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Chica traviesa, traviesa.
La voz era escalofriante. Sonaba burlona e incorpórea, como si viniera desde una gran distancia, bajando un largo túnel, pero conllevaba una advertencia implícita y una amenaza peligrosa… de qué, ella no tenía ni idea.
Tansy giró la cabeza para tratar de echarle un vistazo a la persona que hablaba, pero no había nadie. Se le puso la piel de gallina. El miedo descendió por su columna. Tragó saliva con dificultad y permaneció muy quieta, tratando de determinar dónde estaba. Era difícil ver, estaba oscuro, pero tenía la impresión de gente moviéndose a su alrededor.
Cambió de posición, queriendo encontrar luz, pero su pierna no respondía correctamente. La cadera y el muslo le latían de dolor. Una oscura sustancia casi negra bajaba por su pierna, en un largo hilo que acababa encharcándose en el suelo. La tinta goteaba ininterrumpidamente desde encima de ella, como si el techo fuera un colador. Una gruesa gota cayó sobre su hombro. Frunció el ceño y trató de quitársela.
No se irá.
Tansy echó otro vistazo alrededor. Las paredes estaban filtrando la misma substancia tintada de negro. Era pegajosa y espesa. Tenía los pies cubiertos. ¿Qué es? se preguntó, confundida.
Hubo un momento de triunfo desatado. Lo sintió resonar a través de ella, un tipo de euforia salvaje, victoriosa y engreída. Apretó los labios, determinada a permanecer quieta y no darle al oculto observador más munición. Tenía el presentimiento de que estaba alimentándose de su miedo, queriendo que reconociera su superioridad.
Tansy cuadró los hombros y se obligó a confiar en ella misma. Si él tenía que esconderle su identidad, sin duda estaba preocupado por sus habilidades. Todo lo que necesitaba hacer era encontrar la salida de ese extraño laberinto en el que parecía estar. Sus pies estaban cargados con esa espesa mugre y estaba aumentando, ahora hasta el tobillo. Unas sombras se movían por el limo. Se inclinó para mirarlas detenidamente. La cara de su padre la contempló, con los ojos abiertos de par en par por el miedo y la boca completamente abierta.
Tansy retrocedió, el corazón saltando y el aire escapando de sus pulmones. Se tocó la pierna, y apartó la mano con la mancha negruzca sobre ella. La levantó y vio que no era negra, si no roja. Sangre cubría sus manos.
¡Papá!
Intentó cogerlo con la mano, tratando de agarrarle los hombros, sin entender por qué él se estaba ahogando y ella sólo estaba hasta las rodillas. Trató desesperadamente de levantarlo, tirándole de los hombros y brazos, pero estaba atrapado. No podía sumergirse… su pierna no quería moverse… sólo podía sujetarlo, observando con horror como la sangre subía y él continuaba hundiéndose justo ante sus ojos.
Oyó un grito, un penetrante gemido de angustia, la última y desesperada bocanada de aire de su padre, luego se hundió y ella sólo pudo sujetarle los hombros, sus brazos profundamente sumergidos, negándose a dejarlo ir, incluso aunque sabía que él ya se había ido.
La niña de papá no debería ser tan traviesa. Mira qué ocurre cuando es mala.
Un grito le llenó la mente, estallando en su cabeza, rugiendo en sus oídos hasta consumirla. Fue consciente de que estaba luchando, golpeando algo sólido con los puños, dando fuertes puñetazos, patadas, y retorciéndose, hasta que algo le atrapó las muñecas en una despiadada presa y empujó con fuerza sus brazos contra el colchón.
– ¡Tansy! Para. Estás a salvo. Es una pesadilla. Estás a salvo. Mírame. Mírame, nena. Estás a salvo, aquí conmigo-.La voz de Kadan atravesó sus gritos.
Se dio cuenta de que era la única que gritaba. Sentía la garganta irritada y dolorida, el corazón le latía salvajemente y su mente estaba hecha un caos. Se aferró al sonido de la voz de él abriéndose camino a través de los diferentes estratos de su mente.
– Hay tanta sangre.
Kadan presionó besos a lo largo de su cara.
– No hay sangre. Abre los ojos, cariño. Confía en mí. No hay sangre.
– ¿Mi padre? -Se le trabó la voz. Se obligó a abrir los parpados.
La cara de Kadan estaba sobre la suya. Real. Sólida. Tan fuerte. Miró más allá para ver a los otros tres Caminantes Fantasmas, con las armas desenfundadas, apiñados en la puerta. No reconoció la habitación, pero había luz y no había rastro de sangre por ninguna parte.
Ryland, Gator y Nico se dieron la vuelta y salieron, cerrando la puerta detrás de ellos, dejando a Tansy mirando fijamente a la cara de Kadan de nuevo. Podía ver las arrugas, el sello de fuerte autoridad, el corte de su boca, tan severo. Sus ojos la observaban intensamente, totalmente enfocados en ella, pero aún más importante era que estaba en su mente, llenándola hasta que no hubo cabida para el horror y el miedo.
Deslizó el pulgar a lo largo de sus muñecas y a regañadientes le soltó los brazos.
– ¿Te encuentras mejor ahora? Déjame mirarte la pierna y ver que no se haya abierto esa cuchillada.
