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Al principio veremos las majestuosas montañas de Sicilia que, sin embargo, en Sicilia ahora ya no existen (¡han pasado tantísimos años!). Todas cubiertas de nieve.
Después se descenderá al verdeante valle, con aldeas, arroyuelos, bosques llenos de pajarillos y casitas esparcidas aquí y allá: un paisaje bellísimo.
Pero a los lados del valle se alzan siempre los montes, menos altos y escarpados que los que vimos al principio, pero también llenos de asechanzas; por ejemplo: castillos embrujados, grutas con dragones venenosos, otros castillos donde viven los ogros, y así sucesivamente. Hay que estar, pues, siempre atentos, sobre todo de noche.
Poco a poco nos iremos acercando a la fabulosa capital de Sicilia, de la que hoy no queda ni el recuerdo (¡han pasado tantos años!). Está circundada por montañas altísimas y provista de fortalezas. La fortaleza principal se llama Castillo del Cormorán. Y allí nos las vamos a ver buenas.
Entraremos por fin en la capital, famosa en todo el mundo por sus palacios de mármol oscuro, sus torres que llegan al cielo, sus iglesias recubiertas de oro, sus jardines siempre floridos, sus circos ecuestres, sus parques de atracciones, sus teatros. El Gran Teatro Excelsior es el más hermoso de todos.
¿Y las montañas de las que hemos salido? ¿No volveremos nunca más a nuestras viejas montañas?
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