37706.fb2 De repente en lo profundo del bosque - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 29

De repente en lo profundo del bosque - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 29

27

– Pero tú nos hiciste algo terrible al quitarnos todos los animales -dijo Maya-. Te llevaste también los animales a los que nadie había hecho daño nunca. Te llevaste incluso los queridos animales domésticos a los que les gustaba ser uno más de la familia, como, por ejemplo, el perro de Almón y la gata de Emmanuela con sus tres crías. El rapto de los animales fue en mi opinión algo más cruel que las burlas que tú tenías que soportar. Y tú, al decidir vengarte, ¿no te has parado a pensar ni por un momento de quién te estás vengando realmente? ¿De los que se burlan? ¿De los que maltratan a los animales? ¿O precisamente de Almón, de Solina, de mi madre y de Emmanuela, de quien encima nos dices que estabas enamorado?

Naamán alzó los hombros como intentando meter entre ellos el cuello y la cabeza. Como si quisiese afearse de pronto ante los ojos de los niños. Y sus manos comenzaron a rebuscar algo, como si suplicaran que les permitiesen dejar de ser manos, que las escondiesen, que las dejasen escapar de su dueño y no volver nunca más a él. Y cuando Maya mencionó el nombre de Emmanuela, apareció de pronto en la comisura de los labios de Nehi una especie de sonrisa que parecía desgraciada al tiempo que sumisa, una mueca que reflejaba maldad y a pesar de todo imploraba un poco de afecto.

– ¿Es que no estáis bien aquí? -dijo el hombre de repente en tono ofendido-. ¿No queréis quedaros? ¿Sólo un poco más? Bueno. Marchaos. No me importa. Marchaos. No estoy solo aquí. Marchaos. Retendré la oscuridad para que no caiga sobre vosotros antes de que lleguéis a casa. Marchaos. Da igual. Marchaos. Si de verdad quisiera vengarme, podría reteneros aquí para siempre. O al menos habría podido replicar a vuestras preguntas con otras bastante difíciles. Por ejemplo, ¿por qué todos vosotros permitís que vuestros padres os hagan callar cada vez que intentáis saber lo que de verdad ocurrió antes de que nacieseis? ¿Por qué siempre les dejáis que cambien de tema y hablen de otras cosas? ¿Tal vez porque no queréis saberlo realmente? ¿Tal vez porque también a vosotros os da miedo saberlo? ¿Porque es más fácil dejarse engañar para que no recaigan sobre vuestros jóvenes hombros todos los secretos de los padres? No sólo vosotros dos sino todos los niños del pueblo. Os resulta muy cómodo que la vergüenza y la culpa de los padres permanezca en ellos y no os ensucie también a vosotros, ¿no? ¿O tal vez habéis adivinado la verdad y eso os preocupa? Porque si fuera cierto lo que habéis adivinado, de pronto, de hoy en adelante, nadie podría hostigar ni burlarse nunca más. ¿Y cómo viviríamos y cómo nos divertiríamos sin humillar de vez en cuando a alguien? ¿Sin hacer un poco de daño, sin despreciar, sin pisotear alguna vez a los demás?

– Mira, Nehi -dijo Maya-, ahora eres tú el que se está burlando. Y hasta disfrutas haciéndolo, ¿verdad?