de acuerdo con ésta",

"Sabe, a papá usted le cae bien, Dice que es una pena que no se vean más". Hendley asintió, "Sí, y es mi culpa, no la suya".

"También dice que usted es demasiado inteligente como para haber hecho semejante cagada",

Normalmente, esa aseveración habría desencadenado un terremoto, pero la mirada del muchacho dejaba claro que su intención no era insultarlo sino interrogarlo, ¿O no?

"Era una mala época para mí", le recordó Gerry al visitante "y todos cometemos errores, También tu papá hizo unas cuantas".

"Cierto, Pero papá tuvo la suerte de contar con Arnie para que le cubriera las espaldas. Esto le abrió una brecha a Hendley, quien se apresuró a aprovecharla.

"¿Como está Arnie?", preguntó Hendley, Estaba ganando tiempo, preguntándose aún por qué estaba ahí el muchacho y de hecho, comenzando a sentirse ligeramente incómodo, aunque no sabía por qué.

"Bien, Lo van a hacer rector de la universidad de Ohio, Seguramente lo hará bien y papá opina que necesita un trabajo tranquilo, Creo que tiene razón, Cómo se las compuso Arnie para no sufrir un ataque al corazón, es algo que ni mamá ni yo entendemos, Tal vez haya gente a la que la acción le sienta bien. Mientras hablaba, sus ojos nunca dejaban de mirar a los de Hendley, "Aprendí mucho hablando con Arnie".

"¿Y de tu padre?"

"Oh, un par de cosas, Pero aprendí más con el resto de la banda", "¿A quién te refieres?"

"Para empezar, Mike Brennan, Él era mi agente a cargo", explicó Jack ir, "Graduado en Holy Cross, Servicio Secreto de carrera. Impresionante puntería con la pistola. El me enseñó a disparar".

"Ah sí?" "El Servicio tiene una galería de tiro en el antiguo edificio de correos, a un par de cuadras de la Casa Blanca. Aún voy allí cada tanto. Ahora, Mike es instructor en la academia del Servicio Secreto en Beltsville. Muy buen tipo, inteligente y tranquilo. Como sabe, era algo así como mi niñera y yo no paraba de preguntarle cosas como qué hace la gente del Servicio Secreto, cómo entrena, cómo piensa, a qué estaba atenta cuando protegía a papá y mamá. Aprendí mucho de él. También de los otros".

"¿Por ejemplo?"

"Tipos del FBI, Dan Murray, Pat D'Day -Pat es el inspector de grandes casos para Murray. Está a punto de retirarse. Créase o no, se va a dedicar a la cría de ganado en Maine. Un lugar inesperado para dedicarse a las vacas. También es uno con la pistola, es como un Wild Bill Hickok y uno olvida que es graduado en Princeton. Pat es muy inteligente. Me enseñó mucho acerca de cómo el Buró conduce sus investigaciones, y su esposa, Andrea, se puede decir que lee las mentes. Es graduada en psicología en la Universidad de Virginia y se ocupó del equipo de papá durante momentos de mucha tensión. Aprendí muchísimo de ella, y también de la gente de la Agencia, Ed y Mary Pat Foley -Dios mío, vaya pareja. Pero, ¿sabe quién es el más interesante?"

Lo sabía. "¿John Clark?"

"Ya lo creo que sí. Lo difícil era hacerlo hablar. Al lado de él, los Foley son niños de pecho. Pero una vez que confía, se abre un poco. Lo arrinconé cuando ganó la Medalla de Honor -salió brevemente en la tele, segundo oficial retirado de la Armada obtiene condecoración de Vietnam. Unos sesenta segundos, un día en que no había muchas noticias. Sabe, ni a un solo reportero se le ocurrió preguntarle qué hizo después de dejar la Armada. Ni a uno. Caray, son obtusos. Creo que Bob Holtzman sabía un poco. allí estaba, parado en la esquina, a una habitación de distancia de mí. Es inteligente para ser periodista de noticiarios. A papá le gusta, pero ello no significa que confíe en él. Como sea, John el Grandote -me refiero a Clark- es un tipo duro en serio. Estuvo allí, hizo lo que había que hacer, tiene lo que hay que tener. ¿Cómo es que no está aquí?"

