37706.fb2 De repente en lo profundo del bosque - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 16

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La respuesta a esa pregunta, eso les decía el corazón, era que debían empezar a buscar en el bosque. La respuesta asustó tanto a Mati y a Maya que durante tres o cuatro semanas dejaron de hablar de ese proyecto. Como si hubiese ocurrido algo entre ellos tan vergonzoso que era mejor hacer como que no había ocurrido. O que había ocurrido y había sido completamente olvidado.

Pero la aventura ya había echado raíces en ellos, ya había penetrado profundamente en sus sueños nocturnos y ya no les producía alegría, curiosidad o excitación, ni tampoco un valor exaltado, sino simplemente la sensación gris y constante, que se apoderó de ellos y nos les abandonaba nunca, de que ya estaba. De que era así y punto. De que no había nada que hacer. De que desde ese momento simplemente era su obligación. De que de hecho ya no les quedaba otra alternativa.

Y así siguieron cuchicheando sobre el bosque, el pececillo en la poza, los lejanos ladridos de los perros, la nube que pasó sobre sus cabezas pero que no era una nube, y sobre otros signos de vida. Esos cuchicheos volvieron a provocar entre los niños de su clase y entre las vecinas y vecinos avispados todo tipo de rumores y chismorreos acompañados de guiños y risitas: «Mirad a esa pareja, seguro que ya se han cogido de la mano», «pero qué dices de la mano, te apuesto lo que quieras a que ya se han besado. Y quién sabe, a lo mejor hasta se han visto el uno al otro».

Algunos decían que en el fondo esos dos chicos tan raros hacían buena pareja, ella con esa madre suya, la panadera loca que esparce todas las tardes migas de pan en un río sin peces, o debajo de árboles sin pájaros, y él con esas cosas que escribe en sus pequeñas libretas y que, en vez de enseñárnoslas a nosotros, va corriendo a enseñárselas a Almón, el pescador que discute hasta con las paredes. Incluso es posible que no le enseñe a Almón lo que escribe, sino al espantapájaros de Almón.

De esta manera las burlas fueron amontonándose a su alrededor como una mancha oscura de barro que se va extendiendo en el agua y enturbiándola. Pero Mati y Maya habían excavado un túnel por el que salir al otro lado de las burlas: una mañana se levantaron muy temprano y, en vez de ir a clase, salieron del pueblo y subieron directamente hacia el bosque.