Recordó la salida apresurada de la otra casa la noche anterior, sin embargo había estado soñolienta y sospechaba que había puesto en la IV analgésicos y algo para hacerla dormir. Sorprendentemente, la pierna le dolía menos que su magullada mano. Lo que Nico había hecho, de verdad la había ayudado.
– Está bien. -Se sentía débil y deseaba que la abrazara-. Creo que él estaba allí.
La mirada de Kadan regresó hacia su cara.
– ¿Él? ¿Quién?
Se humedeció los labios secos.
– El Titiritero. Creo que me encontró.
– Fue un sueño. La última noche fue muy traumática, Tansy. Había sangre por todas partes. Es lógico que tuvieras una pesadilla.
Ella negó con la cabeza.
– Creo que fue más que eso. Por favor asegúrate que mi padre está bien. Estaba en mi sueño, ahogándose en sangre, y no pude salvarle.
Kadan frotó la barbilla a lo largo de la parte superior de la cabeza de ella. Rye. Habla con Tucker e Ian. Necesito saber que sus padres están a salvo. Era lógico que ella tuviera pesadillas sobre su padre, después de todas las revelaciones, ¿cómo no tenerlas?
– Rye está llamando ahora, cariño. -Le besó la frente y la movió hacia atrás para examinarle la cadera. Sus gritos todavía resonaban en su mente. Él había conocido más miedo en las últimas doce horas del que había tenido desde su infancia-. Cuéntame por qué piensas que el Titiritero te encontró. Háblame de tu sueño.
Ella lo hizo con voz indecisa. Se le ocurrió, mientras observaba su cara, que no esperaba que la creyera. Debía haber tenido pesadillas antes de su crisis, muy parecida a la que estaba soportando ahora, y nadie creyó que las voces no abandonaban su cabeza. Todavía podía oír a las víctimas y a sus asesinos mucho después que la policía hubiera cerrado el caso. Él tendría que ser muy cauto con su reacción. Los dedos de ella tiraban nerviosamente de la sábana, y esa pequeña acción reveladora le tocó la fibra sensible.
– En el último sueño que tuve, por un momento pensé que oía su voz, pero entonces desapareció y todo formó parte de la pesadilla. Esta vez estoy segura de que era él.
Kadan soltó el aliento, su mente dándole vueltas a la posibilidad.
– ¿Puedes hacer eso? ¿Hablar con uno de los asesinos en un sueño?
Ella negó con la cabeza.
– De ninguna manera. Obtengo impresiones, algunas veces muy fuertes, pero es siempre de cosas que han hecho en el pasado, no en el presente. El Titiritero es un rastreador y puede seguir mis impresiones, pero no debería poder introducirse en mis sueños.
Kadan frunció el ceño y atrapó su mano herida bajo la suya. Los nerviosos tirones en la sábana le estaban haciendo querer arrastrarla a sus brazos y acunarla. Necesitaba permanecer frío y pensar.
– ¿Has oído hablar de caminantes de sueños?
Tansy se incorporó. Cuando lo hizo, Kadan la agarró por la cintura y la colocó en una posición más cómoda. No protestó por su ayuda, aunque la pierna ya no le dolía tanto. Sabía, de alguna manera, que necesitaba ayudarla, sentirse como si hiciera algo por ella.
– He oído rumores de ese talento, pero no lo entiendo y desde luego no puedo hacerlo.
– Uno de los miembros de nuestro equipo, Jeff Hollister, es un talento fundamental cuando se trata de caminar en sueños. Es peligroso. Si te matan en el sueño, o te capturan, no puedes regresar a tu cuerpo y al final mueres. Creo que es un talento muy poco frecuente, pero implica también ser un rastreador de élite. Tenemos que afrontar el hecho de que cabe la posibilidad de que el Titiritero sea un caminante de sueños. Nico también puede caminar en sueños, pero afirma que Jeff es mucho más fuerte.
– ¿Cómo funciona? -Ahora estaba incluso más asustada. Sus dedos se enredaron con los de él y se aferraron-. ¿Puede cogerme?
– Tal vez, pero tenemos a Nico y conseguiré que Jeff suba a bordo. Tuvo un revés hace algún tiempo, pero está recuperado y quiere tener una misión. Esto le podría venir bien.
– No entiendo.
– Ellos pueden protegerte mientras estás durmiendo, tal vez incluso matarle si le tendemos una buena trampa.
– ¿Mientras tanto, ir a dormir no es una buena idea?
– Déjame hablar con Jeff y averiguar qué piensa él. ¿Necesitas ayuda para levantarte?
Ella tiró de su mano cuando él se levantó.
– Gracias por creerme. Puedo estar equivocada, pero no lo creo.
– Espero que lo estés, nena, pero prefiero estar preparado por si no lo estás. -La levantó de la cama con un sencillo movimiento.
– ¿Qué estás haciendo?
– Llevándote al baño, así no tienes que caminar con esa pierna.
– No lo hagas. Estoy bien. En serio. Me vestiré y haré el desayuno, y entonces trataremos de ver qué podemos averiguar sobre el equipo de la Costa Oeste. Si tenemos suerte podemos captar impresiones de cómo va el juego y qué apuestas hay, además de identificar a los asesinos.
