174287.fb2 Los Que Van A Morir Te Saludan - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 31

Los Que Van A Morir Te Saludan - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 31

XXX

En realidad, Valence no regresó.

No conseguía tomar la decisión de irse.

Tiberio llevaba cuatro días en estado de arresto, la investigación estaba cerrada, el aparato judicial empezaba a funcionar y él no conseguía volver a casa. Seguramente, todo el mundo había vuelto a casa. Laura, a quien la policía había liberado de toda obligación de residencia en Roma, debía de haber regresado ya. Claudio y Nerón debían de haber regresado al trabajo o a lo que fuera y el obispo debía de haber regresado a sí mismo.

En cuanto a Valence, no conseguía regresar. Se levantaba tarde, caminaba durante horas, comía, hablaba consigo mismo de vez en cuando y volvía a echarse pero nunca llegaba a dormir bien. El día siguiente al arresto de Tiberio había hecho la maleta cuidadosamente pero luego volvió a deshacerla poco a poco.

Desde entonces, esperaba descubrir la razón por la que no conseguía regresar. Se sentía perseguido por la imagen de Tiberio degollando a la Santa Conciencia por detrás. Sangrante. El verdadero emperador Tiberio no hubiese degollado jamás con sus propias manos, se lo hubiese encomendado a otros. La idea de volver a ver al degollador no lo tentaba. Ya no tenía nada que ver con él y no existía entonces ninguna razón para dedicarle más tiempo. Pero, por otro lado, no le costaba nada pasar a ver a Ruggieri para enterarse de las novedades. Después de todo, era lo normal.

Luego se marcharía.