Jack, muchacho, cuando vas al grano, vas al grano", dijo Hendley, con un matiz de admiración en su voz.

"Cuando vi que usted sabía de él, vi que lo tenía, señor". Una breve expresión de triunfo atravesó sus ojos. "He estado investigando durante un par de semanas".

"¿Ah sí?" Hendley sintió que se le contraía el estómago.

"No fue difícil. Es todo información pública, sólo es cuestión de hacer las conexiones. Como los ejercicios de hacer un dibujo uniendo puntos que Es dan a los niños en sus libros de actividades. Sabe, me asombra que este lugar nunca haya salido en las noticias…"

"Joven, si eso es una amenaza…"

"¿Qué?" Jack Jr. se sorprendió por la interrupción. "¿Se refiere a extorsionarlo? No, senador, lo que quiero decir es que hay tanta información cruda dando vueltas por ahí que uno se pregunta cómo es que los periodistas no la ven. Digo, hasta una ardilla ciega encuentra una bellota cada tanto, ¿no le parece?" Se detuvo un momento y sus ojos se iluminaron. "Oh, entiendo. Es dio lo que esperaban encontrar y se conformaron con eso".

"No es tan difícil. Pero es peligroso subestimarlos", advirtió Hendley.

"Basta con no hablar con ellos. Papá me lo dijo hace tiempo: en boca cerrada no entran moscas. Siempre deja que Arnie se ocupe de las filtraciones. Nadie le dice nada a la prensa sin que Arnie lo guíe. Juro que creo que los periodistas le tienen miedo. El es el que le hizo quitar su acreditación ante la Casa Blanca a un periodista del Times y mantuvo la prohibición".

"Lo recuerdo", respondió Hendley. Había habido un considerable escándalo, pero hasta el New York Times terminó por darse cuenta de que no tener un reportero en la sala de prensa de la Casa Blanca dolía mucho. Fue una lección práctica de buenos modales que se prolongó durante unos seis meses. Arnie van Damm tenía una memoria más larga y malvada que la de la de los medios de prensa, lo cual, en sí, ya es algo. Arnold van Damm jugaba al póquer muy en serio.

"¿A dónde quieres llegar, Jack? ¿Por qué estás aquí?"

"Senador, quiero jugar en primera división, y creo que la primera división está aquí".

"Explícate", ordenó Hendley. ¿Cuánto había deducido el muchacho?

John Patrick Ryan Jr. abrió su maletín. "Para empezar, éste es el único edifico más alto que cualquier otro en la línea que une la NSA en Fort Meade con la CIA en Langley. Se puede acceder a imágenes de satélite en Internet. Las imprimí. Mire". Le alcanzó una pequeña carpeta. "Verifiqué con los organismos de catastro y me encontré con que hubo planes para construir otros tres edificios de oficinas en la zona, pero ninguno obtuvo autorización. Los registros no dicen por qué, pero nadie protestó. Sin embargo, el centro médico que está al otro lado de la ruta obtuvo una muy buena financiación del Citibank para la modificación de su plan de construcción original. La mayor parte de sus empleados son ex espías. Todo el personal de seguridad son ex policías militares, de rango de suboficial o superior. FI sistema de seguridad electrónico es mejor que el que tienen en Fort Meade. ¿Por cierto, cómo se las compuso para que fuera así?"

"Los ciudadanos privados tienen mucha mayor libertad para negociar con los contratistas. Prosigue", dijo el ex senador.