– Lily, la mujer de Rye, y Flame, la mujer de Gator, están investigando a los sospechosos de la Costa Este. No debería ser difícil identificar a los miembros de los equipos que hicieron el examen psicológico y prestaron servicio juntos. Si tienen un historial y usaron esos apodos en el servicio, entonces, incluso si ahora están fuera de servicio, los encontraremos.
– Bájame. -No iba a ir al baño con él.
Kadan la bajó a regañadientes, dejando que su cuerpo se deslizara contra el de él, sus manos bajaron rozando los costados para sujetar sus caderas contra él. Descansó la frente contra la de ella.
– ¿Seguro, Tansy? No quiero encontrarte en el suelo.
– Seguro. -Estaba incluso más segura de que necesitaba una ducha y ropa de verdad, para enfrentarse a los otros Caminantes Fantasmas después de chillar a todo pulmón-. Ve a asegurarte que mi padre está bien.
– No cierres la puerta.
– No tengo duda de que si lo hago y me caigo, no tendrías problemas en romperla -dijo, riéndose de él.
Kadan no estaba seguro de estar en el estado de ánimo adecuado para bromas, pero se las arregló para esbozar una tímida sonrisa mientras le cerraba la puerta en las narices.
– ¿Está bien? -saludó Ryland, cerrando de golpe su móvil mientras Kadan entraba en la habitación.
– Sí. Quiero ponerme en contacto con Jeff. Podríamos necesitarle. ¿Cómo le va?
– Ha fortalecido su lado derecho, que fue el lado dañado, y ya caminan. La pierna derecha estuvo insensible durante mucho tiempo. Está haciendo ejercicio diariamente, a veces demasiado. Se acabaron los temblores en la mano y ya no tiene la cara entumecida. Lily piensa que la pierna derecha siempre estará un poco débil, pero sus talentos son más fuertes que nunca. Ha tenido más tiempo que cualquiera de nosotros para practicar, y Lily es particularmente dura con él, trabajando lo máximo posible en los ejercicios para impedir que lo capturen cuando utiliza su habilidad psíquica.
– Si le necesitara para caminar en sueños, ¿crees que será capaz?
– Haré una doble comprobación con Lily, pero no vamos a mantenerle al margen mucho más. Ya conoces a Jeff, es un kamikaze, alto coeficiente intelectual, necesita mucha estimulación. Se ha entregado por completo a su recuperación, pero quiere acción.
– Entonces habla con Lily. ¿Qué dice Tucker?
– Dice que todo está tranquilo, pero si estás preocupado, pueden traer a Sam.
Kadan frunció el ceño.
– Todavía no. Veamos cómo se desarrollan hoy las cosas. Ella va a tratar de sacar impresiones de un par de piezas más.
– No estás muy contento con eso.
– No, es peligroso. Tal vez no sea capaz de apartarla si las impresiones son demasiado fuertes. Y tenemos un enemigo que no podemos identificar tratando de rastrearla. Sabe quién es ella gracias a las noticias. Es listo este tipo. Y paciente. Vuela bajo el radar.
– ¿Trabaja para Whitney?
Kadan negó con la cabeza.
– No me cuadra. Tansy captó que había trabajado para Whitney en alguna ocasión en el pasado. Piensa que hay una posibilidad de que tomara parte en las pruebas psíquicas para los candidatos al programa de Caminantes Fantasmas. ¿Lily puede acceder a esos archivos y obtener sus nombres?
– Lo intentará. Es bastante difícil. Estamos usando una puerta trasera del ordenador de Whitney así como examinando los ordenadores que deja atrás, pero la mayor parte de esos registros se destruyeron cuando el programa de los Caminantes Fantasmas fue supuestamente disuelto. Nadie quería que salieran las noticias de que el científico estrella del gobierno, todavía trabajando para ellos, experimentó con niñas que compraba y vendía. Ahora sabemos que hay más niñas de las que mantuvo en su casa. Éste experimento ha estado en marcha durante demasiados años, y ambos sabemos que otros tenían que haber estado al corriente.
Kadan fue hacia la cocina. Nico había traído provisiones antes, así que había café. Se puso a hacer el desayuno. Tansy no iba a estar de pie sobre su pierna, y seguro como el infierno que no estaría sirviendo el desayuno a todo el mundo antes de manipular las piezas del juego. Ryland arrimó el hombro y lo ayudó, y para cuando los demás llegaron, el desayuno estaba listo.
Tansy entró, cojeando un poco, muy pálida, los ojos le ocupaban la mayor parte de la cara, pero la fragancia de canela y pecado fluyó a través del aire. Iba descalza, sin maquillar, y la boca estaba desprovista de pintalabios. Llevaba un suave par de pantalones de chándal y una fina camiseta que se pegaba a sus pechos, y Kadan pensó que era la mujer más bella y sexy que había visto nunca. Fue hacia ella inmediatamente, envolviendo el brazo alrededor de su cintura y tirándola hacia él, inhalando su perfume mientras dejaba caer un beso en su boca respingona.
Hueles de maravilla. No lo podía decir en voz alta, no delante de todo el mundo, y no pudo evitar recorrer con el dedo la longitud de su brazo, rozando su suave piel.
