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Doy las gracias a mi correctora Melanie Blank-Schröder, que enseguida creyó en esta novela, y, sobre todo, a mi genial agente Bastian Schlück.
Gracias a Heike, que me facilitó el contacto con Pawhiri, y a Pawhiri y Sigrid, que respondieron a mis interminables y cuantiosas preguntas sobre la cultura maorí. Si a pesar de ello se han deslizado algunos errores en mis descripciones, éstos corren sólo de mi cuenta.
Muchas gracias a Klara por facilitarme información especializada acerca de las distintas calidades de lana y razas de ovejas, así como por su ayuda en la búsqueda por Internet de información referente a la emigración en Nueva Zelanda en el siglo xix y por la «prueba de lectura» cualificada.
Naturalmente también doy las gracias a los caballos que dieron «rienda suelta» a mi mente y a Cleo por sus miles de sonrisas de collie.
Sarah Lark