"Nunca hizo nada ilegal. La acusación de conflicto de intereses que terminó con su carrera en el Senado era puro cuento. Cualquier abogado competente la hubiera hecho descartar en un juicio preliminar, pero usted prefirió hacerse a un lado y dejarse expulsar. Recuerdo que papá siempre admiró su inteligencia y siempre dijo que daba siempre en el blanco. No lo dijo acerca de muchas personas de las que frecuentan el Capitolio. Al personal jerárquico de la CIA le gustaba trabajar con usted, y usted contribuyó a financiar un proyecto al que los otros muchachos del Congreso se oponían con todas sus fuerzas. No sé por qué, pero mucha gente detesta a los servicios de inteligencia. Papá se enfurecía cada vez que debía reunirse con senadores y congresistas para tratar esos proyectos, tenía que sobornarlos con proyectos de poca monta para sus distritos y cosas por el estilo. Caray, papá odiaba eso. Cuando debía hacerlo refunfuñaba la semana anterior y la siguiente también. Pero usted lo ayudó mucho. Usted trabajaba muy bien dentro del Capitolio. Pero cuando apareció ese obstáculo político, simplemente cedió. Me costó creerlo, lo que realmente no me tragué fue cómo papá no hablaba sobre el tema. Nunca dijo ni una palabra. Cuando le pregunté, cambió de tema. Ni Arnie hablaba del tema -y Arnie contestaba cada cosa que yo le preguntaba. Así, sabe, los perros no ladraban". Jack se echó hacia atrás, sin dejar de mirar a su interlocutor a los ojos. "Como sea, yo también me callé la boca, pero durante mi último año en Georgetown me puse a husmear, seguí haciendo preguntas, y la gente con la que hablé me enseñó como investigar con precaución. Lo cierto es que no es difícil".

"¿Y a qué conclusión llegaste?"

Usted habría sido un buen presidente, senador, pero perder su esposa e hijos fue un gran golpe. Todos lo sentimos mucho; A mamá realmente le gustaba su esposa. Disculpe que saque el tema, señor. Ese fue el motivo por el cual usted abandonó la política, pero creo que usted es demasiado patriota como para olvidar a su país, y creo que Hendley Associates es la forma en que usted sirve a su país -pero, digamos, extraoficialmente. Recuerdo una noche que papá y el señor Clark se quedaron conversando y tomando unos tragos -fue el último año de mi secundaria. No pesqué mucho. No me querían allí, de modo que me fui a ver el History Channel. Casualmente, esa noche daban un programa sobre el SOE, la unidad británica de operaciones especiales durante la Segunda Guerra Mundial. Casi todos eran banqueros. 'Wild BilI' Donovan reclutó abogados para lanzar su 0S S, pero los ingleses usaron banqueros para hacer el trabajo sucio. Pregunté por qué, y papá me dijo que porque eran más inteligentes. Saben cómo ganar dinero en el mundo real, mientras que los abogados no son tan inteligentes -al menos eso es lo que dijo papá. Imagino que eso es lo que él hizo. El viene del mundo de los negocios. Pero usted es otra clase de pirata, senador. Creo que usted es un agente de inteligencia, y que Hendley Associates es una unidad de inteligencia que funciona con fondos privados y que funciona por fuera de las normas -totalmente fuera del proceso oficial de asignación de recursos. De modo que no debe preocuparse porque senadores u otras criaturas del Congreso husmeen y abran sus bocazas porque creen que usted hace cosas malas. ¡Si hasta hice una busca en Google y hay sólo seis menciones a su compañía en Internet! Sabe, hay más datos que ésos sobre los peinados de mamá. A Women's Wear Daily le encantaba vapulearla. A papá eso lo sacaba de quicio".

"Me acuerdo". En una ocasión, Jack Ryan padre se había despachado al respecto frente a reporteros, lo que le había costado ser objeto de risa para los amantes de los chismes. "Me dijo que Enrique VIII les habría hecho a los reporteros un corte de pelo especial por eso".

"Sí, con un hacha en la Torre de Londres. A Sally le hizo mucha gracia. Ella también se reía de los peinados de mamá. Al menos ser hombre tiene algo bueno ¿no?"

"Eso y los zapatos. A mi esposa no le gustaban los modelos de Manolo Blahnik. Le gustaban los zapatos sensatos que no le hicieran doler los pies", dijo Hendley, recordando y sintiendo en seguida que se estrellaba contra una pared de concreto. Aún le dolfa hablar de ella. Probablemente siempre fuera así, pero al menos el dolor reafirmaba el amor que sentía por ella, yeso era algo. Amaba su recuerdo, pero ya no podría sonreír en público al recordada. Si hubiese seguido participando en política, eso es lo que hubiera debido hacer, fingir que ya se había recuperado, que su amor no moría, pero que ya no era doloroso. Imposible. Uno de los costos de la política era que uno no sólo debía renunciar a la propia hombría, sino a la propia humanidad. y no era un precio que valiera la pena pagar. Ni siquiera para ser presidente de los Estados Unidos. Una de las razones por las que se había llevado bien con Jack Ryan padre es porque ambos se parecían mucho.

