38085.fb2 El whisky de los poetas - читать онлайн бесплатно полную версию книги . Страница 26

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Pueblos de frontera

En una reunión literaria barcelonesa, hace algunos meses, conté que pasaría el primer semestre de este año en Fort Collins, en la Universidad del Estado de Colorado, para dictar un curso sobre la influencia de Faulkner en los novelistas hispanoamericanos. Entre los asistentes se encontraba un escritor de Nueva York. "¡Qué diablos piensas hacer allá!", exclamó. "Tus alumnos no sólo no sabrán quien es Faulkner. ¡Ni siquiera sabrán quien es Shakespeare! Pasarás cuatro meses comiendo hamburguesas, sepultado bajo la nieve…"

Nos quejamos porque los norteamericanos nos conocen mal. Llego a Fort Collins y comprendo que los neoyorquinos no conocen, tampoco, a los habitantes de las montañas Rocallosas, y viceversa. Pensaba, por ejemplo, leer The New York Times todos los días, y resulta que es más difícil encontrarlo aquí que en nuestra pedestre calle Huérfanos. Descubro, en cambio, que la prensa del interior y de las antiguas ciudades de frontera tiene aspectos interesantes. Los policías de Denver interceptan una red de traficantes en animales en vías de extinción. Confiscan "chetahs" -especie de leopardo-, y tigres de Siberia embalsamados, pieles de ocelotes y cocodrilos. La región, rica en especies raras, tiene un Servicio de Protección de los Peces y la Vida Silvestre, asunto que no preocupa demasiado, me imagino, a los teóricos neoyorquinos del postestructuralismo.

La prensa está llena de columnas firmadas que narran asuntos regionales. Una señora de apellido Sánchez, autoridad municipal, viajó hasta Washington y participó, con cierto asombro provinciano y con mucho entusiasmo, en las fiestas y ceremonias de la proclamación de Ronald Reagan. Como pertenece a la cada vez más poderosa minoría hispana, se sintió encantada cuando el Vicepresidente Bush le habló "en un castellano muy bonito".

A pesar de todas las previsiones pesimistas, los estudiantes de los cursos de idiomas saben perfectamente quién es Faulkner y quien es el inspirador de tantas paginas faulknerianas, Shakespeare, y hasta se da el caso de que los hayan leído. También han escuchado hablar de García Márquez, Vargas Llosa y Neruda. Parecen muy dispuestos a ampliar estos conocimientos y a darse fenomenales palizas de lectura. Del estructuralismo y sus secuelas, en verdad, se habla poco, pero me dicen que está de moda en la ciudad cercana de Bouldren, junto con el budismo Zen, doctrina traída hasta estas latitudes por Jack Kerouak y Allen Ginsberg, los profetas del hippismo de la década del 50.

A todo esto, los pacíficos habitantes de Fort Collins ejercen sus derechos de ciudadanos de la Unión con fuerza. Hay, por un lado, movimientos callejeros en contra de la nueva ley del aborto, considerada demasiado liberal. Por el otro, se organizan vigilias de protesta por la política que sigue la administración federal en Centroamérica. La participación en estos actos es intensa, pese a la temperatura exterior de 10 grados bajo cero, y las mujeres asisten con los niños amarrados a la espalda, como en nuestra Araucanía.

Otro tema vigente, que también se discute en nuestra angosta faja: las severas penas en contra de los que conducen en estado de ebriedad. El viernes

en la tarde, en las carreteras heladas, los chóferes enfiestados patinan y suelen

provocar accidentes graves. Las revocaciones de licencias de manejar provocadas por estos motivos se publican en los diarios locales en letras mayúsculas, con nombres y apellidos, para escarmiento general y mayor vergüenza de los culpables.