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Índice de personajes

Sverre I o Sveire Sigurdsson (el bisabuelo Sverre) fue uno de los reyes más importantes de Noruega. Había nacido en 1151. Llegó al poder como líder de los birkebeiner, clamando que había recibido en sueños la noticia de que era hijo ilegítimo de Sigurd II y de una mujer llamada Gunhild. Sorprendentemente, no se le hizo pasar por la ordalía del fuego para comprobarlo. Dedicó gran parte de su vida a pelear contra las otras facciones y contra la Iglesia católica, pese a que lo había educado su tío Roe, obispo en las Feroe, y que él mismo fue ordenado sacerdote. Era un magnífico estratega, lo que le llevó, tras incesantes años de guerra, a ser investido como único rey de Noruega. Se casó con Margrat de Suecia, hija del rey Erik el Santo, con la que tuvo una hija llamada Kristin. Murió de enfermedad, recomendándole al único hijo que le sobrevivía, Haakon III, que se reconciliara con la Iglesia.

Haakon III (el abuelo Haakon) era hijo del rey Sverre y de una mujer de las Feroe llamada Astrid Roesdatter. Sus dos hermanas, Cecilia e Ingeborg, se casaron con príncipes suecos. Su hermanastra Kristin, con el aspirante bagler, Felipe Simonsson. Fue un joven rey muy querido, y durante su breve reinado (1202-1204) logró mantener la paz. Al parecer murió envenenado por su madrastra, Margrat de Suecia, soltero y sin hijos, hasta que Inga de Varteig aseguró haber dado a luz un hijo suyo.

Margrat Eriksdotter de Suecia, esposa de Sverre I, fue princesa de Suecia y reina de Noruega. Tras la muerte de su marido se negó a que su hijastro Haakon III casara a su hija, Kristin, por un interés político. Cuando el rey murió, el 1 de enero de 1204, se acusó a Margrat de haberlo envenenado. La sueca no superó la ordalía del metal al fuego, y escapó a su país, dejando a su hija atrás. Kristin acabó casándose con Felipe Simonsson, el pretendiente bagler, como su hermanastro había dispuesto, y murió de parto.

Inga de Varteig (la abuela Inga) era una campesina que aseguró haber tenido un hijo póstumo de Haakon III. Varios nobles birkebeiner la apoyaron, e incluso sacaron al niño de territorio bagler, a riesgo de su vida, en una travesía a través de la nieve y el invierno que aún se sigue conmemorando como evento deportivo, bajo el nombre de Birkebeinerrennet. Inga se sometió a la prueba del metal candente, que superó, con lo que ayudó a su hijo a sentarse en el trono.

Haakon IV, rey de Noruega, nació en 1204, en territorio de guerra bagler, de una campesina llamada Inga de Varteig, que atestiguó ante el Juicio de Dios, aferrando un metal al rojo, que el niño era hijo del difunto rey birkebeiner Haakon III. Logró finalizar con las guerras civiles entre los dos bandos, unificó el país, y fue considerado el rey más grande de Noruega. Se casó con Margrat Skulesdatter, la hija de su principal rival, Skule Bárdsson, al que mató en una batalla. De una amante, Kanja la Joven, tuvo a Sigurd y a Cecilia. De Margrat, a Haakon, Olaf, Kristina y Magnus. En su lecho de muerte, sólo Magnus le sobrevivía.

Sigurd, Olaf y Cecilia Haakonsson y Haakondatter, los hermanos de Kristina, son un misterio. Olaf murió de niño y Sigurd, siendo joven. Cecilia se casó dos veces; la primera con Gregorius Andresson, sobrino del último rey bagler y, cuando enviudó, con el rey Harald de las Hébridas. Cuando regresaban a las Hébridas tras la boda, su barco se hundió y murieron ahogados. Los tres hermanos murieron sin hijos.

Haakon el Joven, el hermano mayor de Kristina, y quien pactó su matrimonio, era corregente de Noruega con su padre, quien lo preparaba como su sucesor. Murió a los veinticinco años mientras se encontraba de caza, por razones desconocidas. Estaba casado con Riquilda Birgersdotter, una princesa sueca, y no tenían hijos.

Magnus VI el Legislador, el hermano menor de Kristina, fue rey de Noruega durante veinte años (1261-1280), tras la muerte de sus hermanos varones. Se casó con una princesa danesa, Ingeborg, cuya herencia disputó como algo personal. Fue un rey europeísta, que reformó leyes y territorios, formalista y que dio gran importancia a tratados y embajadas diplomáticas.

Snorri Sturlusson y su sobrino Sturli Thordasson fueron nobles islandeses, y grandes poetas. Snorri, que logró su enorme fortuna a través del matrimonio con mujeres adineradas, logró del rey Haakon IV un título de nobleza a cambio de que sus compatriotas aceptaran la soberanía de Noruega. Eso no gustó ni a islandeses ni a noruegos, quienes acabaron asesinándole tras las guerras con Islandia. Escribió la Edda menor y varias sagas. Su sobrino, menos conocido, vivió como poeta oficial en Noruega, y fue autor de la saga que narra el viaje de Kristina.

Ivar Englisson fue uno de los caballeros que acompañaron como escolta a Kristina de Noruega en su largo viaje hacia el reino de Castilla.