"¿Realmente crees que ésta es una agencia de inteligencia?", preguntó con toda la ligereza que permitía la situación.

"Sí, señor, lo creo. Si, digamos, la NSA presta atención a qué están haciendo los grandes Bancos centrales, usted está en una situación ideal para sacar provecho de las información al respecto que intercambie con Langley. De ese modo, su gente del área de divisas cuenta con la mejor información interna y si usted juega sus cartas con prudencia -es decir, si no se pone codicioso- puede ganar muchísimo dinero a largo plazo sin que nadie se dé cuenta. La forma de hacerlo es no atraer inversores. Hablarían demasiado. De modo que esa actividad financia lo que usted hace aquí. No he especulado mucho acerca de qué es eso exactamente".

"¿De veras?"

"Sí, señor, de veras".

"¿No le has hablado de esto a tu padre?

"No, señor". Jack ir. meneó la cabeza. "Diría que son fantasías mías. Papá me contó muchas cosas cuando yo le pregunté, pero jamás cosas como ésta".

"¿Qué te dijo?"

"Cosas sobre las personas. Ya sabe, sobre los políticos, a qué presidente extranjero le gustan las niñitas, o los niñitos. Caramba, eso es muy frecuente, en el otro lado del mar. Qué clase de gente son, cómo piensan, cuales son sus prioridades y excentricidades individuales. Qué país se ocupa bien de sus fuerzas armadas. Cuál país tiene buenos servicios de inteligencias y cuál no. Muchas cosas sobre la gente del Congreso. El tipo de cosas sobre las que uno lee en libros o periódicos, sólo que lo que papá me contaba era cierto. Yo sabía que no debía repetirlas", le aseguró el joven Ryan a su interlocutor.

– "¿Ni en la escuela?"

– Sólo si antes las veía en el Post. Los periódicos son buenos para enterarse de las cosas, pero se apresuran demasiado en reproducir las referidas a la gente que no les gusta y a menudo no publican las que se refieren a la gente que sí les gusta. Supongo que el oficio de periodista debe de ser un poco como cuando las señoras se reúnen a intercambiar chismes por teléfono o mientras juegan a las cartas. Es menos cuestión de hechos que de dañar a la gente que a uno no le gusta".

"Son humanos, como todos".

"Sí, señor, lo son. Pero cuando mamá le opera los ojos a alguien, no le importa si esa persona le gusta o no. Hizo un juramento y lo cumple. Papá es igual. Así me educaron", concluyó John Patrick Ryan ir. "Lo mismo que todos los padres les dicen a sus hijos: hazlo bien, o no lo hagas".

"No todos piensan así hoy", señaló Hendley, aunque Es había enseñado exactamente lo mismo a sus dos hijos, George y Foster.

"Tal vez no, senador, pero no es mi culpa".

"¿Qué sabes acerca del negocio financiero?", preguntó Hendley.

"Lo básico. Entiendo la jerga, pero no tengo bastante práctica como para ponerme en acción".

"¿y tu titulo de Georgetown?"

"Historia, economía como segunda materia. Similar a papá. A veces le pregunto acerca de su pasatiempo -aún juega a la Bolsa, y tiene amigos en el ambiente, como su secretario del Tesoro George Winston. Hablan mucho. George ha intentado una y otra vez que papá entre en su compañía, pero lo único que hace es ir a conversar un rato. Pero siguen siendo amigos. Chapucean juntos al golf. Papá es pésimo golfista".

Hendley sonrió. "Lo sé. ¿Lo has intentando alguna vez?"

Jack hijo meneó la cabeza. "Ya aprendí a maldecir. El tío Robby era bueno. Caray, papá realmente lo extraña. La tía Sissy aún viene mucho a casa. Mamá y ella tocan el piano juntas".

"Eso fue muy duro".

