37706.fb2 De repente en lo profundo del bosque - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 34

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– Imaginaos -dijo Maya a Mati, y también a Nehi, que les acompañaba con las últimas luces por el camino serpenteante del bosque, montaña abajo, de vuelta a casa-, imaginaos lo que ocurrirá cuando un día por fin vuelvas al pueblo, Nehi, y contigo vuelvan a nosotros de pronto todos los animales que nos abandonaron hace ya muchos años y subieron contigo a la montaña. Imaginaos el sobresalto, el asombro y el golpe, pero también la profunda alegría.

– Y de nuevo anidarán gorriones y jilgueros en las ramas de los árboles -dijo Mati-, las palomas volarán alrededor de los palomares, los cuervos graznarán al amanecer, y en todos los patios del pueblo se arreglarán los viejos establos, los gallineros destartalados, las cuadras, los rediles, los cobertizos y los corrales, y los perros volverán a ladrar en los patios y en los caminos de tierra, y alrededor de las colmenas zumbarán los enjambres de abejas.

– Y el viejo Almón podrá volver a sentarse con su querido perro a la orilla del río -dijo Maya- y a charlar con los peces que regresarán al río; e incluso su viejo espantapájaros, en vez de discutir todo el día con Almón, empezará por fin a discutir con pájaros de verdad.

– Y Solina la modista podrá regalarle a su marido, Guinom, un gatito -dijo Mati-. O quizás una cabra. O una ardilla.

– Mi madre, la panadera -dijo Maya-, caminará por las calles del pueblo rodeada de una nube de pájaros y esparcirá migas para todos, y Emmanuela la saludará desde su terraza y, tal vez, si vuelves tú también, Nehi, tal vez, quién sabe…

Nehi escuchó todo eso en silencio. Una vena o una pequeña arteria azulada vibró en su sien como si allí palpitase el acelerado corazón de un pichón. Pero tras ese silencio dijo con su voz desolada, una voz baja, interior y agradable como una cocina caliente en una noche de invierno:

– ¿Y qué pasará si vuelven a burlarse? ¿O a maltratar? ¿Y qué ocurrirá cuando se vuelva a despertar en mí de pronto el deseo de hacer daño para vengarme de todos? -y al cabo de un rato añadió-: ¿Y qué pasará si los grandes y fuertes campesinos, esos cuyos padres estudiaron en la misma clase que yo con la maestra Rafaela, la madre de la maestra Emmanuela, vuelven a pegar con palos a los perros, a azotar con fustas a los caballos, a envenenar a los gatos callejeros, a meter a los ratones en cubas con agua de las cloacas, y vuelven a salir al bosque con sus escopetas para matar ciervos, cabras y zorros, a comerciar con las pieles y a poner todo tipo de trampas a los conejos y a las ocas? ¿Y si vuelven a tender redes para pescar a los peces del río?

Cuando pasaron otros cinco o seis recodos del camino, que se iba oscureciendo bajo la penumbra de las copas de los árboles del bosque, Naamán añadió:

– Por supuesto, a las vacas las recibirán con alegría y regocijo, y a los caballos con entusiasmo, y también a las gallinas, que les proporcionan huevos, y a las cabras, las ocas, las ovejas y las palomas, y algunos de ellos seguro que vuelven a estar muy unidos a sus perros, a sus gatos y a sus jilgueros. Eso seguro. Pero ¿qué les harán a las ratas? ¿Y a los gusanos? ¿Qué les ocurrirá a las cucarachas, a los mosquitos y a las arañas? ¿Qué le ocurrirá a Nimi? ¿Y a mí?