– Tu padre está bien -dijo en voz alta.
Ella le contempló y sonrió.
– Gracias.
Ansiaba esa mirada en sus ojos. Suave. Cariñosa. Reservada únicamente para él. Sus manos hallaron las caderas y se deslizaron hacia arriba, moldeando su cuerpo. Ella ni siquiera se estremeció cuando sus palmas la acariciaron a través de la camiseta que estaba remetida en su cintura, encontrando su estrecho tórax, y subiendo por los laterales de sus pechos. No llevaba sujetador, y se resistió a acunar el suave peso, pero no pudo resistir la tentación de provocarla. ¿Te desnudo sobre la mesa de la cocina y hago lo que quiera contigo?
Ella se mordisqueó el labio inferior, manteniéndole la mirada descaradamente. Es probable que tengas que esperar para eso hasta que estemos solos.
La forma en que sus ojos le recorrieron, tocando el creciente bulto en la parte delantera de sus vaqueros, lo hicieron sonreír como un tonto… y él raras veces sonreía.
– Queréis sentaros de una jodida vez -gruñó Ryland-. Lo vuestro nos está matando.
Kadan le apartó la silla, esperando que colocara cómodamente la pierna antes de deslizarse en el asiento de al lado.
– Aprecio todo lo que vosotros hicisteis por mí anoche -dijo Tansy-. No tenía ni idea de que esos hombres podían encontrarme, y estoy muy avergonzada de mi padre por la parte que ha tenido al poner en peligro vuestras vidas. Creedme, si pudiera encontrar la forma de recompensaros…
– La tienes -dijo Ryland bruscamente.
– ¿Sí?
Gator le guiñó el ojo.
– Sí, señora. Esa mirada de bobalicón en la cara de Kadan vale todas las balas del mundo -se inclinó a través de la mesa hacia Kadan y olisqueó-. Y sin duda ahora él huele bien.
Kadan enganchó el pie alrededor de la pata de la silla de Gator y tiró, arrojándolo al suelo bruscamente.
– La familia de Kadan. Eso te hace de la familia -dijo Nico solemnemente, como si nada hubiera pasado. No bajó la mirada hacia Gator que estaba sentado en el suelo, riendo.
– Ya veo -dijo Tansy.
Kadan dejó caer la mano debajo de la mesa en el muslo de ella. ¿Te duele?
Ella negó con la cabeza. Me duele más la mano.
Inmediatamente le tomó la mano y le dio la vuelta para examinar la palma.
– Échale un vistazo a esto, Nico. Cuando se quitó los guantes, la pieza de marfil se marcó en su piel, aunque no era una quemadura. Traté de abrirle la mano para obligarla a dejar caer la cosa, pero ni siquiera pude usando los puntos de presión. Le golpeé la mano en el borde de la mesa. ¿Crees que está rota?
Tansy intentó apartar la mano, pero Kadan apretó la sujeción. Los hombres se apiñaron alrededor, mirando la impronta del cuchillo incrustada en su palma. Nico le dio la vuelta a la mano y le murmuró que abriera y cerrara los dedos.
– No tiene la mano rota, Kadan, y la impronta se desvanece. ¿Cómo funciona tu talento, Tansy?
Ella tiró de nuevo de su mano, pero Kadan mantuvo su posesión, sin embargo le bajó el brazo, tomando su mano bajo la mesa, fuera de la vista. Sus dedos acariciaron una y otra vez la palma, largas y lentas caricias dónde nadie podía verles.
– No estoy segura. He tenido esta capacidad desde que puedo recordar. Toco algo, y puedo sentir las impresiones dejadas atrás por cualquiera que lo haya tocado antes. Si la energía es fuerte, así como violenta, las impresiones son igual de fuertes. Es más bien como estar siempre dentro de conversaciones privadas.
– ¿Por eso llevas guantes gran parte del tiempo?
Asintió.
– Siempre. No los llevo cuando acampo en las montañas, pero generalmente, a menos que quiera tropezar con los secretos de alguien, soy cuidadosa.
– La estoy escudando -dijo Kadan-. Que es por lo qué es capaz de estar bien aquí con todos nosotros y en esta casa.
Los dedos continuaron acariciándole la mano herida bajo la mesa.
– Realmente deberíamos empezar -dijo ella.
Kadan suspiró. Ella tenía razón. Si iba a eliminar a ambos equipos rápidamente, necesitaba esa información.
– Hagámoslo entonces.
– Yo limpiaré -dijo Gator.
– Voy a cerrar la casa y a establecer un par de rutas de escape para estar a salvo -dijo Nico empujando hacia atrás su silla.
– Eso me deja a mí para hablar con las señoras acerca de lo que nos pueden dar sobre tus sospechosos -agregó Ryland.
Kadan apreció la discreción de sus amigos. Ya era suficientemente difícil mirar a Tansy sufrir mientras trabajaba, pero también sabía que su inevitable reacción la avergonzaba. No quería intentar rastrear con audiencia. Le sostuvo la mano mientras iban al dormitorio, donde había colocado las piezas. Había situado las cuatro piezas una al lado de la otra en el tocador.