Jaime I de Aragón, el Conquistador, debe su apodo a que lo conquistó todo: Ibiza, Mallorca, Valencia, Formentera, Menorca, Murcia… Al parecer, su padre, Pedro II, lo concibió por error: creía que, en lugar de con su mujer, la reina, se estaba acostando con una de sus amantes. Se casó dos veces, mantuvo numerosos amoríos (sufrió un flechazo con la princesa Kristina de Noruega, a la que incluso propuso matrimonio a su paso por su reino) y tuvo diez hijos, dos de los cuales se casaron en Castilla, Violante y Constanza. Repartió su reino entre sus hijos, antes que conservar el territorio unido. Erudito, como el rey Sabio, longevo (su reino se extiende entre 1213-1276), escribió mucho y bien; protegió a los judíos, y miró por los intereses de Castilla por el bien de su hija y sus nietos.

Alfonso X de Castilla, el Sabio, fue un rey fascinante e inabarcable, de largo reinado (1252-1284). Legislador, guerrero, estratega, escritor, poeta, lingüista, astrónomo, eterno aspirante a la corona del Sacro Imperio Romano Germánico, empresa a la que dedicó enormes cantidades de dinero y esfuerzo; sorprende descubrir su actividad diaria. Su reinado, profundamente reformador, que tuvo en cuenta una intensa campaña de repoblación tras las guerras, no estuvo exento de conquistas ni de enfrentamientos (con sus hijos, con sus hermanos, con reyes vecinos). Casado con Violante de Aragón, tuvo quince hijos, diez de ellos con ella. Devoto del saber, las lenguas, el ajedrez, las leyes y la Virgen María, se cree que en ella veía la imagen idealizada de su madre, Beatriz de Suabia. Se cree que murió de un cáncer de mandíbula.

Violante de Aragón fue princesa de Aragón y reina de Castilla. Con diez años la casaron con el rey Sabio, lo que quizás explique por qué tuvo durante mucho tiempo fama de ser estéril. Fervorosa defensora de sus hijos, apoyó a los infantes de la Cerda, sus nietos, y se enfrentó a María de Molina.

Constanza de Aragón fue princesa de Aragón e infanta de Castilla por su matrimonio con el infante Manuel, hermano del rey Sabio. Tras su muerte, don Manuel se casó con Beatriz de Saboya, con la que tuvo al famoso escritor el infante don Juan Manuel, autor de El conde Lucanor. Murió joven.

Don Fadrique, infante de Castilla, el hermano de mayor edad del rey Sabio, cuya cicatriz recordaban quienes le veían, conspiró contra él para declararle inútil y heredar el reino. Fue apresado, y según las distintas versiones, el Sabio le mandó ahogar (Crónica de Alfonso X) o encerrarlo en una Dama de Hierro, cuyos pinchos le desangraron (.Anales del reinado de Alfonso X). Corría el año 1277. Otros afirmaban que la condena de muerte se debía a su relación homosexual con su yerno, un hecho penado con la muerte y que habría iniciado durante su estancia en tierras de moros. Su cuerpo fue arrojado a un estercolero. No dejó hijos varones.

Don Enrique, el hermano rebelde del rey Alfonso, vivió una existencia plagada de aventuras y de viajes. Tras la muerte de Alfonso X fue bien recibido por su sobrino Sancho I el Bravo, que le otorgó el señorío de Vizcaya y al que nombró tutor de su hijo Fernando IV el Emplazado. Durante la minoría de edad del rey, considerado ilegítimo por el papado, don Enrique protegió sus intereses y los de la reina María de Molina. En su lecho de muerte, su herencia provocó amargas disputas entre sus familiares; el infante donjuán Manuel le arrebató, mientras agonizaba, joyas y documentos de valor. Murió, abandonado por todos, en 1303.

Don Sancho, el arzobispo de Toledo, falleció en 1261, esto es, un año antes de la muerte de Kristina, con tan sólo veintiocho años de edad.

Don Manuel, padre del infante don Juan Manuel, fue el más cercano al rey Alfonso en política y en apoyos. Se casó dos veces: con Constanza de Aragón, hermana de la reina Violante, y con Beatriz de Saboya después. Murió en 1283.

Don Felipe, infante de Castilla, el esposo de Kristina de Noruega, se casó dos veces más después de enviudar: la segunda, casi inmediatamente, con Inés Rodríguez Girón, que falleció en 1265. Y la tercera, con Leonor Rodríguez de Castro, con la que tuvo un hijo, Felipe de Castilla, que murió en la infancia, y una hija, Beatriz. Don Felipe se sublevó en 1272 contra su hermano, junto a la familia de su tercera mujer, tomando así partido por los nobles descontentos. El rey intentó parlamentar con él, con escaso éxito. Don Felipe moría en 1274, a los cuarenta y dos años, y se encuentra enterrado junto con su segunda esposa, doña Inés, en Villalcázar de Sirga, en un sepulcro cuajado de símbolos templarios, a cuya orden perteneció. Cuando fue abierto, la momia del infante atestiguaba que era un hombre alto, que sobrepasaba los dos metros.

Don Felipe jamás cumplió la promesa hecha a su esposa Kristina de erigir una capilla en honor a San Olav.

Kristina Haakonardóttir, conocida como Cristina de Noruega, murió en Sevilla en 1262, por causas desconocidas. Es muy poco lo que se sabe de ella. Tenía veintiocho años de edad, y había llegado a Castilla cuatro años antes, tras un largo viaje a través de Inglaterra y Francia, como se narra en la saga de Sturli Thordasson. La misma saga indica que tuvo derecho a elegir esposo entre los hermanos del rey Alfonso. Murió sin hijos, dicen que de melancolía y por ser incapaz de adaptarse al clima andaluz. Su tumba se encuentra en la colegiata de Covarrubias. Cuando fue abierta, se encontró una momia con el cabello aún rubio, y algunos remedios medicinales adecuados para las enfermedades del oído y del riñón.