38085.fb2 El whisky de los poetas - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 21

El whisky de los poetas - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 21

Botánica y ornitología

Esta semana, por razones estrictamente particulares, sólo hablaré de botánica y de ornitología. Acabo de pasar unos días en Río de Janeiro en casa de mi amigo Rubem Braga. Rubem, gran cronista de la lengua portuguesa, es un fanático de las plantas y de los pájaros. En la terraza de su departamento del barrio de Ipanema, en un último piso, ha instalado una verdadera floresta. Hay finos pájaros de plumas negras y amarillas, que parlotean y protestan toda la mañana, pájaros contestatarios, y hay caña de azúcar, jazmines, arbustos cuyos nombres ignoro, y un árbol del mango que amenaza con sus raíces.

Llego a Chile y encuentro el magnifico libro de Adriana Hoffmann sobre nuestra flora silvestre. Como vengo sensibilizado sobre la materia, me propongo estudiar estas páginas. Las abro y encuentro el copihue, la malvaloca, la flor del bigote, la violeta del campo y el don diego de la noche. Recuerdo las enumeraciones gongorinas de Pablo Neruda: "El sanguinario litre y el benéfico boldo…".

Neruda reunió un día a un grupo de escritores amigos y les informó sobre un proyecto de revista literaria. Asignó tareas dentro de la revista. Cuando llegó el turno de Luis Oyarzún Peña, poeta, ensayista y filósofo, Neruda le dijo, con su voz nasal y lenta: "A mi me gustaría que tú, Lucho, hagas la sección de botánica". Lucho Oyarzún, que probablemente esperaba que le pidieran poesías líricas o tratados filosóficos, dio un salto. ¡Desde cuando las revistas de literatura tenían secciones botánicas! Pero Lucho, que era hombre razonable y lleno de sentido del humor, terminó por escribir algunos admirables textos en prosa sobre flora chilena. No sé si se habrán recogido en alguna parte. Nuestra característica nacional de ahora y de siempre es el abandono del pasado. Los libros, cuando obtienen el privilegio del "nihil obstat", se agotan lentamente y después se hunden en un pozo negro. ¿Cómo rescatar la prosa de Luis Oyarzún? ¿Cómo leer lo que escribió Vicuña Mackenna sobre el

Santa Lucia?

Pasamos todos los días al lado de lugares y de monumentos que ignoramos. El libro de Adriana Hoffmann me permitió conocer los nombres de las flores de la costa. A menudo, en medio de un pasaje literario, me veo limitado por mi desconocimiento de plantas y de pájaros. Recuerdo un hermoso texto de Isaac Babel sobre este tema en sus Cuentos de Odesa. Un profesor de literatura lo había increpado por su ignorancia de la ornitología. ¿Cómo podía escribir sobre las cosas sin saber nombrarlas? El joven Babel, apesadumbrado, caminaba por un paisaje y escuchaba los maravillosos cantos de pájaros desprovistos de nombres, entre árboles genéricos que florecían con la primavera.

Isaac Babel empezó a tener dificultades con la censura de Stalin y terminó por convertirse, de acuerdo con la frase pronunciada por él mismo en un discurso célebre, en un "maestro del arte del silencio". Arte difícil, me imagino. Poco después pasó a los campos de concentración y nunca más se supo de él. Fue rehabilitado en la década del 60, por órdenes de Jrushov. Ylia Ehrenburg me contó que había sido una rehabilitación parcial. Sólo una edición de 10 mil ejemplares que se agotó en dos horas. Un cuento inocentísimo, pero que transcurría en un prostíbulo, fue eliminado del libro. Los soviéticos, como todo el mundo sabe, son puritanos.

Pero hablábamos de botánica. ¿Será posible que todas estas desgracias le sucedieran a Babel por no saber botánica?