– Siéntate. No quiero que te fastidies la cadera.
Ella asintió, casi sin oírle. Su mirada ya estaba fijada en el pequeño toro perfectamente detallado. Él mantuvo su mente en la de ella, queriendo comprender lo que hacía para así tener una mejor oportunidad de ayudarla cuando lo necesitara. Ya se había medio alejado de él, dejando de prestar atención a todo excepto al objeto que iba a manejar. Se puso los guantes casi distraídamente, sin ni siquiera mirarle.
Sólo estaban Tansy, la pieza de juego de marfil y la información que proporcionaría. Lo primero que cambió fue su respiración. Kadan miró a la cara de Tansy más que a sus manos. Supo el momento en que cogió el toro de marfil con las manos enguantadas. La sacudida de violenta energía fue fuerte. La sintió estallar a través de la mente de Tansy para abarcar la suya. Junto con la violencia venía una energía sexual que no le sorprendió. El registro de rastreo de Tansy era del 100%, y si pensaba que una pieza representaba la naturaleza sumamente sexual del propietario, él la creía.
– Está muy implicado en el rodeo. Le gusta el poder del toro y lo anhela para sí mismo. Disfruta de sus proezas con las mujeres. Sus compañeros quieren los detalles y él trata de sobrepasar su récord de varias mujeres en un día, todas rogando por sus atenciones. A menudo tiene un par de mujeres al mismo tiempo. Disfruta de lo que puede conseguir de ellas para hacer todo lo que quiera, más que para disfrutar realmente del acto sexual. Es un yonki absoluto de la adrenalina, necesitando el pico todo el tiempo. El asesinato le da su dosis, pero la idea de salirse con la suya, la planificación, llevarlo a cabo, y salir indemne… eso es el salto de adrenalina para él. Cuanto más público tiene y más grande es el riesgo, mejor es el pico.
Sus ojos se oscurecieron, cambiando del azul al violeta. Él podía ver las líneas plateadas empezando a formarse en ellos, y el vientre se le endureció en apretados nudos del tamaño de puños. Se alejaba más y más de él por el hilo del vaquero, donde no podría seguirla realmente. Podía ver imágenes borrosas, yendo y viniendo rápidamente, pero el ojo de su mente no las podía agarrar. Sólo podía recoger las impresiones de ella.
– Esto había sido una oportunidad de tomar la delantera al Equipo Uno. Pero el idiota de Potro no pudo mantenerla en sus pantalones y perdió puntos para el otro equipo. Si pudiera quitárselo de encima se pondrían por delante. El objetivo era todo lo que posiblemente podrían desear. De alto perfil. En público. El método estaba bien para él, sólo había que hacer el trabajo. Su tipo de escenario. La emoción de andar en el palacio de justicia con cámaras por todas partes y charlando con su objetivo había sido asombroso. Infiernos, casi se corrió en sus vaqueros. Guardaespaldas por todas partes. Mentalidad de estúpidos policías de alquiler. Quizá por diversión eliminaría a un par de ellos también, pero tenía que asegurarse de todo fuera exactamente como se había ordenado asegurándose de que los objetivos correctos fueran tomados.
Tansy tragó con fuerza y se forzó a ir más despacio, para intentar dar sentido a lo que estaba viendo y sintiendo.
– Quiere hacer el asesinato públicamente. Es casi un sentimiento eufórico, muy sexual, aunque el sexo no tenga nada que ver con el crimen, incluso si sucede que su objetivo es una mujer. No es para nada como Potro, para el que el asesinato es todo sobre violar y dominar a una mujer. Con éste es la emoción hasta el final.
Respiró otra vez, lo dejó salir, y se deslizó más profundamente en su estado hipnótico. Kadan podía ver la plata extendiéndose por el violeta, hasta que los ojos comenzaron a brillar.
– Tú adorabas estar en el ejército y no querías dejarlo. ¿Por qué lo hiciste entonces? Ocultas tu verdadera naturaleza tan bien. ¿Por qué? Fuiste forzado a salir o habrías permanecido dentro para siempre. Podías hacer lo que querías sin ser atrapado. Oh Dios.
Kadan la vio vacilar. El dedo de ella comenzó a deslizarse con un toque hipnotizador de delante hacia atrás sobre el toro.
– Mataste a más de un compañero de equipo, deslizándote detrás de ellos y rompiéndoles el cuello o clavando tu cuchillo en su costado. Cortaste la garganta de un comandante a pocos pasos de tu equipo solo para ver si podías librarte… y lo hiciste, culpando a un enemigo que mataste. ¿Cómo lo supo él? Nadie te vio. Nadie sospechó de ti jamás, sin embargo él lo sabía. ¿Quién lo sabía, vaquero, quién sabía que eras un asesino en serie antes de que participaras en el juego? Por supuesto. El Titiritero. Él lo supo y alimentó tu ego y te manipuló para que jugaras a su juego. ¿Pero por qué? ¿Y por qué dejaste el ejército?
Kadan se movió más cerca de ella, presintiendo que iba a arrastrarse más lejos de él. No la tocó, pero mantuvo su cuerpo a un centímetro del de ella, mirándole las manos ahora, mirando la manera en que acariciaba el toro.