"Ese bruto racista hijo de puta", observó Junior. "Discúlpeme. Robby fue la primera persona que conocí que haya sido asesinada". Lo asombroso era que su asesino había sido capturado con vida. La unidad en funciones del Servicio Secreto había llegado medio segundo antes que la policía estatal de Mississippi, pero algún civil había arrojado al individuo al suelo antes de que alguien pudiera meterle un tiro, de modo que había ido vivo a la cárcel. Al menos, ese hecho había eliminado cualquier disparate sobre conspiraciones. Se trataba de un integrante del Ku Klux Klan de sesenta y siete años de edad, quien no pudo soportar el hecho de que el retiro de Ryan hubiese dejado a su vice negro en el cargo de presidente de los Estados Unidos. Su juicio, condena y sentencia se habían llevado a cabo a toda velocidad -el asesinato había sido grabado en video, por no hablar de los seis testigos, algunos a dos metros del asesino. Hasta la bandera de la gobernación en Jackson había sido puesta a media asta por Robby Jackson, para disgusto y repugnancia de algunos. "Sic volvere Parcas"; observó Jack.

"¿Y eso?"

"Las parcas, senador. Una hila, otra mide el hilo, otra lo corta. 'Así hilan las parcas', dice el proverbio romano. Nunca vi a papá tan afectado por algo. En realidad, mamá reaccionó mejor que él. Supongo que es porque los médicos están acostumbrados a que la gente muera. Papá… bueno, quería matar a ese tipo con sus propias manos. Fue muy duro". Las cámaras de los noticiarios habían mostrado al Presidente llorando en el servicio funerario en la Capilla de la Academia Naval. Sic volvere Parcas. "Así que, senador, ¿cómo se hila mi suerte aquí?"

No tomó a Hendley por sorpresa. Veía venir la pregunta, pero así y todo no era una pregunta fácil de responder. "¿y tu padre?"

"¿Por qué debe saberlo? Ustedes tienen seis corporaciones subsidiarias que probablemente empleen para ocultar sus operaciones financieras". Enterarse se eso no había sido fácil, pero Jack sabía escarbar.

"'Ocultar' no", corrigió Hendley. "Tal vez 'disfrazar' pero no 'ocultar'

"Discúlpeme. Es que, como le dije, tengo muchos amigos espías".

"Aprendiste mucho".

"Tuve buenos maestros".

Ed y Mary Pat Foley, John Clark, Dan Murray, y su propio padre. Vaya si tuvo buenos maestros, pensó Hendley.

"Qué es exactamente lo que crees que harías aquí?"

"Señor, soy inteligente, pero no tanto. Tengo mucho que aprender. Lo sé. Usted también lo sabe. ¿Qué quiero hacer? Servir a mi país", dijo Jack en tono llano. "Quiero ayudar a que se hagan las cosas que deben hacerse. No necesito dinero. Tengo fondos de inversión que dispusieron mi padre y mi abuelo -me refiero a Joe Muller, el padre de mamá. Demonios, si quisiera, podría obtener un título de abogado y terminar como Ed Kealty, abriéndome camino hacia la Casa Blanca por mi cuenta, pero mi padre no es un rey ni yo soy un príncipe. Quiero abrirme paso solo y ver cómo salen las cosas".

"Tu padre no puede enterarse de esto, al menos no por ahora".

"¿Y qué? Él me ocultó muchas cosas a mí". Al parecer, eso le parecía muy divertido a Jack. "Devolver uno por uno es juego limpio, ¿no?"

– Lo pensaré. ¿Tienes una dirección de correo electrónico?"

– "Si, señor". Jack le entregó una tarjeta de visita.

– "Dame un par de días".

"Si, señor. Gracias por recibirme". Se puso de pie, se estrecharon las manos y salió.

El muchacho había crecido rápido, pensó Hendley. Tal vez crecer bajo el ala de una unidad del Servicio Secreto contribuyera -o lo contrario, según la personalidad de cada uno. Pero el muchacho venía de una buena cepa, por el lado de su padre y por el de su madre. y era claramente inteligente. Era muy curioso, lo cual suele ser señal de inteligencia e inteligencia era lo que nunca sobraba, en ningún lugar del mundo.

"¿Y?", preguntó Ernesto.

