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La mayoría de la gente piensa que el tango es una creación de los suburbios de Buenos Aires. En el tomo tercero de sus Memorias, Baroja dedica un capitulo a las canciones madrileñas de fines de siglo. Dice que la canción popular, callejera, suburbana, ha tenido varios ritmos, pero que el más destacado ha sido el del tango. "Este tango, de origen incierto -agrega Baroja-, luego ha emigrado a la Argentina, y ha venido de allá de retorno, americanizado, italianizado, decadente, dulzón y de un sentimentalismo ñoño y venenoso".
Es posible que los epítetos de Baroja tengan algo de exacto, pero esto no disminuye mi admiración por el tango argentino. Creo, además, que la dulzura y el sentimentalismo que Baroja no toleraba corresponden a una tónica común del arte latinoamericano, tanto popular como culto. El tango ha influido en casi todos nuestros escritores. Basta con citar a Borges, a Julio Cortázar y a Neruda. El hecho de que "El tango del viudo", de nuestro poeta, tenga ese título y que algunas magníficas estrofas de otros poemas suyos ("Hay ron, tú y yo, y mi alma donde lloro") parezcan inspiradas en Gardel, no les quita en nada su calidad literaria.
Al pasar hace poco por Brasil, de regreso a Chile, descubrí que los suburbios de Río de Janeiro han producido un estilo de canción muy semejante al tango. Es posible que su origen también sea europeo y que haya experimentado una transformación muy parecida a la del tango en Argentina. Este fenómeno de asimilación por America Latina del arte de Europa, que aquí pierde sus contornos más ásperos, y, para usar las palabras de Baroja, se vuelve dulzón, es característico. Por lo demás, las canciones portuguesas son de por si más dulces y sentimentales que las españolas.
En un concurso de letras de canciones realizado en Río, la que obtuvo el premio habla de una mujer que vivía en una casa desvencijada, con el techo lleno de agujeros, en un barrio popular. La mujer se pasea por una habitación salpicada de reflejos de la luz de la luna. "Tú pisas los astros distraída", escribe el autor. Más adelante se refiere a "la serpiente de seda de tus brazos".
El autor de estas letras obtuvo el premio después de que un conocido poeta del Brasil le dio su voto públicamente. Baroja habría protestado contra esta decisión. Pero a Baroja había que escucharlo cuando comentaba el cancionero español y citaba letras como éstas:
Un cocinero de Cádiz,
muy afamado,
a las mujeres compara
con el guisado.