– Una herida. Algo malo. Algo con lo que podemos atraparte. Tienes una minusvalía. Un veterano de las Fuerzas Especiales condecorado que monta toros aunque tienes una incapacidad total. ¿Qué está mal contigo? ¿Y cómo supo él que mataste?
Respiró profundamente, con el aliento estremecido. Kadan se puso tieso. Se estaba acercando al otro hilo, el sutil que era potencialmente más peligroso que cualquier otro.
– Supo que matarías. Te conoce tan bien. Se comunicó contigo, te tiene…
Tengo tu oso de peluche favorito. El único que has guardado de esa vieja niñera que te mecía por la noche cuando tu cabeza te dolía tanto que se sentía como si alguien estuviera clavándote agujas. Tu energía está incrustada profundamente en tu pobre osito.
Kadan reaccionó instantáneamente a la voz burlona que acariciaba las paredes de la mente de Tansy. La envolvió con sus brazos, empujando sus dedos más largos entre el pulgar e índice, forzándola a abrir la mano para soltar el toro. Le dio la vuelta de un tirón para que le encarara y puso la boca sobre la de ella, besándola larga y profundamente, empujándose dentro de su mente, llenándola completamente, tan completamente que no había espacio para nada o nadie más. Permitió que las imágenes llenaran su mente y las empujó en la de ella, imágenes de ellos dos haciendo el amor, caliente, dulce y violento, justo de la manera en que la estaba besando.
No les dio a los asesinos y a las víctimas oportunidad de asentarse, barriéndolos aparte y estableciendo su reclamo. Los párpados de ella revolotearon, y cuando él levantó la cabeza el color había vuelto al violeta, el velo opaco había desaparecido. La besó otra vez.
– Lo hicimos. -Había una mancha de sangre en su nariz. Él se la quitó con la yema del dedo-. Has recogido mucha información incluso a través de los guantes. -Su cuerpo estaba temblando y ella todavía parecía lejana, pero la había sacado del trance y empujado a los asesinos fuera de su mente-. Déjame llevarte a la otra habitación. Vas a necesitar tu medicina para el dolor de cabeza.
Ella sacudió la cabeza, apretándole el brazo con los dedos.
– No. Tengo que perseguir al otro. Quiero el que tiene las impresiones más débiles. Tengo que hacerlo ahora.
Se estaba tambaleando por la fatiga, y él ya podía sentir los comienzos del dolor de cabeza golpeándola. Ni siquiera habían comentado la información de la primera pieza o hablado sobre el Titiritero. Y Kadan, seguro como el infierno, que no iba a dejarla en algún sitio cerca de ese bastardo.
– Es demasiado pronto. Estás agotada y exhausta.
– Exactamente. Él creerá que no lo puedo hacer otra vez tan pronto. No me estará buscando. Esta es mi oportunidad. Es tan arrogante que piensa que es más fuerte, que posiblemente no le puedo encontrar antes de que él me encuentre. Fue a la casa de mis padres, Kadan. Sabe quién soy y fue a la casa de mis padres, entró de algún modo y fue a por mis cosas. Tengo un oso de de peluche que tenía antes de ser adoptada. Lo tiene. Voy a encontrarle ahora, hoy. Pensará que he acabado y no estará acechando para tenderme una emboscada.
– No me gusta esto, Tansy -dijo Kadan, inquieto con la idea.
Estaba agotada y sacudida, podía sentir su cuerpo temblando contra el de él.
– Puedo hacer esto, Kadan -se encontró con sus ojos mirándole fijamente-. Puedo. Tenemos una oportunidad de rastrearlo en este momento. Podría ser nuestra mejor oportunidad.
Él respiró hondo y apartó su necesidad de protegerla, su deseo de envolverla y mantenerla a salvo de cualquier daño. No era una mujer que fuera a lo seguro, y así como deseaba que ella aceptara su naturaleza, él necesitaba aceptar que era demasiado valiente para su propio bien… y la amaba de esa manera.
– Maldita sea -dijo, capitulando-. ¿Cuál?
Tansy se inclinó contra él buscando fuerza mientras pasaba las palmas por encima de las tres piezas restantes del juego. La guadaña emitía energía y apartó las manos rápidamente.
– Mueve esa para mí.
Kadan recogió la guadaña tallada con una tela y la puso a un lado.
Tansy lo intentó otra vez. Las otras dos piezas de marfil estaban una junto a otra, de manera que pudo juzgar su potencia. Escorpión [14] la golpeó bastante fuerte, enviando impresiones de rabia a su mente. Apartó rápidamente la mano y miró fijamente a la última… el halcón.
– Creo que es mi mejor oportunidad, Kadan. Las otras expulsan mucha violencia, capto impresiones cuando estoy a centímetros de ellas. Esta es mucho más contenida.
– Hagámoslo entonces -dijo Kadan. Le acarició la espalda con la mano, la curva de la columna vertebral, y su redondeado trasero. No sabía si la tocaba por él o por ella, pero no podía parar de acariciarla. Sus manos fueron a sus caderas, se deslizaron bajo la camisa, y allí masajearon la tira de piel con las yemas de los dedos-. ¿Estás segura, Tansy?
Asintió.