"Fue interesante", replicó Pablo, encendiendo un cigarro dominicano.

"¿Qué quieren de nosotros?", preguntó su jefe.

"Mohammed comenzó hablando de nuestros intereses en común y de nuestros enemigos en común".

"Si tratáramos de hacer negocios allí, perderíamos nuestras cabezas". Ernesto no pensaba más que en negocios.

"Así se lo señalé. Replicó que el de ellos es un mercado pequeño, que ni merece nuestra atención. Sólo exportan materias primas. Eso es cierto. Pero puede ayudamos, dijo, con el nuevo mercado europeo. Mohammed dice que su organización tiene una buena base de operaciones en Grecia, y con la caída de las fronteras internacionales en Europa, ése sería el punto de entrada más lógico para nuestros envíos. No nos cobrarían la asistencia técnica. Dicen que sólo quieren dejar clara su buena voluntad".

"Deben de necesitarnos mucho", observó Ernesto.

"Disponen de considerables recursos propios y así lo han demostrado, jefe. Pero parecen necesitar de alguien que tenga experiencia en contrabandear armas, además de personas. Como sea, piden poco y ofrecen mucho".

"Y lo que ofrecen beneficiará nuestros negocios?", preguntó Ernesto.

"Ciertamente hará que los yanquis desvíen su atención a otros frentes".

"Puede crear el caos en Estados Unidos, pero los efectos políticos pueden ser serios…"

"Jefe, la presión que ejercen contra nosotros no puede ser más intensa, ¿no le parece?"

"Este nuevo Presidente norteamericano es un idiota pero aun así es peligroso".

"y podemos hacer que nuestros nuevos amigos lo distraigan, jefe", señaló Pablo. "Ni siquiera necesitamos emplear nuestros recursos para hacerlo. El riesgo es bajo, pero la recompensa potencial es alta, ¿no?"

"Entiendo, Pablo, pero si se descubre que tenemos algo que ver, el costo podría ser muy alto".

"Es cierto, pero, así y todo ¿cuánto más nos pueden presionar?", preguntó Pablo. "Están atacando a nuestros aliados políticos por medio del gobierno de Bogotá y si logran lo que quieren, el daño para nosotros será grave en serio. Usted y los otros integrantes del Consejo serían fugitivos en nuestra propia tierra", advirtió el jefe de inteligencia del Cartel. No agregó que tal eventualidad quitaría buena parte del placer de las inmensas riquezas de que gozaban los integrantes del Consejo. El dinero sirve de poco si no se tiene un lugar cómodo donde gastado. "Hay un dicho en esa parte del mundo: el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Jefe, si hay una contra importante a esta propuesta, no la veo".

"Te parece, pues, que debo reunirme con este hombre?"

"Sí, Ernesto. No puede ser malo que lo hagas. Los gringos lo quieren a él más que a nosotros. Si lo que tememos es que nos traicione, él debería tener más miedo que nosotros. Como sea, tomaremos las precauciones adecuadas".

"Muy bien, Pablo. Discutiré esto con el Consejo, recomendando que escuchemos lo que tiene para decir", concedió Ernesto. "Será muy difícil organizar esto?"

– "Supongo que vendrá vía Buenos Aires. Sin duda sabe cómo viajar seguro. Debe de tener más pasaportes falsos que nosotros y lo cierto es que no tiene un aspecto llamativamente árabe",

"¿idiomas?" -

"Bien", respondió Pablo. "Habla inglés como si fuera inglés y eso en sí es un pasaporte".

"¿A través de Grecia, eh? ¿Nuestro producto?"

– Su organización lleva años usando Grecia como base. Jefe, es más fácil contrabandear nuestro producto que un grupo de hombres y a primera vista, sus recursos y métodos parecen compatibles con los nuestros. Claro que nuestra gente debería estudiarlos".

"Alguna idea de cuáles son sus planes para Norteamérica?"

"No pregunté, jefe. En realidad, no nos concierne".

"Sí, porque aumentará la seguridad en las fronteras. Ésa puede ser una incomodidad" -Ernesto alzó la mano- "Ya sé, Pablo, que no es grave. Mientras nos ayuden, no me importa qué quieran hacer con Estados Unidos".