39299.fb2
(FRAGMENTOS) POR EL CONDE DE STAUFFENBERG
(…)
Tras esa breve panorámica sobre posibles y probables objetivos enemigos en territorio nacional, pasaré ahora a los nuevos medios para su realización. Aquí, en primer lugar, se presenta un hecho: una parte de las misiones puede realizarse sin combates, pero otra parte no puede prescindir de ellos.
Al primer grupo pertenecen todas las tareas que caen dentro de la competencia de los agentes, así como aquellos destrozos que pueden realizar hombres solos o pocos y con escaso material y breve tiempo. Los grupos dedicados a esas acciones de paracaidistas los denominaremos comandos paracaidistas.
Al contrario de esos grupos de paracaidistas, las unidades que habrán de entablar lucha abierta las denominaré tropas paracaidistas de combate. Los supuestos tácticos de esas unidades se diferencian básicamente entre sí. También, a su vez, los problemas de defensa son distintos en ambos casos.
Es característico de los comandos paracaidistas que no puedan ni deban entablar combate. Avión y paracaídas son los medios para introducirse en el país inadvertidamente. Lo esencial es que su vuelo y descenso queden totalmente ignorados; de lo contrario, el cumplimiento de su misión resulta imposible.
(…)
Ahora me ocuparé de las tropas de combate. Deben estar preparadas para luchar. En ese supuesto se basa su equipamiento personal y material. Su formación será parecida a la de una unidad mixta de tropas de tierra. La fuerza depende de las misiones que se hayan de cumplir. Pero habrá siempre que medirlas de modo que sean capaces de tener fuerza propia. Por eso no estará casi nunca por debajo del batallón.
Unidades de este tipo necesitan -indistintamente de si deben saltar totalmente o en parte mientras aterrizan otras unidades- gran cantidad de aviones de transporte. Que su aterrizaje resulte inadvertido para el enemigo es algo con lo que no se puede contar. ¡Se ha de combatir incluso para poder aterrizar!
(…)