– Estoy bastante segura que le puedo atrapar.
Él inclinó la cabeza hasta su nuca, raspando con los dientes adelante y hacia atrás.
– Sé que puedes, cariño. Encuéntralo para nosotros.
Ella nunca sabría lo que le costó, pero se obligó a decir las palabras con convicción, cuando en el fondo, su vientre estaba anudado de nuevo. No podía convocar el hielo cuando algo le concernía a ella, ni siquiera cuando más lo necesitaba.
Tansy no vaciló. Ahuecó las manos alrededor del pequeño halcón de marfil. Instantáneamente la energía se arremolinó sobre y dentro de su mente. Las imágenes entraron a raudales junto con el fango espeso que había llegado a aceptar con los asesinatos hacia mucho tiempo. Mantuvo las palmas muy cerca, casi acariciando la pieza de marfil.
Él había sacado una carta y el asesinato era muy preciso. Tenía que seguir los pasos específicos para conseguir los puntos que su equipo necesitaba, ahora que tenían una oportunidad verdadera para ganar, gracias a que Potro la jodió. No había imaginación implicada en esto, ni creatividad. Las víctimas siempre eran escogidas por adelantado, pero generalmente tenían al menos elección de cómo querían «hacerlo».
– No eres feliz, ¿verdad? -murmuró ella en voz alta.
Kadan la bordeó más cerca, piel con piel, deseando que estuvieran desnudos y así poder deslizarse contra ella, distrayéndola de ser succionada demasiado y hundirse por el túnel donde las víctimas esperaban gimiendo y el asesino crecía más fuerte.
Tansy trató de empujar por delante del asesino para encontrar la amenaza que buscaba, pero Halcón [15] estaba molesto. Era un hombre cuidadoso y no le gustaba el modo en que el juego estaba diseñado. Quería contactar con el árbitro, generalmente prohibido a menos que el asesinato tuviera que ser penalizado. Los miembros de su equipo estaban molestos con él, pero ellos no eran los únicos que cumplían los detalles, y no era justo. Era bueno en lo que hacía, y siguió lo escrito hasta el último detalle… hasta éste. Las instrucciones eran solo demasiado precisas, y no le gustaba. El árbitro estaba probablemente intentado conseguir que el Equipo Uno volviera al juego después de que Potro la jodiera de esa forma.
Guadaña [16] estaba especialmente enojado, casi enfrentándolo. Quería ganar esta ronda, y cuando Guadaña insistía en que hicieran algo a su manera, los otros siempre le secundaban. Bien, no esta vez. Este era su juego y el juego tenía que ser justo.
Kadan se tensó. Conocía ese nombre. Se había encontrado con Guadaña unos pocos años atrás en una misión en Afganistán. Hombre grande. Competente. De fríos ojos y manos como Nico cuando tenía un arma. Comenzó a decírselo a Tansy, pero no quiso romper su concentración. Podría rastrear a Guadaña. Marine. Mucha experiencia de combate. ¿Qué demonios hacía corriendo con un grupo de asesinos? Con el paso de los años, habían luchado juntos en unas pocas batallas, y el hombre conocía su trabajo. Kadan le había respetado.
¿Había sido realzado? Kadan no lo creía, no en aquel momento. Eso tuvo que haber venido más tarde. El hombre no había sido un asesino frío como una piedra, no entonces. ¿Eso quería decir que el realzamiento podía empujar a alguien un poco torcido sobre el borde? Jack y Ken Norton habían especulado a menudo acerca de eso, junto con parte de otros Caminantes Fantasmas. Quizá no era el mismo hombre al fin y al cabo. Kadan esperaba que no, había sido un buen soldado.
Tansy apretó más fuerte la figurilla del halcón, permitiendo que su mano enguantada acariciara las plumas individuales. Él se negaba a permitir que Guadaña le intimidara; utilizó Internet y encontró el libro de visitas que el árbitro les había dado para poner mensajes. El libro de visitas era de un autor de gran éxito en ventas, y sólo una respuesta automática volvería a él. Verificaría al día siguiente la respuesta del árbitro. Cuándo vino, Halcón fue infeliz. No podía haber desviaciones. Siga las instrucciones exactamente o pierda todos los puntos.
– Te tengo.
Tansy respiró las palabras en voz alta, luchando contra el entusiasmo. Tenía que permanecer calmada y no permitir que ninguna vibración de ese hilo de anclaje se transmitiera al Titiritero. Empezó un lento arrastre centímetro a centímetro por el túnel, intentando desesperadamente ignorar los sorprendidos jadeos de las víctimas mientras Halcón entraba en la casa a través de la ventana del segundo piso, y siguiendo las directrices de la carta que había sacado, entró primero en el dormitorio del niño e hizo el trabajo. Las dos niñas fueron las siguientes.
Tansy cerró los ojos, la respiración jadeante mientras intentaba deslizarse sin mirar, pero era imposible. Un niño de alrededor de ocho años y las otras de no más de cinco. Por lo menos fue misericordioso, no alargándolo. Estaban muertos antes de que fueran conscientes del intruso. Halcón se arrastró por la escalera, mirando el reloj, cuidadoso del tiempo. Los adultos estaban en el primer dormitorio. Mató al hombre instantáneamente, antes de despertar a la mujer.
