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La novela de Walter Scott Quentin Durward -junto con Ivanboe, una de sus creaciones más conocidas- se publicó en 1823, un año después de los excitantes acontecimientos que condujeron al descubrimiento de la espada del rey y al desmantelamiento de la Hermandad de las Runas. El héroe de la novela es un hombre nacido en Escocia que, en la Francia de Luis XI, vive emocionantes aventuras en las que se distingue por su valor e intrepidez.
La espada del rey fue llevada, después de ser descubierta por sir Walter, a la ciudad de Edimburgo, donde se entregó, junto con las restantes insignias reales, a Jorge IV. Así se convirtió en símbolo del Reino Unido y de una Escocia que dejaba atrás su pasado e iniciaba un nuevo futuro.
Actualmente, la espada puede contemplarse en el Museo Real de Edimburgo, aunque la historia oficial ofrece una versión distinta de los acontecimientos que condujeron al hallazgo del arma y de las restantes insignias. Según se dice, sir Walter Scott y el gobernador del castillo de Edimburgo descubrieron la espada real cuando en 1818 abrieron una cámara secreta en la sala del trono del castillo, que había permanecido cerrada durante mucho tiempo. Nadie que contemple hoy la valiosa arma podría imaginar la azarosa historia que se oculta tras ella…