El miedo explotó sobre Tansy en ondas. Le pegó la boca y manos con cinta adhesiva y continuó apuñalando al hombre muerto repetidas veces mientras ella miraba, sollozando y suplicando, aterrorizada de él. No habló, pero la agarró y la arrastró escaleras arriba, primero tirándola a la cama con las niñas, permitiendo que su sangre empapara su bata. Tansy podía sentir su aversión por la tarea, pero la arrastró al cuarto del chico pequeño y la empujó a la cama. Ella gemía ahora, por el shock, intentando alcanzar a su hijo.
Halcón vaciló, agarró a la mujer por el pelo, su aversión por el trabajo iba creciendo, pero la determinación triunfó. Había llegado a tal punto, hecho todo lo que se suponía que tenía que hacer por su equipo. Tu culpa, puta tramposa y mentirosa. Mira lo que has hecho. Esperó hasta que el horror de las repercusiones de su infidelidad se registraran, tomó una fotografía de su cara, entonces le disparó entre las piernas, en ambos senos, y por último en su boca abierta. No deberías engañar a tu marido, puta, no cuando él está sirviendo a su país.
La bilis subió, pero Tansy luchó por bajarla. Estaba demasiado cerca para perderlo ahora. Esto había sido un encargo, lisa y llanamente. Estaba segura de ello. Había visto encargos antes, sabía cómo se sentían. Halcón quizá quería ganar un juego, pero en algún lugar, alguien había deseado que esta víctima, esta mujer, sufriera por su infidelidad. Esta matanza no era aleatoria. Alguien la había escogido.
– El muerto no es su marido -murmuró en voz alta, en caso de que Kadan no estuviera siguiendo la información que trataba de compartir con él-. Compruébalo, pero sé que no era su marido. Estaba teniendo una aventura y el marido la quería castigar.
Ella estaba mirando más allá del asesinato, centrándose en ese hilo que brillaba como plata, grasiento y brillante y mucho más grueso de lo normal. El Titiritero tenía que estar en contacto con sus asesinos tanto si quería como sino. Era el «arbitro». El hombre que organizaba el juego. Y lo estaba organizando para su beneficio. Asesinatos por contrato. Tenía a su propio equipo de asesinos a sueldo, y jugaba con ellos como si fueran tontos. Era militar, había sido de alguna manera parte de las pruebas. Un monstruo entrenado. Trabajaba para Whitney. Ella estaba cerca de él ahora.
Chica lista, muy lista. No suelo consentir caprichos, pero tienes que aprender que las chicas malas son castigadas. Mami y papi van a conseguir una pequeña visita de mis amigos.
La voz era escalofriante.
Kadan reaccionó instantáneamente, su red de seguridad, su guardián, poniéndose entre ella y el hombre en las sombras. La agarró por ambas muñecas y tiró de las manos hacia fuera y lejos del halcón, dejándolo asentando sobre la mesa, un recordatorio terrible de la matanza de una familia entera.
– Por venganza -susurró ella y enterró la cara en su hombro.
Ella estaba demasiado débil para ponerse de pie, y mientras se desplomaba él la agarró por debajo de las rodillas, levantándola contra su pecho. Ella se inclinó y se mareó, manchando el suelo de rojo. Kadan la llevó al dormitorio casi corriendo. La piel estaba húmeda, la cara casi gris.
– Dime lo que necesita -dijo Nico, viniendo detrás de él.
– Tengo miedo de dejarla dormir. Creo que el Titiritero es un caminante de sueños.
– Tengo algún polvo -dijo Nico-. Un viejo remedio lakota. La mantendrá en un sueño profundo y detendrá cualquier sueño, bueno o malo. Ha estado en mi familia durante cientos de años.
Kadan colocó Tansy en la cama y agarró rápidamente las píldoras que la ayudarían a aliviar el dolor que ya le golpeaba el cráneo. Ella giró lejos de él, tosiendo y había sangre en la almohada.
Nico se puso delante de él y colocó las manos sobre el cuerpo de Tansy.
– Saca mis cristales. Están en la chaqueta que hay en el armario del vestíbulo. Vamos a hacer que esté más cómoda y ponerla a dormir. No es de extrañar que no quieras que haga esto. La está destrozando.
– Consiguió información importante -dijo Kadan, regresando a la habitación con los cristales-, pero el Titiritero definitivamente la está rastreando. Tengo que encontrar el modo de proteger sus sueños.
– Dame algún tiempo para curarla con los cristales, tengo bastante polvo para unos cuantos días. Eso debería dar a Flame y Lily tiempo de dar con una dirección y nosotros eliminaremos la amenaza.
Kadan se hundió en la cama al lado de Tansy, donde podía mirarla y ayudar a Nico al mismo tiempo.
<a l:href="#_ftnref14">[14]</a> Nombre propio con el que designarán al asesino cuya figura en el juego es un escorpión.
<a l:href="#_ftnref15">[15]</a> Nombre propio con el que designarán al asesino cuya figura en el juego es un halcón.
<a l:href="#_ftnref16">[16]</a> Nombre propio con el que designarán al asesino cuya figura es una guadaña.